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castillos MEDIEVALES. El castillo era muy conocido en la Edad Media pero su origen es más antiguo y tiene precedentes en la Grecia clásica. La defensas eran de madera pero con el tiempo se empezaron a construir de piedra y con los muros muy altos para defenderse de ataques enemigos.
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castillos MEDIEVALES
El castillo era muy conocido en la Edad Media pero su origen es más antiguo y tiene precedentes en la Grecia clásica. La defensas eran de madera pero con el tiempo se empezaron a construir de piedra y con los muros muy altos para defenderse de ataques enemigos.
Durante la Edad Media, el castillo no solo cumplía funciones militares para defenderse de ataques, sino que servía también de vivienda a los señores de la nobleza y a los propios reyes, siendo algunos como grandes palacios y fortalezas. Se encontraban en ciudades, y en lugares normalmente altos y próximos a ríos para conseguir agua. Desde lo alto se defendían mejor. A partir del siglo XVI los reyes de los castillos los fueron cambiando por palacios. Por este motivo, y porque perdieron la función militar de defender a los reyes y nobles, los castillos perdieron todo interés y se dejaron hasta la actual ruina y destrucción de la mayor parte de ellos.
La muralla. Todo el recinto va rodeado de una alta y gruesa muralla con un camino en la parte superior. Cada varios metros, se intercalan en la muralla cubos o torreones que permiten vigilar, dar opciones de tiro y defenderse. Todos los muros suelen estar acabados por almenas para la protección de los defensores. También es habitual que tengan garitas que cuelgan para mejorar las condiciones de tiro sobre los asaltantes. Al pie de la muralla y rodeándola por el exterior a veces hay un foso para impedir la aproximación del enemigo; tiene para entrar y salir con puentes levadizos. Puede haber más de un anillo defensivo amurallado.
El patio de armas: es un sitio central en torno al patio donde se distribuyen determinadas estancias, con la capilla (cuando la hay), la sala de reuniones, las naves para acuartelamiento de la tropa, etc. La entrada al castillo se produce a través del patio de armas; desde él se accede al resto de las dependencias. Torre barbacana: es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo por una puerta de acceso. El rastrillo o peine suele ser una pesada reja, acabada abajo en puntas que formaba parte los remates mejor hechos de las puertas de la puerta, junto al puente levadizo y la barbacana Almenas, tenían como función proteger a los defensores, algunas tenían orificios, (para las armas de fuego)(para lanzar armas arrojadizas) Adarve o camino de ronda, lugar donde se escondían los defensores. La torre del homenaje
Vida en los castillos El interior de un castillo es frío, lúgubre, poco práctico y en la era de su apogeo, incómodos. En época de frío no había manera de bañarse cómodamente, los techos de los baños altísimos, de piedra, muy amplios y con poco acondicionamiento de guardar el calor. El agua se tenía que calentar y transportar hasta el baño. No había electricidad y se alumbraba con humeantes antorchas que manchaban todas las paredes. Era necesario disponer de una gran cantidad de sirvientes para dar atención a unas cuantas personas. La vida dentro de ellos transcurría lenta, llena de chismes de la servidumbre y sin muchos libros que leer y pocas actividades. La caza era una de ellas y la ostentación, en las fiestas, que no había muchas. La música era sólo producida por el artista creador y ejecutante. Algunos conciertos esporádicos, dentro o fuera de los castillos. La cocina solía estar en un edificio aislado (en los patios del castillo) para no provocar incendios. Las ventanas eran pequeñas y sin vidrios, las que se tapaban con cortinas. En la torre del homenaje, donde están los aposentos, no había dormitorios individuales, por ende, el señor feudal compartía su dormitorio con sus siervos y perros. La vida era monótona y con pocas comodidades: la comida era muy precaria, especialmente cuando el castillo estaba siendo asediado. las camas que eran de la nobleza eran un simple armazón de madera con paja.
Los caballeros Los caballeros medievales eran guerreros, a caballo, que servían a un rey o a un señor feudal. Eran de la nobleza. Por definición, todos los nobles eran caballeros, aunque en gran parte se trataba de segundones, es decir, no tenían tierras y títulos. Recibían formación militar desde niños, en la corte de algún noble feudal; su herencia consistía en un caballo, algunas armas y, a veces, un criado que servía para todo, incluso como escudero (ayudante) en los encuentros armados.
Para ser armado caballero, había normas, tales como ser noble por lo menos en tres generaciones por parte de padre o madre. Al cumplir siete años habrían de prestar sus servicios como paje, en el castillo de algún señor; a los catorce años pasaba a ser escudero, teniendo a su cuidado el caballo y las armas de su señor, acompañándolo en sus empresas militares, al tiempo que se habrían de ejercitar en el uso de la pesada armadura, equitación y todas las actividades de un caballero en una batalla. Durante este tiempo se les consideraba “donceles”. Armadura
Arriba del todo se situaba el rey, que era señor de los nobles y clérigos principales, a cambio de los cuales estaban obligados a rendir homenaje al monarca. A su vez, estos nobles y clérigos principales tenían nobles y clérigos de rango inferior. Los campesinos, los artesanos y los burgueses -el grueso de la sociedad- constituían la base de la pirámide.
Ciudades Medievales Las ciudades medievales nacieron con la expansión agrícola iniciada en el siglo XI que generó prosperidad económica y favoreció los intercambios comerciales, que se realizaban en núcleos urbanos ya existentes Los edificios más destacados eran la catedral, el ayuntamiento y los palacios de algunos nobles y burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. El resto del espacio estaba ocupado por un enjambre de calles estrechas y tortuosas, entre las que, en ocasiones, había pequeños huertos. Disponían de un gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos instalaban sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales acontecimientos de la ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones festivas y los ajusticiamientos. El ambiente de las ciudades era muy insano. Pocas calles estaban empedradas, por lo que se caminaba entre el barro. Las ciudades carecían de alcantarillas y los desperdicios de las casas se arrojaban directamente a las calles. Por ellas correteaban también los animales domésticos (gallinas, cerdos, etc.) que poseían algunos habitantes. Por todo esto, las enfermedades eran frecuentes. Como muchas viviendas eran de madera se producían numerosos incendios.
Ávila. Ya en 1884 sus murallas fueron catalogadas como Monumento Nacional y es que su casco antiguo puramente medieval es de los mejores conservados del mundo. La antigua ciudad de Ávila, sus murallas y las iglesias de San Vicente, San Pedro, San Andrés y San Segundo están consideradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su increíble número de casas y palacios conservados trasladan al visitante a una época brillante y repleta de matices Toledo. Sede de los Reyes Católicos y antigua capital española, Toledo es una de las ciudades más bellas de España y a parte también está considerada como una ciudad medieval de primera categoría en cuanto a su conservación. El Alcázar, el Puente Alcántara, el Monasterio de San Juan de los Reyes, la Catedral de Santa María o el Castillo de San Servando son solo algunas de las muchas joyas medievales que aún conserva.
Trabajo realizado por : Irene Gómez Toribio 6ºA