E N D
Cuántas veces, con la pérdida de un ser querido nos hundimos en el abismo de la tristeza, sin querer salir de él, llorando continuamente a causa de la ausencia y el estado de indefensión en el que nos encontramos… ellos –nuestros seres queridos que ya partieron a la casa de nuestro Padre- nos diran: ¡No llores más por mí! Estoy en paz, en la paz de mi Señor.
Un día un niño falleció. La madre, todos los días, por la ausencia de su hijo, lloraba. Un día se le presentó un ángel y le preguntó: ¿Por qué lloras tanto? Ella le respondió: Porque mi hijo ha muerto y nunca más volveré a verlo.
El ángel le preguntó: ¿Quieres ver a tu niño? Ella le respondió: ¡Sí, claro!, quiero volver a verlo, abrazarlo. Él ángel le concedió su deseo. Le dijo: Espera aquí y verás pasar a tu niño. Ella le preguntó: ¿por dónde viene?, no lo veo… ¿dónde está?, preguntó ansiosa.
Muy a lo lejos se veía cómo se acercaba un grupo de niños con unas alas blancas que salían de su cuerpo. De repente, a lo lejos, en el grupo, vio a su hijo. Todos los niños, cuyo rostro era apacible, alegre, llevaban en su mano una vela encendida, solo que notó que su hijo la llevaba apagada y su rostro denotaba cierta tristeza.
Se abrazó a él y le preguntó: Hijo, ¿cómo estás? He observado que tus compañeros hacen el camino con una vela encendida y tu vela está apagada, sin brillo. El niño le respondió: Mamá, todos los días encienden mi vela para que cruce el camino de la felicidad con el resto de los niños, pero mi vela se apaga.
La madre le preguntó: ¿porqué se apaga tu vela? Él respondió: Porque todos los días, con tus lágrimas, mojas la llama y así yo nunca podré terminar mi camino a la felicidad. Tú, que me amas tanto, ayúdame a ser feliz en la eternidad. Autor desconocido por mi.
CONMIGO HOY ESTARÁS Aunque cueste aceptar que ya no volverás, hay un sol que me aclara y me calma este amar, lo que fue una brisa hoy es vendaval. Cuanto cuesta aceptar si ya nada es igual. Y ese tiempo de ensueños tan llenos de fe, de esperanza y consuelo al saber que estás bien. Porque cuando el tiempo llegó a su final me lloraron los ojos al verte volar. Son los momentos en la vida que nacen en la luz y en la palabra de Jesús. Son los momentos que van creciendo y aunque ya no estés conmigo siempre quedarán. Conmigo hoy estarás. Y ahora sé que ya está junto a ti mi Señor y aunque duela aceptar dile que estoy en paz, porque sé que me guía y no me deja en soledad. Hoy se han vuelto eternos su amor y su andar. Y los años que hoy nos separan tal vez son estrellas que ve el nuevo amanecer. Fue tan fría la noche de verte partir, pero ahora es más tibio este día a mi. Son los momentos en la vida que nacen en la luz y en la palabra de Jesús. Son los momentos que van creciendo y aunque ya no estés conmigo siempre quedarán. Conmigo hoy estarás. Aunque cueste aceptar que ya no volverás, me iluminas el alma al verte volar. Nicolás Majluf
Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas.