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15 minutos para meditar El Ángelus. El Ángelus. «Oración en honor del misterio de la Encarnación». Historia del Ángelus.
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El Ángelus «Oración en honor del misterio de la Encarnación»
Historia del Ángelus Este piadoso saludo a la Virgen, llamado Angelus por el comienzo de algunos versículos unidos posteriormente a las tres avemarías primitivas, fue introducido en la Iglesia en épocas diversas. De la más antigua, la de la tarde, se encontró el primer testimonio en un decreto del capítulo general de los franciscanos celebrado en Pisa, en 1623, bajo la presidencia de san Buenaventura. No hay duda de que la propaganda activa de los franciscanos contribuyó eficazmente a difundir por todas partes esta oración.
Historia del Angelus El padre Thurston opina que la triple salutación angélica de la tarde se deriva de un ejercicio de piedad llamado, Las tres oraciones (compuesto de salmos y responsorios, y algunas plegarias, en las que probablemente estaba el Ave María), que se practicaba en muchas comunidades religiosas en los Maitines, primero, y después de Completas, previo aviso de una campanada. Es fácil que el pueblo cristiano iniciase su jornada con un saludo a la Virgen.
Historia del Angelus En cuanto al Angelus del mediodía, el padre Thurston cree encontrar los orígenes en aquella plegaria (tres Pater y tres Ave) que el papa Calixto III, en 1456, mandó recitar a la cristiandad todos los días al son de la campana, entre Nona y Vísperas, para obtener la paz de la Iglesia contra el peligro de invasión de los turcos.
Historia del Angelus De todos modos, es cierto que fue adoptado muy tarde, no antes del siglo XVI. Se comenzó en Francia en 1472, por orden de Luis XI, y de allí, lentamente, se extendió al resto de Europa. Los tres versículos aparecen primero en el Exercitum quotidianum, pequeño manual de piedad, editado en Roma bajo Pío V (en 1572), y la triple doxología final, en el Manuale catholicorum de san Pedro Canisio (1588). http://www.infancia-misionera.com/angelus.htm
San Lucas refiere que el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazareth, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Luego añadió: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.»
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
El ángel le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Luego añadió: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.»
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
El ángel le aclaró: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.»
El ángel le aclaró: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.»
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Días después, María fue a casa de Zacarías y saludó a Isabel, la cual exclamó: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno»
A modo de conclusión, San Juan añade en el prólogo de su Evangelio: «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros»