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Vea: Ezequiel 47: 1-13 Ezequiel 47:1 Entonces me hizo volver a la entrada del templo. Y he aquí que de debajo del umbral del templo salían aguas hacia el oriente, porque la fachada del templo estaba al oriente. Las aguas descendían de debajo del lado sur del templo y pasaban por el lado sur del altar. :2 Luego me sacó por el camino de la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por afuera hasta el exterior de la puerta que da al oriente. Y he aquí que las aguas fluían por el lado sur. :3 Cuando el hombre salió hacia el oriente, llevaba un cordel en su mano. Entonces midió 1.000 codos y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.
:4 Midió otros 1.000 codos y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros 1.000 codos y me hizo pasar por las aguas hasta la cintura. :5 Midió otros 1.000 codos, y el río ya no se podía cruzar, porque las aguas habían crecido. El río no se podía cruzar sino a nado. :6 Y me preguntó: “¿Has visto, oh hijo de hombre?” Después me condujo y me hizo volver a la ribera del río. : 7 Cuando volví, he aquí que en la ribera del río había muchísimos árboles, tanto a un lado como al otro. :8 Y me dijo: “Estas aguas van a la región del oriente; descenderán al Araba y llegarán al mar, a las aguas saladas; y las aguas serán saneadas.
:9 Y sucederá que todo ser viviente que se desplace por dondequiera que pase el río vivirá. Habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, pues las aguas serán saneadas. Y todo aquello a donde llegue este río vivirá. :10 Y sucederá que junto a él habrá pescadores, y desde Engedi hasta En-eglaim será un tendedero de redes. Sus peces, según sus especies, serán tan numerosos como los peces del mar Grande. :11 Sus pantanos y lagunas no serán saneados, pues quedarán para salinas.
:12 “Junto al río, en sus riberas de una y otra parte, crecerá toda clase de árboles comestibles. Sus hojas nunca se secarán, ni sus frutos se acabarán; cada mes darán sus nuevos frutos, porque sus aguas salen del santuario. Sus frutos servirán para comida, y sus hojas para medicina.”
Esta profecía magnífica, sin duda, presenta un cuadro de la restauración literal del templo de Israel y la nación hebrea en los días del futuro. • Igualmente es legítimo para nosotros aplicarlo en referencia a la obra del Espíritu Santo en los corazones de su pueblo, y en medio de su Iglesia, la cual es el templo del Dios viviente. • Nuestro Señor Jesús mismo identificó a las aguas vivas con las hermosas palabras del Cap. 17 del Evangelio según San Juan.
En medio de las sagradas solemnidades de aquel templo antiguo y Fiesta de los Tabernáculos, aplicó a si mismo la hermosa figura del agua que estaba siendo derramado delante de sus ojos. (Juan 17)Abrió su boca y proclamó, diciendo: :37“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. : 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior”. :39 Esto dijo acerca del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu, porque Jesús aún no había sido glorificado.
Esta es una expresión muy clara de la visión de Ezequiel… …Representa al Espíritu Santo como un rio de aguas corriendo de lo más profundo del interior de su corazón consagrado, llegando a ser un río de bendiciones para otros.
Nos habla de la corriente cristalina y los ríos que se anchan y profundizan cada vez más en su marcha por la tierra desértica. Transformando dichas tierras en hermosas jardines llenos de colores de bellezas. Nos habla de hermosas frutas, y hojas medicinales.
Hasta el Mar Muerto llega a ser renovado en un lugar donde los pescadores se dedican a la pesca. Finalmente el templo mismo llega a ser la morada de Dios, y recibe el nombre: “ Jehová Shamma”, es decir: “El Señor está allá”. OJO Hay algo en cuanto a estas figuras que no puede ser analizado.
Hay una libertad, un brillo, un resplandor suave, sin embargo es muy real. Algo que no se puede pronunciar y lleno de gloria. Hay cosas en nuestra vida cristiana, que si usted los tradujera en palabras comunes y corrientes, llegan a ser como las hojas de una flor picada por un insecto, marchitado y muerto.
