220 likes | 476 Views
Lectio Divina. XIX Domingo Ordinario Parroquia Santa María Magdalena Yacuanquer. A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio. Contemplación. Oración. Meditación. Lectura. Preparación.
E N D
Lectio Divina XIX Domingo Ordinario Parroquia Santa María Magdalena Yacuanquer A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
Contemplación Oración Meditación Lectura Preparación A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
La Palabra debe ser esperada y escuchada Con buena disposición interior Oración al Espíritu Santo Con Corazón limpio y humildad
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO(San Agustín)Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas. A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
Leer bien y sin prisa Hay que leer dos o tres veces Aprende a conocer el Corazón de Dios en sus Palabras Leer bien, es escuchar bien
Lectura del Santo Evangelio según Mateo 14, 22-33 «Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: "Es un fantasma", y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: "¡Animo!, que soy yo; no temáis". Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas". "¡Ven!", le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: "¡Señor, sálvame!" Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?" Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: "Verdaderamente eres Hijo de Dios".» A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio Palabra del Señor
Composición general del Evangelio de San Mateo • 1,1- 4,16: Presentación de Jesús. • 4,17-16,20: Misión de Jesús. • 16,21-28,20: Pasión, muerte y resurrección de Jesús.
En este domingo seguimos el relato que comenzamos la semana pasada, cuando el Maestro nos enseñó el gran milagro de la multiplicación de la solidaridad y de la comunidad organizada. El tema de hoy, es supremamente apasionante y tiene mucho que ver con la sicología de la fe. Muchos tratan este relato desde la experiencia de la teofanía y están en el punto justo del relato, pero, nosotros nos vamos a salir un poco de esa experiencia para redescubrir en el texto elementos tan humanos de la fe.
Quisiera comenzar destacando la actitud amable y gentil del Maestro, que es destacada por el evangelista, al punto que dos veces la cita: Jesús despide a la multitud!, no solo bastaba saciar el hambre física, era necesario enviar con una sonrisa afectuosa a las personas que habían compartido el pan. Nuestras celebraciones en muchas ocasiones han perdido este espacio tan importante, la despedida de la Eucaristía debe ser emotiva, alegre, calurosa como el Maestro lo hacía. No basta saciar el hambre física, es necesario despertar en los demás la alegre esperanza.
El relato también como en el anterior domingo se enmarca en el ambiente de la oración, Jesús al inicio saca espacio para estar en contacto con su Padre, y al final del texto los que están en la barca terminan en un ambiente pleno de adoración. Esto nos da la clave para entender que nuestra vida por mas llena de cosas, de incertidumbres o de “vientos violentos” si se vive en oración jamás se destruye, puede tambalear, pero jamás caerá!.
En cuanto a los personajes, es la imagen de Pedro que aglutina nuestra atención, él un hombre muy práctico y que hace unas horas estaba emocionado repartiendo el alimento del milagro, ahora se enfrenta a su verdadera realidad como hombre creyente. Al inicio, lo sobresalta el miedo, típico elemento de la religiosidad que está creciendo entre verdades de fe y fábulas de religiosidad. Él, junto al Maestro ha experimentado milagros, palabras de sanación y palabras de vida, pero, ante los sucesos del mundo que hacen tambalear su vida ya no ve al Maestro, simplemente ve un fantasma.
En el relato, Pedro pide con fogosidad un signo que testifique que el Maestro está presente en su vida, y no pide una prueba pequeña: él quiere caminar sobre las aguas con Jesús. Es algo, como si hoy le dijéramos a Jesús, hazte presente en mí mientras hago el negocio de mi vida o algo parecido. Ante esto el Maestro responde ven!. Es en este momento donde la fe se pone en juego. Ya no estamos ante un tal vez o un por fa!...estamos ante una decisión que nos exige estar libres de las fábulas de religiosidad y quedarnos solo con las verdades de fe.
Pedro camina al inicio, pero cuando se deja aprisionar por los miedos de la violencia del mundo, sucumbe. Cae como cuando nosotros le pedimos un milagro a Dios, pero mientras se lo pedimos estamos buscando otras “seguridades” que hagan posible el milagro.
Nuestra fe, como la de Pedro se queda en la fogosidad de un momento, no es capaz de escalar los peldaños de la paciencia, de la seguridad en Dios. Nuestra fe nos exige mucha oración para creer, para aceptar que el Maestro está con nosotros y quiere transitar en un mundo que ejerce mucha violencia en quienes creen Él.
DESCUBRIR LOS “AFECTOS” QUE LA PALABRA VA GENERANDO EN MI CORAZÓN: Alegría, compromiso, interrogantes, nuevas posibilidades Lo dicho, lo narrado por la Palabra tiene, ahora, que ser leído con el corazón
Meditemos la Palabra con el Papa «Mi madre me decía cuando era ya mayor: De pequeño estuviste muy malo; tuve que llevarte de un médico a otro y velar noches enteras; ¿me crees? ¿Cómo habría yo podido decir: Madre, no te creo? Pero sí que creo, creo lo que me dices, más te creo especialmente a ti. Y así ocurre con la fe. No se trata sólo de creer lo que Dios ha revelado, sino a Él, que merece nuestra fe, que nos ha amado y tanto ha hecho por nuestro amor». Juan Pablo I. Alocución del 13 de septiembre 1978
Da gracias, intercede por los hermanos, por las situaciones que el texto te haya traído a la memoria. Da curso libre a tus capacidades creativas de sensibilidad en la oración. Lo dicho, lo narrado por la Palabra tiene, ahora, que ser hablado con el corazón
Dios, Padre nuestro, acrecienta en nosotros el sentimiento de hijos tuyos, nuestro amor y nuestra confianza en Ti, para que seamos en todo momento y circunstancia signos vivos de tu presencia en medio de la humanidad, aún en esos momentos que parece que todo nos trata de apabullar. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo tu Hijo. Amén A la escucha y meditación de la Palabra de Dios desde la Tradición y Magisterio
Ponte en medio de la comunidad y deja que rebose de tu interior la paz y la bendición que has recibido. Actúa con ellos para volver a reencarnar en la historia a Jesucristo, la Palabra hecha carne. Lo dicho, lo narrado por la Palabra tiene, ahora, que ser practicado en la vida
Mi compromiso en esta semana será: • La fe es capaz de mover montañas… y de hacernos caminar sobre el mar. ¿Cómo va mi fe? ¿Tengo confianza ciega en Dios? ¿Qué hago con mis dudas? ¿Me pasa como a Pedro, que me hundo en la vida por dudar? • 2. Voy a terminar mis encuentros y reuniones con los demás con el mismo afecto que Jesús terminaba sus encuentros con la gente. • (Desde el Evangelio de San Mateo 14,22-33) • Estamos en http://koinoniadeamor.blogspot.com/