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AÑO. PAULINO. 29/VI/2008 – 29/VI/2009. GUIÓN: Antonio Rodríguez Carmona Francisco Contreras Molina MONTAJE: Antonio García Polo MUSICA: J. S. Bach . Textos del NT tomados de la “Biblia de Jerusalén”. SERIE II “Las Cartas de Pablo”. Filipenses. I. ASPECTOS HISTÓRICOS.
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AÑO PAULINO 29/VI/2008 – 29/VI/2009 GUIÓN: Antonio Rodríguez Carmona Francisco Contreras Molina MONTAJE: Antonio García Polo MUSICA: J. S. Bach Textos del NT tomados de la “Biblia de Jerusalén”
SERIE II “Las Cartas de Pablo” Filipenses
La ciudad de Filipos. Está situada en Macedonia a 12 Km. al norte de Neápolis (hoy Cavalla), en la vía Egnatia, la gran carretera que unía Oriente con Occidente. Al norte pasaba el río Gangas o Ganguites. Fue fundada por el rey macedonio Filipos II, padre de Alejandro Magno, el año 358 aC. El año 150 pasó a poder de Roma. Un poco más tarde, el 42, en sus alrededores tuvo lugar la batalla de Filipos, en la que Marco Antonio y Octavio derrotaron a Bruto y Casio. • Después de la batalla, el año el 30 aC, fue convertida en colonia romana, haciéndose residir en ella gran número de soldados licenciados después de la batalla. De aquí que la población estuviera compuesta de romanos, indígenas y una minoría judía, tan reducida que no había podido levantar una sinagoga para sus reuniones.
2. La Iglesia de Filipos. La comunidad fue fundada por Pablo en su segundo viaje apostólico hacia el año 50, siendo la primera ciudad europea evangelizada (Hch 16,11-40). La comunidad estaba compuesta de gentiles convertidos y una minoría judía y sería relativamente numerosa, pues Pablo alude a varios responsables, a los que llama “vigilantes” (episkopoí) y “ayudantes” (diakonoí), palabras que todavía no tienen sentido técnico. Pablo mantuvo relaciones cordiales con ella, siendo la única comunidad de la que aceptó ayuda económica (Flp 4,15-16; 2 Cor 11,7-9). A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas con qué vivir para serviros. Y estando entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie; fueron los hermanos llegados de Macedonia los que remediaron mi necesidad. En todo evité el seros gravoso, y lo seguiré evitando (2 Cor 11,7-9).
3. Unidad de la carta * Todos los especialistas reconocen que el contenido de estos cuatro capítulos es de Pablo, pero ¿fue todo escrito de una vez, como una sola carta, o es el resultado de unir varios escritos enviados por Pablo a la Iglesia de Filipos? Las razones para plantear esta pregunta son ciertas repeticiones de temas (unidad, alegría), rupturas de pensamiento, cambios de estilo... * Los que opinan que Flp contiene varios escritos suelen distinguir tres: (A) 4,10-23: carta desde la cárcel para agradecer la limosna enviada por la comunidad por medio de Epafrodito; (B) 1,1-3,1 + 4,4-7: Pablo está en la cárcel y desde ella toma postura contra algunas desviaciones en la comunidad; (C) 3,2-4,3.8s: Pablo, fuera de la cárcel, dirige una carta a los dirigentes, poniéndolos en guardia contra los judaizantes
Flp B 1,1-3,1 + 3,2-4,3 + 4,4-7 + 4,8-9 + 4,10-23 Flp A Flp C * Otro sector de especialistas no admite estas divisiones, defiende la unidad redaccional y explica de otra forma los motivos en que se apoyan los que proponen la división. * Sea lo que fuere de este problema, la Iglesia primitiva nos ha transmitido la carta como una unidad que contiene la palabra de Dios, válida para los cristianos de todos los tiempos. Con todo, el conocimiento de posibles componentes siempre es útil para explicar algunos detalles histórico-literarios de la carta.
