C u r s o para padres y catequistas de Primera Comuni n

1. C u r s o para padres y catequistas de Primera Comuni�n 1

2. Quinta lecci�n I. El Arca de No� Pas� un tiempo y los descendientes de Ad�n y Eva se volvieron mala gente, pecadora y descre�da. Entre esa mala gente hab�a un hombre bueno, No�, que adoraba a Dios y viv�a decentemente con su familia. La familia de No� estaba compuesta a por su se�ora, sus tres hijos y las mujeres de sus hijos. Los hijos de No� se llamaban Sem, Cam y Jafet. 2

3. Por fin Dios se cans� de soportar la conducta de la mala gente y se dispuso a castigarla. Le habl� a No� y le dijo que construyera un barco grand�simo, donde pudieran entrar No�, su familia y una yunta de cada animal que hubiere en la tierra, porque mandar�a una inundaci�n como no se hab�a visto nunca, que cubrir�a todo el mundo. Le dijo tambi�n que de esa inundaci�n s�lo se salvar�an los que se embarcaran con �l, salvo los pescados que no se ahogan. 3

4. El barco de No� se llam� Arca y la inundaci�n Diluvio Universal. En una lomita empez� No� a construir el Arca. Y la mala gente se re�a de �l, diciendo que estaba loco al hacer tama�o barco en medio del campo, donde ni charcos hab�a. Pero No� y su familia segu�an fabricando el Arca. Y No� le dec�a a la mala gente que se corrigiera, que dejara de pecar porque Dios la iba a castigar. 4

5. Nadie le llevaba el apunte y m�s se re�an de �l. Hubo que tirar abajo muchos �rboles para hacer el Arca. Y No� puso las junturas de las tablas con alquitr�n, cosa que no entrara ni una gota de agua. En cuanto el Arca estuvo terminada, desmejor� el tiempo. Se vino la tormenta y al rato empez� a garuar finito. -�Qu� suerte!-dijo la gente-, por fin se cort� la seca. No sab�an la que se ven�a. Y todav�a se burlaban de No�. 5

6. En medio de la llovizna fueron llegando los animales. De dos en dos macho y hembra. Dos tigres, dos vacas, dos hipop�tamos, dos �guilas, dos ovejas, dos pulgas, dos chimangos, dos palomas, dos gusanos, dos cuises, dos jirafas, dos mariposas y as�. No se peleaba entre ellos ni se pelearon mientras estuvieron en el Arca.� La gar�a se hizo lluvia y, apenas el �ltimo animal entr� al Arca, se larg� un chaparr�n. Sigui� lloviendo a baldes: se ve�a que aquello pintaba para temporal. 6

7. Y comenzaron los lamentos de la mala gente, que ya no se burlaba de No�. Sub�a el agua y la inundaci�n se extend�a por todas partes. El Arca comenz� a flotar, aunque estaba asentada en una lomita. Llovi� durante cuarenta d�as y cuarenta noches. Las aguas cubrieron enteramente el mundo. Un mar sin orillas rodeaba el Arca. Ni un �rbol, ni un campanario, ni una monta�a se ve�an en lo que alcanzaba la vista. 7

8. Olas nom�s, nubarrones, refucilos y centellas. Por fin afloj� el temporal. Un rayito de sol se filtr� entre las nubes. Sopl� viento fuerte y escamp�. No� dej� pasar bastante tiempo y solt� un chimango para que hiciera un vuelo de reconocimiento, cosa de saber si el agua iba bajando. El chimango no volvi�. Brillaba el sol con fuerza cuando No� larg� una paloma, que ten�a la misma misi�n que el chimango. La paloma volvi� sin haber hallado tierra. 8

9. Otra vez solt� No� la paloma y, ahora s�, regres� con una ramita en el pico: se�al de que alg�n �rbol asomaba del agua. Finalmente se retir� la inundaci�n. Verdeaban los potreros y florec�an las plantas. El Arca encall� en un cerro. No�, su familia y todos los animales bajaron del Arca. Los animales se desparramaron por ah� y empezaron a pelearse de nuevo entre ellos. 9

