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Magisterio de la Iglesia sobre la vida

Introducci

Jims
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Magisterio de la Iglesia sobre la vida

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Presentation Transcript


    1. Magisterio de la Iglesia sobre la vida Valor y carácter inviolable de la vida humana

    2. Introducción El Evangelio de la vida está en el corazón del mensaje y de la misión de Jesús. “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10) Es en esta vida donde encuentran pleno significado todos los aspectos y momentos de la vida del hombre.

    3. Valor incomparable de la persona humana La llamada a la plenitud va más allá de las dimensiones de su existencia terrena. La vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y valor de la vida humana al tiempo que subraya su carácter relativo (realidad penúltima). Esta realidad supera nuestras expectativas pero se ajusta a nuestro corazón de modo sorprendente. Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre las dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural inscrita en su corazón (cf Rm 2, 14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. La convivencia humana y la misma comunidad política se fundamentan en este derecho. Cristo al encarnarse revela este valor incomparable. El Evangelio del amor de Dios al hombre, el de la dignidad de la persona y el de la vida son lo mismo.

    4. Nuevas amenazas a la vida humana Cada amenaza atañe a la Iglesia y su misión (hambre, violencia, guerras, enfermedades, genocidios, aborto, eutanasia, suicidio, mutilaciones, torturas, coacciones, condiciones infrahumanas, deportaciones, prostitución, trata de blancas, encarcelamientos…) Nuevas formas por el progreso científico. Está habiendo un cambio profundo en el modo de entender la vida y las relaciones entre los hombres. Las legislaciones lo demuestran. La misma medicina

    5. Actuales amenazas contra la vida humana Raíz de la violencia contra la vida Eclipse del valor de la vida Una idea perversa de libertad Eclipse del sentido de Dios y del hombre

    6. Raíz de la violencia contra la vida texto En la raíz de la violencia contra el prójimo se cede a la lógica del maligno. El homicidio niega la unidad entre los hermanos. Se cae por envidia. Se oculta con la mentira (las ideologías más diversas sirven para justificarlo y encubrirlo). Se rechaza la responsabilidad que cada hombre tiene con los demás (falta de solidaridad, indiferencia). El castigo del pecado que grita venganza ante Dios. La dignidad personal del que lo comete vigilada por Dios (justicia misericordiosa).”…en el mismo momento en que se introdujo el pecado, se debió desplegar la ley de la misericordia divina…(San Ambrosio)

    7. Eclipse del valor de la vida ¿Qué has hecho? La pregunta del Señor invita a tomar conciencia de los muchos y diferentes atentados contra la vida, de sus causas y sus consecuencias. Una novedad con respecto al pasado: los atentados contra la vida paradójicamente se consideran como “derecho” que el Estado debe reconocer y debe ejecutar gratuitamente mediante los agentes sanitarios. Se ha llegado a esto por una profunda crisis de la cultura, que genera un profundo escepticismo en los fundamentos mismos del saber y de la ética, haciendo cada vez más difícil ver con claridad el sentido del hombre, de sus derechos y sus deberes. Se añade la soledad de las personas, las situaciones de pobreza, angustia, etc. Aún así la conciencia sigue llamando. La cultura de la muerte como estructura de pecado (fuertes corrientes económicas, culturales y políticas portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia), fruto de una conjura contra la vida (guerra de los poderosos contra los débiles)

    8. … Ej: aborto y anticoncepción. Los contravalores inherentes a la mentalidad anticonceptiva hacen fuerte a la mentalidad abortista. Ej2: Los atentados contra la vida relacionados con las técnicas de reproducción artificial y con los diagnósticos prenatales. Ej3: Contexto social que hace difícil afrontar el sufrimiento. El sufrimiento como mal por excelencia. Enfermos incurables y moribundos: la tentación y el hecho de la eutanasia. Ej4: La demografía y la imposición de una fuerte planificación de la natalidad por parte de no pocos poderes de la tierra Sigue conjura contra la vida… Espectáculo alarmante: Las amenazas actuales contra la vida, programación científica y sistemática, responsabilidad de las instituciones y de los medios de comunicación: Alarma por los diversos ámbitos, proporción numérica, apoyo de la opinión pública, reconocimiento legal, implicación de parte del personal sanitario. Estamos ante una objetiva “conjura contra la vida”

    9. Una idea perversa de la libertad La sorprendente contradicción paradójica entre los derechos humanos, a la vez proclamados (tras una larga historia de lucha) y negados (rompiendo con todo ese trabajo). Una cosa son las situaciones dramáticas… y otra la tendencia a interpretar los delitos contra la vida como legítimas expresiones de la libertad individual. La contradicción se ve también en el ejercicio retórico estéril que enmascara el egoísmo de los Países ricos que cierran el acceso al desarrollo de los Países pobres, o la condicionan a absurdas prohibiciones de procreación. Las causas de esta contradicción: una exagerada subjetividad y una libertad absolutamente individualista y desligada de la verdad.

