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Adolphe Julien Fouéré, el ermitaño que esculpía acantilados . . JOSE LUIS. PASALO A TU GUSTO.
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Adolphe Julien Fouéré, el ermitaño que esculpía acantilados. JOSE LUIS PASALO A TU GUSTO
Adolphe-Julien Fouéré nació en Saint Thal (Francia) en el año 1839. De su juventud no hay nada que sea de destacar. En 1863, con veinticuatro años, fue ordenado sacerdote y asignado a Rothéneuf, situado entre Mont-Saint-Michel y el estuario de Rance, en la Bretaña francesa. . . En 1870 sufrió un accidente cerebral que le dejó sordo y mudo, y por tanto incapaz de seguir ejerciendo su ministerio sacerdotal. Aceptando lo que consideró un designio divino se retiró como ermitaño a la Costa Esmeralda, a unos cinco kilómetros de la localidad de Saint-Malo. Gran aficionado a la historia, se empapó durante años de la historia local, en la que abundaban los mitos relacionados con piratas, contrabandistas y nobles sanguinarios, muchos de ellos relacionados directamente con la familia Rothéneuf, conocida en toda la región desde final del siglo XVI y que incluso le ha dado nombre a la zona. El clan Rothéneuf fue conocido mucho más allá de la Bretaña por sus hazañas y fechorías. Contrabandistas, ladrones y traficantes sin escrúpulos que durante muchísimas décadas fueron dueños y señores de toda la cosa entre Mont-Saint-Michel y Saint-Malo, hasta que fueron exterminados por las tropas revolucionarias. Incluso existe una leyenda que cuenta que el jefe del clan murió luchando contra un monstruo surgido de las olas.