4. Ocasión * Para los que afirman la unidad del escrito, la carta no responde a problemas concretos urgentes de la comunidad. Es el escrito que más responde al carácter variado, personal y cordial de una "carta". El contenido deja suponer que Pablo, que está en la cárcel, ha recibido una ayuda económica de los filipenses, enviada por medio de uno de ellos llamado Epafrodito, y la quiere agradecer. El mensajero, Epafrodito, estuvo gravemente enfermo y la comunidad estaba preocupada. Una vez que éste recuperó la salud, Pablo lo envía a sus paisanos y con él la carta, en que agradece la ayuda, los pone en guardia ante el peligro judaizante y los exhorta a la unidad, la alegría y otras virtudes. * Es una de las cartas de la “cautividad”, escritas por Pablo desde la cárcel, posiblemente desde Éfeso hacia los años 56/57.
II. UN VISTAZO A LA CARTA Contenido y estructura I .Introducción (1,1-11): - saludo (1,1s) - acción de gracias (1,3-11) II. Cuerpo (1,12-4,20). Familiar, variado. Se alternan noticias y consejos. 1º. Noticias sobre la situación (1,12-26): 2º. Consejos a la comunidad (1,27-2,18): 3º. Noticias (2,19-30): enviará a Timoteo, ahora a Epafrodito. 4º. Consejos (3,1-4,9): 5º. Agradecimiento por la ayuda enviada (4,10-20). III. Despedida (4,21-23): - saludos (4,21s) - bendición (4,23).
III. LEYENDO LA CARTA • Introducción (1,1-11) • * Saludo (1,1s): Pablo y Timoteo, a santos en Cristo con obispos y diáconos en Filipos • Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús, que están en Filipos, con los epíscopos y diáconos. Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo (1-2) * Acción de gracias (1,3-11) + Por la limosna enviada, que expresa la comunión existente entre ellos. Pablo los ama cordialmente en Cristo: 1,3-8 Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy... Y es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón, partícipes como sois todos de mi gracia, tanto en mis cadenas como en la defensa y consolidación del Evangelio...(3-5.7
+ Pide por ellos que crezcan en amor para conocer la voluntad de Dios en cada momento: 1, 9-11 Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que podáis aquilatar lo mejor para ser puros y sin tacha para el Día de Cristo, llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios (9-11).
II. Cuerpo (1,12-4,20). • 1º. Noticias sobre la situación (1,12-26): • * La prisión está resultando provechosa para el Evangelio, pues con este motivo se está conociendo en el pretorio, donde está encarcelado: 1,12-13 • Quiero que sepáis, hermanos, que lo que me ha sucedido ha contribuido más bien al progreso del Evangelio; de tal forma que se ha hecho público en todo el pretorio y entre todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo (12-13).
* Los hermanos, al ver que Pablo no puede predicar en público, se sienten estimulados a hacerlo ellos, aunque también es verdad que algunos lo hacen con mala intención, creyendo molestar a Pablo. Lo importante es que Cristo sea predicado: 1,14-20 Y la mayor parte de los hermanos, alentados en el Señor por mis cadenas, tienen mayor intrepidez en anunciar sin temor la Palabra. Es cierto que algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad; mas hay también otros que lo hacen con buena intención; éstos, por amor, conscientes de que yo estoy puesto para defender el Evangelio; aquéllos, por rivalidad, no con puras intenciones, creyendo que aumentan la tribulación de mis cadenas. Pero ¿y qué? Al fin y al cabo, hipócrita o sinceramente, Cristo es anunciado, y esto me alegra y seguirá alegrándome. Pues yo sé que esto servirá para mi salvación gracias a vuestras oraciones y a la ayuda prestada por el Espíritu de Jesucristo, conforme a lo que aguardo y espero, que en modo alguno seré confundido; (14-20a)
* No sabe el resultado final de la prisión ¿le darán la libertad y seguirá viviendo o será condenado a muerte? No sabe qué preferir: morir supone estar con Cristo, que es lo mejor; vivir es una ocasión para seguir ayudándoles: 1,20b-26 Sé que con plena seguridad, ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte, pues para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el vivir en la carne significa para mí trabajo fecundo, no sé qué escoger... Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor; mas, por otra parte, quedarme en la carne es más necesario para vosotros. Y, persuadido de esto, sé que me quedaré y permaneceré con todos vosotros para progreso y gozo de vuestra fe... (20b-25).
