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Lectio divina. “Quaerite legendo et inventis meditando Pulsate orando et aperietur vobis contemplando”. Antigua y siempre nueva.
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Lectio divina “Quaerite legendo et inventis meditando Pulsate orando et aperietur vobis contemplando”
Antigua y siempre nueva "Dedícate a la lectio de las divinas Escrituras; aplícate a ella con perseverancia. Comprométete en la lectio con la intención de creer y agradar a Dios. … Aplicándote de este modo a la lectio divina, busca con lealtad y confianza inquebrantable en Dios el sentido de las divinas Escrituras, que en ellas se encuentra oculto con gran amplitud. Ahora bien, no te contentes con llamar y buscar: para comprender los asuntos de Dios tienes absoluta necesidad de la oración. Precisamente para exhortarnos a la oración, el Salvador no sólo nos dijo: "buscad y hallaréis", y "llamad y se os abrirá", sino que añadió: "Pedid y recibiréis"" (Orígenes, Carta a Gregorio, 4)
Aparecida 249 “Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús Maestro… con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo”.
Nuestro gran modelo “Se levantó a leer. Le entregaron el libro del profeta Isaías y desenrollando el libro, encontró el lugar en que estaba escrito: el Espíritu del Señor está sobre mi, porque me ungió para anunciar el evangelio a los pobres… y enrollando el libro lo entregó al ayudante y se sentó; y en la sinagoga todos tenían los ojos fijos en él. Entonces, comenzó a decirles: hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis escuchado”. Lc. 4, 17-18. 20-21.
Actitudes necesarias: la fe “Por esto también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, porque habiendo recibido la palabra predicada por nosotros, la acogisteis no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la palabra de Dios, la cual también hace su obra en vosotros los que creéis”. (1 Tes 2, 13)
El amor “Voy a seducirla; voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón” (Os. 2, 16) “La Escritura es una carta que el esposo ha mandado a la esposa y contiene una propuesta de amor” (Orígenes)
Disciplina “Sino que golpeo mi cuerpo y lo someto, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado”. (1 Cor. 9,27) “Los ancianos, lejos de querer adoctrinar a los discípulos e inculcarles ideas y teorías, querían sobre todo, liberarlos de todo aquello que podían tener en sus mentes, para hacerlos capaces de escuchar la voz de Dios en el silencio del desierto. Esta libertad del alma debían adquirirla al precio de una ascesis rigurosa fundada en la aniquilación de la voluntad propia.” (Ascetikon de Isaías de Gaza)
Hambre de la palabra “Acuérdate del camino que Yahvéh tu Dios te ha hecho recorrer durante estos cuarenta años… te humilló y te hizo pasar hambre y después te alimentó con el maná… para hacerte saber que no sólo de pan vive el hombre, sino que el hombre vive de todo lo que sale de la boca de Yahvéh” (Dt. 8, 2-3)
Apertura al espíritu santo “La Escritura se ha de leer con el mismo Espíritu con que fue escrita: por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado, hay que tener en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe”. (DV. 12)
La lectio Asegurarse que todos tengan la Sagrada Escritura o al menos el texto que se meditará. Proclamación de la Palabra: “Dios no quiso que se callase, lo que quiso que se escribiese” (S. Agustín CS 50,2) Lectura atenta, pausada y reverente.
¿qué dice el texto? Textum = tejido Nivel 1: Encontrar los hilos principales: personajes, escenarios, lugares; actitudes de los personajes. Observar palabras o frases más repetidas. Nivel 2: atención al tiempo y al modo de los verbos; campo semántico. Contextualización del texto: contexto remoto, próximo e inmediato. Estructuración del texto.
Ayudas Repetición de la lectura El texto reconstruido: lectura eco Intercalar varios lectores Releer el texto, un versículo por persona Resonancia: lo que se va diciendo se repite interiormente o se repite a coro. Escribir las frases o expresiones que impactaron. “En las palabras evangélicas la letra está siempre unida al Espíritu, y si algo en ellas te parece frío, tócalas y verás que arden” (S. Jerónimo, in Mateo II, 14,14) Comparar las varias traducciones Loci
La meditatio Nivel 1: Es detenerse en la Palabra, conocerla por dentro; familiarizarse con las Escrituras. Es encontrar el mensaje que la Palabra nos regala; Es tomar el texto escuchado y actualizarlo en el aquí y ahora. Dos cosas son fundamentales: la participación de todos y evitar que alguien monopolice la reunión. Intervenciones cortas y claras en lo posible y que toquen el vivir de la comunidad. Es confrontar el texto con la realidad personal y la realidad de la comunidad. Hacer una lista de los valores que pide el texto.
