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Al amor de María debe el mundo su salvación. Nos vio perdidos, buscó un Salvador y le encontró, y nos le ofreció sacrificado sobre el ara de la cruz; y en este sacrificio ella quiso ser con su Hijo nuestra corredentora. Por este amor mereció el título de Madre común de todos los vivientes.
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Al amor de María debe el mundo su salvación. Nos vio perdidos, buscó un Salvador y le encontró, y nos le ofreció sacrificado sobre el ara de la cruz; y en este sacrificio ella quiso ser con su Hijo nuestra corredentora. Por este amor mereció el título de Madre común de todos los vivientes
¡Cuán lejos estaba María de pensar que Gabriel arcángel le anunciase su elección para la alta dignidad de Madre de Dios!. Se tenía por la más dichosa entre las mujeres sólo con poder besar los pies de aquella virgen pura que había de ser la Madre del Salvador. Dios vio la humildad de su sierva y la exaltó
María, asistida por la gracia y dones del Espíritu Santo desde su inmaculada concepción, amó con tal intensidad a Dios, que atrajo a su seno virginal al mismo Hijo de Dios, y Él no vaciló en tomarla por Madre
En varias circunstancias dio María gracias a Dios en nombre nuestro de un modo muy especial y eficaz: sintió en sus entrañas purísimas a Dios Redentor, y vio en la encarnación el mundo redimido; cuando le vio nacido, y cuando al pie de la cruz vio acabada la obra de la redención; y en nombre propio por su inmaculada concepción y por su elección por Madre de Dios
Y, como en la tierra un buen hijo no niega a su madre ninguna gracia que sea justa y necesaria, mucho menos en el cielo negará Jesucristo a su Madre lo que le pida siendo, como es, tan justo y necesario
María hizo con nosotros una obra de misericordia tan grande, que no habrá otra igual. Estábamos perdidos por la culpa original, y nos dio un Salvador
Deposita tus afanes con plena confianza en los brazos de tu Santísima Madre. En el modo en que te acerques, lo creas y lo esperes, así se hará. Póstrate ante su imagen y trata con ella. La Madre jamás niega a sus hijos gracia alguna si la piden con entera confianza
Ave, gratia plena; si, llena de gracias, llena de dones; si, llena de dones, llena de virtudes
María Virgen es el único tipo, la única figura que en el cielo representa con más perfección la Iglesia santa, porque criada y formada para este fin, es tanto en el orden moral y espiritual como en el físico y material, la obra más acabada y perfecta de la sabiduría y omnipotencia de Dios
María al pie de la cruz ofreció en sacrificio voluntario a su Hijo y a si misma
¡Cuán dulce, cuán agradable, cuán deleitable debe ser el reposo en los brazos de una Madre Virgen, y tan pura cual es la Iglesia Triunfante!
María excedió en caridad a todos los hombres y a todos los ángeles juntos, y por esto fue exaltada sobre todos ellos
La Virgen María , Madre de Dios, es un espejo limpidísimo donde el hombre puede contemplar la Iglesia Santa
Así como por Cristo vamos al Padre, por María nuestro corazón eleva las llamas de su amor hacia su cosa amada, que es la Iglesia
Sólo esta purísima Virgen reúne en si con toda plenitud y perfección aquella inexplicable belleza y amabilidad que busca nuestro corazón
Ni el ojo la vio, ni el oído puede percibir, y el corazón humano puede formarse apenas una idea o bosquejo de quien es esa Virgen siempre virgen, esa joven infinitamente bella, esa Mujer tan bien formada, siempre ágil, sana, sobre la que reflejan todos los atributos y perfecciones de Dios
María nuestra bella y hábil jardinera a tu cuidado, habilidad y buen gusto fiamos el cultivo de nuestro jardín
María, Madre de misericordia toma por suyas las necesidades de sus hijos.
Al pie de la cruz está la Virgen del Carmen y esta es la que preside nuestra misión
A la fe, a la esperanza y a la caridad de María debemos nuestra salvación. ¡Gloria a ella!