Patrística: un esfuerzo por recuperar el cuerpo de Cristo

1. Patrística: un esfuerzo por recuperar el cuerpo de Cristo Los mil rostros de la divinidad Espiritualidad y arte cristiano durante los siglos IV e inicios del V Pendante de lapislázuli con símbolos cristianos Probable origen egipcio, encontrado en Constantinopla Los mil rostros: La reflexión patrística

2. índice • Los caminos de la santidad durante el siglo IV • Los temas de la Patrística (síntesis) • Un pensamiento que dejará huella: los doctores de la Iglesia antigua (actividad de la próxima clase) • El nacimiento de un arte ‘cristiano’ Escena de un panel de sarcófago del siglo IV, actualmente en el museo Pío Cristiano Los mil rostros: La reflexión patrística

3. Los caminos de la santidad durante el siglo IV... http://www.mercaba.org/Patrologia/sumario.htm Los mil rostros: La reflexión patrística

4. El recurso a la soledad: eremitas Algunos autores parecen muy seguros a la hora de buscar fecha de inicio a la vida monacal, sin embargo, parecen olvidar que EXISTIÓ UN SUBSTRATO DE VIDA ASCÉTICA anterior al cristianismo (conocemos bien los casos judíos) Conocemos, también, las posturas de algunos grupos filosóficos clásicos (estoicismo, pitagorismo, platonismo) cuyas ideas sobre el cuerpo y el mundo pudiesen haber servido como justificación para las prácticas ascéticas de algunos de sus coetáneos Ciertamente, podríamos decir que a partir del siglo IV tenemos más información escrita sobre algunos de esos eremitas. Siendo, sin duda, el caso más popular la Vida de San Antonio escrita por Atanasio de Alejandría Los mil rostros: La reflexión patrística texto de la vida de san antonio abad

5. De ascetismo y monacato Existen dos formas privilegiadas desde la antigüedad para practicar el ascetismo cristiano: • Dentro de la casa pero, privándose de bienes (una forma común en Roma a finales del siglo IV) • Retirándose a zonas desérticas como en Egipto, Siria, Mesopotamia o Asia Menor La popularidad de los anacoretas atrae a numerosos monjes; por lo mismo, los apas (en el caso Egipto) deberán ir redactando memorias y reglas prácticas de organización (Amoun, Juan Casiano, Pacomio) No toda comunidad de anacoretas es un cenobio o monasterio. ¿Cuáles serán las diferencias? Los mil rostros: La reflexión patrística multimedios.org/docs/d000379/ Texto de la regla de San Pacomio

6. Los temas de la Patrística: Reglas de vida común (San Pacomio) • Cuando vayan a la iglesia para tomar el lugar en el que deben estar sentados o de pie, tendrán cuidado de no aplastar los juncos remojados y preparados para el tejido de las cuerdas, no sea que la negligencia de uno ocasione algún daño, aunque fuera mínimo, al monasterio. • A la noche, cuando se haga oír la señal, no te demores junto al fuego que se enciende habitualmente para calentar el cuerpo y defenderse del frío. • No permanezcas sentado sin hacer nada durante la asamblea litúrgica (sinaxis), por el contrario: prepara con mano vigilante los juncos que servirán para trenzar las cuerdas de las esteras. Sin embargo, evita que llegue al agotamiento el que tiene un cuerpo débil, a ese tal se le otorgará el permiso de interrumpir de tiempo en tiempo su tarea. Los mil rostros: La reflexión patrística

7. Los temas de la Patrística: Reglas de vida común (continuación) • Cuando aquel que ocupa el primer lugar haya golpeado las manos, recitando de memoria algún pasaje de las Escrituras, para dar la señal del fin de la oración, ninguno tardará en levantarse, por el contrario: todos se levantarán al mismo tiempo. • Nadie observe a otro hermano que estuviere trenzando una cuerda o rezando; que sus ojos estén atentamente puestos sobre su propio trabajo Los mil rostros: La reflexión patrística

