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DISCIPULAR A LOS NIÑOS. Lección 4 para el 25 de enero de 2014. LOS NIÑOS EN LA ANTIGÜEDAD. “Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación” ( Levítico 20:23 ).
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DISCIPULAR A LOS NIÑOS Lección 4 para el 25 de enero de 2014
LOS NIÑOS EN LA ANTIGÜEDAD “Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación” (Levítico 20:23) Las naciones paganas de Canaán tenían poco respeto por la vida de los niños. Los cananeos y otros pueblos de la antigüedad sacrificaban niños a los dioses. • Por ejemplo, el rey de Moab sacrificó a su primogénito sobre el muro de la ciudad(2R. 3:26-27) • Dios amonestó a Israel que no hicieran como estas naciones y les dio instrucciones precisas en cuanto a los niños.
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6-7) LOS NIÑOS EN ISRAEL Dios le enseñó a Israel que los niños eran una bendición: “Cosa de estima el fruto del vientre” (Sal. 127:3) Desde muy pequeños, los niños eran instruidos en la palabra de Dios. “Desde los tiempos más remotos, los fieles de Israel habían prestado mucha atención a la educación de la juventud. El Señor había indicado que, desde la más tierna infancia, debía enseñarse a los niños su bondad y grandeza, especialmente en la forma en que se revelaban en la ley divina y en la historia de Israel. Los cantos, las oraciones y las lecciones de las Escrituras debían adaptarse a los intelectos en desarrollo. Los padres debían enseñar a sus hijos que la ley de Dios es una expresión de su carácter, y que al recibir los principios de la ley en el corazón, la imagen de Dios se grababa en la mente y el alma” E.G.W. (El Deseado de todas las gentes, pg. 49)
LA NIÑEZ DE JESÚS “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él” (Lucas 2:40) Jesús no apareció como un hombre adulto. Él nació como un niño más. Tuvo que aprender a andar, a hablar, a escribir, a adorar a Dios. Como niño, Jesús fue también un ejemplo para los niños. Instruido por sus padres en los caminos de Dios, fue lleno de sabiduría y gracia. A los 12 años, el niño israelita era aceptado como miembro de la comunidad de Israel. A esa edad, Jesús demostró un conocimiento y una preocupación por las cosas espirituales que sorprendió a los más sabios de Israel. “Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas” (Lucas 2:47)
SANANDO A LOS NIÑOS Todos estos casos tienen algo en común: padres angustiados que llevan a sus hijos a Jesús para que Él los sane. Jesús restauró todas las esperanzas y sueños que los padres tenían para sus hijos, y así les dio la oportunidad decrecer para honrar a Dios y usar sus talentos para su gloria.Los niños fueron sanados en base a la fe de sus padres. Los padres somos invitados a llevar a nuestros hijos a Jesús en oración ferviente, en procura de sanidad física y espiritual. Él escucha y contesta cada oración según sea más conveniente en cada ocasión.
LOS NIÑOS COMO EJEMPLO “y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3) ¿En qué aspectos debemos ser como niños (Mt. 11:25; 18:4)? • Autenticidad. • Humildad. • Dependencia. • Inocencia. • Sencillez. • Confianza. • Susceptibles para aceptar los impulsos del Espíritu Santo. Los que hacen discípulos hoy deberían aprender otra lección: los niños nunca necesitan dejar atrás su dependencia infantil. Educados apropiadamente, los niños pueden llevar su confiada inocencia a la adultez. Cuando los niños crecen y maduran, cuestionarán algunas cosas, tendrán luchas, dudas y preguntas sin respuestas, como las tenemos todos. Pero una fe infantil nunca pasa de moda.
“[Cristo] Sabía que esos niños escucharían sus consejos y le aceptarían como su Redentor, mientras que los que eran sabios según el mundo y de corazón endurecido estarían menos inclinados a seguirle y a hallar cabida en el reino de Dios. Al acercarse estos pequeñuelos a Cristo y al recibir su consejo y bendición, la imagen de él y sus palabras misericordiosas se grababan en sus mentes plásticas, para no borrarse ya más. Debemos aprender una lección de este acto de Cristo, a saber que el corazón de los jóvenes es muy susceptible a las enseñanzasdel cristianismo, pues es fácilinfluir en él a favor de la piedad yde la virtud, y es fuerte paraconservar las impresiones recibidas” E.G.W. (El hogar cristiano, pg. 250)
PROTEGER A LOS NIÑOS “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18:6) “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:10) Como padres o adultos, deberíamos hacer todo lo que podamos para instalar en los niños el conocimiento de Dios y de su amor, y nada es mejor que revelarles ese amor a través de nuestra vida, nuestra bondad, compasión y cuidado por ellos. Seamos o no padres, somos responsables por la forma en que tratamos a los niños de nuestra iglesia y el ejemplo que les damos.
DEJAD A LOS NIÑOS VENIR A MÍ “Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios” (Marcos 10:13-14) “Al decir Jesús a sus discípulos que no impidieran a los niños el acercarse a él, hablaba a sus seguidores de todos los siglos, es decir, a los dirigentes de la iglesia: ministros, ancianos, diáconos, y todo cristiano. Jesús atrae a los niños, y nos manda que los dejemos venir; como si nos dijera: Vendrán, si no se lo impedís” E.G.W. (El ministerio de curación, pg. 27)