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FUERZA INTERIOR QUE ES, COMO ACTUA, COMO DESPERTARLA. METODO PRACTICO PARA ALCANZAR SALUD, ARMONIA Y EQUILIBRIO PSICOFISICO A TRAVES DE TECNICAS DE YOGA. INSTRUCTOR : GUSTAVO SOSA ESCALADA EN BASE A LAS ENSEÑANZAS DE: SENSEI KURATA, MAESTRO DE AIKIDO
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FUERZA INTERIOR QUE ES, COMO ACTUA, COMO DESPERTARLA
METODO PRACTICO PARA ALCANZAR SALUD, ARMONIA Y EQUILIBRIO PSICOFISICO A TRAVES DE TECNICAS DE YOGA. INSTRUCTOR: GUSTAVO SOSA ESCALADA EN BASE A LAS ENSEÑANZAS DE: SENSEI KURATA, MAESTRO DE AIKIDO PROF. CHEN CHIN WEN, MAESTRO DE KUNG FU Y BUDISMO ZEN. PROF. WANG TSING, MAESTRO DE TAI CHI CHUAN, DICIPULO DE CHENG MAN CHING PROFESOR MARCELO R. GIL, MAESTRO DE TAI CHI CHUAN Y CHI KUNG
INDICE CAPITULO 1: QUE ES LA FUERZA INTERIOR. CAPITULO 2: LA CANTIDAD DE ENERGIA. CAPITULO 3: EL EJERCICIO BASICO. CAPITULO 4: LOS PRIMEROS PASOS. CAPITULO 5: LA PRACTICA. CAPITULO 6: LAS ETAPAS SUPERIORES.
CAPITULO 1: QUE ES LA FUERZA INTERIOR. Fuerza interior es el nombre que se le da a la cantidad total de energía de un ser. Desde el momento del nacimiento, el ser humano y cualquier otro ser, ya sea animal o vegetal, cuenta con una cantidad de energía que depende de su herencia genética en primer término, y de las circunstancias que rodean al período de gestación y nacimiento. La mayoría de los seres nacen sanos, con un estado de salud y armonía aceptables, y mientras se mantenga una mínima cantidad de energía, la salud no se deteriora. Los desequilibrios psicofísicos son la principal causa de pérdida de energía, dando como resultado, la mala salud, depresión, enfermedad, cansancio, ansiedad, y todo tipo de problemas físicos o psicológicos. Por lo tanto el control de la energía es imprescindible para poder conservar el equilibrio psicofísico que todos queremos. Si observamos una planta cualquiera, detenidamente, descubriremos que para que ésta pueda sobrevivir necesita cuatro tipos básicos de energía, que son además los cuatro elementos filosóficos: TIERRA, AGUA, AIRE y FUEGO. En efecto; todos sabemos que la tierra y el agua entran por la raíz de la planta, que se alimenta de sales minerales y sustancias orgánicas en estado de descomposición. En cambio el aire y el fuego, en forma de luz solar y calor, entran por la parte superior de la planta, las hojas y el tallo. Entonces: el elemento tierra es la energía que se procesa en la planta cuando ésta absorbe sales minerales o substancias orgánicas. En el caso del ser humano corresponde al fruto de la tierra como alimento, ya sean directamente vegetales o indirectamente carne, generalmente proveniente de animales vegetarianos. El elemento agua se distingue porque la misma vida se originó en el agua. Aún los seres que viven en el desierto se las ingenian para conseguir agua aunque sea en el rocío matinal. El elemento aire obedece a la transpiración en las plantas con la producción de oxígeno, y a la respiración en los animales y seres humanos. La respiración es de suma importancia para los ejercicios de concentración. Y el fuego es el calor emitido por el sol y regulado por la tierra, el mar y el viento.
Estas cuatro fuerzas exteriores envían su energía a todos los seres,con lo cual cada ser puede mantener una cantidad de energía almacenada a la que llamamos fuerza interior. Esa fuerza interior debería desarrollarse en forma continua, pero lejos de eso, el ser humano normal, tiende a alejarse de la naturaleza y adoptar un estilo de vida relativamente moderno y muy estresante. En otras palabras el hombre moderno vive fuera de su ritmo natural, con lo cual su fuerza interior disminuye a tal punto que el malestar, las enfermedades y el desequilibrio psicofísico lo alcanzan.