8. De ascetas y monjes Ruinas de Qalat Siman, Siria. Complejo eclesial construido alrededor de la columna de San Simeón Anacoretas radicales o monjes, un elemento es común a todos: la figura del maestro o líder Existen monasterios masculinos, femeninos y mixtos (lo que provocó la explosión de algunos santos varones como Jerónimo) Las diferencias entre un Basilio de Capadocia o un Simeón Estilita son abismales: la búsqueda semejante Durante el siglo IV, mientras los cristianos ocupan puestos importantes en la sociedad, algunos de estos grupos de monjes nos recuerdan los peligros de los compromisos políticos de cualquier institución Los mil rostros: La reflexión patrística

9. Del silencio a la vida pública • En la antigüedad nos topamos tanto con anacoretas que pasarán prácticamente toda su vida en soledad hasta ‘visitantes’ que quieren tener la experiencia pero, después de algún tiempo, deberán regresar a la vida pública (Jerónimo, una vez más) • En Roma y Constantinopla se esperaba que los monjes tuviesen una función social: así, son consejeros, son maestros..., lo que hace extraño los casos de anacoretismo radical • Los llamados ‘padres capadocios’ ocuparán obispados después de un largo periodo de vida cenobítica; en Constantinopla algunos monasterios eran famosos por la caridad para con la gente más necesitada... • Estamos, pues, viviendo una explosión de búsqueda de santidad por distintos y complejos caminos. Hablar del ‘padre del monacato’ o de un fundador sería ahogar la riqueza de ese proceso inicial Los mil rostros: La reflexión patrística

10. La ruta occidental: Hilario y Martín • Las polémicas y las políticas pro-arrianas de Oriente se extenderán entre ciertos obispos deseos de congraciarse con Constancio II (provocando airadas reacciones del famoso obispo de Milán, Ambrosio) • El gran defensor de la fe de Nicea en Galia será Hilario de Poitiers. Un ejemplo de dedicación teológica y pastoral para la defensa de la ortodoxia • Entre la población de Galia, sin embargo, será mucho mejor recibido el testimonio de Martín de Tours, ejemplo de vida cenobítica, predicador y obispo. Pero, especialmente, testimonio de una caridad sencilla, mucho más acorde al gusto de Occidente (pensamos aquí en la petición de clemencia de Martín contra los condenados priscilianos españoles) Los mil rostros: La reflexión patrística

11. Una fe más combativa: nuevos caminos para la santidad No mostraba él (Martín) menos grandeza en otras acciones de su vida. Pues, habiendo prendido fuego a un muy famoso y antiguo templo en cierta villa, las llamas, impulsadas por el viento amenazaban una casa que estaba muy cercana, casi conectada al templo. Cuando Martín percibió esto, subió rápidamente al techo de la casa, poniéndose él mismo frente a las llamas. Entonces, el fuego parecía haber sido arrojado hacia atrás de un modo maravilloso, contra la fuerza del viento, viéndose como una especie de lucha entre los dos elementos. Por influencia de Martín, el fuego solamente actuó en el lugar en que le fue ordenado hacerlo. En otra villa, de nombre Leprosum, sin embargo, cuando él quiso destruir el templo que había adquirido grandes tesoros debido a la superstición de su santidad, una multitud de paganos se le opuso a tal grado que no pudo retirarse sin algunas heridas físicas Los mil rostros: La reflexión patrística

12. Él, entonces, se retiró a un lugar vecino, por tres días, cubierto con una túnica rústica y cenizas, ayunando y orando todo el tiempo, pedía al Señor que ya que el templo no había sido destruido por el esfuerzo humano, que ejerciese su divino poder para destruirlo. Entonces, dos ángeles, con espadas y escudos al modo de los guerreros celestiales, repentinamente se presentaron ante él, diciéndole que le protegerían de aquella multitud para que, mientras destruía el templo, nadie se le opusiese. De la Vida de San Martín escrita por Sulpicio Severo Inicios del siglo V Los mil rostros: La reflexión patrística

13. Sucesores de Pedro: algunas precisiones Sarcófago del cónsul romano Junio Bassus, c. 360 • ¿En qué sentido puede Pedro ser llamado el primer obispo de Roma? • Hasta antes del año 150 casi no sabemos nada de ninguno de ellos (excepto por la carta de Clemente a los corintios), si bien, los nombres de los ocho primeros muestran un origen griego • El Liber pontificalis apenas reseña los años que estuvieron como obispos e incluye datos mínimos sobre persecuciones o martirios (además, este libro es redactado a mediados del siglo VI) • A partir del obispado de Aniceto (c. 155 – c.166) tendremos más datos sobre los papas por otros autores (Ireneo, por ejemplo) • No olvidemos que durante todo este periodo el título de pontífice máximo pertenecía al emperador romano Los mil rostros: La reflexión patrística