2º. Consejos a la comunidad (1,27-2,18): * Han de permanecer firmes en las dificultades, pues han recibido la gracia de creer en Cristo y padecer con él: 1,27-30 Lo que importa es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo, para que tanto si voy a veros como si estoy ausente, oiga de vosotros que os mantenéis firmes en un mismo espíritu y lucháis acordes por la fe del Evangelio, sin dejaros intimidar en nada por los adversarios...Pues a vosotros se os ha concedido la gracia de que por Cristo... no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él (27-29)
* Unidad, buscando el interés de los demás, como Jesús véase himno (2,1-11); + Por lo que más queráis, vivid unidos: 2,1-2 Así, pues, os conjuro en virtud de toda exhortación en Cristo, de toda persuasión de amor, de toda comunión en el Espíritu, de toda entrañable compasión, que colméis mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos (1-2). + Lo que favorece e impide la unidad: 2,3-4 Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás (3-4).
+ Seguid el ejemplo de Cristo, que supo renunciar en favor nuestro (Pablo cita un himno de la comunidad primitiva): 2,5-11 - Introducción: Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: (5) - Himno: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.
* La ascética de la unidad es una de las manifestaciones de la necesidad de cooperar seriamente con la gracia: 2,12-18. Así pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre... trabajad con temor y temblor por vuestra salvación, pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones para que seáis irreprochables e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación tortuosa y perversa, en medio de la cual brilláis como antorchas en el mundo, presentándole la Palabra de vida para orgullo mío en el Día de Cristo, ya que no habré corrido ni me habré fatigado en vano. Y aun cuando mi sangre fuera derramada como libación sobre el sacrificio y la ofrenda de vuestra fe, me alegraría y congratularía con vosotros. De igual manera también vosotros alegraos y congratulaos conmigo (12-18).
3º. Noticias. Enviará a Timoteo más adelante, ahora a Epafrodito: 2,19-30 Espero en el Señor Jesús poder enviaros pronto a Timoteo... Pues a nadie tengo de tan iguales sentimientos que se preocupe sinceramente de vuestros intereses, ya que todos buscan sus propios intereses y no los de Cristo Jesús... A él, pues, espero enviaros tan pronto como vea clara mi situación. Y aun confío en el Señor que yo mismo podré ir pronto. Entretanto, he juzgado necesario devolveros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de armas, enviado por vosotros con el encargo de servirme en mi necesidad, porque os está añorando a todos vosotros y anda angustiado porque sabe que ha llegado a vosotros la noticia de su enfermedad. Es cierto que estuvo enfermo y a punto de morir. Pero Dios se compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza. Así pues, me apresuro a enviarle para que viéndole de nuevo os llenéis de alegría y yo quede aliviado en mi tristeza. Recibidle, pues, en el Señor con toda alegría, y tened en estima a los hombres como él, ya que por la obra de Cristo ha estado a punto de morir, arriesgando su vida para supliros en el servicio que no podíais prestarme vosotros mismos (19-21.23-30).
4º. Consejos (3,1-4,9): • *Alegría: Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor... Volver a escribiros las mismas cosas, a mí no me es molestia, y a vosotros os da seguridad (3,1). • * Evitar a los falsos misioneros judaizantes: 3,2-21 • + Cuidado con el peligro: 3,2-3 • ¡Atención a los perros! (alude a carteles que avisan de peligro de perros). Atención a los obreros malos; atención a los falsos circuncisos. Pues los verdaderos circuncisos somos nosotros, los que damos culto según el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús sin poner nuestra confianza en la carne, (2-3) • + Pablo tiene motivos para gloriarse como judío: 3, 4-6 • aunque yo tengo motivos para confiar también en la carne. Si algún otro cree poder confiar en la carne, más yo. Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable (4-6).