CAPITULO 2: CANTIDAD DE ENERGIA. Cuando un ser humano tiene su fuerza interior completa, vive en un estado de perfecta armonía; tiene ganas de trabajar así como de divertirse, no sufre el frío ni el calor, come lo que el cuerpo le pide y tiene la plenitud del sexo. Siente un estado de abandono y de absoluta libertad. Es raro que se enferme o que se canse, ya que trabaja exactamente a su ritmo. Ni la fortuna ni la desgracia lo conmueven. Nunca se aburre ni se ofende con nadie, trata a cada persona como ésta se lo merece e interpreta al hombre malo como un enfermo, como un pobre infeliz al que se le debe ayudar. Tampoco siente envidia o ambiciones desmedidas, simplemente lo necesario para vivir con dignidad. Y lo más importante, no tiene ego o importancia personal, se cuida a sí mismo, pero no se sobreestima, ni le importa su autoimagen. Cuando un ser humano pierde energía, las fallas comienzan a aparecer; se vuelve demasiado competitivo y lo envuelven la ansiedad, la compasión y el ego. Le importa muchísimo la distinción entre el bien y el mal, cualquier fortuna o desgracia lo desequilibra y le hace sentirse siempre inseguro, vacío, dependiente. La principal causa de pérdida de energía es la crianza que haya tenido, la niñez. Si el ambiente familiar fue bueno, y el niño tuvo un mínimo de naturaleza, juegos, aventuras, grupos de amigos, entonces la energía no se pierde. Si por el contrario hubo mucho encierro, televisión, soledad, poco diálogo, o padres con problemas matrimoniales, el niño pierde energía. La segunda causa es la pubertad. En ese período la naturaleza nos declara preparados para tener hijos, pero la sociedad nos marea con sus reglas morales o la falta de dinero, y el sexo es un problema. Cualquier orgasmo forzado, sin amor, sin espontaneidad, tanto en el hombre como en la mujer, provoca pérdida de energía. Otra causa es la competencia desmedida, en que el individuo se ve forzado a trabajar por años para ganar unos pocos pesos y durante todo ese tiempo se considera un perdedor, un frustrado. Existen muchas otras causas tales como la mala alimentación, la mala respiración, el trabajar fuera del ritmo propio y la falta de ejercicios, de naturaleza, de acción espontánea.
Pero sin duda, la más importante, es el haber perdido la fe en nuestro origen, el espíritu, la naturaleza, llámese Dios si se quiere. Creemos estar condenados en un mundo con leyes sociales, políticas y económicas que nunca nos satisfacen, y no creemos que exista otra ley, una ley espiritual que resuelva todos nuestros problemas. Y la verdad es que esa ley espiritual sí existe, pero antes de pedirle que resuelva nuestros problemas, tenemos que tener la humildad de ver cómo funciona, de estudiarla, de comprenderla, y sólo entonces descubriremos que no hay nada que resolver, que todo está listo para vivir en perfecta armonía, y que todos nuestros problemas no eran más que la fea cáscara de un mundo maravilloso.
