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La fe y sus preámbulos. Pié-Ninot: 194-211. El desafío. La comprensión de la fe como un acto unitario y sintético por parte del hombre supone la articulación de, a lo menos, dos momentos: La fe como experiencia del don de Dios y; La fe como experiencia de la comprensión del hombre.
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La fe y sus preámbulos • Pié-Ninot: 194-211
El desafío La comprensión de la fe como un acto unitario y sintético por parte del hombre supone la articulación de, a lo menos, dos momentos: • La fe como experiencia del don de Dios y; • La fe como experiencia de la comprensión del hombre.
1. La fe como experiencia del don de Dios • La fe como iluminación • La fe como orientación vivida, personal y comunicativa:
a) La fe como iluminación • Ef 1, 17-18: “… para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él…” • Textos semejantes: Jn 8,12; 20,29; 2 Cor 4,6; Ef 5,8-14 y Heb 6,4. • El trasfondo veterotestamentario: la promesa de una nueva alianza, que se realizaría en los corazones de los fieles: Jer 24,7; 31,31-34; 32,39; Ez 11,19s.; 18,31; 36-26-28. • La experiencia de iluminación que implica la fe es reconocida como un don de Dios. Por ejemplo: Mc 4,11; Mt 11,25-27; 13,31; Lc 8,10; 10,21s; Fl 1,29; muy especialmente Jn 6,44s.65: “nadie puede venir a mí si no lo llama el Padre”.
La fe como iluminación… • La teología patrística y medieval: • Se hablará de illuminatio, revelatio, inspiratio…; • Agustín: “la fe tiene ojos, mayores, más potentes y más fuertes” (In Ps 145, 19: PL 37:1869); • Tomás de Aquino: oculata fide que, por ejemplo, permite a los discípulos reconocer al resucitado; • El mismo Tomás: per lumen fidei vident esse credenda - “a través de la luz de la fe se ve que se debe creer” (Summa Theologica, II-II, q.1 a.5 ad 1); • Trento habla de la justificación usando esta misma analogía: “Dios toca el corazón del hombre a través de la iluminación del Espíritu Santo” (DH 1525)
La fe como iluminación… • El carácter sobrenatural de la fe, por tanto, será expresado así: “Dios atrae internamente al hombre a la comunión con él, comunicándole un dinamismo nuevo hacia la visión beatífica, es decir, la plenitud de la aspiración «natural» del hombre (recordemos el tema del desiderium naturale vivendi Deum);y es el don de Dios el que orienta al hombre más allá de su horizonte «natural», llevándolo hacia Dios mismo”. (Pié-Ninot: p.195-196)
b) La fe como orientación vivida, personal y comunicativa La función propia de la gracia interior es la de abrir el corazón del hombre al mensaje cristiano, de hacerlo capaz de aceptar el mensaje como Palabra de Dios, es decir, de creer en Dios (cf. DV 5).
2. La fe como experiencia de la comprensión del hombre • La Teología Fundamental busca dar cuenta de los motivos por los cuales se cree, de la preparación del acto de la fe. • El Vaticano I comprendió esta tarea como explicitación de la “credibilidad de la fe cristiana” (DH 3013), y en estrecha relación con la ratio fidei. • Tradicionalmente se ha hablado de praembula fidei, de la reflexión sobre las condiciones de posibilidad externas e internas de la revelación; • La ratio fidei, en cambio, expresará mas la función intelectiva de la razón en la comprensión de la fe. • “Ambos conceptos –anota Pié-Ninot- deben ser condición de posibilidad para un «conocimiento» de la revelación que se convierta, gracias a la atracción interior personal del don de Dios, en «un conocimiento per connaturalitatem, en el cual se percibe vitalmente la invitación a superar lo creado y apoyarse en la palabra divina según su trascendente credibilidad» (p.198).