14. Los sucesores de Pedro: limitantes Sarcófago del cónsul romano Junio Bassus, c. 360. Detalle. • Si bien el pontificado de Víctor (c. 189-198) nos muestra una conciencia clara de autoridad sobre las otras iglesias, no podemos estar seguros si ello responda a la privilegiada posición de Roma o a la sucesión apostólica (o incluso, al temperamento más latino de este obispo) • Lo que nos queda claro es que durante el siglo III los obispos de Roma encontrarán tantos problemas en la misma ciudad (anti-papas y curas rebeldes, por una parte; persecución imperial, por la otra) que no tendrán muchas oportunidades de actuar como punto de referencia universal Los mil rostros: La reflexión patrística

15. Los sucesores de Pedro: autoridad moral Sarcófago romano, Cristo entrega la ley a Pedro, detalle • Tenemos información sobre la búsqueda de opinión de Roma en el problema de los lapsi pero, igualmente otros obispos consultaban a Cipriano de Cartago • En estos siglos, la primera referencia a la sucesión petrina como respaldo de autoridad moral para la opinión del obispo de Roma la encontramos durante el pontificado de Esteban (254-257) • Durante los siglos III y IV nos toparemos en Roma con obispos mártires, buenas personas, un tanto ‘cortos’ diplomáticamente durante las disputas disciplinares o teológicas, e incluso, un tanto insignificantes durante la primera gran reunión eclesial (Silvestre, papa, no atendió Nicea)

16. Coronación de espinas, Panel de sarcófago de Junius Bassus “La sede apostólica” del siglo IV • Por una parte, el apoyo decidido a la fórmula trinitaria de Nicea a pesar del arrianismo de Constancio • Por otra, la recia personalidad de Dámaso (366-384) o el colmillo diplomático de Siricio (384-399) nos permiten ver la clara conciencia del obispo de Roma de tener un papel como regulador de las iglesias cristianas (Siricio es el primero en emitir decretales) • Dámaso defenderá este privilegio contra los intereses de Constantinopla de modificar el orden de precedencia de los patriarcados durante el segundo concilio ecuménico. ¿Habemus Papam? • Lo que también es evidente es que el concepto del santo pastor que entrega la vida por las ovejas, ha cambiado. ¿Quién y cómo determinar los nuevos modelos de santidad para un obispo?

17. Imagen del muchas veces renovado Baptisterio Laterano Se supone el más antiguo edificio construido con ese propósito Los nuevos santos • Para todos la referencia directa a la santidad era la de una vida ascética, casi monacal. Asimismo, se ha incorporado la idea de una vida de rigor y disciplina en el desempeño de la propia tarea (administrativa en múltiples casos) • La admiración popular por el santo caritativo en Occidente compite con la veneración a los maestros de espiritualidad en Oriente (no existe aún proceso de canonización) • El santo es el sagrado (sacro), separado del común: por su carisma, por su talento, por su ayuda… Los mil rostros: La reflexión patrística

18. índice Sarcófago de Marcus Claudianus con escenas de ambos testamentos. Palazzo Massimo alle Terme, Roma. foto: Stine Birk Toft www.lateantiquity.dk • Los caminos de la santidad durante el siglo IV • Los temas de la Patrística (síntesis) Los mil rostros: La reflexión patrística

19. Los temas de la Patrística Dogmáticos: la identidad del Hijo con el Padre. Múltiples autores escriben sobre la Trinidad Sobre espiritualidad: guías para grupos de personas concretas (viudas, vírgenes, clero...) Sobre interpretación de los misterios o sacramentos de la iglesia Sobre interpretación de textos del Antiguo y del Nuevo Testamento (exégesis, se distinguen tipos de lecturas bíblicas…) Cartas a figuras políticas (no necesariamente cartas privadas) o para debatir con otros obispos (herejías)