CAPITULO 3: EL EJERCICIO BASICO. Hace unos 5000 años los chinos estudiaron minuciosamente la naturaleza humana y desarrollaron una serie de técnicas de concentración. Particularmente los taoístas, desarrollaron un método sumamente sencillo que se llama wu wei. Este método se basa en la premisa de que el origen de todo es Tao, el concepto de Dios impersonal.El wu wei significa no-acción, o bien acción no pensada, no racional, acción espontánea y natural. En efecto, en la figura de la portada, vemos al hombre en perfecta armonía con el infinito. Esta figura representa al hombre con su fuerza interior en perfecta comunión con la fuerza exterior, la energía de los cuatro elementos proveniente del universo infinito. El hombre de Tao toma siempre el camino de la sencillez, del retorno a su propio origen, el de acción espontánea. El wu wei consiste en sentarse en buena postura y dejarse llevar por el ritmo natural de uno mismo. Es abandono absoluto de cualquier intento racional o conciente, es confiar en lo más profundo de nuestra conciencia, es permanecer en estado de máxima atención sin la menor intención. En la práctica el wu wei puede practicarse cumpliendo los siguientes pasos: Siéntese en cualquier postura cómoda, con la espalda lo más derecha posible pero sin que esto llegue a ser una molestia. De ser posible siéntese en el piso con las piernas cruzadas como lo muestra la figura. También puede hacerlo en un sillón apoyando la parte inferior de la espalda en el respaldo. Nunca sentarse en una corriente de aire. En la nuca existe un acupunto muy sensible a los golpes de frío. Si ese punto se enfría por una corriente de aire provocará un dolor de cabeza que no se puede sacar ni aún con acupuntura. Una vez sentado y cómodo, comience a respirar de la manera más natural posible, siguiendo al milímetro el ritmo respiratorio que su cuerpo le pida. Para esto conviene analizar el acto de respirar como una secuencia de tres pasos: inhalación, retención y exhalación. *Primero inhale el aire por la nariz, pero inhale la cantidad exacta de aire que sus pulmones le pidan, ni un centímetro cúbico más ni uno menos. *Segundo, retenga el aire en su cuerpo el tiempo exacto que su cuerpo le pida, ni un segundo más ni uno menos. *Y tercero exhale todo el aire que le sea cómodo y al ritmo que su cuerpo le pida, siempre por la nariz.
Siempre se respira por la nariz, a menos que ésta esté tapada; en ese caso se respira por la boca hasta que la nariz se destape. Si se hace bien uno se sentirá más liviano, más desbloqueado, la lengua tocará por si misma el paladar y se sentirá un gusto dulce y mucha saliva. Una vez tragada ésta saliva, producida espontáneamente, baja al estómago y actúa como un remedio natural contra la mayoría de los problemas gastrointestinales. La diferencia con la respiración común es que usted está respirando con la mayor delicadeza, con máxima atención, siguiendo al milímetro el ritmo que el cuerpo le dicta. Si lo hace bien, ésta respiración no cansa y se vuelve tan silenciosa que ni uno mismo puede escucharla. Es el arte de respirar. Conforme uno practica, diez minutos a la mañana, diez a la tarde y diez a la noche, el cuerpo se irá relajando y comenzará a producirse por sí sola, la respiración abdominal. El diafragma comenzará a bajar más y más con cada inhalación hasta tener la clara sensación de que se respira con el abdomen. Cuando uno ha dominado el arte de respirar surge la sensación de que uno respira con el abdomen inferior, y que hay un punto de control de la respiración armónica que se encuentra detrás del ombligo. La respiración armónica nos llevará automáticamente a percibir una sensación de bienestar que surge de esa zona, el punto tras el ombligo que se llama punto de aliento. El punto de aliento se encuentra tres dedos por debajo del ombligo, en el abdomen inferior, más cerca de la espalda que del frente, y es allí donde se procesa la fuerza interior. Si usted se sienta correctamente y respira con suavidad y a su propio ritmo, sentirá en poco tiempo una sensación de bienestar, de liviandad, de armonía. Tal vez lo sienta en todo el cuerpo, tal vez en la zona abdominal, pero incluso al primer día de práctica hay gente que siente el bienestar.En cambio si usted intenta sentir bienestar a través de un esfuerzo mental, fracasará rotundamente. Si en cambio usted se deja llevar por el arte de respirar a su propio ritmo, en poco tiempo lo invadirá la sensación de bienestar; y ese es el primer paso del wu wei. Para mantener e incrementar la fuerza interior usted debe fijar su atención en todo momento. Es lógico que se distraerá muchas veces. Eso no importa, cada vez que usted descubra que se había distraído, vuelva a concentrarse en la respiración y la fuerza.
Es necesario destacar que la fuerza interior, sigue el mismo ritmo que la respiración en las primeras etapas. Por lo tanto es posible que usted experimente la sensación de que la fuerza fluya al ritmo respiratorio pero no desde los pulmones, sino del punto de donde proviene la sensación de bienestar, el abdomen inferior, el punto de aliento.