    10. … Se identifica la dignidad personal con la capacidad de comunicación verbal y explícita. Así la fuerza se hace criterio de opción y acción. Ahí está la contradicción. …afirmar que el Estado de derecho es una comunidad en la que a las “razones de la fuerza” sustituye la “fuerza de la razón”. Un concepto de libertad que exalta de modo absoluto al individuo, y no lo dispone a la solidaridad, a la plena acogida y al servicio al otro. Vuelve a ser la libertad de los fuertes. Sin embargo la libertad posee una esencial dimensión relacional. La libertad reniega de sí misma, se autodestruye y se dispone a la eliminación del otro cuando no reconoce su vínculo constitutivo con la verdad… …la persona acaba por asumir como única e indiscutible referencia su opinión subjetiva, su interés o su capricho.

    11. … Esta concepción de la libertad deteriora profundamente la convivencia social. El otro es una amenaza para mi libertad. Frente a intereses análogos se ve obligado a buscar cualquier forma de compromiso para garantizar el máximo posible de libertad. El relativismo absoluto hace negociable (pactable) incluso el derecho a la vida en el ámbito político y estatal. Por esta vía la democracia va por un camino de totalitarismo fundamental (Estado tirano) Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero esta es la muerte de la verdadera libertad.

    12. Eclipse del sentido de Dios y del hombre (el centro del problema) Progresiva ofuscación: Dios-hombre-moral. En realidad sólo delante de Dios el hombre puede percibir toda la gravedad de su error. La criatura sin el Creador desaparece… Más aún, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida (cf G.S.,36). La pérdida del sentido del “misterio” reduce al hombre, su vida y su muerte a “cosas” que se pueden poseer o rechazar. El hombre deja de preocuparse de existir para preocuparse solo de hacer. Después del hombre cae toda la naturaleza, que pasa a ser algo a dominar. El materialismo práctico deforma el sentido del sufrimiento, del cuerpo, de la sexualidad, de la procreación: el éxito de la despersonalización. Calidad de vida = eficiencia, consumismo, goce. Finalmente se pone así en peligro la conciencia de cada persona y también la conciencia moral de la sociedad. Hay una confusión total entre el bien y el mal.

    13. … Signos de esperanza y llamada al compromiso (del íntimo santuario de la conciencia puede empezar un nuevo camino de amor, de acogida y de servicio a la vida humana) La sangre de Cristo grita ante Dios: es la sangre que redime y revela el valor de la vida del hombre y da la fuerza para comprometerse en su favor. Hay signos de esperanza en nuestra sociedad: esposos con hijos, centros de ayuda, voluntarios, la medicina Hay signos de conciencia social: movimientos e iniciativas de sensibilización social, sensibilidad contraria a la guerra, aversión a la pena de muerte, calidad de vida, ecología, bioética, que favorece la reflexión y el diálogo. Llamados a optar. Choque de culturas.

    14. Mensaje cristiano sobre la vida La persona misma de Jesús es el Evangelio de la vida: por él y con la ayuda de la razón el hombre puede conocer la verdad sobre el valor de la vida. La vida siempre es un bien El don de la vida eterna Responsabilidades del hombre frente a la vida De la ley del Sinaí al don del Espíritu En el árbol de la cruz se cumple el Evangelio de la Vida

    15. Cristo “Palabra de Vida” «La Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto » (1 Jn 1, 2) «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás» (Jn 11, 25-26). Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10, 10).

    16. La vida es siempre un bien La experiencia histórica de Israel nos muestra, incluso en su precariedad, que la vida tiene sentido y valor porque es objeto del amor de Dios. Una identidad nueva. Israel percibe el sentido y valor de la vida. “Mi fuerza y mi poder es el Señor, El es mi salvación (Ex. 15,2)

    17. En la precariedad de la existencia humana Jesús lleva a término el sentido de la vida Esta experiencia de que la vida adquiere sentido por el amor del Padre, se ve cuando Jesucristo se encuentra con los pobres, los enfermos, etc. «Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva» (Lc 7, 22).

