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Presentación. CEDRO ha realizado la presente investigación con el propósito de adentrase de manera más detallada en un eslabón poco conocido de la «cadena de las drogas», como es el « mochileo ».
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Presentación CEDRO ha realizado la presente investigación con el propósito de adentrase de manera más detallada en un eslabón poco conocido de la «cadena de las drogas», como es el «mochileo». A través de esta operación, las personas dedicadas al narcotráfico se aseguran de trasladar su ilegal producto desde las zonas de producción hacia las de comercialización y consumo; desde donde eventualmente incluso son transportadas a los mercados internacionales; multiplicando su valor en gran medida. Para ello se ha trabajado con una muestra de jóvenes dedicados al transporte de drogas como mochileros en el Valle de los Ríos Apurímac-Ene y Mantaro (VRAEM).
Objetivos • Objetivo general • Conocer el contexto de vida previo, presente y expectativas de futuro en una muestra de jóvenes dedicados al transporte de drogas, como mochileros, en el VRAEM (circuito Ayacucho-Andahuaylas). • Objetivos específicos • Identificar el contexto de origen, antecedentes personales, familiares y vínculos comunitarios. • Identificar las motivaciones y expectativas para ingresar en el transporte de drogas. • Describir la naturaleza y modos de operación de la actividad de transporte de drogas. • Identificar las expectativas y condicionantes de futuro en jóvenes mochileros.
Metodología • Estudio cualitativo de corte exploratorio. Se basó en la aplicación de entrevistas en profundidad; empleándose un diseño muestral no probabilístico intencional con criterios de inclusión. • La muestra estuvo conformada por 33 personas, todos varones, con una edad promedio de 26 años. De estos, 27 están internados en el Penal de Yanamilla [Ayacucho], 4 en el Penal de Andahuaylas [Apurímac] y dos en libertad. • La mayoría está en cárcel por vez primera y en calidad de sentenciados, con condenas que oscilan entre los 5 y 13 años, dependiendo de la cantidad de droga que portaban y de las circunstancias de sus capturas. • Se empleó una guía de entrevista especialmente diseñada para este fin. Las entrevistas estuvieron a cargo de entrevistadores experimentados. • Las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario [INPE] ofrecieron facilidades para la realización de las entrevistas, las que se realizaron bajo un esquema de consentimiento voluntario.
Origen y antecedentes Nacimiento y antecedentes familiares La mayoría de entrevistados nació en la Región Ayacucho. Un grupo menor en la Región Cusco y en las regiones Apurímac y Huancavelica. Casi todos provienen de familias dedicadas a la actividad agrícola. Formación académica Cerca de la mitad de entrevistados sólo alcanzó a estudiar algunos años de primaria o logró terminarla. La otra mitad alcanzó a estudiar algo de secundaria y, en menos casos, llegó a terminarla. Todos informan que esto se debió a problemas económicos. Relaciones comunitarias La mayor parte de entrevistados refiere haber tenido una activa participación en la vida de sus comunidades; informan haber tenido un amplio círculo de amigos y haber participado en faenas y reuniones comunales. Salida de la comunidad La mayoría informa haber salido de sus comunidades debido a la necesidad de trabajar o estudiar; en muchos casos acompañando a sus padres en la búsqueda de mejores oportunidades para la familia.
Relaciones familiares actuales La mayor parte de entrevistados indican que no ven con regularidad a sus familias, solo reciben visitas esporádicas, cada vez más distanciadas en el tiempo, de parte de pareja, padres e hijos. Por lo general sus familias no conocían la actividad a la que se dedicaban y por la que están en prisión, que se enteraron cuando fueron capturados por la policía. En otros casos, la familia conocía de su actividad y les aconsejaban retirarse de ella. Sin embargo, ahora lamentan su situación o los recriminan abiertamente. Muchos entrevistados sabían que involucrarse en el transporte de drogas es ilegal pero no eran conscientes de la magnitud de las penas, señalan que fue un “error”. La mayor parte de entrevistados coincide en que no tiene familiares directos involucrados en el transporte de drogas. Solo una cuarta parte, informa tener parientes que están o han estado involucrados en esta actividad, aunque no necesariamente han sido capturados.