CAPITULO 4: LOS PRIMEROS PASOS. El wu wei es un camino suave, armonioso y natural para lograr la perfecta armonía. No hace falta conocer grandes secretos ni realizar gigantescos esfuerzos intelectuales para despertar la fuera interior, sólo hace falta tener confianza en que dentro nuestro existe una fuerza espiritual, a la que hay que darle máxima importancia a pesar de todos los problemas que pudieran desviar nuestra atención. Todo el mundo quiere un Dios que funcione, que le arregle los problemas. Nadie se detiene a observar o buscar el origen de los problemas, simplemente quieren que se los saquen de encima. Del mismo modo nadie se detiene a buscar a Dios, a menos que pueda resolver nuestros problemas. Los problemas existen, son reales, son parte de nuestra vida cotidiana, eso es innegable. El wu wei no propone evadirse o ignorarlos, al contrario, propone enfrentarlos desde lo más profundo de nuestro ser, porque sólo desde el origen de nuestra conciencia podemos atacar al origen de cualquier problema. Cualquier problema que ataquemos superficialmente, aunque podamos resolverlo, volverá a nosotros con distinto aspecto. Solo eliminándolo de raíz nos podremos liberar de ese problema definitivamente. Wu wei nos propone un plan de siete pasos para llegar a despertar la fuerza interior. Los primeros cuatro pasos pueden practicarse con estas instrucciones, pero para los tres últimos hace falta la guía de un maestro que haya despertado plenamente su fuerza interior. Normalmente el destino nos presenta al maestro cuando ya estamos en la etapa adecuada para recibir su instrucción. Los cuatro primeros pasos son: BIENESTAR PAZ ARMONIA EQUILIBRIO Y los tres pasos superiores son: FIRMEZA FUERZA SABIDURIA-PODER
El estado de bienestar se alcanza con los ejercicios descriptos en el capítulo anterior. Pero insisto, no es cuestión de intentar sentirse bien, eso lleva al fracaso. Uno debe sentarse, relajar o liberar su cuerpo, liberar su respiración y dejarse llevar por el arte de respirar hasta que surja la sensación de bienestar. El bienestar debe surgir solo, en forma espontanea, de otro modo, no sirve. Entonces uno debe dejarse llevar por el bienestar con toda su atención, pero sin la menor intención. Si uno intenta que la sensación de bienestar aumente, fracasa. En cambio si uno se libera, y simplemente disfruta el bienestar con máxima atención, éste aumenta por sí solo. Esa es la ley. Así, el bienestar aumenta minuto tras minuto, práctica tras práctica, día tras día hasta que llega a un máximo. Si los primeros días usted logra sentir el bienestar tras cuatro horas de práctica, al cabo de un mes lo conseguirá en pocos minutos, porque una vez que se logra, resulta cada día más y más fácil. Es una sensación parecida a nadar, o flotar en el agua, sale sola, sin el menor esfuerzo. Cuando el bienestar llega a un máximo, se empieza a sentir apenas un poquito de PAZ, la segunda etapa. Entonces ya hay que dejarse llevar por la paz y, al igual que el bienestar, ésta empieza a aumentar más y más con cada práctica. Cuando la paz llega a un máximo se empieza a sentir un poquito de ARMONIA. También corresponde entonces concentrarse en la armonía para que ésta aumente en forma espontánea. Esta sensación de armonía es ya un intercambio energético entre nuestra fuerza interior y la fuerza universal, la de los cuatro elementos. El mejor ejemplo que puedo dar para explicar esta sensación es el de la figura a continuación, en que fuerza interior y exterior comienzan a comunicarse y ordenarse. Cuando la armonía llega a su máximo comienza la última etapa inferior, la del equilibrio. El individuo tiene la sensación de que cada cosa está en su lugar, de que cada acontecimiento tiene un porqué y que el destino es una fuerza, un poder que hay que comprender y manejar con delicadeza, no de acuerdo a nuestros antojos sino de acuerdo a un plan universal, algo casi sagrado. Llegada esa etapa el concepto de lo que eran nuestros problemas personales se disuelve. Básicamente el hombre que ha llegado a la etapa de equilibrio considera importantes cuatro problemas; la guerra, el hambre, la peste (enfermedad) y la muerte (no natural), o sea, los cuatro jinetes del apocalipsis.