    18. La propia experiencia de Jesús enseña sobre la precariedad y valor de la vida humana. La grandeza de la vida se revela en la muerte en la cruz. Jesús asume plenamente las contradicciones y los riesgos y revela la grandeza y el valor de la vida.

    19. … La gloria de Dios resplandece sobre el rostro del hombre La vida es un bien porque “el hombre que vive es la gloria de Dios”, su altísima dignidad tiene sus raíces en el vínculo íntimo que lo une al Creador, en el hombre se refleja la realidad misma de Dios: capaz de reconocer y de amar al Creador, ha sido creado para la inmortalidad. La vida que Dios ofrece al hombre es un don con el que Dios comparte algo de sí mismo con la criatura. Ejemplos son la inteligencia, la capacidad de distinguir el bien del mal, la libertad. Ser viviente por el aliento divino, el hombre aspira a Dios y es la belleza suprema de todo lo creado. La imagen de Dios en la vida del hombre queda ofuscada por el pecado y vuelve a resplandecer plenamente en Cristo

    20. El don de la vida eterna “La vida” consiste en ser engendrado por Dios y participar de la plenitud de su amor. Este es el objetivo de la misión de Jesús. Esta vida que Jesús promete y da es eterna porque es participación de la vida del Eterno, participación de la vida divina. En la vida de hijos de Dios se desvela la plena verdad de la vida humana, incluso en su condición terrena. Aquí alcanza su culmen la verdad cristiana sobre la vida. La vida no queda ligada a sus orígenes, a su procedencia divina, sino también a su fin, a su destino de comunión con Dios en su conocimiento y amor. El hombre vive así gozosamente su existencia terrena como el lugar de la manifestación de Dios y del encuentro con El.

    21. Veneración y amor por la vida de todos. Así, la vida proviene de Dios. Es su don. Por tanto Dios es el único señor de la vida. Él ejerce este señorío cuidando solícitamente a sus criaturas De la sacralidad de la vida deriva su inviolabilidad. Ésta está inscrita en el corazón del hombre como realidad que no le pertenece Y está en el centro del decálogo. Aunque las leyes positivas de la época tengan que completar aún este respeto.

    22. Las exigencias positivas del mandamiento sobre la inviolabilidad de la vida en la enseñanza de Jesús (diálogo joven rico) hasta amar al enemigo (cuidar la vida del hermano, hacerse cargo del forastero). El grado máximo es la exigencia de veneración y amor hacia cada persona y su vida. «Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal» (Mt 5, 21-22).

    23. Responsabilidades del hombre frente a la vida Señorío del hombre sobre el mundo de las cosas y de los seres vivientes: la cuestión ecológica. El hombre recibe de Dios el señorío, el dominio sobre la tierra y sobre cada ser vivo. El hombre custodia el mundo y tiene una responsabilidad específica sobre el ambiente de vida y su futuro.

    24. La responsabilidad sobre la vida humana: el deber de los padres en la transmisión de la imagen divina y el deber de todos en el servicio a la vida. En la biología de la generación está inscrita la genealogía de la persona. En la paternidad y maternidad humanas Dios mismo está presente de un modo diverso de como lo está en cualquier otra generación sobre la tierra.

    25. La dignidad del niño aún no nacido “Porque tú mis vísceras has formado” (Sal 139) “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses, te tenía consagrado” (Jr 1,5) Cultura del pueblo de Israel. La sola posibilidad de ofender o agredir a la vida en estas condiciones se sale del horizonte religioso y cultural de Israel. Esterilidad temida, prole bendición. La vida trasmitida por los padres tiene su origen en Dios. La de cada individuo está en el designio divino desde su origen y existe un proyecto divino sobre la vida Exaltación de la vida naciente en el encuentro de María e Isabel

    26. La vida en la vejez y en el sufrimiento Cultura del pueblo de Israel Reconoce en su sabiduría y experiencia una riqueza insustituible. Vejez marcada por el prestigio y la veneración. Valor relativo de la vida corporal frente a un valor superior.