Pero las deja como están, pues están llenos de vida y gozo. Usted no puede traducirlos, usted no siempre puede entenderlas. Es la voz del Espíritu clamando adentro de usted, clamando con suspiros que no pueden ser expresados, sin embargo son de un gozo que tampoco se puede expresar.
Esto está lleno como un río magnífico, tan puro como el agua cristalina. Tan fresco como el rocío de la mañana. Sonando como las hojas del árbol de la Vida. Tan lleno de poder y bendición como aquel rio que hizo revivir todas las cosas donde quiere que fuera.
EL RIO ES EL ESPIRITU SANTO Procuraremos de interpretar tanto que podamos de este cuadro tan rico y subjetivo. La primera cosa que nos llama la atención es la dirección de este rio. Sabemos que el rio representa al Espíritu Santo, aquella bendita Persona cuyo ministerio es, limpiar, satisfacer, consolar, ayudar y sanar a los discípulos de Cristo.
Pero ¿ Por qué el rio está fluyendo hacia afuera y no hace adentro de nosotros ? ¿ No estamos siempre buscando una bendición y un bautismo ? Pero aquí parece que el santuario sólo está ocupado en una sola cosa, correr en su ministerio de compartir su generosa misericordia.
Esta es la verdadera vida del Espíritu Santo. El verdadero propósito del Espíritu en cuanto a llegar a nosotros es de hacernos “colaboradores con Dios”, cuya sola ocupación es “siempre amando”; “siempre bendiciendo”; y “siempre dando”. No fue, sino después de que este rio comenzara a fluir; sino desde la primera gótica ya estaba corriendo.
El Templo pudiera haber dicho, cuando las primeras dos o tres gotas comenzaron a moverse abajo de los dinteles: “Yo no puedo perderlas; ustedes han de quedarse en mi recipiente”. Pero, no; sencillamente los envió, y allá se fueron para comenzar su ministerio de amor. Asimismo, hasta el fin, el rio siguió fluyendo, y cuando llegó al Mar Muerto, su poder amoroso fue tan grande que el Mar llegó a ser transformado en vida y frescura.
El verdadero secreto del Mar Muerto era que no tenía salida por ningún lado. Era únicamente un gran estanque , y esto no ha cambiado a travez de los siglos. Pero cuando llega el rio, todo comienza a revivir.
Amados, este es el secreto de la debilidad espiritual y el desaliento. ¿Ud. Desea una bendición para usted mismo? Entonces comience a vivir para Dios y para otros, y Él se lo devolverá diez veces más
La segunda cosa que aprendemos acerca de este rio es, que fluye desde el santuario. ¿ Qué es un santuario ? Es un lugar sagrado, separado, santo y divino. En primer lugar debe ser separado de usos pecaminosos y comunes. A.
B. C. En segundo lugar debe ser dedicado a Dios y pertenecer exclusivamente a El. En tercer lugar, debe estar ocupado para Dios, y ser llenado con El como Dueño, su Huésped y el Objeto de Adoración. Aplicación: En este sentido lo que el verdadero creyente consagra es el santuario de Dios, cuando ese se separa de toda iniquidad para Dios.
Cuando este se dedica para ser la propiedad de Altísimo, y recibe al Espíritu Santo para morar en él y representar en él la Trinidad como ocupante y dueño de su corazón y vida. Este es el santuario. Esto es santidad. Esta es la verdadera vida cristiana. ¡De alguien así siempre el rio correrá!
Pero usted no puede ser de más bendición a ella que desde su propia experiencia. Usted no puede dar lo que no tiene. Usted no puede sacar agua pura de una fuente contaminada. ¿ Por qué no somos bendiciones más grandes ? Es que nuestros corazones no son santuarios.
Procuraremos hacer un poco de trabajo para Dios y entonces encontramos que todo está siendo obstaculizado por un millar de usos prohibidos. Y Dios no quiere amistad con el mal, y no aceptará servicio que está mezclado o compartido. Amados consagrémonos. ¡ Permite que Él nos santifique; nos llene, para después fluir desde nosotros en toda la plenitud del Espíritu Santo.
3. La tercera cosa acerca de este rio es que estaba fluyendo de debajo del umbral del Templo. Es decir la puerta de la entrada. El agua no estaba fluyendo del techo, ni de alguna colina que estaba atrás, ni desde la fuente que estaba en el atrio de Templo; sino llegó de la parte más baja, donde el pueblo pisaba para entrar al Templo.
