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Mi nombre es Juana de Lestonnac. Y quiero contaros la historia de mi vida. TODO COMMENZÓ ASÍ:. Nací en el año 1556 en Burdeos. Mi madre se llamaba Juana de Montaigne y mi padre Ricardo de Lestonnac. Eran tiempos difíciles. La Reforma protestante estaba dividiendo a las familias
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Mi nombre es Juana de Lestonnac. Y quiero contaros la historia de mi vida. TODO COMMENZÓ ASÍ:
Nací en el año 1556 en Burdeos. Mi madre se llamaba Juana de Montaigne y mi padre Ricardo de Lestonnac.
Eran tiempos difíciles. La Reforma protestante estaba dividiendo a las familias Y también en la mía tuvimos que vivir esta difícil situación. Fueron momentos muy duros para mí.
A pesar de los esfuerzos que hizo mi madre para que fuese Calvinista no lo pudo conseguir porque yo quería vivir la fe católica como mi padre.
Mi madre pasó del cariño a la dureza en el trato. Comenzó a hacerme la vida imposible. Menos mal que ahí estaba ella, la Virgen. En ella encontré descanso, consuelo y todo el amor que mi madre me negaba.
Señor ¿qué quieres de mí? “Hija mía: No dejes apagar el fuego que Yo he encendido en tu corazón ni tus deseos de servirme”.
Dios puso en mi camino a un buen hombre Gastón de Montferrand, barón de Landirás con el cual me casé. Una nueva vida se presentaba ante mí.
Dios bendijo nuestra unión con unos hijos encantadores. No tenía tiempo de aburrirme. Pero la felicidad no es patrimonio de la tierra.
La perdida de mis seres más queridos: Mi padre, mi tío Miguel,mi esposo y el mayor de mis hijos me llenaron de dolor. El Señor me dio fortaleza para aceptarlo con entereza. Me volqué en mis hijos y en las personas más necesitadas.
Pero la llamada de Dios era demasiado fuerte en mí, Y decidí entrar de religiosa en un monasterio de religiosas Bernardas, en Tolosa. Mis hijos no lo comprendieron. La más pequeña pensó que yo la abandonaba. ¡SEÑOR SUFRIR SI, PERO HACER SUFRIR...!
A los tres meses de ingresar en el monasterio caí gravemente enferma. Los médicos me aconsejaron cambiar de vida. “ Cuando Dios os quita la salud es porque no os quiere entre nosotras”
Dios me pone una vez más a prueba Aquella iba a ser mi última noche en Tolosa. Una gran pena me llenabael corazón, me refugié en la oración para encontrar un poco de consuelo.
En un momento de mi oración apareció ante mí un infierno abierto y multitud de jóvenes y niñas me tendían la mano. Aquella visión me horrorizó y al mirar hacia arriba vi a la Santísima Virgen que me señalaba con la mano hacia aquellas almas en peligro.
Aquella noche en el Cister pude comprender que Jesús tenía otro camino marcado para mí y eso me tranquilizó. Yo tenía la certeza de que poco a poco me lo iría descubriendo.
Por medio de dos Jesuitas Dios me abrió un nuevo camino, Me encomendó una importante misión la de educar a jóvenes. Así comenzó a caminar la Compañía de María.
La verdad es que dificultades no nos faltaron a mí y a mis primeras compañeras pero la oración y la protección de María nos ayudaron a no decaer y seguir caminando con la mirada puesta en nuestra misión.
Con la fiesta de la Niña María quisimos agradecer a la Virgen toda la ayuda que nos había prestado. Las alumnas se consagraron a ella y llevaron una imagen de la Niña María en procesión.
La Compañía de María se extendió por todo el mundo. Hasta treinta colegios fundamos.
Pero mi vida estaba tocando ya a su fin. Ahora os toca a vosotras continuar con la misión. La compañía de María tiene que crecer y extenderse por todos los confines del mundo. Su tarea: evangelizar y responder con creatividad a los retos que la sociedad le ponga. . No tengáis miedo, la Virgen cuidará de su obra