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El Calendario Romano . Fijación del calendario romano (I). Para fijar el año de un acontecimiento, los romanos emplearon diferentes sistemas:
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Fijación del calendario romano (I) • Para fijar el año de un acontecimiento, los romanos emplearon diferentes sistemas: • -Fijarlo a partir del comienzo de la era romana, que tenía como año 1 el de la fundación de la ciudad. Así, los romanos escribían ab urbe condita (a. u. c.) tras el numeral del año. Para ellos, por lo tanto, el año del nacimiento de Cristo el año 1 de la era cristiana, fue el 753 a. u. c.
Fijación del calendario romano (II) • A partir del comienzo de la época de la República, con la instauración del consulado (año 244 a. u. c., que equivale al 509 a. C.), el sistema más empleado era el de indicar la fecha mediante los nombres de los cónsules de ese año. A estos efectos, en una de las paredes interiores del templo de Júpiter en el Capitolio se fijaba cada año un clavo y al lado se inscribía el nombre de los cónsules; existía además una lista de los cónsules anuales, llamadas fastos consulares. • - El sistema menos frecuente era lo que podríamos llamar «era republicana», que tomaba como año 1 el de la expulsión de los reyes, año 509 a. C. (post reges exactos).
Ejemplo • Por tanto, el año del consulado de Cicerón y de la conjuración de Catilina, el año 63 a. C., podría indicarse de estas tres maneras: • DCXC ab urbe condita. • Año 690 de la fundación de Roma. • M. Tulio, C. Antonio consulibus. • Año en que fueron cónsules Marco Tulio y Cayo Antonio. • CDXLVI post reges exactos. • Año 446 de la era republicana, es decir, tras la expulsión de los reyes.
El calendario primitivo • La fijación del número de los meses y de los días de cada mes, y por lo tanto la fijación del número de los días del año, fue variando a lo largo de la historia de Roma. Se pueden distinguir tres grandes etapas: el calendario primitivo, el republicano y el juliano.
El calendario primitivo • Presenta las siguientes características: • · Tenía una base lunar; el comienzo de los meses coincidía con la aparición de la Luna nueva y su duración era la del ciclo lunar: 28-29 días. • · Como se deduce de los nombres primitivos de los meses, formados a partir de los adjetivos numerales, los romanos contabilizaban sólo 10 meses. El año computado empezaba en marzo y acababa en diciembre (décimo mes): era la época activa del año, tanto desde el punto de vista agrícola como del militar. El período de diciembre a marzo era una especie de «tiempo muerto», no contabilizado, dedicado en parte a ritos de purificación colectiva en la transición de un año a otro.
El calendario republicano: el año (I) • El calendario fue reformado y modernizado a partir de la época etrusca (siglos VII-VI a. C.), aunque los historiadores romanos atribuían esta reforma, que estaría vigente hasta el final de la época de la República, al legendario rey Numa. Con esta reforma se sustituyó el ciclo lunar por el solar como base para el cómputo del tiempo. Así, el año natural empezaba y acababa en el solsticio de invierno, a finales de diciembre. El año se dividió en doce meses a base de añadir los de enero y febrero entre diciembre y marzo. La tradición de iniciar el año oficial en el mes de marzo se mantuvo, no obstante, hasta el siglo II a. C., tanto en el aspecto político, con la toma de posesión de las magistraturas anuales, como en el militar dando inicio a las campañas bélicas.
El calendario republicano: el año (II) • Algunos meses siguieron teniendo una duración ajustada al antiguo sistema lunar, es decir, de 29 días: enero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre. Febrero tenía 28 días y los demás, 31 . Era un año, por lo tanto, de 355 días. El desfase de algo más de diez días con respecto al ciclo solar se corregía añadiendo cada dos años un mes intercalar de unos veinte días al final de febrero. Este complicado sistema era controlado por el Colegio de los Pontífices, pero nunca acabó de solucionar satisfactoriamente ese desfase.
El calendario republicano: el año (III) • En resumen, la modernización del calendario no fue total a causa de esa mezcla de conservadurismo e innovación que se puede observar en tantos fenómenos de la cultura romana. • Los romanos distinguían cuatro estaciones, denominadas ver (primavera), aestus (verano), autumnus (otoño) e hiems (invierno).