10. No�, como agradecimiento, ofreci� un sacrificio a Dios. Y Dios, para indicar que nunca m�s volver�a a mandar un Diluvio, hizo aparecer sobre el horizonte un gran Arco Iris. Objetivo: Destacar los aspectos tendientes a inculcar el sentido de la Justicia Divina. 10

11. II. Verdades del Compendio (nn. 1 a 5 y 363 a 366) EL HOMBRE ES �CAPAZ� DE DIOS - Dios, ha creado al hombre para hacerlo feliz. - Lo cre� a su imagen. - Inscribi� en su coraz�n el deseo de verlo. - El hombre es un ser religioso. - A partir de la Creaci�n el hombre puede conocer a Dios como origen y fin del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita. 11

12. - Dios ilumina al hombre con su Revelaci�n - Nunca podremos expresar plenamente el infinito misterio de Dios. nn. 363 a 366 - La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar de este modo por s� mismo acciones deliberadas. - Es la caracter�stica de los actos propiamente humanos. 12

13. - Cuanto m�s se hace el bien, m�s libre se va haciendo tambi�n el hombre. -La libertad alcanza su perfecci�n cuando est� ordenada a Dios. - La libertad implica tambi�n la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. - La elecci�n del mal es un abuso de la libertad, que conduce a la esclavitud del pecado. 13

14. - La libertad hace al hombre responsable de sus actos, en la medida en que �stos son voluntarios; aunque tanto la imputabilidad como la responsabilidad de una acci�n pueden quedar disminuidas o incluso anuladas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia soportada, el miedo, los afectos desordenados y los h�bitos. 14

15. - El derecho al ejercicio de la libertad es propio de todo hombre, en cuanto resulta inseparable de su dignidad de persona humana. - Este derecho ha de ser siempre respetado, especialmente en el campo moral y religioso, y debe ser civilmente reconocido y tutelado, dentro de los l�mites del bien com�n y del justo orden p�blico. 15

16. - Nuestra libertad se halla debilitada a causa del pecado original. - El debilitamiento se agrava a�n m�s por los pecados sucesivos. - Pero Cristo �nos liber� para ser libres� (Ga 5, 1). - El Esp�ritu Santo nos conduce con su gracia a la libertad espiritual, para hacernos libres colaboradores suyos en la Iglesia y en el mundo. 16

17. III. INSTRUCCI�N GENERAL DEL MISAL ROMANO III. DIVERSAS PARTES DE LA MISA A) RITOS INICIALES Son los ritos que preceden a la liturgia de la Palabra, es decir:- la entrada, -el saludo, -el acto penitencial, -el Se�or, ten piedad, -el Gloria y -la oraci�n colecta, -tienen car�cter de exordio, introducci�n y preparaci�n. 17

18. Su finalidad es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad y se dispongan a escuchar debidamente la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucarist�a. Entrada Mientras entra el sacerdote con el di�cono y los ministros, comienza el canto de entrada. La finalidad de este canto es: 18

19. -abrir la celebraci�n, -fomentar la uni�n de los que se han congregado, -introducir los esp�ritus en el misterio del tiempo lit�rgico o de la fiesta, -y acompa�ar la procesi�n del sacerdote y los ministros. Se puede emplear una ant�fona con su salmo u otro canto que convenga a la acci�n sagrada y al car�cter del d�a o del tiempo, cuyo texto haya sido aprobado por la Conferencia Episcopal. 19

20. Si no hubiera canto de entrada, recitar�n la ant�fona indicada (los fieles o algunos de ellos, un lector o el mismo sacerdote). Saludo al altar y al pueblo congregado El sacerdote, los di�conos y los ministros, cuando llegan al presbiterio, saludan al altar con una inclinaci�n profunda. En se�al de veneraci�n, el sacerdote y el di�cono besan despu�s el altar; (�) 20