20. La Blasfemia de Sirmium: la precisión dogmática en Hilario Ya que han aparecido algunos malentendidos concernientes a la fe, todos los puntos han sido cuidadosamente investigados y debatidos en Sirmium en la presencia de nuestros muy amados hermanos y compañeros obispos, Valens, Ursacius y Germinius Es evidente que no hay sino un Dios, Padre Todopoderoso, conforme es creído en todo el mundo; y que su Unigénito, Jesucristo, nuestro Salvador, fue concebido por Él antes de todos los siglos. Pero, no podemos decir que existan dos dioses, ya que el mismo Señor dijo “Voy a mi Padre y vuestro Padre, hacia mi Dios y vuestro Dios (Jn. 20, 17). Por lo que hay un Dios sobre todos, como el Apóstol nos ha enseñado, ¿Es Él el dios de los judíos solamente?, ¿no es acaso también de los gentiles? Sí, de los gentiles también: viendo que no hay sino un Dios, que justificará a la circuncisión por la fe, y al incircunciso a través de la fe. Y están de acuerdo en todo lo demás, no permitiendo ninguna diferencia. Los mil rostros: La reflexión patrística

21. La Blasfemia de Sirmium: continúa explicando Hilario Pero, dado que muchas personas se han perturbado debido a interrogantes sobre la sustancia que en griego es llamada οὐσία, mejor dicho, para hacerlo más preciso, sobre to ὁμοούσιον, o sobre lo que es llamado ὁμοιούσιον, se prohíbe hacer ninguna mención de ambos términos. No deberá existir ninguna aclaración sobre ellos en consideración a que no están contenidos en las divinas Escrituras, y de que están más allá de la comprensión de la inteligencia humana, no puede ningún hombre sostener una postura sobre el nacimiento del Hijo, de quien está escrito, ¿Quién podrá atestiguar su origen? (Is 53, 8) Ya que es evidente que solamente el Padre sabe cómo concibió al Hijo, y el Hijo, cómo fue concebido del Padre. No hay dudas sobre que el Padre es más grande. No duda puede caber sobre que el Padre es más grande que el Hijo es honor, dignidad, esplendor, majestad, y que el mismo Hijo testifica sobre el Padre, Quien me envió es más grande que yo

22. Los herejes cuando se encuentran amenazados por pasajes autorizados de la Escritura dan rodeos concediendo solamente que el Hijo es como el Padre en poder pero, le quitan a Él la semejanza en naturaleza. • Esto es tonto e impío, porque no entienden que el poder similar solamente puede ser el resultado de una naturaleza similar. Dado que una naturaleza inferior no puede obtener el poder de una superior y más poderosa naturaleza. ¡Qué pueden decir los hombres que elaboran esas afirmaciones sobre la omnipotencia de Dios Padre, si el poder de una naturaleza inferior puede ser igual al suyo? Ya que ellos (los arrianos) no pueden negar que el poder del Hijo es el mismo, viendo que Él mismo dice Todo aquello que el Padre hace, las hace también el Hijo Los mil rostros: La reflexión patrística

23. Tomado de : Hilario de Poitiers, Sobre los concilios o la fe de los orientales • No, de la semejanza de naturaleza es como sigue la similitud en poder, cuando el dice: Como el Padre tiene vida en sí, así también Él ha permitido al Hijo tener vida en sí. En el concepto de vida van incluidas la naturaleza y la esencia; esto, lo enseña Cristo. Por lo que, semejanza en la vida contiene semejante poder: porque no puede existir similitud de vida cuando la naturaleza es disímil. Por lo que es necesario que a la semejanza de esencia siga la semejanza de poder: por lo que hace el Padre, el Hijo también, porque la vida del Padre ha sido dada al Hijo. • Por ello, nosotros condenamos las precipitadas e impías afirmaciones de aquellos que confiesan similitud de poder pero, predican una naturaleza distinta; ya que es la base misma de nuestra esperanza el confesar que tanto en el Padre como en el Hijo existe una única e idéntica sustancia divina Los mil rostros: La reflexión patrística

