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EL AMOR FLORECE. Por: Amalia Domingo Soler. GILGARAL – Edición: 23/11/2007. Donde está plantado, el amor florece. Por más árida que sea la tierra del corazón que reciba las semillas del amor, él allí germina, crece y florece. No hay impedimentos para el amor. Nadie resiste su poder.
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EL AMOR FLORECE Por: Amalia Domingo Soler GILGARAL – Edición: 23/11/2007
Donde está plantado, el amor florece. Por más árida que sea la tierra del corazón que reciba las semillas del amor, él allí germina, crece y florece. No hay impedimentos para el amor. Nadie resiste su poder.
Él propicia alegría en las horas dichosas o en los momentos amargos. Su presencia cambia el paisaje, colocando sol y calor allí donde surge, al mismo tiempo que atrae a la vida que todo lo fecunda.
El amor necesita de condiciones para desarrollarse, sin embargo, es la fuerza que nada impide su manifestación ni la realización de su menester superior.
Se insinúa discretamente, sin imponerse; conquista sin molestar y arrastra con dulzura, renovando a quien ama y a aquel que es amado, construyendo una forma superior de relación entre los seres.
Para manifestarse, no depende de la fortuna, ni de la belleza, ni del poder. A toda la gente se le presenta igual, pues es portador de los bienes inalienables del espíritu: entusiasmo, indulgencia, fe y paz.
Cuando llega nada pide; si es expulsado todo lo deja. Si es buscado, fácilmente crece, se abre en flores y fructificas en armonía. Si es abandonado, proyecta claridad como lámpara encendida que derrama luz en la noche oscura.
Por más arbitraria que sea la persona o por peor que se presente, ella no puede vivir sin el amor. Tal vez se enmascare de indiferencia o se embrutezca con la violencia; sin embargo, en su íntimo ama más profundamente y se alimenta de la fuerza del amor a algo o a alguien.
Cuando escasea en el corazón, éste adolece, y si cuando se le presenta está enfermo, entonces viene la curación. Si las circunstancias son malas, el amor las transforma y, si son buenas, las bendice.
El amor es carismático; donde aparece atrae y conquista. Hay quienes lo quieren por las apariencias, como aquellos que valoran un libro por su portada. Su fuerza, mientras tanto, es interna, por todo lo que consigue hacer y transformar.
Cualquier situación, por peor que sea, se modifica cuando el amor pasa a conducirla. Con sus lentes se ven diferentes los acontecimientos y los problemas.
Comúnmente, aquéllos que se dicen carentes de amor, son quienes no aman; así como cuantos buscan el amor en las lejanías, no lo encuentran, pues lo tienen en el lugar de donde salieron.
El amor no tiene trajes especiales para lucir y llamar la atención. Es necesario conocerlo y dejarse penetrar por su fuerza edificante. Es conveniente no confundirlo con deseo, pasión, sensualidad; estas son manifestaciones de su forma primitiva, herencia aún animal, cuando brutalmente esclaviza.
Nunca se pierde un legítimo amor, conforme muchos afirman. Si el amor se aleja, quizás haya sido abandonado por el ser querido o no era amor verdadero. Cuando se ama se es fuerte y benigno; la crueldad resulta de su falta en la vida.
El amor sugiere que se abran los brazos a la vida, pues cuando se cierran en torno de sí mismo, se descubre que no se poseía nada. Él multiplica la vida y los afectos, jamás disminuye o divide a los seres.
Se puede, por lo tanto, afirmar, que el amor es el alimento más primordial de la vida, sin el cual esta desfallece y muere. Porque el amor es la presencia de Dios en el orbe, donde quiera que esté sembrado, siempre florecerá. -o-
“Sin esa mezcla de flores y espinas, no sabríamos apreciar la existencia en su valor verdadero”. “Sin saber lo que vale una lágrima, no se sabe apreciar una sonrisa”. “Nunca es el hombre más feliz que cuando cumple con todos sus deberes”. Amalia Domingo Soler
EL AMOR FLORECE Amalia Domingo Soler www.amaliadomingosoler.divulgacion.org