+ Ha renunciado a estos méritos por una cosa mejor, por Cristo resucitado. Desea ser juzgado al final de su vida a la luz de los méritos de Cristo, no por sus méritos como fariseo cumplidor de la Ley: 3,7-9 Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, (7-9)
+ Recuerda su conversión: iba corriendo por el estadio de la vida y fue alcanzado por Cristo, que ahora corre delante de él. Ha experimentado la gloria de su resurrección y desea experimentarla de nuevo, y puesto que esto exige compartir antes la muerte, ya la está compartiendo: 3,10-14 (se afana por) conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos. No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús (10-14).
+Compartir estos sentimientos para evitar caer en las redes de los judaizantes: 3,15-16 Así pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos, y si en algo sentís de otra manera, también eso os lo declarará Dios. Por lo demás, desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos adelante (15-16). + Imitad a Pablo, no a los judaizantes, que se glorían en sus vergüenzas (la circuncisión). Son enemigos de la cruz de Cristo, pues no esperan la salvación de ella sino de su circuncisión, realidad terrena. Nosotros la esperamos, como ciudadanos del cielo, de Cristo que vendrán a hacernos partícipes de su resurrección: 3,17-21 Hermanos, sed imitadores míos, y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros. Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en las cosas de la tierra. Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las cosas (17-21).
* Que la comunidad ayude a dos miembros de la comunidad a hacer las paces: 4,1-3 Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos. Ruego a Evodia, lo mismo que a Síntique, tengan un mismo sentir en el Señor. También te ruego a ti, Sícigo, verdadero « compañero », que las ayudes, ya que lucharon por el Evangelio a mi lado, lo mismo que Clemente y demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida (1-3).
* Ascética de la alegría y la paz: ver las personas, cosas y acontecimientos en lo que son, con mesura. El recuerdo de la parusía del Señor ayudará a relativizarlo todo, pues él tiene la última palabra. Si algo sorprende e inquieta, acudir a la oración y así se recuperará la paz: 4, 4-7. Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, me-diante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (4-7).
* Humanismo cristiano: Aceptar todos los valores humanos que encuentren e integrarlos en la fe cristiana: 4,8-9 Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta. Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros (8-9).
5º. Agradecimiento por la ayuda enviada: No le importa la ayuda sino el amor que expresa. A él le basta Cristo: 4,10-20 Me alegré mucho en el Señor de que ya al fin hayan florecido vuestros buenos sentimientos para conmigo... No lo digo movido por la necesidad, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en todo: a la saciedad y al hambre; a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en Aquel que me conforta... En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. Y sabéis también vosotros, filipenses, que en el comienzo de la evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia me abrió cuentas de « haber y debe », sino vosotros solos. Pues incluso cuando estaba yo en Tesalónica enviasteis por dos veces con que atender a mi necesidad. No es que yo busque el don; sino que busco que aumenten los intereses en vuestra cuenta. Tengo cuanto necesito, y me sobra; nado en la abundancia después de haber recibido de Epafrodrito lo que me habéis enviado, suave aroma, sacrificio que Dios acepta con agrado. Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús. Y a Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén (10-20).
III. Despedida * Saludos: 4,21-22: * Bendición:La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu (4,23).
1. Invitación constante a la alegría Pablo habla de la alegría desde la cárcel. En medio de tanto dolor, físico y moral, filipenses constituye la carta magna de la alegría cristiana. La alegría es inherente a todo cristiano, porque surge de la comunión con Cristo y de una configuración con su muerte (Flp 3,10). No debe desaparecer ni siquiera ante la perspectiva de la muerte (2,27-28). Esta alegría llevaría al apóstol a disolverse (o morir) para encontrarse con Cristo, pero que valora inmensamente el fruto del trabajo en esta tierra (1, 20-26). Esta alegría inagotable rompe todos los esquemas humanos, pues se mantiene imperturbable, en medio de las circunstancias más adversas de la vida y de la muerte. Por eso, repite, casi como una orden o imperativo el vivir en la alegría permanente, la bondad y la calma: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias (4,4-6).