24. Los temas de la Patrística: el rigor moral El Crisóstomo, sobre todo en las homilías sobre San Mateo, carga furibundo contra teatros, circos, carreras de caballos... “Son adúlteros los cristianos que se entregan a estas diversiones diabólicas. No saben recitar un salmo o un texto de la Escritura, pero saben de memoria «los cantos que el diablo inspira, poesías impúdicas y lascivas» (Hom.2,5). «¿Qué mal hay en ver correr a los caballos?», objetan algunos; pero el mal no está en eso, sino en que ahí «se escuchan gritos de furor, blasfemias, mil palabras ofensivas. Las cortesanas se muestran sin pudor al público, mientras jóvenes afeminados rivalizan con ellas» (Hom. 6 in Gen. 2) En estas cosas el pastor combate una verdadera pelea con su pueblo, para librarlo del mal. «Si se os invita al circo o a espectáculos licenciosos, corréis en muchedumbre; pero si es a la iglesia, son pocos los que responden a la llamada» (Sobre el salmo 121,1)... Los mil rostros: La reflexión patrística

25. Los deberes de los clérigos: Ambrosio Ahora, ¿qué será lo primero que debemos aprender antes que cualquier otra cosa sino a estar callados y saber cuando en adecuado hablar? Para que mi voz no me condene, antes de que la voz de otro me absuelva: porque está escrito Por tus palabras serás condenado (Mt 12, 37) ¿Qué necesidad hay, entonces, de que tú corras hacia el peligro de condenarte por hablar cuando sería mucho más seguro guardar silencio? ¿A cuántos he visto caer en pecado por sus palabras, y raramente alguno por mantenerse callado? Y aún así, parece más difícil saber cómo mantenerse callado que como hablar. Sé que la mayoría de las personas hablan porque no saben como guardar silencio. No es frecuente que alguno guarde silencio aunque sus palabras no le beneficien en nada. Es sabio, entonces, quien sabe cómo mantenerse callado. Los mil rostros: La reflexión patrística

26. continúa Ambrosio Finalmente, la Sabiduría de Dios dijo: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que yo pueda saber cuándo es bueno hablar” [Is 1, 4 (LXX)]. Precisamente, entonces, es sabio quien ha recibido del Señor el entendimiento para saber cuándo debe hablar. Por qué bien dice la Escritura: “El sabio guarda silencio hasta el momento oportuno (Ecclo 20, 7) Ambrosio, Los deberes de los clérigos, libro I, cap. II Los mil rostros: La reflexión patrística

27. índice • Los caminos de la santidad durante el siglo IV • Los temas de la Patrística (síntesis) • El nacimiento de un arte ‘cristiano’ Mosaico romano representando a la diosa fortuna Auriga en las termas de Trier Traditio clavis, Mausoleo de Santa Costanza, Roma Los mil rostros: La reflexión patrística

28. Arte: cuando en Roma... Ejemplo de construcción basilical romana, San Pablo extramuros Sarcófago de los esposos, Museo de Arlés, Francia Los mil rostros: La reflexión patrística

29. NO existe arquitectura ni arte ‘cristianos’ sino formas artísticas adoptadas con un nuevo contenido cristiano Atrio de San Ambrosio, Milán Finales del siglo IV Sol invicto, tumba de los Julii Necrópolis Vaticana Los mil rostros: La reflexión patrística

30. índice 4. Un pensamiento que dejará huella: los doctores de la Iglesia (actividad de la próxima clase) Tanto los mosaicos del ábside del mausoleo de Constanza (ca. 350) como los de Santa Pudenziana (ca. 396) han sido restaurados en repetidas ocasiones, de ahí cierto estilo que no corresponde al periodo Los mil rostros: La reflexión patrística

31. Actualizando vocabulario(optativa) Significado (etimológico cuando aplica) : • Pontífice • Anacoreta • Eremita • Ascesis • Monasterio • Cenobita • Dogma • Exégesis • Donatismo • Maniqueísmo • Pelagianismo Imágenes de Santa Maria Antigua, Foro romano Los mil rostros: La reflexión patrística

32. Tarea obligatoria Es hora de entrar al momento de los grandes nombres entre los padres de la Iglesia. Por equipos, deberemos demostrar que conocemos lo mínimo de la vida, obras y aportaciones teológicas de estas luminarias A partir de la lectura de Wikipedia (de la versión en inglés) se formularán preguntas y se presentarán datos que los equipos deberán atribuir a: • Atanasio de Alejandría • Basilio de Cesarea • Juan Crisóstomo • Ambrosio de Milán • Jerónimo de Estridón • Juan Casiano A modo de oración, el grupo entonará el canto Aeterne rerum conditor atribuido a Ambrosio Los mil rostros: La reflexión patrística