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L A M A N S I Ó N D E L O S E S P E J O S. Alfonso Cano Y Sandra Carrasco 6 º B. Era una noche oscura, Cristian y Sofí estaban aburridos y enfadados porque sus padres no los habían dejado ir a la fiesta de pijamas de Claudia y Alberto.
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LAMANSIÓNDELOSESPEJOS Alfonso Cano Y Sandra Carrasco 6 º B
Era una noche oscura, Cristian y Sofí estaban aburridos y enfadados porque sus padres no los habían dejado ir a la fiesta de pijamas de Claudia y Alberto. Los hermanos decidieron escaparse por la ventana e irse a la casa de sus primos. Los niños vivían en un bajo, y les fue fácil salir.
Llevaban caminando un rato cuando escucharon unos pasos tras ellos, los hermanos echaron a correr asustados, se metieron, sin darse cuenta en una casa de espejos que llevaba varios años abandonada. Los niños se quedaron fascinados al ver cosas tan antiguas y curiosas: espejos de distintas formas y tamaños, cortinas rasgadas y … ¿Qué era aquello? Era un pequeño colgante de plata y cristal con forma de luna creciente, la niña se acercó a cogerlo pero se le heló la sangre al notar una presencia fría e incorpórea tras ella, a pesar de durar un segundo escaso, a Sofí le bastó para salir corriendo en busca de su hermano, que ya no estaba allí.
La niña, aunque estaba asustada y perdida en un mundo siniestro, extraño y silencioso, sintió la corazonada de que debía seguir adelante y para ello necesitaba, según su instinto, aquel extraño colgante que yacía en el suelo, solo y esperando que alguien lo recogiese. La niña lo tomó y se lo colgó al cuello, se armó de valor y empezó a andar en dirección a la única puerta que había en la habitación y por la única por la que podía haber salido su hermano. Mientras caminaba pensaba en que su hermano no se podía haber ido así como así dejándola sola en aquel lugar tan oscuro.
Cristian estaba en un lugar extraño, sólo recordaba la vaga imagen de su hermana acercándose a coger el extraño colgante del suelo y a una mano con un pañuelo que se le acercaba a la cara, él no sabía porqué pero no se movió y se dejó llevar debatiéndose entre la consciencia y el sueño hasta el extraño lugar donde se encontraba ahora: Era una sala pequeña, con una columna en una esquina y varios espejos colgados en la vieja pared, había una fregona apoyada en la pared y unos trapos por el suelo … Descubrió también una puerta por la que podría salir pero cuando se estaba levantando, vio que el pomo de la puerta rotaba y se sentó inmediatamente.
La puerta se abrió y tras ella apareció su tío “desparecido” y esto desconcertó al niño de tal manera que gritó fuertemente. Sofí oyó un grito que provenía de las escaleras que debían llevar al sótano y la niña sintió en su corazón que un suave hilo de esperanza se tejía lentamente. La niña bajó sigilosamente las escaleras carcomidas por los ratones porque si algo había hecho gritar a una persona de aquella manera no podía ser demasiado bueno. Cristian estaba muy asustado y pensó en su hermana y le asaltaron las dudas ¿dónde estaría?¿se habría perdido?. A continuación pasó algo que no esperaba, aún: La puerta se abrió y apareció su hermana, a Cristian se le heló la sangre en las venas y no sabia si gritar y asustarse o correr a abrazarla; optó por la segunda opción y los dos se abrazaron fuertemente sintiéndose felices de estar juntos de nuevo, pero esa sensación duró poco.
La puerta se abrió y los hermanos sintieron que un sutil pero aterrador escalofrío les recorría todo el cuerpo. Se giraron hacia la puerta y vieron a su tío con las manos ensangrentadas y vieron dos bultos tras él, sus padres, y estaban muertos. A los niños se les escapó el aire y ya no sabían qué hacer, echaron a correr hacia el rincón mas lejano de la puerta de la habitación y allí se quedaron, acurrucados los dos, sintiendo que la tristeza les inundaba el corazón y que lo peor era que todo había sucedido por su culpa. Su tío se les acercó, se limpió la sangre en los pantalones y tomó a Sofí entre sus brazos, pero la niña se debatió en los brazos del asesino de sus padres y, mientras esto pasaba, Cristian llamaba a la policía desde la otra esquina de la habitación, hasta donde se había arrastrado sigilosamente.
Mientras esperaba a que la policía llegase, Cristian le preguntó a su tío por qué lo había hecho pero le respondió con una sola palabra: VENGANZA. El niño no comprendió del todo el significado que su tío le quería dar a esa palabra pero se calló, esperando a que la policía llegase y les sacara de allí, se fue acercando cada vez más a su hermana, tratando de dar a entender que la estaba protegiendo mientras su tío daba vueltas por toda la habitación. Sofí estuvo pensando todo el rato en que quizás si le preguntaba amable y desenfadadamente qué le pasó con sus padres y por qué les había llevado hasta allí él le contestaría con una frase con algo de sentido. Se decidió a preguntar y al fin le contestó: - Les he hecho esto porque antes de nacer vosotros, yo vivía con vuestros padres pero cuando vuestra madre se enteró de que estaba embarazada, en el mismo instante cogió y me echó de allí diciéndome que era un mal ejemplo porque no quise ir a la universidad y no trabajaba. Me quedé vagabundeando por las calles hasta que encontré esta casa y decidí hacerles pagar por lo que me hicieron.
Momentos después llegó la policía y detuvo al asesino dejando a los hermanos sin nadie con quien quedarse. Les explicaron que tendrían que quedarse con una familia de acogida. Los niños estaban aliviados de que todo se hubiese acabado pero estaban tristes y desolados porque vieron tirados en el suelo los cuerpos sin vida de sus padres y lo ultimo que habían hecho ellos había sido desobedecerles yéndose sin su permiso. Ahora, dos semanas después, los hermanos se dirigían en un coche policial a su nueva casa, con una familia de acogida. En ese momento tenían en la cara una expresión impasible y ahora eran unas personas mucho mas maduras de lo que eran al escaparse de casa.