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Examen Particular Diario (Ejercicios Espirituales de S. Ignacio de Loyola, EE 24-26, 90). Marbella Sánchez Escuela de Acompañantes, 2ª Etapa Iglesia S. Francisco, El Silencio, Caracas (2 febrero 2014).
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Examen Particular Diario (Ejercicios Espirituales de S. Ignacio de Loyola, EE 24-26, 90) Marbella Sánchez Escuela de Acompañantes, 2ª Etapa Iglesia S. Francisco, El Silencio, Caracas (2 febrero 2014)
“Mira que estoy a la puerta y llamo: Si uno escucha mi voz y me abre, estaré en su casa, y comeré con Él y Él conmigo.”(Apocalipsis 3.-20)
Ofrecimiento Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo devuelvo. Todo es tuyo. Puedes disponer de mí a toda tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta. Amén. (EE 234)
Peticiones Señor, que todas mis intenciones, palabras, y obras estén solamente encaminadas en cumplir tu voluntad (EE 46). Que no sea sordo a tu llamamiento sino generoso y diligente en seguir tu voluntad (EE 91). Dame conocimiento profundo e interno tuyo, que por mí te hiciste hombre para que mas te ame y mas te siga (EE 104).
Señor; Hazme instrumento de tu paz; Que donde haya odio, siembre yo amor; Donde haya duda, fe; Donde haya desesperación, esperanza; Donde haya tinieblas, luz; Donde haya tristeza, alegría. Concédeme Maestro bueno; Que no busques ser consolado, sino consolar; Ser comprender, sino comprender; Ser amado, sino amar. Pues es dando como recibimos; Perdonando como seremos perdonados Y muriendo como naceremos a la vida verdadera. AMEN (San Francisco de Asís)
Examen particular y cotidiano. Contiene tres tiempos y examinarse dos veces. Elprimer tiempo es que a la mañana, nada más levantarse, debe uno proponer guardarse con diligencia de aquel pecado particular o defecto del que se quiere corregir y enmendar (EE 24). Este ganar conciencia está presidido por el primer tiempo (... “en levantándose”), en el que debe el hombre proponer de guardarse con diligencia.
Examen particular y cotidiano. Contiene tres tiempos y examinarse dos veces. El segundo, después de comer, pedir a Dios Nuestro Señor lo que uno quiere, es a saber: Gracia para acordarse de cuántas veces ha caído en aquel pecado particular o defecto o enmendarse en adelante; y a continuación haga el primer examen pidiendo cuenta a su alma de aquella cosa propuesta y particular, de la cual se quiere corregir y enmendar, recorriendo de hora en hora o de tiempo en tiempo, comenzando desde la hora en que se levantó hasta la hora y punto del examen presente; y haga en la primera línea tantos puntos cuantas veces ha incurrido en aquel pecado particular o defecto; y después proponga de nuevo enmendarse, hasta el segundo examen que haga (EE 25).
Examen particular y cotidiano. Contiene tres tiempos y examinarse dos veces. El tercer tiempo, después de cenar se hará el segundo examen, asimismo de hora en hora, comenzando desde el primer examen hasta el segundo presente; y haga en la segunda línea de la misma tantos puntos cuantas veces ha incurrido en aquel particular pecado o defecto (EE 26).
¿Qué pretende? Por de pronto focalizar nuestra atención en aquel defecto o negligencia, que impide mejor hacer los Ejercicios. NOTAS
Adiciones para mejor hacer los Ejercicios y para mejor hallar lo que se desea. • 10ª Adición • Cuarta NOTA: El examen particular se haga para quitar defectos y negligencias sobre ejercicios o adiciones, y así en la segunda, tercera y cuarta semana. (EE 90)
“Los clavos en la puerta” Ésta es la historia de un niño que, todos los días, se peleaba con su hermano, con sus padres, compañeros del colegio, etc … Una tarde, su padre le entregó un paquete. El niño muy curisoso lo desenvolvió rápidamente y se sorprendió muchísimo al ver ese extraño regalo: era una caja de clavos. El padre lo miró muy fijo y le dijo: ”Hijo mío, te voy a dar un consejo: cada vez que pierdas el control, cada vez que contestes mal a alguien y discutas, clava un clavo en la puerta de tu habitación” El primer día, el niño clavó 37 clavos en la puerta. Con el paso del tiempo, el niño fue aprendiendo a controlar su rabia, por ende, la cantidad de clavos comenzó a desminuir. Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la puerta.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos. Su padre orgulloso, le sugirió que por cada día que se pudiera controlar, sacase un clavo. Los días transcurrieron y el niño logró quitarlos todos. Conmovido por ello, el padre tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la puerta, y con suma tranquilidad le dijo: “Has hecho bien, hijo mío, pero mira los agujeros… la puerta nunca volverá a ser la misma. Cuando dices cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta. Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Pero no importa cuántas veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí. Una herida verbal es tan dañina como una física. Recuerda que los amigos son joyas muy escasas, consérvalos, cuídalos, ámalos, pero no los lastimes, hay daños que son irreversibles y no hay perdón que los sane” El niño comprendió la enseñanza de su padre y la agradeció profundamente; se dio cuenta de que al enojarse no sólo causaba daño a los demás, sino que también se dañaba a sí mismo. A partir de ese momento jamás volvió a tener que controlar su ira, porque decidió actuar siempre guiado por el amor Y tú, ¿cuántos clavos y/o agujeros tienes en tu puerta?