    27. De la ley del Sinaí al don del Espíritu Todos los mandamientos de Dios manifiestan la verdad de la vida y están al servicio de su plena protección. La vida lleva escrita en sí misma de un modo indeleble su verdad. El hombre, acogiendo el don de Dios, debe comprometerse a mantener la vida en esta verdad, que le es esencial… La verdad de la vida es revelada por el mandamiento de Dios.. Toda la ley del Señor está al servicio de esta protección porque revela aquella verdad en la que la vida encuentra su pleno significado. El mandamiento es por ello el camino de la vida. Es absolutamente imposible que la vida se conserve auténtica y plena alejándose del bien; y, a su vez, el bien está esencialmente vinculado a los mandamientos del Señor, es decir, a la “ley de vida”(Si 17,9) El bien que hay que cumplir no se superpone a la vida como un peso que carga sobre ella, ya que la razón misma de la vida es precisamente el bien, y la vida se realiza sólo mediante el cumplimiento del bien.

    28. La historia de Israel muestra lo difícil que es mantener la fidelidad a la ley de la vida inscrita en el corazón y los profetas denuncian las ofensas mientras suscitan la espera de un nuevo principio de vida. Sólo con el “corazón nuevo” dado por el Espíritu de Jesús se puede comprender y levar a cabo el sentido de la vida: el don de sí mismo. (la vida es un don que se realiza al darse). Jesús encarna este sentido y da cumplimiento a la ley antigua.

    29. En el árbol de la Cruz se cumple el Evangelio de la vida Contemplamos el espectáculo de la Cruz para captar el sentido de la vida y de la muerte. Como en el viernes santo, la oscuridad que hay ahora no eclipsa el resplandor de la Cruz; al contrario, se manifiesta como centro, sentido y fin de toda la historia de la vida humana. Con su muerte, Jesús ilumina el sentido de la vida y de la muerte de todo ser humano. De la cruz, vértice del amor y fuente de la vida, nace el “pueblo de la vida” que sigue a Cristo en el don de sí.

    30. La ley santa de Dios Evangelio y mandamiento La vida humana es sagrada e inviolable El delito abominable del aborto El drama de la Eutanasia Ley civil y ley moral Promueve la vida

    31. Evangelio y mandamiento El mandamiento de Dios no está nunca separado de su amor; es siempre un don para el crecimiento y la alegría del hombre. El evangelio de la vida es también un don y un compromiso. Dios exige al hombre, al darle la vida, que la ame y la respete y promueva. El don se hace mandamiento y el mandamiento don. El hombre tiene un señorío sobre la vida que no es absoluto sino ministerial. Es un administrador del plan establecido por Dios. Debe vivirlo con sabiduría y amor, en obediencia de la ley

    32. La vida humana es sagrada e inviolable «La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término: nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente» (Donum Vitae 76,77) El precepto “no matarás” tiene un fuerte contenido negativo y pone el límite que no puede ser transgredido, pero implícitamente conduce hacia la actitud positiva del respeto absoluto por la vida, ayudando a promoverla y a progresar en el camino del amor que se da, acoge y sirve.

    33. … La decisión deliberada de privar a un ser humano inocente de su vida es siempre mala desde el punto de vista moral y nunca puede ser lícita ni como fin, ni como medio para un fin bueno. En efecto, es una desobediencia grave a la ley moral, más aún, a Dios mismo, su autor y garante; y contradice las virtudes fundamentales de la justicia y de la caridad. «Nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo» . Cada ser humano inocente es absolutamente igual a todos los demás en el derecho a la vida. Esta igualdad es la base de toda auténtica relación social que, para ser verdadera, debe fundamentarse sobre la verdad y la justicia, reconociendo y tutelando a cada hombre y a cada mujer como persona y no como una cosa de la que se puede disponer. Ante la norma moral que prohíbe la eliminación directa de un ser humano inocente «no hay privilegios ni excepciones para nadie. No hay ninguna diferencia entre ser el dueño del mundo o el último de los miserables de la tierra: ante las exigencias morales somos todos absolutamente iguales

    34. El derecho y el deber de la legítima defensa “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Puede llegar a ser un deber grave. Pena de muerte Derecho de la justicia a preservar el orden público y la seguridad de las personas Las ocasiones en que es imposible garantizar esta seguridad de otro modo, en una sociedad organizada es excepcional.

    35. El delito abominable del aborto Hoy, sin embargo, la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos Ante una situación tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño. Se percibe la difusión de una terminología ambigua La gravedad moral del aborto procurado se manifiesta en toda su verdad si se reconoce que se trata de un homicidio y, en particular, si se consideran las circunstancias específicas de indefensión . Es cierto que en muchas ocasiones la opción del aborto tiene para la madre un carácter dramático y doloroso. Con la participación de la madre y del padre se hiere mortalmente a la familia y se profana su naturaleza de comunidad de amor y su vocación de ser «santuario de la vida» El aborto va más allá de la responsabilidad de las personas concretas y del daño que se les provoca, asumiendo una dimensión fuertemente social, teniendo responsabilidad médicos, legisladores, asociaciones, etc.