Y así el Espíritu Santo fluye desde los corazones de los humildes; consagra el espíritu humilde. Usa al hombre que está muerto y que ha llegado como perdido para sí mismo, para que Dios pueda tener toda la gloria, y puede llenarlo sin medida.
4. La cuarta cosa acerca del Río de Dios es su dirección. Está fluyendo hacia el oriente. Es el río de la mañana, no el rio de la noche. No representa a la vida vieja, cuya sol se está poniendo; sino representa a la nueva vida la cuál resucitó con la resurrección de Cristo, y que está mirando a la mañana eterna.
Es una vida nueva y vida de resurrección, y siempre estará fluyendo hacía el sol que está levantándose. El río comienza con unas pocas gotas. Apenas llega a ser un pequeño arroyo en su primer kilómetro. Es tan pequeño, al manar por debajo del umbral. Unas poquitas gotas húmedas, pero llega a ser una corriente potente antes que llegue al mar.
Así el Espíritu Santo ama comenzar en “ el día de las pequeñas cosas “. Ama de hablar a nosotros por medio de “la voz dulce y apacible”, para mostrarnos que no estamos lejos de la meta. Si el Espíritu Santo esta gritando a nuestros oídos, estaría dando a entender que se encuentra a una distancia lejana o que nosotros fuéramos muy torpes o estúpidos.
No hay ninguna expresión de confianza más íntima, que un secreto susurrado en el oído. El bendito Espíritu Santo viene a nosotros con el delicado soplo de su aliento, y si nosotros no le reconocemos en estos comienzos pequeños, no veremos su crecimiento y desarrollo, y nosotros nos preguntaremos todos nuestros días porque no recibimos la bendición.
Estamos esperando viento y lluvia, o por un huracán de poder o tormentos eléctricos; cuando el aire está full de fuego eléctrico divino. Solamente tenemos que hacer la conexión, para tomarlo cuando lo necesitamos, y encender toda la maquinaria de la vida. Amado, si usted quiere reconocer los primeros toquecitos de Dios; los suaves susurros de su voz contestándole; el suave toquecito de su dedo, sepa que detrás de esto está toda su omnipotencia.
El le mostrará que “no es con fuerza, ni con poder, sino por el Espíritu de Jehová de los Ejércitos”. A. Aguas hasta los tobillos. La primera etapa del curso del río era aproximadamente un kilómetro, desde el lugar de donde había manado. Aquí el profeta fue parado por aquel varón que le estaba atendiendo, y le hizo pasar por un pequeño arroyo.
Y he aquí, había incrementado, hasta que las aguas llegaran “hasta los tobillos”. La palabra empleada en el hebreo es más expresiva. Significa literalmente “aguas hasta los plantas de los pies”. Había muy poca agua por allá, quizá aproximadamente un centímetro de profundidad.
Pero, si el profeta lo habría despreciado fuese quedado fuera de toda la gloria de la visión. Sin embargo sumergió sus pies en el agua que había encontrado. Había suficiente agua para la planta de sus pies, y esto le bastaba. Esto no precisamente lo que se nos ha sido dicho: “Cada lugar, que pisa la planta de sus pies, lo os he dado”.
¿ Cómo podríamos llamar este “poner nuestros pies en las aguas” ? Posiblemente podría significar el hecho de pararnos sobre la guianza del Espíritu de Dios. O aventurar sobre Él; o pararnos sobre sus promesas; contando con Él; o confiando en Él para todas las cosas, reconociéndole y confesándole como nuestra vida y fuerza .
¿ O significaría obediencia ? Estos pies, ¿ Representarían los pasos del deber ? El viene para enseñarnos en cuanto a la fe y obediencia y siempre requiere de hacer algo muy temprano en nuestra carrera espiritual. Es algo que muchas veces nos CUESTA sacrificio.
Algo que prueba la sinceridad de nuestros motivos. Algo que significa todo para nosotros. Pero si le obedecemos y seguimos adelante, encontraremos que Él se está acercando a nosotros en una medida más llena, y nos estará dando revelaciones más profundas y nos estará guiando hacía una plenitud más grande.