Los demás problemas los considera menores, triviales, e incluso ya no los considera problemas sino desafíos a los que puede enfrentar enfocando su atención. Como el hombre en equilibrio ya tiene parte de su fuerza interior renovada y despierta, encuentra que puede desafiar las circunstancias que el destino le presenta con toda su concentración, sinceridad y justicia. Ya puede llegar al fondo de los problemas, encontrar sus causas, y solucionarlos de raíz, de una vez y para siempre. La fuerza interior nos motiva para ver con claridad la causa de las circunstancias, los hilos del destino; y por primera vez en la vida siente que su atención es como un ojo, o como un radar que percibe las causas y efectos que controlan todos los acontecimientos, y que funciona desde su frente. También siente que su voluntad es como una fuerza física, como algo indefinido pero real que puede proyectarse, y que fluye desde el punto de aliento.
CAPITULO 5: LA PRACTICA. Lo ideal es practicar wu wei tres veces por día; al amanecer y al atardecer la fuerza exterior es más accesible, así que estos momentos deberían ser aprovechados. Si no es posible, conviene por lo menos practicar antes de cada comida o una hora después, cuando ya no se sienta pesadez en el estómago. La ley es simple, practicar cuando realmente se tengan ganas. De nada sirve practicar sin ganas. El tiempo de cada práctica oscila entre 10 y 30 minutos. La práctica se realiza el primer mes sentado, no de pie y menos acostado. Y lo más importante, no pensar en lo que uno va a lograr, sólo en el presente, sólo en lo que siente ahora, en el momento. Hay que disfrutar la práctica, como cuando se está flotando en el agua, disfrutar cada movimiento, cada respiración, sin tratar de lograr nada, porque eso sólo crearía ansiedad. Es factible que después de un mes de práctica, ya logre concentrarse y sentir el bienestar en cuestión de segundos. En ese caso ya puede practicar de pie. Existen ciertas artes orientales como el tai chi y el chi kon en que los practicantes se ejercitan de pie, con movimientos lentos y armoniosos. Estas artes fueron creadas para despertar la fuerza interior. Cuando llegue a concentrarse en pocos segundos, puede intentarlo de pie, relajando lo más posible todo el cuerpo, respirando con suavidad, y dejando que su mente se disuelva en el infinito. A los pocos días de práctica lo logrará, y automáticamente podrá llegar a las etapas de paz, armonía y equilibrio. Cuando lleguen estas etapas aprenderá a aprovechar momentos de su vida que antes se consideraban perdidos, tales como esperar que lo atiendan en algún lugar, o viajar de pie en un tren, o cualquier situación de espera. En esos casos hay que pararse muy derecho sobre ambos pies pero con las rodillas apenas dobladas y si es posible los brazos caídos, sin encorvar la espalda o los hombros hacia adelante. En esa posición hay que liberar el cuerpo y la respiración y dejarse llevar por el bienestar. Es muy común que en esa postura aparezca la sensación de que nos fundimos en el infinito. Eso es un aspecto de la tercer etapa, la armonía. Con más práctica aprenderá a caminar haciendo wu wei. En este caso se siguen las mismas reglas que cuando practicamos de pie con un agregado. Lo nuevo de esta práctica es el arte de dar cada paso siguiendo el ritmo exacto que el cuerpo nos pida, ni un poquito más
despacio, ni un poquito más rápido. Debemos caminar a nuestro ritmo, con los brazos sueltos y liberando la vista, es decir, mirando hacia adelante pero sin tratar de interpretar lo que vemos. Por eso al principio conviene practicarlo solo, de modo que nadie nos apure o nos distraiga de nuestro ritmo. Con más práctica es posible seguir el ritmo de otros sin perder la armonía. Tal vez, la etapa más importante sea la del trabajo. En efecto, es posible trabajar en perfecta armonía, sobre todo, en cualquier trabajo rítmico y ordenado. Hay que buscar por todos los medios la forma de adecuar su trabajo a un régimen rítmico y ordenado,al menos, en un principio, durante unos minutos por día. Si usted logra trabajar al menos durante unos minutos por día en perfecta armonía, notará al final del día de trabajo que no se siente tan cansado. Para aumentar el tiempo de trabajo rítmico y ordenado, necesitará de alguna estrategia, pero bien vale la pena el esfuerzo. Los cambios apreciables de esta práctica son un menor cansancio, una mejor relación con la gente y sorprendentemente una fuerte tendencia a no aburrirse, enojarse u ofenderse. Finalmente puede aplicarse wu wei a todos los órdenes de la vida. Si usted se acostumbra a actuar con concentración, sinceridad y justicia, todas las cosas le reportarán a la larga la recompensa adecuada, no como premios que se puedan considerar fortuna, sino como un estado de plenitud y comprensión de las leyes que rigen nuestro destino.
