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Hermano perro (Romance del perro que salvó la vida a un niño en las islas del delta del Paraná). Pbro. Luis Jeannot Sueyro. Fiel amigo de los hombres, manso y dócil compañero: como Francisco de Asís yo te diré “hermano perro”. Das la vida por el amo, sin más paga que el sustento.
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Hermano perro (Romance del perro que salvó la vida a un niño en las islas del delta del Paraná) Pbro. Luis Jeannot Sueyro
Fiel amigo de los hombres, manso y dócil compañero: como Francisco de Asís yo te diré “hermano perro”..
Das la vida por el amo, sin más paga que el sustento. Devuelves bien por el mal con la sencillez del trébol que “perfuma a quien lo daña”. No te canses de ser bueno. Te he visto lamer la mano que maltrataba tu cuerpo.
En la quietud de la isla ya se acuesta el sol de enero. Cuelga en los sauces llorones el adiós de sus reflejos. En el rojo del ocaso gotean sangre los ceibos.
Y entre la verde espesura, la cumbre roja del techo, como dos manos unidas en la crispación de un rezo. Un crepúsculo de sangre es un cruel presentimiento.
Allá abajo duerme el río, solitario prisionero que en su cárcel de barrancas vive retratando el cielo, y en olas cambia las nubes y los astros cambia en ceibos.
Entre las ramas, murmullos y nerviosos aleteos. Entre las aguas dormidas ya está brotando un lucero. Parece el pulso del mundo el leve gemir del viento
Mas, de pronto en la quietud se hace astillas el silencio: es el balbucear de un niño con riente cascabeleo.
En el rojo del poniente, se yergue blanco el pequeño. Es como un lirio, sin tallo, que rodara bajo el viento. Por el muelle, solitario, gateando va el pequeñuelo; y ya se inclina hasta el río para pescar un lucero.
Solo el crepúsculo rojo, solo el sauce y solo el viento. Y solo el niño ante el río. Solo no: también el perro.
Y cuando ya va a caer, lo toma el fiel ovejero sin dañarlo, suave y torpe como si fuera un abuelo. Lo entibia su blando hocico. Lo sostiene contra el pecho, cual si fuera su cachorro ese blanco pequeñuelo.
Y mientras lo guarda ansioso, sus aullidos lastimeros rayan de alertas la tarde, para que desde allá lejos pronto acudan hasta el niño que quiso pescar luceros.
Fiel amigo de los hombres, manso y dócil compañero: como Francisco de Asís, yo te diré “hermano perro”.-