Involucramiento en el «mochileo» “…No continué con mis estudios secundarios, por falta de dinero, pues mis padres eran agricultores y su único sustento era los sembríos de hoja de coca, café y cacao, el trabajo en la chacra es fuerte, pero las ganancias no nos alcanzaban, por eso decidí trasportar droga, porque el dinero que me ofrecían me ayudaría a generarme ganancias para posteriormente seguir estudiando y ayudar a mi familia, pero no fue así, porque en la primera vez que llevaba me intervinieron y tengo una sentencia de 14 años sin beneficios…”
Involucramiento en el «mochileo» La mayor parte de entrevistados se involucró en el transporte de drogas convocado por amigos cercanos o conocidos que les ofrecían dinero “fácil”. La edad de inicio es alrededor de los 20 años. Suele ser un acto voluntario, motivado por las circunstancias, sin presiones o amenazas de alguna otra persona. Justifican su involucramiento en un desconocimiento sobre las consecuencias, pero la razón más señalada es que lo hicieron “por necesidad”, debido a que pasaban por fuertes problemas económicos. Muchos llegaron a hacer más de cinco, y hasta diez viajes como mochileros, en contraste con algunos que fueron capturados en su primer o segundo intento.
Percepción de riesgos “…Tengo 29 años… mis padres siempre me inculcaron al estudio, pero por la influencia de mis amigos decidí transportar droga. Pasé varias veces con éxito cargando 15 kilos, pero hace 5 años me agarraron y sentenciaron a 18 años sin beneficios, no desearía ni a mi peor enemigo que pase por lo que yo vengo pasando, la libertad no tiene costo…”
Percepción de riesgos La mayor parte de entrevistados reitera que al comenzar no conocían a qué ingresaban, pero, ya en prisión son conscientes del «error» cometido. Algunos conocían las penas por el delito y otros no, pero que en la toma de decisiones aparentemente las circunstancias los llevaron a aceptar la propuesta recibida. Perciben que el principal riesgo al que se exponen los mochileros es la propia muerte o la de los seres queridos, pero también identifican que los enfrentamientos con la policía, la posible detención o prisión son amenazas importantes. Desde otra perspectiva, informan que durante el transporte también están expuestos a asaltos. Algunos señalan que el dinero ganado fue destinado al sustento de sus familias, para cubrir gastos de mantenimiento, salud o educación; pero muchos indican que utilizaron el dinero en diversión y en «pasarla bien» con alcohol o mujeres.
Intenciones por retirarse La gran mayoría indica haber pensado dejar la actividad, debido a los riesgos para sí mismos y sus familias, o por el distanciamiento de ellas en la posibilidad de llegar a prisión. No obstante no llegaron a hacerlo porque fueron amenazados por el propietario de la droga; o los desanimaba el no tener un medio alternativo para ganarse la vida; o porque pensaban que “todo saldría bien”. La mayor parte señala tener «remordimientos» por la acción cometida, aunque no necesariamente por los posibles daños generados, sino más bien por haber perdido la libertad y haberse alejado de familia y amigos, o por haber actuado «de manera irresponsable». Algunos indican no tener sentimientos de culpa porque «no han matado a nadie».
Percepción sobre afectaciones “…Tengo 21 años… no culminé mis estudios secundarios, pues desde los 15 años veo a muchos jóvenes con carro, moto y en fiestas, así que me hice amigo de uno de ellos y me propusieron entrar al negocio del transporte de droga, acepte y me fue muy bien por más de 5 años, mi error fue no guardar pan para mayo, ganaba y gastaba, cuando me agarraron me vi en nada, tengo una sentencia de 14 años y lo que más me duele es ver como sufre mi familia por mi…”
Afectaciones Casi la totalidad de entrevistados indican que únicamente se dedicaron al transporte de drogas, sin llegar a consumirlas. Solamente tres revelaron haber consumido pasta básica y clorhidrato de cocaína y otros dos señalaron que, adicionalmente, en algún momento se involucraron en la microcomercialización. Casi todos coinciden en afirmar que los principales afectados son ellos mismos y sus familiares. Solamente un informante reconoce daños más importantes para todas las personas, debido a las consecuencias del empleo de drogas.
Conformación de grupos Los entrevistados informan que los grupos de transporte de droga están conformados generalmente por tres o cuatro personas, todos jóvenes varones; donde cada uno recibe una misión que cumplir. Todos tratan de protegerse mutuamente, tanto de los delincuentes que podrían robarles, o de las acciones de control policial. Generalmente van acompañados de uno o dos jóvenes más experimentados que sirven como guías y que portan armas. Otros informan haber viajado en grupos grandes de hasta ocho, diez y aún 15 personas, dependiendo de la cantidad de mercancía transportada (grupos grandes llevarían entre 150 y 200 kilos de droga). Un menor número de entrevistados indica haberlo hecho solos, transportando 7 u 8 kilos de droga. También hay informes sobre mujeres que habrían participado en el traslado de drogas como «mochileras».