Los meses (I) Los seis primeros meses se denominaron con un nombre derivado del de la divinidad o culto a que estaban consagrados: • · Januarius (enero), por el nombre del dios latino Jano, a quien se acudía en los inicios de todas las actividades. También le estaba dedicado el primer día de cada mes. • · Februarius (febrero), por el nombre de Februus o Februa, no está suficientemente claro, divinidad que personificaba la purificación pública a que Roma se sometía desde los tiempos primitivos en la transición del año. • · Martius (marzo), por Marte, que era el protector por excelencia del romano, como agricultor y como soldado: las dos actividades tenían su comienzo en esta época del año.
Los meses (II) • · Aprilis (abril): nombre de dudosa interpretación; probablemente derivado del nombre etrusco de la diosa griega Afrodita (Apru). Como mes primaveral por excelencia, estaba consagrado a la diosa Venus. • · Maius (mayo): en honor, al parecer, de la diosa Maya, madre de Mercurio. Los romanos la llamaban Bona Dea y su fiesta se celebraba este mes. • · Junius (junio), por estar consagrado a Juno, esposa de Júpiter y protectora de las mujeres. • Los restantes meses conservaban el nombre primitivo, derivado del número de orden correspondiente: quintilis, sextilis, september, october, november, december.
Los días: días fasti y nefasti • En el calendario se fijaban los días que, por motivos religiosos, eran no hábiles para reunir al pueblo en asamblea o para celebrar juicios. Estos días aparecían en el calendario como nefasti (n); eran casi la tercera parte de los días del año durante la época de la República. En la del Imperio se incrementó su número hasta llegar a ser la mitad de los días del año. El resto de los días eran llamados fasti (o hábiles. Algunos eran nefasti sólo a efectos judiciales y se podían reunir las asambleas (comitia), por lo que se llamaban comitiales.
Los días festivos • Cada ocho días en los calendarios figuraba uno de descanso (nundínae); era el día de mercado, aprovechado también para resolver cuestiones oficiales, acudir a las termas, visitar a los amigos y parientes, etc. • A estos días de descanso se añadían los de las grandes fiestas religiosas (feriae) y los de los ludi o juegos cívico-religiosos, que duraban varios días (y que aumentaron considerablemente durante la época imperial). • Las vacaciones escolares coincidían prácticamente con las actuales: las de verano, del 1 de julio al 15 de octubre, y dos más cortas, en marzo para las fiestas en honor de Minerva, diosa de la sabiduría, y en diciembre, con motivo de las Saturnales, del 17 al 25.
La semana • A mediados de la época del Imperio (siglo li) se estableció la semana de siete días (septimana), consagrándose cada día a un astro: lunes, Lunae dies; martes, Martis dies; miércoles, Mercurü dies; jueves, lovis (de Júpiter) dies; viernes, Veneris dies; sábado, Saturni dies; domingo, Solis dies. • A partir del siglo IV, tras la implantación del cristianismo como religión oficial, fueron sustituidos los nombres de los dos últimos por los de sabbatum (de sabbat, fiesta de los judíos) y dies dominica (día del Señor). El domingo pasó a ser el día de descanso y dedicado fundamentalmente al culto.
La fecha (I) • Para fechar los días de cada mes, los romanos tenían un sistema muy complicado, heredado de la época del calendario lunar primitivo. No numeraban los días del 1 al 31 . • En cada mes había tres días clave: • - El día de comienzo, llamado kalendae (de ahí calendario), que debió coincidir en principio con la Luna nueva. • -El que se correspondía con la Luna llena, llamado idus, y que era una fecha móvil: unos meses coincidía con nuestro día 15 y otros con el 13. • -La tercera era una fecha intermedia, ocho días antes de las idus y se denominaba nonae (el noveno día contando el de las idus).
La fecha (II) • Los romanos fechaban el resto de los días en relación con esas tres fechas clave: • - En la primera mitad del mes, desde las kalendae hasta las nonae eran los días sextus, quintus, cuartus, etc., ante nonas. • - Los ocho días que iban desde las nonae hasta las idus se restaban a partir del de las idus. • - En la segunda mitad se fechaba a base de restar de las kalendae del mes siguiente. • En estas restas se incluían, en todos los casos, el día de la fecha clave de referencia; por eso la antevíspera de una fecha clave era el tercer día antes de (ante diem tertium...). La víspera de cualquiera de las tres fechas se llamaba pridie (pridie nonas, pridie idus, pridie kalendas).