    36. … «desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre... la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar» (Declaración sobre el aborto procurado 12-13) Bastaría la sola probabilidad de encontrarse ante una persona para justificar la más rotunda prohibición de cualquier intervención destinada a eliminar un embrión humano El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida» (Donum Vitae 78,79)

    37. … El Magisterio pontificio más reciente ha reafirmado con gran vigor esta doctrina común. En particular, Pío XI en la Encíclica Casti connubii rechazó las pretendidas justificaciones del aborto ; Pío XII excluyó todo aborto directo, o sea, todo acto que tienda directamente a destruir la vida humana aún no nacida, «tanto si tal destrucción se entiende como fin o sólo como medio para el fin» ; Juan XXIII reafirmó que la vida humana es sagrada, porque «desde que aflora, ella implica directamente la acción creadora de Dios» . El Concilio Vaticano II, como ya he recordado, condenó con gran severidad el aborto: «se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes nefandos» También la nueva legislación canónica se sitúa en esta dirección cuando sanciona que «quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae» es decir, automática. La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido

    38. … La valoración moral del aborto se debe aplicar también a las recientes formas de intervención sobre los embriones humanos que, aun buscando fines en sí mismos legítimos, comportan inevitablemente su destrucción. Es el caso de los experimentos con embriones, en creciente expansión en el campo de la investigación biomédica y legalmente admitida por algunos Estados Los Test de diagnóstico prenatal: Estas técnicas son moralmente lícitas cuando están exentas de riesgos desproporcionados para el niño o la madre, y están orientadas a posibilitar una terapia precoz o también a favorecer una serena y consciente aceptación del niño por nacer, no cuando pertenecen a una mentalidad eugenésica.

    39. El drama de la eutanasia Debido a los progresos de la medicina y en un contexto cultural con frecuencia cerrado a la trascendencia, la experiencia de la muerte se presenta con algunas características nuevas: tendencia a apreciar la vida sólo en la medida en que da placer y bienestar. El hombre cree ser criterio y norma de sí mismo y piensa tener el derecho de pedir incluso a la sociedad que le garantice posibilidades y modos de decidir sobre la propia vida en plena y total autonomía. Sucede especialmente en las sociedades acomodadas, también por la alta tecnificación. Estamos aquí ante uno de los síntomas más alarmantes de la «cultura de la muerte», que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista que presenta el creciente número de personas ancianas y debilitadas como algo demasiado gravoso e insoportable la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Semejante práctica conlleva, según las circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio.

    40. Ley civil y ley moral Una de las características propias de los atentados actuales contra la vida humana consiste en la tendencia a exigir su legitimación jurídica, como si fuesen derechos que el Estado, al menos en ciertas condiciones, debe reconocer a los ciudadanos y, por consiguiente, la tendencia a pretender su realización con la asistencia segura y gratuita de médicos y agentes sanitarios. Otras veces se cree que la ley civil no puede exigir que todos los ciudadanos vivan de acuerdo con un nivel de moralidad más elevado que el que ellos mismos aceptan y comparten, y que esto llevaría a la práctica fuera de la legalidad. Las opiniones más radicales llegan a sostener que, en una sociedad moderna y pluralista, se debería reconocer a cada persona una plena autonomía para disponer de su propia vida y de la vida de quien aún no ha nacido La raíz común de todas estas tendencias es el relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea. En realidad, la democracia no puede mitificarse convirtiéndola en un sustitutivo de la moralidad o en una panacea de la inmoralidad; el valor de la democracia se mantiene o cae con los valores que encarna y promueve

    41. “Promueve” la vida Urge pues descubrir de nuevo la existencia de valores humanos y morales esenciales y originarios, que derivan de la verdad misma del ser humano y expresan y tutelan la dignidad de la persona. Son valores, por tanto, que ningún individuo, ninguna mayoría y ningún Estado nunca pueden crear, modificar o destruir, sino que deben sólo reconocer, respetar y promover. En ningún ámbito de la vida la ley civil puede sustituir a la conciencia ni dictar normas que excedan la propia competencia. La ley civil debe asegurar a todos los miembros de la sociedad el respeto de algunos derechos fundamentales, que pertenecen originariamente a la persona y que toda ley positiva debe reconocer y garantizar. Entre ellos el primero y fundamental es el derecho inviolable de cada ser humano inocente a la vida

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