Por parte de algunos autores se ha hecho notar el tremendo contraste entre dos personajes, que viven en la misma época romana pero con tan distinta disposición de ánimo: Ovidio, el célebre poeta romano (autor de Ars amandi), es desterrado y sufre la prisión: escribe cartas teñidas de ayes lastimeros y lágrimas; Pablo, también en prisión, no se muestra hundido ni derrotado, sino alegre en el Señor, que le acompaña y conforta. Lo escribirá con toda lucidez y convicción: Estoy contento en las debilidades, ultrajes e infortunios, persecuciones y angustias por Cristo; pues cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte (2 Cor 12,10).
2. El Evangelio genera lazos de afecto entrañable Toda la carta expresa un cariño acendrado de Pablo por los filipenses. El corazón del apóstol se llena de cálida humanidad y se expande con sentimientos de gozo. Cualquier ocasión o motivo que afecte a los filipenses se convierte en una acción de gracias, y siempre ora con ellos con alegría (1,4). El apóstol le declara abiertamente su afecto. Desgranamos algunas expresiones: Os llevo en el corazón (1,7); Dios es testigo de lo entrañablemente que os quiero a todos vosotros en Cristo Jesús (1,8); Hermanos míos queridos y añorados, vosotros que sois mi gozo y mi corona (4,1).
Debe quedar claro que no se trata de una simple amistad humana, sino de un afecto fundamentado por causa del Evangelio. Más importante que el mensajero es el mensaje. No es la persona de Pablo lo que definitivamente cuenta, sino los intereses del Evangelio de Jesús. El motivo de la alegría de Pablo y de su amor por los filipenses es que, desde el primer día, han compartido con él la gracia del Evangelio: Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy; firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús (1, 3-6)
3. Himno cristológico. La perla preciosa de la carta a los filipenses 3.1. Introducción Este himno cristológico es «uno de los milagros del Espíritu en los primerísimos tiempos de la Iglesia» (O. Cullmann). Encontramos himnos acuñados con anterioridad (Col 1,15-20; 1 Tim 3,16; Jn 1,1-16), que muestran el vigor, la vitalidad y la profunda teología de la comunidad cristiana primitiva. Recogemos el testimonio del historiador Eusebio: «¡Cuántos salmos y cánticos compuestos desde el principio por los hermanos en la fe exaltan y cantan a Cristo, el Verbo de Dios, llamándolo Dios!» (HE V, 28,5). Parece ser que no es original de Pablo. Aparece bien dispuesto en la trama de la carta. El lector cristiano padece una reacción ambivalente, de atracción y de rechazo. Al final, tras una meditación profunda queda ganado por este «carmen Christi», verdadero poema de Cristo. Para no perdernos en el laberinto de sus palabras, atendemos a una esclarecedora estructura, conforme a los tres estados de Cristo.
3.2. Preexistencia de Cristo (2,6) El a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios El sujeto es Cristo, y nadie más. Pero el himno no se detiene sobre una definición del ser de Cristo, sino sobre el devenir de los acontecimientos que han ido sucediéndose, en todo aquello que Ch. de Foucauld llamaría con reverencia la «aventura del Señor, su divina abyección». Cristo llegó a ser Señor no por una arrogante autoafirmación, sino a través de humillaciones y sufrimientos. En contraste con Adán, que no se aceptó en su realidad ni en su límite, Cristo renuncia incluso a una forma legítima de aparecer. En la cruz, moribundo, como nuevo Adán, abre el paraíso cerrado.