¿Qué nos dice el texto? Nivel 2: Prov. 6, 6 – 11 en los LXX Hormiga: comportamiento es sinagein = juntar, recoger Sumballo: con y fundir: las palabras se funden unas con otras, se dan sentido, se iluminan mutuamente; el corazón de María es el horno donde se funden las palabras. (Lc. 2, 19.51)
Abeja > comportamiento > meletao o ruminatio: Encerrárse en la propia celda como la abeja y elaborar todo lo recogido. Recibir la palabra, darle aquel calor que le permita nacer, crecer y fructificar. Brindarle toda la atención para evitar que alguien nos la robe. Triturar, rumiar la palabra, saborearla: “Cuando encontraba palabras tuyas las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón” (Jer. 15,16)
Syn-krisis: juicio, discernimiento: confrontarse con la palabra, dejarse juzgar por la Palabra. “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final”. (Jn 12, 48).
Ayudas Paralelos y textos relacionados Martilleo de la frase de la resonancia. Momentos de silencio Preparar algunas preguntas para motivar a los demás. Tener claras los problemas sociales, económicos, eclesiales, políticos que afectan a la comunidad. Respetar y valorar el aporte de cada uno. No usar la meditatio para criticar a los demás. “Que la palabra de Cristo habite entre vosotros con toda su riqueza; enseñándoos y amonestándoos mutuamente” (Col. 3,16)
Oratio Consiste en expresarle al Señor lo que siento, lo que necesito porque la Palabra me convenció de mi vacío. Alabar al Señor y darle gracias por el mensaje que nos tocó, que nos edificó. Es nuestra respuesta al Señor que nos ha hablado, para que sea verdadero diálogo y no un monólogo.
¿Qué le digo al Señor a partir del texto? Que las oraciones sean dirigidas al Señor, para que no resulte un comentario mas. Que la oración se haga a partir de un versículo reflexionado u objeto de resonancia. Que la oración la inspire el texto y no necesidades generales. Oraciones cortas para dar espacio a la participación. Responder algo entre oración y oración. Lo que no se alcanzó a compartir en la meditatio, se puede transformar en oración. “Hágase en mí según tu palabra”
Contemplatio “ Y me volví para ver la voz que me hablaba; y vuelto, vi siete candelabros de oro y en medio de los candelabros, a uno semejante a un hijo de hombre, vestido de túnica talar y ceñido a la altura del pecho con un ceñidor de oro”. (Ap. 1, 12s) La contemplación consiste en pasar del mensaje al autor del mensaje, de “lo” dicho a “quien” lo dice y extasiarse en su belleza. Es la oportunidad para dejarse deslumbrar, maravillar y fascinar por la revelación de Dios en su palabra.
¿Quién y cómo es el que me habla en el texto? Consiste en clavar los ojos en Jesús, como en la sinagoga de Nazaret. Mirar a Cristo y descubrir los rasgos que de él me revela el texto. Usar la imaginación: imaginar la escena, entrar en ella, observando bien lo que los personajes hacen, las actitudes que los distinguen; incluso, encarnar un personaje. “Las Escrituras no saben a nada si no se ve en ellas a Cristo” (S. Agustín)
La contemplatio es el momento emotivo de la lectio divina. Es el momento del gran silencio, para escuchar el amor de Dios que late en el corazón humano de Cristo. “Por la contemplación salimos de nosotros mismos para reposar en Dios” (San Lorenzo Justiniano) “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han palpado, acerca de la Palabra de la vida… os lo anunciamos”. ( 1 Jn 1, 1-3)
Actio ¿Qué me pide que haga el texto? Consiste formular un compromiso concreto, que el texto haya suscitado en la contemplación. “Una paz dulcísima invade a aquellos que ponen en práctica la palabra del Salvador” (S. Justino, Dialogo con Trifone 8,2)