a) Praeambula fidei • Los «preámbulos o presupuestos de la fe» es una fórmula concisa acuñada en escolástica del s.XIII • Se pueden comprender como las condiciones que se deben satisfacer para que la decisión de creer en Dios no aparezca como arbitraria a los ojos del hombre y cómo este, a su vez, puede justificar a su razón el acto libre de creer. • Tales preámbulos comprenden una serie de verdades accesibles a la razón humana, negando las cuales resultaría ininteligible el contenido de la Revelación (Pié-Ninot: p.198). • Estos presupuestos no deben, necesariamente, preceder temporalmente al acto de creer. • Fides et ratio: “la razón es llevada a reconocer la existencia de una «vía realmente propedéutica» a la fe…; (en efecto)existen verdades cognoscibles naturalmente… y su conocimiento constituye un presupuesto necesario para acoger la revelación de Dios…; a la luz de lo conocido por la fe emergen algunas verdades que la razón ya posee en su camino autónomo de búsqueda. La Revelación les da pleno sentido” (n.67)
Praeambula fidei… Fides et ratio (n.67) enuncia cuatro verdades propedéuticas a la fe: • El conocimiento natural de Dios: cuestión afirmada en el Vaticano I (DH 3004); • La posibilidad de discernir la revelación divina de otros fenómenos; cuestión que el Vaticano I también había expresado al afirmar que Dios “quiso que a los auxilios internos del Espíritu Santo se juntaran argumentos externos de su revelación, a saber, hechos divinos y, ante todo, los milagros y las profecías” (DH 3009; cf. 3013s. y el canon correspondiente en DH 3033). • En la aptitud del lenguaje humano para hablar de forma significativa y verdadera incluso de lo que supera toda experiencia humana. Se trata de la posibilidad de la analogía, del lenguaje analógico. • En los interrogantes fundamentales del hombre sobre el sentido de la vida, sobre el fin, sobre la muerte, etc.
b) Ratio fidei: la “razón-justificación de la fe” • Vaticano I: recta ratio fidei fundamenta demonstret - “la recta razón demuestra los fundamentos de la fe” (DH 3019). • Se trata de la ratio fide illustrata, es decir, de una razón que es ilustrada por la fe. Es precisamente gracias a este encuentro con la fe que la razón puede, “cuando busca cuidadosamente, pía y sobriamente”, llegar a “alguna inteligencia de los misterios”; como dice el Vaticano I, sea: 1) “por analogía de lo que naturalmente conoce”; 2) “por la conexión de los misterios mismos entre sí”; y 3) “por la conexión con el fin último del hombre” (DH 3016). • Ya Tomás de Aquino había mostrado convincentemente cuál era el triple servicio que la razón podía prestar a la fe: 1) “demostrar los preámbulos de la fe”, donde “demostrar” no tiene un sentido constringente; 2) “notificar por mediación de semejanzas (similitudes) lo que es de la fe” y 3) “oponerse (resistere) aquello que va contra la fe, manifestando lo que es falso o no necesario” (p. 201-202).
c) La cognitio per connaturalitatem o “conocimiento experimental” fruto de la fe • Santo Tomás llama cognitio per connaturalitatem a este tipo de conocimiento cuasi intuitivo por experiencia y afinidad espiritual. • La rectitud de juicio «puede ser de dos maneras: • conforme al uso perfecto de la razón; • o por cierta connaturalidad con aquello que se ha de juzgar [ST II-II, q.45 a.2]. • La cognitio per connaturalitatem, suscita un tipo de conocimiento que también puede calificarse como afectivo, por contacto, por instinto o por simple intuición, que genera una “sintonía comunicativa”, y recuerda la tradición cristiana de la experiencia mística
3. Hacia una síntesis • Se trata de articular estas dos dimensiones de la experiencia creyente: la fe como don creído y la fe como don comprendido. • La propuesta: esta articulación se debe reconocer como una síntesis que se produce en el mismo acto del creer. • Para ello se indican diversas caminos de articulación sintética: • Punto de partida: “la interacción entre fe y razón” a partir de la relación de circularidad de la Fides et ratio; • “La argumentación cumulativa” a partir del Illative sense de J.H.Newman; • “La luz de la fe hace posible el conocimiento de la credibilidad” a partir de Les yeux de la foi de P. Rousselot; • “La afinidad entre la Revelación y la actuación plena de la vida humana” a partir de la teología trascendental de K.Rahner; • “La opción fundamental del acto de creer” a partir de la concepción personalista de la fe en J. Alfaro y M. Seckler; • Conclusión: el razonamiento propio de la Teología Fundamental “la convergencia de sentido”.