Ejemplo • Por ejemplo, el día 30 de marzo se indicaba así: ante diem tertium kalendas apriles (el tercer día antes de las calendas de abril). O en abreviatura, que era la manera más corriente, a. d. III kal. apr.
El calendario juliano • El desajuste entre la duración del año del calendario y la del año solar, siempre complicado de corregir, llegó a ser a finales de la República desconcertante debido al descuido del Colegio de los Pontífices (en el año 47 a. C. llegó a haber más de dos meses de desajuste). • El año 46, Julio César, que, además de dictador, era Pontifex Maximus, decretó una reforma drástica del calendario, asesorado por astrónomos egipcios.
Medidas de corrección • Así estableció las siguientes medidas: • 1 . El año duraría 365 días y 6 horas. • 2. Durarían 30 días los meses de abril, junio, septiembre y noviembre, 28 días febrero y 31 los restantes. • 3. Cada cuatro años se añadiría un día más. Este día, suma de las 6 horas sobrantes a los 365 días, se añadiría tras el día 24 de febrero, que se repetiría. El día 24 de febrero (como podemos comprobar en el cuadro de la página siguiente) era a. d. VI kal. martias. AI repetirse el día 24 sería a. d. bis sextum kal. martias. De ahí el nombre de «bisiesto» con el que se conoce el año en que se añade este día. • 4. El primero de año sería a todos los efectos el día de las calendas de enero.
Efectos • En una palabra, César acabó con los restos del calendario lunar. Sólo quedaron como testimonio los nombres de los meses de la segunda parte del año. • A la muerte de César (44 a. C.) se cambió en su honor el nombre de quintilis por el de julius (había nacido ese mes). El año 8 a. C., en honor de Augusto, se cambió el nombre de sextilis por el de augustus.
El horario (I) • El sistema romano se ajustaba totalmente al horario solar. El período con luz, desde el amanecer al anochecer, estaba dividido en doce horas; como el período de luz aumentaba a medida que los días se acercaban al solsticio de verano y disminuían a partir de entonces, la duración de las horas también aumentaba y disminuía, variando con las estaciones: una hora de mediados de verano duraba unos treinta minutos más que una de pleno invierno. • La medición aproximada de las horas diurnas se llevaba a cabo mediante relojes de sol (solarium). También usaban relojes de agua (horologium ex aqua o clepsydra).
El horario (II) • Las horas se denominaban con el numeral ordinal correspondiente: hora prima era la hora del amanecer, y oscilaba entre las cinco y las ocho de los relojes actuales; la hora sexta, origen de la palabra siesta, era la del mediodía; la duodecima, llamada también suprema, era la de la puesta del sol. El período anterior al mediodía se llamaba ante meridiem (a. m.) y el posterior de meridie (p. m.). • La noche no se dividía en horas sino en cuatro períodos iguales, cuya duración lógicamente variaba también según las estaciones, llamados vigiliae (prima, secunda, etc.).
Actividades diarias (I) • El romano se levantaba y acostaba con el sol. La actividad laboral acababa al mediodía. Los ciudadanos sin oficio ni beneficio que tenían relación de «clientela» con algún ciudadano rico acudían a primera hora a saludar a su patrono y a recibir su cestillo (sportula) con la ración diaria de alimentos o el dinero para adquirirla: era la salutatio de la que tanto hablan escritores satíricos romanos, como Marcial, Juvenal o Petronio.
Actividades diarias (II) • Los romanos hacían tres comidas al día: el desayuno (ientaculum), una comida ligera (prandium) al mediodía, y una comida principal (cena) por la tarde, en la hora decima, entre las dos y las cuatro. • Entre el prandium y la cena era el tiempo reservado para las actividades domésticas, la siesta, el ejercicio físico, la visita a las termas, etc.
Actividades diarias (III) • Todo lo anterior, naturalmente, era aplicable al ciudadano medio, habitante de Roma o de cualquiera de las grandes ciudades del Imperio. En el mundo rural, las faenas agrícolas y la atención a los animales domésticos imponían su propio ritmo. Como, por lo demás, y mutatis mutandis, sigue ocurriendo en la actualidad.