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Los Eventos y los Constructos El punto de vista de Noel W. Smith. Jaime Ernesto Vargas Mendoza. Asociación Oaxaqueña de psicología A.C. 2010.
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Los Eventos y los ConstructosEl punto de vista de Noel W. Smith Jaime Ernesto Vargas Mendoza Asociación Oaxaqueña de psicología A.C. 2010
Actualmente los psicólogos no solo están en desacuerdo respecto a su objeto de estudio, sino que su campo se encuentra fragmentado por sus teorías y enfoques metodológicos. Esto es parcialmente debido a la creciente especialización, pero también a muy viejos desacuerdos sobre los constructos psicológicos. ¡La psicología estudia la conciencia, el self, el procesamiento de la información? ¿Se trata del estudio de la mente y la representación mental del mundo? ¿Es el estudio del comportamiento influenciado por una mente cognitiva? ¿Estudia solo la conducta? ¿Se trata de la acción del cerebro sobre el organismo? ¿O de las interacciones del organismo y los objetos en un contexto? ¿O es la interacción de la mente y el cuerpo? Muchos de estos desacuerdos parten del fracaso para distinguir entre eventos y constructos y para construir constructos científicos de eventos, donde los constructos sean derivaciones, en lugar de empezar con los constructos e interpretar los eventos observados de acuerdo con esos constructos. Es decir, el fracaso es doble: la confusión entre constructos y eventos y el fracaso resultante para desarrollar constructos científicos válidos.
Unos pocos estudiosos como Skinner (1953, 1990) y Kantor (1922, 1953, 1981), se enfrentaron a este problema por varias décadas. Kantor (1963-1969) atribuyó como causas subyacentes de esta situación a los aspectos espiritualistas de nuestra cultura. Para él, los constructos no provenían de nuestras observaciones, sino de nuestras creencias culturales. También, a veces los constructos que se desacreditan por la ciencia vienen simplemente a tomar un nombre diferente. Por ejemplo, el alma ahora se llama la mente y sirve para referirse a poderes o procesos cerebrales. Estos constructos se mantienen en uso, a pesar de su dudosa contextura científica. Los constructos objetivos o científicos, a diferencia de los constructos culturales como la mente dentro del cuerpo, se basan en la interacción observada de objetos o eventos. Pueden tomar la forma de una correlación, de un diagrama, de una descripción o alguna otra designación. En este documento no ocuparemos de los dos aspectos: (a) la dieferencia entre eventos y constructos y (b) la manera apropiada de usar los constructos. Ya que la ciencia se construye sobre observaciones de eventos de las que se derivan los constructos, un buen entendimiento de esta diferencia y del uso apropiado de los consructos es de importancia crítica para el avance de la ciencia. El fracaso para efectuar esta distinción ha sido el mayor impedimento en los intentos por desarrollar una ciencia de la psicología.
La distinción entre Constructos y Eventos Un CONSTRUCTO es, como su nombre lo indica, algo que se construye. Es un invento y no algo observable. De hecho, cualquier cosa que no sea un evento sino que lo represente o pretenda representarlo, es un constructo: una teoría, una hipótesis, un principio, una fórmula matemática, una medida. Todos son constructos. Incluso una descripción es un constructo, ya que no es la cosa que describe. El trabajo científico es fundamentalmente un procedimienbto para desarrollar construtos, pero como Kantor (1957) nos dice, “las entidades hipotéticas no deben crearse arbitrariamente” (p. 59). Él se refiere a las precausiones que deberían de tomarse en el desarrollo de tres tipos de constructos.
Constructos Descriptivos: mismos que son más válidos y útiles cuando se derivan del contacto con los eventos. Su validez y utilidad disminuye cuando se treta de (a) analogías, (b) de términos tomados prestados de otras disciplinas como la biología o la física, y (c) cuando se trata de totales invenciones, como que el cerebro es un órgano psicológico. • Constructos Explicatorios: relacionados con la causalidad y que pueden vincular a la psicología con la biología, la química y los eventos sociales, pero sin reducirse a ellos. • Constructos Manipulativos: así denominados por obtenerse luego de restablecer o modificar el fenómeno al que se refieren, para facilitar la investigación. Se trata de problemas, teorías e hipótesis que pueden validarse solo si “se conectan con seguridad a los eventos” (Kantor, 1957, p. 59).
El alma como la describía Descartes, las mónadas de Leibnitz, las impresiones de Hume, las ideas y las sensaciones de Locke, los saltos cerebrales de La Mettrie, la unidad trascendental de apercepción de Kant, las energías nerviosas específicas de Muller, la química mental de J. S. Mill, las sensaciones de Titchener, la O de Woodworth, el isomorfismo de Kohler y los drives de Hull, para citar algunos, todos son constructos de la historia de la psicología. Sin embargo, lo que es crítico para la psicología científica, es si los constructos fueron derivados de los eventos o fueron impuestos a ellos. En todas las instancias históricas que he citado antes, los constructos fueron tomados de fuentes de tradición cultural e impuestos a los eventos.
