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Lectio divina del Salmo dominical Ascensión del Señor Domingo VII de Pascua. Hch 1,1-11: Lo vieron levantarse. Sal 46,2-3.6-7.8-9 : Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Ef 1,17-23: Lo sentó a su derecha, en el cielo.
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Lectio divina del Salmo dominical Ascensión del Señor Domingo VII de Pascua Hch 1,1-11: Lo vieron levantarse. Sal 46,2-3.6-7.8-9 : Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Ef 1,17-23: Lo sentó a su derecha, en el cielo. Mt 28,16-20: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos batid palmas,aclamad a Dios con gritos de júbilo;porque el Señor es sublime y terrible,emperador de toda la tierra.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Dios asciende entre aclamaciones,el Señor, al son de trompetas;tocad para Dios, tocad,tocad para nuestro Rey, tocad.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Porque Dios es el rey del mundo;tocad con maestría.Dios reina sobre las naciones,Dios se sienta en su trono sagrado.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Lectio¿Qué dice el texto? Este salmo 46 aclama a Dios como rey universal (de hecho es éste el principal exponente de este género de salmos reales: 92. 95-98). En él parece oírse el eco de una gran victoria: Dios nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones. Posiblemente, este texto es un himno litúrgico para la entronización del arca después de una procesión litúrgica -Dios asciende entre aclamaciones- o bien un canto para alguna de las fiestas reales en que el pueblo aclama a su Señor, bajo la figura del monarca. El himno se puede dividir en dos partes, que se corresponden y tiene partes comunes: • Vv. 2-6: enuncian el motivo de la celebración festiva: las empresas gloriosas de Dios en el pasado y en el presente. • Vv. 7-10: renuevan la invitación al canto y a la alabanza porque Dios es el rey del mundo. Nosotros con este canto aclamamos a Cristo resucitado. El Señor sube a la derecha del Padre, y a nosotros nos ha escogido como su heredad. Su triunfo es, pues, nuestro triunfo e incluso la victoria de toda la humanidad, porque fue «por nosotros los hombres y por nuestra salvación» que «subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre». Por ello, no sólo la Iglesia, sino incluso todos los pueblos deben batir palmas y aclamar a Dios con gritos de jubilo.
MeditatioLo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. “Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas”. ¿Por qué la liturgia nos regala este salmo tan exultante precisamente hoy en que el Señor “se nos va al Cielo”? No vemos que los discípulos estuvieran tan jubilosos… Es verdad, ellos aún no habían recibido el Espíritu Santo, incluso, nos dice san Mateo, “algunos dudaban.” Sin embargo, este salmo halla su pleno cumplimiento en la solemnidad que hoy celebramos. La Ascensión es el culmen de la misión de Nuestro Señor Jesucristo. Él que se abajó por su Encarnación, Pasión y Muerte asciende ahora victorioso a lo más alto de los cielos. Vuelve al Padre que lo envió, e instaura su reinado mostrando con verdad que “se le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.” Y que reúne en Sí al Pueblo escogido y amado, la gloria de Jacob, y a los príncipes de los gentiles. Por eso, exultamos y le pedimos al Señor que nos enseñe a salmodiar sabiamente y que ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendamos cúal es la esperanza a que nos llama: “que nuestra naturaleza humana ha sido tan extraordinariamente enaltecida que participa de la misma gloria de Cristo.”
Oratio¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Al orar este salmo me encuentro con que el Dios Altísimo, excelso, sublime…. asciende. ¿Cómo es esto posible? Leo de nuevo el salmo y me doy cuenta que su título también se puede traducir como “Al vencedor. De los hijos de Coré. Salmo.” ¡El Vencedor es Cristo Jesús! Dios y Hombre verdadero. Él asciende porque se abajó, se anonadó, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le concedió un Nombre sobre todo Nombre. ¡Gracias, Señor, por tu gran amor hacia nosotros!
ContemplatioMiro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Dios asciende con júbilo. No dijo “fue subido”, sino asciende, señalando que no asciende conducido por ningún otro, sino que Él mismo toma ese camino. Ciertamente, Elías no subió como Cristo, porque fue conducido por una fuerza ajena. En efecto, no es propio de la naturaleza humana el poder entrar por un camino insólito. En cambio, el Unigénito entró por su propio poder. Por eso Lucas habla de esta manera: Y fijando sus ojos contemplaban a aquel que ascendía al cielo. No dijo que fuese recogido ni llevado en brazos, pues lo sucedido fue una marcha propia.” (San Juan Crisóstomo , Comentario al salmo 46, Ciudad Nueva, Madrid, 2006, 391.)
Actio¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Jesús, el Señor, asciende al cielo. Ahora comienza nuestra misión: “id al mundo entero…”