3.3. Encarnación (2,7-8) Al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así actuando como un hombre cualquiera, se rebajó haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz. Aquel que poseía como derecho innato ser igual a Dios en gloria, renuncia a esa manifestación legítima, y se despoja de su brillo divino (shekinah) y se hace hombre (cf. Jn 1.14). Se vacía de sí mismo. Se desprende de su gloria nativa que el tenía en posesión, como imagen única del Padre desde toda la eternidad. Ocupa el último lugar, del cual nadie le podrá echar (Rm 8,3: «semejante a una carne de pecado»). Eclipsa su gloria divina para que irrumpiese su debilidad humana. En su encarnación el Señor fue «un hombre para los hombres». Asume ser hombre con todas las consecuencias; a saber, un ser para la muerte.
Dos veces aparecen las palabra anthropos y thanatos. No se disfraza de hombre, sino que asume plenamente la realidad de la carne humana, y la vocación de Siervo como un empeño de entregar su vida voluntariamente, vicariamente (conforme a la misión del Siervo de Yahweh), para rescate de muchos. Se destaca la presencia de la muerte, no un sueño o una dormición, sino en su trágica realidad: y muerte de cruz. Aquí, en esta frase de muerte en cruz, punto central del himno, es donde se refleja su mensaje: + La muerte es la humillación de Dios. + La cruz es la humillación del hombre. + La muerte de cruz sería la humillación del Dios hecho hombre.
3.4. Exaltación (2,9-11) Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre sobre todo Nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la Tierra y en el Abismo, y toda lengua confiese que Jesús es Señor para gloria de Dios Padre. En esta parte del himno entra Dios, protagonista absoluto de la acción. Contemplamos a Jesús glorioso en el puesto que ahora desempeña en la nueva creación. El Jesús obediente y ahora exaltado sobre toda medida ha ocupado el puesto del Señor del universo. El sentido de la historia no es el sin sentido o el absurdo (mito de Sísifo), sino el orden y la armonía recobrada que trae el Señor. El himno culmina, pues, con esta doxología. El acontecer salvífico finaliza en la gloria de Dios Padre. Con esta mención de Dios Padre se hace presente la comunidad, ya que las potestades podrían hablar de Dios, pero nunca del Padre. Pablo sitúa el señorío de Cristo en función de la gloria de Dios; y todo el evento salvífico que contempla y relata el himno se cierra perfectamente en la gloria divina, siempre dentro de la comunidad, que alaba y se arrodilla. Aquí, en este ámbito privilegiado, empieza a ser reconocido Cristo.
Pero si bajó hasta lo más hondo «en su divina abyección», desde lo más hondo es ahora reconocido, como Señor; hasta en los lugares donde habitualmente era imposible alabar a Dios, allí es adorado y confesado (cf. Is 38,17; cf. Ap 5,13). El señorío de Jesucristo es «para gloria del Padre», y no para perfeccionamiento de la propia imagen. Jesucristo exaltado tiene como función entregar el reino al Padre, a fin de que «Dios sea todo en todos» (1 Cor 15,24.28).
3.5. Contemplación ante la kénosis del Crucificado Este soneto es una rendición de cuentas del Crucificado. Jesús declara sus intenciones, confiesa abiertamente la historia de su kénosis o abatimiento: qué le impulsó a dejar su gloria divina, a aventurarse en tan extraño sendero, cada vez más arduo y cuesta arriba, que asciende hasta el Calvario, este monte que llaman Calavera. La subida (o alzamiento) se coronó en la meta del oprobio, encima de una cruz desnuda, como una íntegra oblación ofrecida a Dios y consumada para nuestra salvación: ¡Por amor, sólo por amor!
Si dejé la alfombrada primavera donde el lirio crece a su albedrío. Si dejé solitaria junto al río, atracada mi barca en la ribera. Si subí desde el llano a la ladera; si subí hasta el barranco del vacío, a la cumbre del monte más sombrío, a este monte que llaman Calavera. Si ascendí más arriba, hasta un madero donde el escarnio pinta su aguafuerte macabro: afrenta cruel, oprobio fiero... Si he sufrido la cruz, donde te espero, fue por quererte, sólo por quererte, quererte tanto, amor, hasta la muerte (Francisco Contreras, Del libro Sonetos de Jesús Crucificado, Verbo Divino, p. 38).