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Domingo 2º de Pascua– Ciclo A. LA SERIEDAD DEL INCRÉDULO. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo
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Domingo 2º de Pascua– Ciclo A LA SERIEDAD DEL INCRÉDULO Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas y dijo: «La paz con vosotros»
Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo sino creyente».
Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído». (Jn 20, 26-29)
Cuando éramos niños, los incrédulos estaban, • En los libros de historia. • O en cementerios extraños. • Los que todavía vivían estaban en países lejanos. Y, si quedaba alguno cerca de nosotros, trataba de ocultar su increencia y hasta llegaba a practicar los ritos de los creyentes.
Ahora los incrédulos están por todas partes. Son muchos más y hablan más alto. Han ganado publicidad. Tanto que muchos creyentes tratan de imitarlos, ocultando sus creencias.
Decía Martín Descalzo: • « Desde siempre, los incrédulos se han creído • más listos • más profundos • más serios que los creyentes. • Han juzgado vana su alegría, • ilusa su esperanza…» Y como nos gusta parecer un poco listos, sentimos la tentación de copiar el talante de los incrédulos.
El apóstol Tomás es «casi» el centro del evangelio de hoy. Parece que se negaba a creer que Jesús hubiera resucitado. Pero, ¡de incrédulo, nada! Lo que le molestaba era que sus compañeros creyeran con tanta facilidad en el resucitado cuando no habían aceptado su muerte.
Sólo él había invitado a los demás a subir a Jerusalén • y morir con él si fuera preciso. • Él era el único «serio» del grupo. • Los demás, unos ilusos. • O unos oportunistas, que es peor.
Al mostrarse a Tomás, Jesús pronuncia la última de las bienaventuranzas evangélicas: «Dichosos los que crean sin haber visto»
Jesús de Nazaret, no permitas que nos apartemos de ti y, en medio de las dificultades que nos acosan, acepta nuestra voz que te confiesa diciendo: «Señor mío y Dios mío». Amén, Aleluya.
José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR, Salamanca 2007 Presentación: Antonia Castro Panero Música: Aleluya...Canto Gregoriano...Monjes de Silos