CAPITULO 6: LAS ETAPAS SUPERIORES. Las tres etapas superiores son, como dijimos anteriormente: FIRMEZA: el practicante siente que la fuerza interior sube por su columna vertebral y baja por el frente, formando un circuito que se establece cada vez con más energía a medida que uno se deja llevar por la firmeza. FUERZA: cuando la firmeza llega a un máximo se empieza a sentir realmente la fuerza interior fluyendo dentro nuestro, a tal punto que es posible aguantar fuertes golpes sin sufrir el menor daño. A su vez puede uno dañar con facilidad a otras personas, y es por eso que en estas etapas resulta imprescindible un maestro que nos enseñe a conservar un estricto equilibrio emocional. Esta etapa se puede comparar a un hombre que sube a una escalera muy alta y muy delgada. Si uno sube un poquito puede darse el lujo de moverse bruscamente o con errores gruesos sin riesgo alguno, pero cuanto más alto se sube, más delicado es el equilibrio y más perfectos deberían ser nuestros movimientos para evitar la caída. SABIDURIA Y PODER: no pueden ir separados, invariablemente van juntos. En esta etapa uno ve los hilos que rigen el destino y puede aliarse con ellos modificando así la fatalidad. Si se pudiera llegar a estas etapas sin la preparación espiritual adecuada, sería desastroso. También se llega a esta etapa como a todas las demás, dejándose llevar por la fuerza. El entrenamiento del maestro consiste en comprender e interpretar el funcionamiento de la naturaleza humana. Este funcionamiento se explica fácilmente con el triángulo de oro de los antiguos alkimistas, presentado en la figura superior. Ya hemos dicho anteriormente que la concentración, sinceridad y justicia son las virtudes que le dan poder a nuestros actos. Por último cabe destacar que el despertar de la fuerza en las etapas inferiores puede lograrse con los datos que aquí he presentado. Estos ejercicios son muy benéficos y no tienen contraindicaciones. Pero en las etapas superiores hace falta la guía de un maestro porque la fuerza interior arrasa con todo, nos cambia de plano la forma de vida y cualquier error puede producir extrañas enfermedades físicas o psicológicas y hasta la muerte. Yo mismo he conocido a varias personas que han enfermado por un mal manejo de la energía y conocí indirectamente algunos casos de muerte.
El control de la fuerza interior no es un juego, es un arte muy poderoso y delicado que comprende una filosofía llamada La Ciencia del Bien y del Mal. El maestro enseña cómo la sensación de fortuna y desgracia son interpretaciones mentales que dependen del estado de conciencia. Los verdaderos valores, los que realmente alimentan la fuerza, son los del eje central de esta cruz, el amor o el odio. El espíritu no interpreta, sólo puede sentir amor, justicia u odio. En cambio la barra mental, que en ésta figura es la horizontal, interpreta a la fortuna como el verdadero bien y a la desgracia como el verdadero mal, todo lo cual no es correcto. El verdadero bien es el amor, el verdadero mal es el odio, y la justicia es el punto de enlace entre la mente y el espíritu. Pero sólo cuando estamos preparados se presenta algún ser que nos inspira la mayor confianza, y que da muestras de estar en perfecta armonía con sí mismo y con el mundo, y así se mantienen las dinastías de maestros y aprendices. Mientras tanto tenemos otros dos maestros que son nuestra conciencia y nuestra experiencia.
Por encima del amor está Tao, lo absoluto, lo incomprensible, lo máximo; a su vez, por debajo del odio está la abulia, la indiferencia total, lo peor de todo. Todo lo que se pide es sinceridad y justicia, de allí en más todo se desata solo para despertar correctamente la fuerza interior y descubrir un mundo maravilloso.
Yo no tengo poderes el Poder me tiene a Mí y nos tiene a todos. Pero todos lo anulamos lo refrenamos y desviamos imponiendo nuestros deseos, intereses y sentimientos. Sólo el Sabio se detiene, permanece en profunda paz entonces percibe la verdad actúa con respeto, firmeza y por eso ejerce la justicia. Así, el Poder fluye en El.