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“ La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús ”. Evangelii Gaudium Papa Francisco. “Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior… Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
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“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”. EvangeliiGaudium Papa Francisco
“Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior… Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
“Este es el momento para decirle: Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu Amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Acéptame una vez más entre tus brazos redentores”
“Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar , con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre nos puede devolvernos la alegría”
“La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera”.
“Cuando la Iglesia convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal”. “La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie”
“Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.
“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo”.
“La Iglesia “en salida” es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr…es más bien detener el paso para mirar a los ojos y escuchar”.
“A menudo nos comportamos como controladores de la Gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”.
“La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás…
…Los evangelizadores tienen así “olor a oveja” y estas escuchan su voz”.
“El evangelio invita ante todo a responder al Dios amante que nos salva,
reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros mismos para buscar el bien de todos”.
“La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos sociales”.
“La acción pastoral debe mostrar mejor todavía que la relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales”. .
“La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos en el “arte del acompañamiento”, para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro”.
“Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana”. “ESTAMOS LLAMADOS A SER PERSONAS-CÁNTAROS PARA DAR DE BEBER A LOS DEMÁS”.
“El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura”.
“Todo ser humano es objeto de la ternura infinita del Señor”.
“Los desafíos están para superarlos. Seamos realistas pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. ¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!”.
Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro “sí” ante la urgencia más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo, para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino.
Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya. Franciscus