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Cuando empecé a quererme. Kim McMillen. Presentación: Marcia. Cuando empecé a quererme empecé a apreciar la soledad estar rodeada de silencio sobrecogida ante su encanto escuchando el espacio interior. Cuando empecé a quererme descubrí que no soy especial; pero que sí soy única.
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Cuando empecé a quererme Kim McMillen Presentación: Marcia
Cuando empecé a quererme empecé a apreciar la soledad estar rodeada de silencio sobrecogida ante su encanto escuchando el espacio interior Cuando empecé a quererme descubrí que no soy especial; pero que sí soy única.
Cuando empecé a quererme descubrí que no tengo que perseguir a la vida, si me quedo quieta y tranquila, la vida viene a mí. Cuando empecé a quererme redefiní el éxito y la vida se convirtió en algo muy sencillo. Ah, qué placer.
Cuando empecé a quererme las partes de mi interior que durante mucho tiempo había ignorado, las partes huérfanas de mi alma, dejaron de pelearse por llamar la atención. Ahí empecé a sentir paz interior y entonces vi el mundo con claridad. Cuando empecé a quererme descubrí que los deseos del corazón se hacen realidad, y tuve más paciencia y tranquilidad. Excepto cuando lo olvido.
Cuando empecé a quererme empecé a sentir mis sentimientos, no a analizarlos; sencillamente a sentirlos. Cuando lo hago, sucede algo maravilloso. Inténtalo, ya verás Cuando empecé a quererme mi corazón se volvió tan sensible que acogía alegría y pena por igual.
Cuando empecé a quererme entendí la complejidad, el misterio y la magnitud de mi alma. Menuda tontería creer que puedo entender el significado de la vida de los otros. Cuando empecé a quererme dejé de culparme por las decisiones que había tomado y eso me dio seguridad e hizo que me responsabilizara de ellas.