21. El sacerdote, seg�n las circunstancias, inciensa la cruz y el altar. Concluido el canto de entrada, el sacerdote, de pie ante la sede, se signa junto con toda la asamblea con la se�al de la cruz; luego mediante el saludo manifiesta a la comunidad congregada la presencia del Se�or. Despu�s del saludo, el sacerdote, o el di�cono o el ministro laico, con brev�simas palabras, puede introducir a los fieles en la misa del d�a. 21

22. Acto penitencial Luego el sacerdote invita al acto penitencial que, despu�s de una breve pausa de silencio, hace toda la comunidad mediante una f�rmula de confesi�n general, y que el sacerdote concluye con la absoluci�n, la cual, sin embargo, carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia. El domingo, especialmente durante el tiempo pascual, en lugar del acostumbrado � 22

23. acto penitencial, puede hacerse alguna vez la bendici�n y aspersi�n del agua en memoria del bautismo. Se�or, ten piedad Despu�s del acto penitencial comienza siempre el Se�or, ten piedad, a menos que �ste ya haya formado parte del mismo acto penitencial. 23

24. De ordinario ser� cantado por todos menos que �ste ya haya formado parte del mismo acto penitencial. IV. Oraciones El �ngelus Durante siglos la Iglesia ha rezado el �ngelus, especialmente al mediod�a, celebrando el misterio de la Encarnaci�n. 24

25. V. El �ngel del Se�or anunci� a Mar�a, R. Y concibi� del Esp�ritu Santo. Ave Mar�a. V. He aqu� la esclava del Se�or, R. H�gase en mi seg�n tu palabra. Ave Mar�a. V. Y el Verbo se hizo carne, R. Y habit� entre nosotros. Ave Mar�a. V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Se�or Jesucristo. 25

26. Oraci�n: Te suplicamos, Se�or, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del �ngel, hemos conocido la Encarnaci�n de tu Hijo Jesucristo, por su Pasi�n y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrecci�n. Por el mismo Jesucristo Nuestro Se�or. R. Am�n. 26

27. Regina Coeli (En el Tiempo Pascual) V. Al�grate, Reina del cielo; aleluya, R. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya. V. Ha resucitado, seg�n predijo; aleluya, R. Ruega por nosotros a Dios; aleluya. V. G�zate y al�grate, Virgen Mar�a; aleluya, R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya. 27

28. Oraci�n: Oh Dios, que por la resurrecci�n de tu Hijo, nuestro Se�or Jesucristo, te has dignado dar la alegr�a al mundo, conc�denos que por su Madre, la Virgen Mar�a, alcancemos el goce de la vida eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Se�or. R. Am�n. 28

29. En pocas palabras�(Consejos de M�nica Heller: Madre y catequista)�Hasta qu� punto es importante la catequesis? Algo que notaremos enseguida, es que la catequesis moviliza mucho internamente. Al punto que suelen: �Regularizarse Sacramentos Quienes no est�n confirmados, buscar�n confirmarse; o habr� quienes vuelvan a confesarse� y hasta veremos papis que sacramenten su matrimonio, si s�lo estaban casados por civil. �Surgir vocaciones catequ�sticas

30. Pero��Por qu� tanto cambio en nuestras vidas? Porque nos familiarizamos cada vez m�s con Jesucristo, por la lectura atenta de la Palabra de Dios ,y dicha lectura nos lleva a desear ser servidores fieles. Ya lo dijo San Agust�n de Hipona:�Es vano heraldo de la Palabra de Dios hacia afuera quien no la escucha por dentro�.

31. Por esto, recurramos seguido a nuestra �Modelo de escucha de la Palabra de Dios�� la Sant�sima Virgen Mar�a.

32. Presentaci�n confeccionada por el Padre Juan Mar�a Gallardo ( juanmariagallardo@gmail.com ) Para www.institutodeteolog�a.org y www.oracionesydevociones.info. Con el aporte M�nica Heller ( secretariaifti@gmail.com )