Los EVENTOS son lo que se ve, se cree, se recolecta, se piensa, se imagina y otras acciones humanas concretas. Todos los eventos deben ser actual o potencialmente observables en algún grado. Como en toda observación científica, uno debe desarrollar diversos medios para realizar observaciones, aún cuando varios de ellos no sean perfectos. En algunos casos podemos observar el estímulo pero no la respuesta o viceversa. Pero, como en otras investigaciones científicas, con frecuencia podremos investigar al menos un componente de la interacción. En psicología podemos tener una ventaja sobre muchas otras ciencias no humanas y es que podemos contar con auto-reportes (Smith, 1987). Adicionalmente, la metodología Q (Brown, 1980, 1994-95; Stephenson, 1953) nos proporciona medios objetivos para determinar comportamientos subjetivos. Un evento es cualquier cosa que pasa, ya sea que sepamos o no de ella. Los eventos pueden examinarse y conocerse mediante (a) observación directa, con o sin el uso de instrumentos, pero con una manipulación mínima de lo observado, (b) mediante contactos transformadores que involucren la manipulación del evento, y (c) a través de la observación remota que requiera de un contacto indirecto e inferencial (Kantor, 1953, pp. 15-16).
La distinción entre constructos y eventos es crítica. Un ejemplo de confusión entre ellos nos lo proporciona Bornstein (1988) en un esfuerzo por justificar inobservables en la psicología, cuando nos dice que “la psicología investiga procesos internos como los sentimientos y las motivaciones” (p. 820). Aquí, el enlaza un evento, los sentimientos, y un constructo, la motivación, todo bajo otro constructo, los procesos internos. Bornstein pretendió justificar los inobservables en psicología aduciendo que la gravedad es un inobservable que estudian los físicos indirectamente. Sin embargo, de acuerdo con la teoría de la física, la gravedad no es un inobservable, sino un evento que involucra la interacción de los cuerpos en el espacio y esta interacción puede observarse, medirse y describirse matemáticamente. La medición y la descripción matemática son constructos útiles derivados de los eventos. De la misma manera, podemos similarmente observar eventos de humanos en interacción con su medio ambiente y describir esas interacciones, en lugar de empezar con constructos culturales e imponerlos en nuestra investigación.
Constructos con coordenadas Tiempo-Espacio Los constructos son necesarios en la ciencia y, cuando se usan apropiadamente, siempre tienen un referente concreto: se refieren a una cosa o un evento. Las inferencias, que son comunes en ciencia, son constructos que juegan un papel importante en el avance de la ciencia. En los Siglos V a IV, antes de Cristo, Demócrito observaba el comportamiento de la materia e infería que estaba compuesta de algunas pequeñas partículas que denominó “átomos”. Aunque él no pudo verificar su existencia, estos tenían coordenadas espacio-tiempo que les daban la potencialidad de ser observados en caso de existir. En el Siglo XX con el desarrollo de una instrumentación adecuada, finalmente se pudo verificar la existencia de estas partículas inferidas. En contraste, los constructos históricamente impuestos a la conducta humana no tienen coordenadas espacio-tiempo, sino que trascienden al espacio y al tiempo. Es por ello que se trata de analogías inventadas (constructos sobre constructos) y el cerebro, como órgano concreto se vuelve el substituto de estos agentes inmateriales.
Pero, como un órgano psicológico, el cerebro también es un constructo. El claramente ejecuta funciones de coordinación biológica, pero como lo han señalado Bennett y Hacker (2001), Delprato (1979), Kantor (1947) y Uttal (2001), no hay nadie que haya observado al cerebro ejecutando comportamientos psicológicos como pensar, aprender, percibir, desear o sentir. Con una instrumentación apropiada como la tomografía de emisión de positrones (PET) y la imagen de resonancia magnética funcional (fMRI), uno puede inferir su participación en algunas de estas actividades, pero no como director, productor o contenedor de ellas. Por otros medios podemos también observar otras condiciones participantes, como serían características de algunos estímulos, la historia de los estímulos y la respuesta, así como una serie de condiciones disposicionales. Sin embargo, cuando los psicólogos empezaron a configurar el constructo del cerebro, como productor de actividad psicológica, ignoraron la necesidad de estos otros participantes e interpretaron el evento como causado solo por el cerebro (Bennett & Hacker, 2001; Kantor, 1959, p. 227).