Modalidades de contratación “…Me pagaban $1800 de los cuales $300 habían sido dados de adelanto/ Yo sólo cuidaba a las mulas, ellas eran las que cargaban/ Los viajes demoran dependiendo del medio de transporte…” “…Me pagaban 100 nuevos soles por kilo. La carga máxima que se llevaba era de 15 kilos. Por mes, más o menos dos viajes…”
Modalidades de contratación Los entrevistados coinciden en que los grupos de mochileros son conformados por personas que tienen contacto directo con quienes elaboran la droga, pero en algunas ocasiones son contactados por los mismos productores. Existe un «líder» que toma contacto con amigos o conocidos y les propone el negocio. Se menciona la existencia de un personaje, que es denominado «dueño» de la droga y es quién financia la actividad. Para conformar el grupo se establece un contrato verbal «basado en la confianza». En algunos casos se recibe un «adelanto por el servicio» (50, 100 o hasta 200 soles) pero generalmente el pago se recibe cuando la mercadería llega a destino. En muchos casos reciben dinero por concepto de «viáticos». El monto acordado depende de la distancia a recorrer y de la experiencia del mochilero. El pago en promedios es de $20 a $30 por kilo de droga transportado. Si no se hace la entrega, no se recibe pago alguno pero más allá de eso existe riesgo de vida para el mochilero o su familia, pues las organizaciones involucradas en el negocio de las drogas usan la violencia como mecanismo de presión y dominio.
El recorrido “…Vía terrestre, en carro, y por las trochas, caminando/ De preferencia en la mañana y es más fresco y avanzamos rápido, tarde y más noche, caminamos de 5 a más horas, dormimos 3 horas y de ahí seguimos, debemos cuidarnos…” “…Tenía tres rutas conocidas. La primera (la favorita) desde Chungui hasta Huaccana, la segunda (dura tres días, es la más peligrosa pero libre de policías) cruza el río Pampas y, la tercera (ruta poco accesible, con frecuentes asaltos pero sin policías) desde Lechemayo hasta la zona de Andarapa…” “…Vía terrestre: Salida Unión Mantaro, recorríamos por Vizcatán, luego de dos días de caminata llegamos a Huarcapampa, y en dos días más llegamos a Cobriza, lugar de la entrega. En general, el viaje se realiza de noche y madrugada…”
El recorrido Los informantes coinciden en que el medio de transporte más utilizado es el terrestre, utilizando autos, bus, camionetas o caminando por trochas. En muchos casos utilizan caminos que no tienen presencia policial. El recorrido específico depende del lugar de partida y el destino final. Generalmente demoran de 2 a 5 días hasta llegar a destino y entregar la droga. Los viajes generalmente se hacen de noche y madrugada o muy temprano al amanecer, aunque en general no tienen un horario establecido; avanzan según lo que van observando en el camino; durmiendo cortos períodos, de vez en vez. Los mochileros toman medidas de seguridad. Algunos portan armas de fuego y llevan equipos de comunicación para ver cómo está el camino en cuanto a seguridad. También recurren a tomar como seguridad a miembros de Sendero Luminoso, que les cobran hasta cinco dólares por kilo de droga transportada. En algunos casos, llegan a «arreglar» con los policías para que les dejen pasar la droga.
Relación con la subversión De los 33 entrevistados, 18 mencionaron que nunca tuvieron una relación con los subversivos. Otros 13 sí tuvieron contacto con los subversivos, quienes hacían las veces de «informantes» sobre la situación del camino. Cuando se encontraban con los subversivos, en algunos casos, debían pagar la cuota establecida, además de entregar sus municiones.
Captura y proceso judicial Se observa que, a diferencia de lo que suele pensarse, en realidad los mochileros no caminan todo el tiempo por zonas de herradura transportando su ilegal mercancía. Muchos de ellos combinan la caminata con rutas de buses o transporte público en autos. Cuando tienen una sospecha de peligro, bajan del vehículo y tratan de evadirse. No obstante, la gran mayoría han sido capturados en operativos desplegados por la Policía Nacional, en controles de carretera o durante patrullajes inopinados. También se reportan casos de captura en «emboscadas» por parte del Ejército y situaciones en las cuales han sido capturados por comuneros y luego entregados a las autoridades. Algunos informan que han sido «sembrados» por la policía; es decir, que les han colocado más droga de la que portaban, lo que incrementa el tiempo de reclusión. Otros no dudan haber sido víctimas de «soplos» por parte de otros mochileros capturados, o por las mismas organizaciones que los reclutaron.
