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AÑO. PAULINO. 29/VI/2008 – 29/VI/2009. GUIÓN: Francisco Contreras Molina MONTAJE: Antonio García Polo MÚSICA: J. S. Bach. SERIE II “Cartas de san Pablo”. Segunda Tesalonicenses. I. CLAVE LITERARIA. AUTORÍA Y MOTIVO DE LA CARTA.

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  1. AÑO PAULINO 29/VI/2008 – 29/VI/2009 GUIÓN: Francisco Contreras Molina MONTAJE: Antonio García Polo MÚSICA: J. S. Bach

  2. SERIE II “Cartas de san Pablo” Segunda Tesalonicenses

  3. I. CLAVE LITERARIA. AUTORÍA Y MOTIVO DE LA CARTA ● Tradicionalmente se atribuía la carta a Pablo y se explicaba diciendo que la escribió unos meses después de 1 Tesalonicenses, porque le había llegado la noticia de que unos farsantes habían dicho en su nombre (una carta falsa con una profecía falsa) que la parusía era inminente. ●Como consecuencia los tesalonicenses, que seguían perseguidos, habían dejado de trabajar. ¿Para qué trabajar si se va acabar el mundo? Pablo escribe de nuevo afirmando que esto no es cierto. ●La carta exhorta a seguir sufriendo la persecución (cap. 1), rechaza la inminencia de la parusía (cap.2) y exhorta a trabajar y otras cosas. Termina enseñando cómo firma. ●Pero no todos están de acuerdo con esta explicación.

  4. ●¿Escribió Pablo esta segunda carta? ¿Por qué una segunda misiva a la misma comunidad cristiana? ●Leamos con atención y pausa su contenido, fijémonos en su estilo y temática. Sólo después podremos responder.

  5. ►En la segunda carta a los Tesalonicenses se echa en falta el estilo cercano, directo y cálido de la primera. No obstante, aparece siete veces la mención de la hermosa palabra hermanos. Pero el clima de la carta refleja una cierta distancia, aunque no puede hablarse de frialdad. La carta es sucinta, cuenta con tres breves capítulos, que se leen sin mayor dificultad. ►El tema clave es la diversa perspectiva que adopta cada una de las cartas. Y es que ha cambiado la situación de los destinatarios. En la primera carta se hablaba de esperar vigilantes, porque la venida del Señor era inminente (1 Tes 5, 2-6). La segunda carta insiste en que esta venida va a retrasarse todavía un tiempo (2 Tes 2, 1-12).

  6. ►La parte central de la carta posee un colorido fuertemente apocalíptico ( 2 Tes 2, 1-12), mucho más acentuado que en la primera carta. Aquí no aparece ninguna semejanza en cuanto a estilo y léxico con la primera. El saludo va de mi mano, Pablo. Esta es la firma en todas mis cartas; así escribo (2 Tes 3,17). ►Sobre la autoría no hay nada decidido. Parece probable que un discípulo de Pablo, apoyándose en la autoridad indiscutible del apóstol de los gentiles, se haya servido del recurso de la pseudonimia o atribución de un escrito a un autor falso (muy frecuente en las obras apocalípticas), y también presente en otras cartas paulinas (1 Cor 16,21; Gal 6,11) para dar autoridad a este escrito:

  7. ►El problema del retraso de la parusía no era exclusivo de la comunidad de Tesalónica, se extendía por toda la Iglesia. ¿Qué hacer si se retarda indefinidamente la venida del Señor? Léase el siguiente pasaje: 2 Pe 3, 1-18. ►Estos indicios hacen suponer que la segunda carta se escribió, razonablemente, en los años setenta, al final de la gran guerra judía (66-70) y cuando se desatan las primeras persecuciones contra los cristianos.

  8. II. VISIÓN GENERAL DE LA CARTA A. Introducción ‑ Saludo (1,1‑2) ‑ Acción de gracias (1,3‑4): es justo dar gracias por la fe, el amor, y la paciencia, que manifiestan los tesaloniocenses en la persecución. Esto introduce el B. Cuerpo 1ª parte:exhorta a perseverar en la persecución (1,5‑12): + señal cierta del justo juicio de Dios = ‑ a vosotros dará el Reino de Dios, es decir, atribulará a los atribuladores y a vosotros dará descanso ‑ Será en la revelación gloriosa del Señor Jesús, cuando venga a dar venganza/perdición y a ser glorificado y admirado por todos los que creyeron (5‑10) ‑ vosotros estaréis entre ellos + oración para que así sea (11s)