Constructos Circulares También es muy frecuente que los constructos resulten circulares. Barber (1981) señaló que la hipnosis típicamente se define como un estado de trance. Sabemos que alguien está hipnotizado porque esta en trance. Luego explicamos esta conducta hipnótica de la persona recurriendo al trance. En otras palabras, nuestra definición de hipnosis como un estado de trance no es independiente de lo que el trance se supone que explica. La circularidad también está en un constructo fundamental del psicoanálisis. Freud definió originalmente la libido como necesidad sexual y luego empezó a usarla como explicación de los comportamientos sexuales. Similarmente, es circular decir que un niño se distrae debido a que tiene un desorden de déficit de atención con hiperactividad (ADHD). McHugh (1999) hace notar la circularidad en diagnósticos tales como la disociación, el estrés pos-traumático, la personalidad múltiple y el déficit de atención. Un ejemplo con la disociación: “¿Por qué no me acuerdo de cuando estaba en primaria?/ Porque su memoria se ha disociado/ ¿Cómo lo sabe?/ Porque usted no se puede acordar de cuando estaba en primaria” (p. 36).
La Mente y la Conciencia como Constructos En sus diversas encarnaciones, la mente es el mayor constructo de la psicología. No se trata de un evento (fenómeno) observado, sino que es un concepto derivado de una larga tradición cultural. Si usamos la palabra mente para referirnos directamente a eventos tales como pensar, conocer, discriminar e imaginar (una mera forma de hablar rápido de esto), puede ser un constructo útil, en tanto nos demos cuenta de que el término “mente” no son esos eventos, ni tampoco la causa de ellos. Si se le considera como una fuerza causal separada e inobservable que interviene entre el mundo y el cuerpo, entonces no cumple los criterios para ser un constructo científico. En lugar de ello, es la restauración de una vieja idea teológica respecto a la psique o el alma.
La siguiente declaración de Simon (1992) es ilustrativa, como lo es el error categorial de Freeman (2001): “La mente humana es un sistema adaptativo. Escoge los comportamientos en vista de sus propósitos y a lo apropiado que resulten en un contexto en particular” (p. 156). El autor vuelve un constructo en una cosa y le otorga poderes de actuación propia. Empieza con la mente como un constructo y lo usa para explicar las conductas que él observa. Es un invento circular. Por otro lado, Oakley (2004) considera la esperanza y la desesperanza como funciones de la mente que a su vez funciona en el cerebro y así, emplea el cerebro como constructo causal y no como una condición necesaria pero no suficiente. Este autor asume completamente una interacción Cartesiana mente-cuerpo cuando dice: “Cuando una experiencia es psicológica, no física, ocurre completamente en la mente” (p. 32). Pero, la mente es un constructo cultural, no un constructo científico (Skinner, 1990). No se deriva de la observación sino de la tradición y estas afrimaciones son igualmente aplicables a la “conciencia” como constructo.
Modos de Expresión Uno frecuentemente encuentra recomendaciones para referirse a los eventos psicológicos como verbos y no como nombres sustantivos: hablar de sentir en lugar de sensaciones, conocer en lugar de conocimiento, pensar en lugar de pensamiento, imaginar en lugar de imaginación. Woodworth (1929) fue uno de los primeros devotos de esta práctica.
Proposición de Criterios para los Constructos • La siguiente lista de criterios para el uso de los constructos es consistente con los argumentos que hemos presentado y los que adelantó Kantor (1957, 1978, 1981). Se proponen como un paso esencial para alcanzar un uso más científico de los constructos. • Diferenciar cuidadosamente entre constructos de todos tipos (descriptivos, explicatorios y manipulativos) y los eventos originales. • Cuestionar todos los constructos derivados de la tradición cultural y de las fuentes filosóficas. • Iniciar toda investigación con observaciones de las que los constrctos se derivaran. Evitar empezar con los constructos e interpretar los resultados en términos de ellos. • Cuando los medios para obtener información crítica sean limitados, considerar a los constructos como extremadamente tentativos y asegúrese de que tengan la potencialidad de ser observados.
Note que solo los constrctos derivados de eventos observables, tienen la potencialidad de ser validados. • mantenga los constrctos interpretativos consistentes con los eventos observados, no los sustente en otros constructos, como las analogías. • Tome una muestra adecuada de eventos para que la interrelación entre ellos sea observable. • Procure un anclaje para constructos como inteligencia, motivación, personalidad y actitudes, para que se conecten con referentes observables y evite otorgarles existencia independiente como cosas o como causas. • Evite convertir condiciones participantes o condiciones necesarias para el evento, en condiciones determinantes. • Evite usar analogías inobservables para lo que no conoce y admita la ignorancia como una virtud científica. • Al menos en principio, use solo los constructos que sean observables, ya que solo mediante la observación es que la ciencia es posible.
REFERENCIA : Noel W Smith Events and constructs The Psychological Record, 2007