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ESCULTURA. ARTE ROMANO. Roma innovó en dos campos principales, con una marcada intención realista: EL RETRATO EL RELIEVE DESCRIPTIVO HISTORICO. El Retrato.
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ESCULTURA ARTE ROMANO
Roma innovó en dos campos principales, con una marcada intención realista: EL RETRATO EL RELIEVE DESCRIPTIVO HISTORICO
El retrato romano tiene su origen en el arte etrusco, en el mundo griego helenístico y en las IMAGINES MAIORUM, máscaras en cera de los muertos que se guardaban en las casas para rendirles culto y sacarlas en procesiones.
Los materiales más utilizados en el retrato fueron el bronce y el mármol, y las estatuas no se policroman, salvo en un primer momento en que los ojos se coloreaban, práctica que se abandonó para ser tallados.
En un principio eran bustos que sólo recogían la cabeza y parte del cuello, pero que se irán alargando poco a poco llegando a representar también los hombros y el pecho.
También hubo retratos de cuerpo entero, de pie o sedentes (esto fue más frecuente en los cuerpos femeninos).
… y retrato ecuestre, del que debió haber varios ejemplos, pero que sólo nos ha llegado uno importante. Sólo se representaba así al emperador y es importante por la influencia que tendrá en épocas posteriores
El retrato más frecuente de la escultura romana es el del emperador, que constituye el modelo para el resto de retratos. Tipología
Como cónsules “cum imperio”, llevan coraza (THORACATOS) y manto consular y levantan el brazo en señal de arenga. Augusto de “Prima Porta”
TOGADO La condición de legislador y administrador de la Justicia se acredita con el rollo de la ley en la mano y envuelto en la toga. TOGADO.
El manto extendido por la cabeza -CAPITE VELATUS- y la patena en la mano son atributos del emperador en funciones de sumo sacerdote (pontifex maximus) Octavio Augusto
Emperador montado en el acto de la “adlocutio”, o revista militar, vestido de túnica y extendiendo el brazo en saludo al pueblo y al ejército. Estatua ECUESTRE de Marco Aurelio
HEROIZADO: desnudo o semidesnudo, con el cuerpo idealizado y pose al estilo de los dioses grecolatinos. ANTONINO PÍO
DIVINIZADO Claudio como Júpiter
DIVINIZADO Commodo con los atributos de Hércules
El retrato romano evolucionó según las distintas etapas, y para poder distinguir la época en que fue creada la escultura es necesario observar algunos pocos detalles, como los ojos, la barba y el cabello. En el retrato femenino, además, quedan patentes las modas en los peinados.
En esta época coexiste desde el patetismo funerario hasta los retratos más vivos y expresivos de los personajes políticos. Época Republicana:
En el primer caso, la práctica de la mascarilla determina un influjo del muerto sobre la escultura, pues los rasgos afilados de nariz, barbilla, pómulos y boca no pueden tener otra procedencia que una faz de cadáver.
En general, los retratos republicanos presentan un tipo de busto corto, triangular, donde no asoma el vestido.
El pelo es corto, muy plano de talla en pequeños y apelmazados cabellos, y se peina hacia delante.
El peinado de las mujeres se hace con la raya al medio. Se pueden destacar algunos retratos de cuerpo entero.
Cneo Pompeyo o Pompeyo el Grande Cicerón
La escultura romana aplicada al retrato se idealiza. Los rasgos acusados se disimulan. Los retratos son más políticos que estéticos y muestran un "estado perfecto". ÉPOCA DE AUGUSTO
A los ojos de los romanos Augusto tenía que aparecer como un gobernante inteligente, bueno y poderoso. Pese a su edad, la vejez no puede asomar al rostro, pues sería indicio de decadencia. De ahí esa joven edad madura con que habitualmente se le representa.
El pelo sigue siendo corto, pero un poco más largo que en la República, con mechones suaves y ondulados que se van ajustando a la forma de la cabeza. Los que caen sobre la frente son similares a la cola de una golondrina.
En los retratos femeninos, como el de la emperatriz Livia, se va a marcar un peinado con el pelo recogido hacia atrás y una especie de tupé (el nodus) sobre la frente.