  9. 2ª parte: exhorta a no dejarse engañar sobre inminencia de parusía (2,1‑17) + introducción: no dejarse engañar (2,1‑3a) + razón (2,3b‑10): ‑ antes de la parusía tendrá lugar una apostasía general como consecuencia de la revelación del hombre inicuo (2, 3‑5) ‑ ya actúa el misterio inicuo, pero hay un "impedimento" para que se revele; lo hará cuando deje de actuar "el que impide" (2,6s) ‑ entonces se revelará el impío; su parusía será con la acción de Satanás, con prodigios engañosos, que sólo harán daño a los condenados, es decir, a. los que no aceptan la verdad (2,8‑10) ‑ pero ellos han sido escogidos para la salvación (11‑14) + exhorta a mantenerse firmes en la enseñanza recibida. Ora para que así sea (2,15‑16)

  10. 3ª parte: otras exhortaciones (3,1‑15) + a que oren por su apostolado (3,1‑3) + a que guarden lo mandado (3,4‑5) + a que trabajen (3,6‑15) C. Despedida: bendición y autentificación de su firma (3,16‑18)

  11. III. MENSAJE TEOLÓGICO DE LA CARTA 1. Esperanza activa Además, cuando estábamos entre vosotros os mandábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A ésos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien (3, 10-13)

  12. ► Pablo quiere evitar una espera pasiva, parasitaria, un desentenderse de las tareas de este mundo, cruzar los brazos e inhibirse. Es necesario un compromiso de fe que se refleja en una firme adhesión a la tradición y, a través de ella, a la Palabra del Señor. Es preciso arremangarse, mancharse las manos en el barro de este mundo, construir la ciudad a ejemplo de la ciudad definitiva, la nueva Jerusalén que se nos dará como regalo de Dios (Ap 21, 1-3). La esperanza cristiana no merma ni disminuye nuestra responsabilidad terrena, sino que la acrecienta y fortalece. En este contexto puede citarse un pasaje de la constitución conciliar, Gaudium et Spes (39,3):

  13. “Todos estos frutos de nuestra naturaleza y de nuestra diligencia, tras haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y según su mandato, los encontra-remos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal.”

  14. ►La insistente recomendación de Pablo acerca de la imperiosa necesidad de trabajar se basa, sobre todo, en la autoridad del Señor Jesucristo (2 Tes 3,6).También en el mismo ejemplo del apóstol: Ya sabéis vosotros cómo debéis imitarnos, pues estando entre vosotros no vivimos desordenadamente, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que día y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros. No porque no tengamos derecho, sino por daros en nosotros un modelo que imitar (3, 7-9). ►Trabajar constituye un deber para todo cristiano. La frase el que no trabaja que no coma es la regla de oro del trabajo cristiano, tal vez provenga de un dicho no escrito -agraphon- de Jesús.

  15. 2. Trabajar con calma ►Existe un matiz interesante que debe ser subrayado. Junto a esta obligación de trabajar para construir el Reino ya, en nuestra tierra y codo a codo con todos nuestros hermanos, Pablo recalca la importancia de hacerlo con calma. El nos exhorta a que trabajemos con sosiego: que trabajen con sosiego para comer su propio pan (3,12).

  16. ►Uno de los errores lamentables de nuestra época consiste en caer en el trabajo convulsivo, ser esclavos de la superactividad. Parece que el tiempo nos devora y que el reloj mueve demasiado aprisa sus agujas, que se nos clavan y asaetean inmisericordes. Apenas disponemos de tiempo. Vivimos sin paz, corriendo de un sitio para otro, intentando apagar fuegos. Existimos engullidos por la ansiedad, sin apenas una pausa para detenernos y gozar la vida que el Señor nos da. Nos hemos llenado de obligaciones y de deberes que no admiten demora. Esta aceleración inhumana (y, por tanto, antievangélica) también se da con bastante frecuencia en la pastoral eclesial. No son pocos los que se queman y caen enfermos, los que sufren el stress y la depresión, síntomas de que no estamos cumpliendo adecuadamente el mandado del apóstol Pablo.

  17. 3. Hostilidad de este mundo, de la humanidad que se opone a Jesucristo y persigue a la Iglesia Aunque el estilo es complicado, y la explicación resulta un tanto difícil, conviene leer íntegro este párrafo, pues contiene la parte central de la carta. Si la venida del Señor es inminente; si el Señor está ya a la puerta, llamando, ¿para qué empeñarnos en las tareas de este mundo, para qué vamos a esforzarnos y cansarnos los albañiles en construir la ciudad? Pablo pretende exhortar a todos a la responsabilidad.