Perjuicios percibidos y visión de futuro “…Soy padre de familia, me siento muy mal porque acepte llevar droga por necesidad. Yo mismo destruí a mi familia. Lo que más me duele es no saber cómo están mis hijos, mi esposa ya no viene; mi madre ya falleció. Es muy dura la vida, por la mala decisión tomada pasaré 18 años encerrado…”
Perjuicios percibidos y futuro Es claro para los entrevistados que involucrarse en esta actividad ilícita les ha generado graves perjuicios. Para casi la mitad, lo más grave es haber perdido su libertad y su juventud; así como estar alejados, haber perdido a sus familias o haberlas defraudado, no pudiendo ahora hacer «nada» por ellas. “…No puedo ver crecer a mi hija, estoy alejado de mis padres, sólo por buscar dinero fácil. Siento tristeza, arrepentimiento, todo se ha truncado en mi vida…” El sentimiento de una vida truncada está muy presente, igual que una percepción de soledad y abandono. Perciben que su entorno se ha olvidado de ellos, que su reputación ha quedado manchada y que han perdido todo lo que tenían. Algunos pocos tienen esperanza en el futuro y señalan que quisieran estudiar algo a distancia, para después ganarse la vida de manera lícita. Casi todos los entrevistados señalan que no piensan volver más a esta actividad, que «sólo les ha traído desgracias», pero que «ya aprendieron». Piensan que, en libertad, se dedicarán a la actividad agrícola, donde «aunque se gane menos dinero, pero se tiene lo más valioso: libertad y familia».
Conclusiones [1] Los resultados del estudio evidencian la existencia de factores que facilitan y favorecen la incorporación de muchos jóvenes a la actividad ilegal del transporte de drogas, los cuales forman parte del circulo de pobreza debido a una limitada presencia del Estado en estas zonas del Perú. 1. El principal factor es el económico. El elevado nivel de pobreza y la falta de oportunidades incrementan la probabilidad de que un joven opte por un camino «fácil» de conseguir dinero (como mochilero) para mejorar su situación económica. 2. El bajo nivel educativo es otro factor determinante. La mayoría sólo ha estudiado primaria, incluso incompleta, o algunos años de secundaria. 3. Migración laboral. La falta de oportunidades obliga a los mochileros a dejar sus localidades de origen en busca de oportunidades laborales para mejorar su calidad de vida. Sin embargo e influenciado por los anteriores factores ya mencionados, terminan involucrándose en actividades ilícitas, como la descrita.
Conclusiones [2] 4. Otro punto interesante es la alta integración y participación comunitaria demostrada por los entrevistados. No obstante, nuevos jóvenes con fuertes lazos de parentesco y familiaridad se integran a esta ilícita actividad. El involucramiento se da a través de amigos, así quienes los contratan conocen a sus familias y por ello cuentan con un factor de presión y extorsión en caso que no cumplan con el contrato o que los delaten si son capturados. Los entrevistados parecen ser conscientes de que el transporte de drogas es un actividad ilegal; sin embargo, afirman haber desconocido las consecuencias penales de este delito. Son conscientes que están expuestos a ser asaltados, a su propia muerte o a la de sus familiares. 7. Los mochileros entrevistados señalan que sólo transportaban y que nunca han probado ni consumido algún tipo de droga, tomando distancia a nivel personal de la más grave implicancia, para ellos, de esta actividad.
Conclusiones [3] En su mayoría, no tienen conciencia del daño que su actividad contribuye a generar en otros jóvenes y en la sociedad. 9. En general son contactados por personas que tienen relación directa con los productores de droga. El contrato es verbal y se basa en la “confianza”; les adelantan un dinero para los “viáticos”, el pago total es cuando entregan la “mercancía”. 10. Algunos mochileros aseguran haber tenido contacto con terroristas, de quienes recibían información sobre la situación de la ruta así como seguridad durante el trayecto a cambio del cobro de cuotas o cupos. 11. Una vez sentenciados, los mochileros pierden todo vínculo con la persona que los contactó. Cuando son capturados, reciben algún tipo de ayuda a través de abogados, o son presionados y extorsionados para que no delaten a la organización. 12. Se trata, en su mayoría, de reos primarios, para los cuales, lo más duro es el aislamiento y la censura de sus familias.
Recomendaciones • Los resultados muestran que los entrevistados «mochileros» en su mayor parte son reclusos primarios que, abordados a través de un adecuado sistema de reinserción social, podrían distanciarse definitivamente de la ilegalidad, encontrando formas lícitas de contribuir al sostenimiento de sus hogares. • Es necesario generar mecanismos de prevención y alerta para que los jóvenes en situación de riesgo de involucrarse en el mochileo, no caigan en él. El riesgo está relacionado con condiciones de pobreza, dificultades para acceder o mantenerse en el sistema educativo o insertarse en el sistema laboral, con pocas posibilidades de contribuir al sostenimiento de sus familias. • También se requiere mayor información sobre los riesgos y las consecuencias de participar en esta actividad, acompañada por testimonios reales de personas sentenciadas, podría ser un enfoque prometedor en esta línea.