190 likes | 443 Views
Oración del siervo de Dios sufriente. Díos mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?. De día te llamo y Tú no me respondes, de noche, y Tú no me haces caso. ¿ Por qué a mí?. ¿ Por qué a mí?. ¿ Por qué a mí?. ¿Qué he hecho yo?. ¿Hasta cuándo?. Pero Tú eres Santo,
E N D
Díos mío, Dios mío,¿Por qué me has abandonado? De día te llamo y Tú no me respondes, de noche, y Tú no me haces caso.
¿ Por qué a mí? ¿ Por qué a mí? ¿ Por qué a mí? ¿Qué he hecho yo? ¿Hasta cuándo?
Pero Tú eres Santo, en Ti esperaron nuestros padres, esperaron y Tú los liberaste, a Ti clamaron y salieron salvos, y nunca quedaron confundidos.
¿Quién conoce los designios de Dios? Fuiste Tú quién me sacó del vientre, me tenías confiado en los pechos de mi madre, desde el seno pasé a tus manos, Tú eres mi Dios.
No te quedes lejos que el peligro está cerca y nadie me socorre…
Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados, mi corazón se derrite mi garganta está seca, me aprietan contra el polvo de la muerte…¡Ven en mi ayuda!
Pues Tú, Señor, no te quedes lejos, fuerza mía, ven corriendo a auxiliarme.(Sal. 22)
A Ti, Señor, me acojo…Tú que eres justo ponme a salvo, escúchame, sé Tú mi roca de refugio. (Sal. 71)
No me rechaces ahora en la vejez; cuando me faltan las fuerzas no me abandones
Escúchame Señor que soy un pobre desamparado, protege mi vida que soy un fiel tuyo, salva a tu siervo que confía en Ti. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a Ti te estoy llamando todo el día.(Sal. 86)
Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta, te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás, su brazo es escudo y armadura. No se te acercará la desgracia ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos, te llevarán en sus palmas para que tu pie no tropiece en la piedra. (Sal.91)
Como un Padre siente cariño por sus hijos, siente el Señor cariño por sus fieles, porque Él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro.Sal. 103
Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mi el día que lo invoco. Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia, invoqué: ¡Vamos Señor, salva mi vida!.
El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo, el Señor guarda a los sencillos, estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía recobra tu calma que el Señor fue bueno contigo: Arrancó mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de la Vida. (Sal.116)