  18. Por lo que respecta a la Venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno.

  19. Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene, entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la Manifestación de su Venida. La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos, y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira, para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad . (2, 1-12).

  20. ►Pablo relativiza la expectativas de la primera carta (1 Tes 5, 1-2): la venida del Señor no es apremiante ni urgente. No vendrá al instante. Esto es lo que se deduce de una atenta lectura. Por tanto, no hay que angustiarse, ni perder la calma. Tampoco, hay que cruzarse de brazos. El lenguaje adopta un color apocalíptico, muy simbólico, como ya hizo Jesús, según nos narran los evangelios ( Mc 13, 5-8; Mt 24, 4-31; Lc 21, 8-11.25-28).

  21. ►Resulta inútil pretender identificar qué es la apostasía, el Hombre impío, el que retiene. Son categorías simbólicas que aluden a la tremenda hostilidad del mundo (considerado en la visión joánica) contra la Iglesia de Jesucristo. Respecto a las tareas que es preciso realizar, el apóstol ya lo declarará más adelante (3, 10-13). Ahora es importante recalcar la dimensión de la hostilidad, que se destaca en el pasaje y buscar una traducción actual e inteligible para la comunidad cristiana que leemos esta carta.

  22. ►Hay que hablar claramente de hostilidad contra el mensaje del Evangelio. Estos son algunos de esos nefastos agentes del mal: las idolatrías, injusticias, fundamentalismos, intolerancia, corrupción... Hoy existen en nuestro mundo persecuciones, rechazos cruentos a cristianos en la India, en diversos puntos de África, de América Latina... En nuestro país esta hostilidad se produce de diversas maneras. El ataque es, a veces, directo y agresivo. Se da una beligerancia hiriente, un desprecio y desdén. Se tiene a gala (Entre paréntesis. Y A. Gala es uno de los sus representantes más finos y furibundos) atacar a la Iglesia.

  23. Se podrían citar numerosos ejemplos. No hace mucho tiempo a un cristiano practicante y comprometido con su fe, y que ha sido elegido para altos compromisos en el poder judicial, se le ha tildado, únicamente para humillarlo y rebajarlo, de ultracatólico y de exhibicionista de la fe.. Otras veces se ataca a la Iglesia de manera más sutil y solapada, se pretende aislarla, condu-cirla al ostracismo, ta-parle la boca, silenciarla y encerrarla para siempre en la oscura penumbra de una sacristía. Para que así se esté quieta del todo y no pueda pronunciar su palabra profética y libre frente a un mundo corrompido

  24. 4. La fuerza de la Palabra de Dios ►No podemos olvidar que la constitución conciliar Dei Verbum, la carta magna de la Biblia en la Iglesia, acaba con unas palabras de esperanza: Que de este modo, por la lectura y estudio de los Libros sagrados, se difunda y brille la Palabra de Dios; que el corazón de la revelación encomendado a la Iglesia vaya llenando los corazones de los hombres (DV, 26). Y la Dei Verbum cita de manera explicita a 2 Tes 3, 1, texto de nuestra carta en donde se fundamenta.

  25. ►Conviene recordar que la primera carta subrayaba, asimismo, el poder divino de la Palabra: Os fue predicado nuestro Evangelio no sólo con palabras sino también con poder y con el Espíritu Santo, con plena persuasión. Sabéis cómo nos portamos entre vosotros en atención a vosotros. Por vuestra parte, os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, abrazando la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones (1, 5-7).

  26. ►De esta manera las dos cartas constituyen un canto a la fuerza de la Palabra de Dios. Ambas cartas empiezan y acaban (la primera ya en el primer capítulo), la segunda (en el último capítulo), formando una especie de inclusión semítica o subrayado pedagógico, reconociendo el extraordinario dinamismo de la Palabra de Dios.

  27. ►Pertenece al espíritu de Pablo, conmemorado en este año (la Palabra de Dios no está encadenada, proclamaba entre cadenas el apóstol), bimilenario de su nacimiento, en que también hemos celebrado el Sínodo sobre la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia, concluir con esta esperanza eclesial, que se convierte en ardiente súplica, eco de la segunda carta a los Tesalonicenses (3,1): FIN Que la Palabra siga propagándose por toda la tierra y cumpla su destino de gloria en cada uno de los cristianos, llenando de consuelo y de vida el corazón de todos.

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