La idealización y el consiguiente rejuvenecimiento se mantienen, tal como Augusto los había impuesto, durante la DINASTIA JULIO-CLAUDIA, lo mismo para los hombres que para las mujeres. Calígula Claudio Tiberio
Dinastía Flavia (S. I d.C.) Frente al retrato idealista y afectado de la dinastía julio-claudia, el retrato de la época flavia se nos hace más familiar y realista. El retratado llega a tener un aspecto descuidado, como ocurre, por ejemplo, con Vespasiano que tiene un aire plebeyo.
Una novedad en todos los retratos de esta época, que perdurará en adelante, es el movimiento lateral de la cabeza, rompiendo el rígido frontalismo de los retratos anteriores. Es un rasgo de familiaridad y que hace que el retratado parezca desentenderse de la presencia del espectador.
El tamaño del busto aumenta comprendiendo los hombros y pectorales..
El pelo se dispone simplemente hacia delante, con mechones sobre la frente, y todo ello muy plano…
La hija del emperador Tito puso de moda un nuevo tipo de peinado femenino muy alto, lleno de rizos dispuestos en hileras y con una talla muy profunda realizada con “trépano”.
SIGLOS II Y III La escultura romana de este periodo tiende a nuevamente a la idealización, especialmente con Adriano, y a un progresivo barroquismo. TRAJANO ADRIANO CÓMODO
Una costumbre implantada durante el reinado de Trajano hace que los retratos se hagan sobre bustos grandes, que abarcan los hombros y los pectorales, pero muy poco de la espalda.
El pelo se esculpe más largo y separado de la cabeza, con rizos muy abultados y barba. Es en este momento, desde Adriano, cuando se empiezan a tallar los ojos.
En algunas figuras, como Antinoo, se ve un idealismo que recuerda al mundo griego.
Faustina aparece peinada con raya al medio en el que el pelo cae formando ondas muy suaves y se recoge en la nuca o sobre la cabeza formando un moño.
De Marco Aurelio se conserva una buena cantidad de retratos; repiten una modalidad estereotipada, un rostro poco expresivo y melancólico. Pero, sin lugar a dudas, la estatua ecuestre del emperador que Miguel Ángel instaló en la Plaza del Capitolio de Roma, es la más famosa e importante.
Podemos concluir este repaso con el emperador CARACALLA, cuyos retratos suponen una de las creaciones más logradas de la retratística romana, la última digna de tal nombre. El gesto torvo del ceño, acentuado por la hinchazón de los músculos de la frente, y la mueca de hastío de la boca, dan al semblante la expresión de tirano y de loco furioso que él no tenía reparo en alentar desde sus propios retratos oficiales.
El retrato del siglo IV: El retrato manifiesta una tendencia a la esquematización y deshumanización exagerando los rasgos. Se pierde la preocupación por hacer retratos que se acerquen al hombre. Se apunta ya lo que será el estilo bizantino.
Tal evolución se aprecia perfectamente en las representaciones de Constantino, que es el emperador más representado.
ARCADIO COLOSO DE BARLETTA LOS TETRARCAS
Constituyen el mejor exponente del gusto romano por el realismo testimonial. El interés por dejar memoria de sus hechos, por la historia y por la narrativa en general hace que en Roma se desarrolle el relieve histórico Narran acontecimientos que decoran los monumentos erigidos para conmemorarlos: altares, arcos de triunfo y columnas. Procedencia oriental: egipcios, asirios y persas decoraron sus monumentos con relieves representando episodios verídicos, con objeto de exaltar al monarca, halagar al pueblo o atemorizar a los enemigos.
En Roma, ante todo, se trata de poner de relieve al principal actor del acontecimiento, el magistrado o el emperador, que aparece en actitud de sacrificio, como dispensador de dones o como vencedor. Cada uno de estos relieves históricos ilustra simultáneamente el momento particular representado y también, en un plano más general, las virtudes del hombre público que interviene.
Técnicamente considerado, este relieve romano es de tipo pictórico, pues busca efectos de perspectiva lo mismo que la pintura. Destacaremos ahora las principales obras en un orden cronológico.