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Lectio Divina. XXIV Domingo Ordinario Parroquia Santa María Magdalena Yacuanquer. A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio. Contemplación . Oración. Meditación. Lectura. Preparación.
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Lectio Divina XXIV Domingo Ordinario Parroquia Santa María Magdalena Yacuanquer A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
Contemplación Oración Meditación Lectura Preparación A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
La Palabra debe ser esperada y escuchada Con buena disposición interior Oración al Espíritu Santo Con Corazón limpio y humildad
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO(San Agustín)Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas. A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
Leer bien y sin prisa Hay que leer dos o tres veces Aprende a conocer el Corazón de Dios en sus Palabras Leer bien, es escuchar bien
Lectura del Santo Evangelio según Mateo 18, 21-35 «Se adelantó Pedro y dijo a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?» Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: «Señor, dame un plazo y te pagaré todo.» El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: «Págame lo que me debes.» El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: «Dame un plazo y te pagaré la deuda.» Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: «¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecía de ti?» E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos.» A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio Palabra del Señor
Composición general del Evangelio de San Mateo • 1,1- 4,16: Presentación de Jesús. • 4,17-16,20: Misión de Jesús. • 16,21-28,20: Pasión, muerte y resurrección de Jesús.
En esta semana seguimos con el Evangelio de Mateo, en el capítulo 18, llamado el capítulo de la reflexión sobre el perdón comunitario. En la semana pasada la comunidad de Mateo reflexionaba el procedimiento para que una persona que comete una falta en la comunidad pueda descubrir su error y tratar de cambiar.
En esta semana, es Pedro quien vuelve a salir en las páginas del Evangelio para preguntar a Jesús sobre el límite de las veces que debemos perdonar. El discípulo pregunta al Maestro, no con la ironía y la mala intención de los fariseos, su pregunta quiere acentuar el proceso de cambio que él está experimentando. En su afán por ser consecuente con su conversión, supera a la normativa de su época que pensaba que se podía perdonar hasta 3 veces, Pedro le dice al Señor si con siete veces se cumple con el tope legal para perdonar.
El Maestro que jamás se queda en la norma, ni en los parámetros humanos le dice que siete pero elevado a setenta veces, es decir, a un número que significaba infinidad. La reflexión no se queda en el simple hecho de pensar en el perdón como una realidad que debemos efectuar permanentemente. Jesús va más allá en su reflexión por medio de una parábola, Él nos descubre como el perdón exige una conversión, un querer cambiar de corazón ante el gran regalo del perdón.
Es interesante en la parábola destacar las palabras del rey cuando se entera que su sirviente no fue capaz de perdonar a quien le debía una pequeña deuda: ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecía de ti?. Aquella pregunta que inquieta al rey, es la pregunta que Dios nos hace todos los días: no fueron perdonados con la sangre preciosa de mi Hijo y hasta ahora no somos capaces de perdonar?
El sentirnos perdonados exige también un proceso de cambio, un querer hacer visible el perdón con una nueva manera de ver el mundo y nuestra propia realidad. Aquel sirviente de la parábola había recibido el perdón pero no lo había entendido. No quería asumirlo como propio, como parte de un proceso de cambio que le exigía ser mejor y especialmente, ser capaz de perdonar como él había sido perdonado.
Vivimos en un mundo donde debemos perdonar, pero, no sabemos vivir la experiencia del perdón. Hemos olvidado que el perdón exige un proceso de cambio tanto interior como exterior. El perdón no es solo olvidar es también, capacidad de resarcir el daño causado. Qué interesante sería que durante esta semana revisemos si verdaderamente perdonamos además, somos conscientes del valor de la reparación, del resarcir el daño que hemos causado con nuestras faltas?.
DESCUBRIR LOS “AFECTOS” QUE LA PALABRA VA GENERANDO EN MI CORAZÓN: Alegría, compromiso, interrogantes, nuevas posibilidades Lo dicho, lo narrado por la Palabra tiene, ahora, que ser leído con el corazón
Meditemos la Palabra con el Papa «El primer gesto divino, revelado y actuado en Cristo, es la elección de los creyentes, fruto de una iniciativa libre y gratuita de Dios. En el principio, por tanto, «antes de crear el mundo», en la eternidad de Dios, la gracia divina está dispuesta a entrar en acción. Me conmuevo meditando esta verdad: desde la eternidad estamos ante los ojos de Dios y Él ha decidido salvarnos. Esta llamada tiene como contenido nuestra «santidad», una gran palabra. Santidad es participación en la pureza del Ser divino. Y sabemos que Dios es caridad.
Por tanto, participar en la pureza divina quiere decir participar en la «caridad» de Dios, conformaremos con Dios que es «caridad». «Dios es amor» (1 Juan 4, 8.16), ésta es la verdad consolante que nos permite también comprender que «santidad» no es una realidad alejada de nuestra vida, sino que, en la medida en que podemos convertirnos en personas que aman con Dios, entramos en el misterio de la «santidad». El «ágape» se convierte de este modo en nuestra realidad cotidiana. Somos llevados por tanto al horizonte sacro y vital del mismo Dios». Benedicto XVI. Audiencia 6 de Julio de 2005.
Da gracias, intercede por los hermanos, por las situaciones que el texto te haya traído a la memoria. Da curso libre a tus capacidades creativas de sensibilidad en la oración. Lo dicho, lo narrado por la Palabra tiene, ahora, que ser hablado con el corazón
Dios, Padre nuestro, haz que descubramos la importancia que tiene para nuestras vidas el sabernos y sentirnos perdonados y perdonadas por Ti, de manera que también perdonemos de corazón a quienes que nos han ofendido. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
Ponte en medio de la comunidad y deja que rebose de tu interior la paz y la bendición que has recibido. Actúa con ellos para volver a reencarnar en la historia a Jesucristo, la Palabra hecha carne. Lo dicho, lo narrado por la Palabra tiene, ahora, que ser practicado en la vida
Mi compromiso en esta semana será: • ¿Te cuesta perdonar?, ¿A quiénes debes perdonar alguna ofensa que te hayan hecho? Que propósito real y concreto vas a vivir en esta semana para cambiar dicha actitud. • “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”…cuando oras con esta parte del Padre Nuestro lo haces asumiendo el reto que te propone la oración. • (Desde el Evangelio de San Mateo 18,21-35) • Estamos en http://koinoniadeamor.blogspot.com/