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La casa romana. Ángel Luis Gallego Real. La vivienda rural. Se pueden distinguir tres tipos de vivienda en el campo: la domus , casa unifamiliar, la villa rustica, explotación agraria propia del latifundio romano, y la lujosa villa urbana, residencia del gran propietario.
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La casa romana Ángel Luis Gallego Real
La vivienda rural Se pueden distinguir tres tipos de vivienda en el campo: la domus, casa unifamiliar, la villa rustica, explotación agraria propia del latifundio romano, y la lujosa villa urbana, residencia del gran propietario.
La vivienda unifamiliar La vivienda unifamiliar era una casa orientada hacia el interior, sin apenas ventanas, con una sola puerta y normalmente de una sola planta; estaba construida alrededor de un patio central semicubierto, llamado atrium, al que daban las distintas habitaciones de la casa: los cubicula o dormitorios, el comedor, la cocina, el lararium u hornacina con la representación de los lares y penates, ante la que se celebraban los ritos de la religión doméstica.
Vestibulum, Compluvium e Impluvium El atrio era la única pieza comunicada con el exterior, a través del vestibulum, y estaba cubierto por una techumbre con las vertientes invertidas hacia abajo, en la que se mantenía sin cubrir un espacio rectangular en el centro: por este hueco, llamado compluvium, se establecía la aireación de la casa y a través de él se recogía el agua de lluvia, que iba a caer a un estanque en el centro del atrio, al que llamaban impluvium, desde el que se llevaba a unas cisternas excavadas en el suelo donde se guardaba para el abastecimiento diario.
Ianua y mosaicos Los muros solían estar hechos de adobe, ladrillos de barro secados al sol, que los romanos llamaban crudo, o por una argamasa de tierra, piedras y arena. Para sostener la techumbre utilizaban columnas de madera, piedra o ladrillo cocido, lo mismo para las jambas de la puerta (ianua). Solían recubrir las paredes interiores y las columnas con capas de yeso que solían pintar fingiendo mármoles veteados, motivos geométrico o florales. La techumbre era recubierta de una capa de ramaje o paja bien tupida. Los suelos eran de tierra apelmazada, pero en la parte noble de la casa (atrio, triclinio) solían recubrirlos de pequeñas piedras o de cantos rodados haciendo dibujos, o con mosaico.
La gran explotación agraria Estas casas eran muy grandes y complejas. Muchas de ellas, de época tardía, dieron lugar a auténticos poblados. Se construían en el lugar más favorable del latifundio. Los materiales eran ya más sólidos. Constaban de vivienda para el amo o para el administrador (villicus), viviendas para los esclavos y sus familias, corrales, cuadras, termas, cocinas y comedores, grandes almacenes para el grano, molinos, prensas para el vino y el aceite, bodegas, etc.
Torreáguila Estas dependencias estaban todas alrededor de un gran patio cerrado en que se guardaban los carros, arados y aperos, provisto de pozo y pilones de agua. No faltaba un calabozo para los esclavos cogidos en falta, ni un cementerio. En España se conservan los restos de muchas de estas villas de época tardía, especialmente en los valles de los ríos.En nuestra comarca tenemos la villa de Torreáguila.
La villa urbana En ellas habitaban de manera estable o pasaban largas temporadas los propietarios de estos latifundios sobre todo en el Bajo Imperio. Estaban dotadas de todas las comodidades y lujos de la ciudad; de ahí su nombre. Podían estar junto a las instalaciones de la explotación o aisladas en parajes especia escogidos, o junto al mar. Solían estar rodeadas de jardines, estanques o bosques y contaban con multitud de estancias y zonas apropiadas a las diferentes estaciones del año. Todo romano que se preciara aspiraba a tener una; los mas ricos e influyentes tenían varias.
La vivienda en la ciudad En las ciudades se puede distinguir también tres tipos de vivienda: la domus tradicional, propia de la clase media-baja (pequeños propietarios, artesanos y comerciantes); la vivienda de lujo de las clases privilegiadas, y la casa de pisos en alquiler donde se amontonaba numeroso proletariado urbano.
La domus tradicional Tenía la misma estructura que la ya vista en el medio rural, es decir una vivienda unifamiliar con el atrio como centro. Solía estar dotada de más comodidades (agua corriente, desagües, baño), solía tener dos plantas y en la parte delantera podía tener locales comerciales (tabernae) abiertos a la calle. Éste debió de ser el tipo normal de vivienda en Roma y en las ciudades “romanas” del Imperio hasta finales de la época republicana.
La vivienda de lujo El enriquecimiento de la clase dominante, la influencia de lo griego y las nuevas profesiones del pater familias influyeron en la generalización de un nuevo tipo de casa urbana más lujosa, mitad romana y mitad griega.
Tabernae La parte que daba a la calle mantenía la vieja estructura de la domus, pero estaba dedicada a los negocios y en sus locales había tabernae (a veces alquiladas a otros); también era el lugar del tablinum, o despacho, así como de almacenes y despensas.
Parte privada de la casa Para la vida privada se adosaba a esta parte de la casa otra, lejos del ruido de la calle, con una estructura copiada de la de la casa griega tradicional, cuyas diferentes zonas siguieron conservando incluso el nombre griego. Se basaba en una concepción más abierta, más espaciosa, más cómoda y lujosa
El Peristylum Se centraba en torno a un amplio jardín interior rodeado de columnas, llamado por ello peristylum, al que se abrían las habitaciones, el comedor donde se puso de moda la instalación del triclinium hecho de obra, para comer también al estilo griego, las cocinas, las salas de recibir o exedras.
Decoración La decoración de esta parte de la casa solía ser lujosísima: las pinturas murales cubrían las paredes, y los mosaicos, hechos a base de minúsculas piezas (tessellae), cubrían los suelos de todas las estancias. Hasta los techos, en forma de artesonado o de bóveda estaban decorados. Tampoco faltaba la instalación de un sistema termal completo y de retretes colectivos. Las casas de los ricos comerciantes de Pompeya son la mejor muestra que nos ha quedado de este tipo de vivienda.
Las casas de pisos alquilados En ellas se amontonaba la plebe romana en cuartuchos de un espacio y comodidad mínimos, como es de suponer. Carecían de agua corriente y servicios. Las plantas bajas estaban ocupadas por las tabernae.
Insulae Construidas con unos materiales y unas técnicas lo más baratas posibles, constituían uno de los mejores negocios para los capitalistas romanos, y un peligro constante para los pobres inquilinos, pues sufrían a menudo derrumbamientos, incendios y asaltos.
Ostia En Roma las había de cinco y seis plantas y ocupaban una manzana entera, por lo que recibían el nombre de insulae. Los restos mejor conservados de este tipo de vivienda se encuentran en Ostia, el antiguo puerto de Roma, en la desembocadura del Tíber.