Amados, tomaremos ambos pasos, poniendo nuestros pies en la corriente de agua y andar en el espíritu. ¿ Aceptaríamos confiadamente y amablemente, toda la voluntad perfecta de Dios, la cual es buena y aceptable?
Aguas hasta los tobillos. Este es el ministerio de la oración en el Espíritu, producto de una vida de obediencia y fidelidad a Dios. El nos llevará al lugar secreto del Altísimo y nos permitirá llevar las cargas de otros y compartir con Él el sacerdocio que Él mismo está cumpliendo delante del trono. Esto es más que nuestras palabras y obras.
Es el lugar del poder real. Pero la persona ha de ser bautizado en el Espíritu Santo o llegará a estar sin fruto.
B. Agua hasta los lomos. Próximamente tenemos “aguas hasta los lomos”. Esto significa “investirse de poder”, el Bautismo del Espíritu Santo para servicio. “Ceñir los lomos” es un símbolo de servicio y fuerza.
Dios da poder a sus siervos para hablar en su nombre con eficacia y para cumplir con los resultados gloriosos por el cual El los comisionó. Sin este poder no vale la pena intentar algún servicio para Dios. Jesús no comenzó su ministerio hasta que hubiera recibido el bautismo en el Espíritu Santo, y sería presunción para nosotros atrever de hacerlo sin ello.
C. Un río para nadar. Próximamente tenemos las aguas que pasan por encima de nuestras cabezas. Las aguas habían llegado a ser tan profundas que el profeta mismo no era capaz de cruzarlas. Sus propios movimientos son imposibles, y todo lo que puede hacer es dejarse llevar por la corriente, para que lo lleve a donde quiera.
Esto nos habla del tiempo donde llegamos al fin de nuestros propios esfuerzos y caer en la plenitud de Dios. Desde aquel momento nuestra obra es: “Dios obrando en nosotros”, y nosotros seremos igual al nadador en medio del rio y que es llevado por la corriente. Ahora se mueve más potente que cuando estaba nadando, pues tiene toda la fuerza del río de su parte.
Debe haber, por supuesto, una entrega de nuestra propia vida antes que podamos entrar en el río del poder de Dios. Entonces heredaremos toda la plenitud de la Omnipotencia Divina. Hasta donde estamos en unión con Dios, también tendremos el poder de Dios. Este poder es espontáneo. Sin luchas, y emana de una fuente más allá de nosotros mismos, y corre como un rio que siempre cambia.
EL FRUTO EN LA ORILLA DEL RIO. Próximamente podemos observar los frutos en la orilla de este río glorioso. Hay fruto para ser comido por los santos. Frutos incesantes, frutos de una variedad infinita. Todos los árboles del paraíso son restaurados, renovando sus cosechas cada mes.
Aún las mismas hojas son para sanidad. No son la parte más importante del árbol, pero tiene su lugar. Y así el Señor sanando por el Espíritu Santo, es uno de los ministerios del Espíritu.
Sin embargo no es su ministerio más elevado. Corresponde a la hoja del árbol, mientras el fruto corresponde a la vida espiritual más profunda. También hay otros frutos, especialmente el fruto de almas preciosas. Los pescadores están parados en la orilla del Mar Muerto, recogiendo sus almas preciosas.
Continuamente recordando al mundo del infierno que se encuentra cerca de la puerta del cielo. Mas adelante estaba Zion; el Templo, pero más allá estaba también el Mar de la Muerte y la puerta del infierno. ¡ Ah, esto todavía es así ! Mientras estamos gozándonos en la bendita plenitud del Espíritu, cercano a nuestras puertas hay multitudes en miseria y pecado.
Son muy profundos los peligros y tristezas que se ve en nuestras pecaminosas ciudades y nuestro mundo perdido. Pero si estamos llenos con el poder del Espíritu, nosotros también iremos como pescadores de hombres para cosechar almas preciosas para Cristo en el poder del Espíritu Santo. Así convertiremos los desiertos de esta vida en lugares de bendición, para que “dondequiera que vaya el río, todo vivirá”.