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IMÁGENES Y ALGO DE HISTORIA DE LA PERFORACIÓN EN EL NORTE.
E N D
El dato más antiguo registrado en la perforación petrolera en el Norte Argentino es de 1882 y se refiere a que los señores Altgelt y Méndez al haber obtenido una concesión por parte del Gobierno de Salta para trabajar sus yacimientos por un período de diez y siete (17) años; si bien se consigna que perforaron un pozo hasta los 90 m, pero sin éxito, aparentemente abandonando allí la búsqueda de petróleo; desgraciadamente no se consiguieron, hasta la fecha, más datos sobre el particular, entre otros, de su ubicación.
TRANSPORTE DE EQUIPO KEYSTONE DE TOBAR A LA MINA DE REPÚBLICA ARGENTINA
El hito inmediato de interés en la temática de este esbozo sobre la intrigante historia de la perforación en el Norte Argentino y, más puntualmente en Salta, es el que se produce en el período 1906-1908, o sea dos años después del “casual” descubrimiento de petróleo en el Sur del país. Aquí es necesario e ineludible resaltar al que, personalmente, consideramos como uno de los más conspicuos pioneros de la familia petrolera argentina. Nos referimos a DON FRANCISCO TOBAR que, no cabe duda, debería ser considerado como el “primer petrolero argentino”, ya que ejecutó tareas de exploración (por sus trabajos para ubicar pozos), perforador, productor y transportista.
Como es digno de dar algunos detalles adicionales sobre este pionero, baste recordar que perforó cinco pozos en la zona del actual Campamento Vespucio con dos máquinas KEISTONE a percusión, de los que tres resultaron productivos y surgentes; dado el descubrimiento había encargado la construcción en Buenos Aires de tambores para el transporte del fluido por tierra hasta Embarcación y, desde allí, en barcazas por el río Bermejo hasta Buenos Aires.
Con posterioridad, Don Francisco transfirió la Mina República Argentina a la Dirección Nacional de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, en ese entonces bajo la dirección de otro pionero, como lo fue el General Mosconi, la que procedió a su desarrollo.
EL GENERAL MOSCONI CON FRANCISCO TOBAR EN LA CABINA DEL CAMIÓN – AÑO 1928
El próximo hecho, con documentación fotográfica, corresponde al pozo Capiazuti, que estuviera a cargo de la Dirección General de Minas de la Nación, el que inició en 1911 y luego de innumerables problemas técnicos, financieros, de enfermedades tropicales de los operarios (paludismo), se abandona en 1920 con el único resultado de algunos aportes de gas y que había llegado a una profundidad de 636 m; estaba ubicado a unos 30 km al Nor-Oeste de Aguaray, en la sierra de Aguaragüe.
En la década de 1920, la Standard OilCo. perfora pozos en los que serían los futuros yacimientos Aguas Blancas, Lomitas y San Pedro, como también en las “estructuras” de Porcelana y Desecho Chico, totalizando 18.760 m de profundidad. Para el mismo período, Yacimientos Petrolíferos Fiscales perfora en el yacimiento Vespucio (que comprendía a la citada Mina República Argentina) con un total de de 2.397 m de profundidad, que sumados a los de la anterior operadora totalizan para la década aquí en cuestión unos 21.157 m.
Para la década de 1930-1939, la S.O.C. perforó 92 pozos, de los cuales más del 90% corresponden al desarrollo de los yacimientos Lomitas y San Pedro, a los que se adicionan tres sondeos exploratorios, que resultaron estériles, en las estructuras de Candelaria, Macueta-1 y Tomasito-1, totalizando 73.073 m perforados; por su parte, Y.P.F. lo hizo con 143 pozos en exploración en Campo Durán, Icua, Madrejones, Peña Colorada, Solazuti (todos estériles) y de desarrollo en los yacimientos Río Pescado, Tranquitas, Vespucio, sumando 97.639 m perforados, los que con los anteriores significa que se perforaron 170.712 m.
En la década siguiente, siempre analizando los dos operadores como para los casos precedentes, entre 1940 y 1949, la S.O.C. centra todas sus operaciones de perforación en los yacimientos Lomitas y San Pedro, con un total de 20 pozos que atravesaron 18.156 m, mientras que la empresa estatal sumó 90 con 109.746 m, que corresponden a sondeos de avanzada en Río Pescado y Tranquitas y de exploración en estructuras como Anta Muerta, Quebrada Tobantirenda, Río Seco, Solazuti. En total se perforaron 127.902 m de profundidad, o sean 42.810 menos que la década anterior.
A partir de 1950, dentro de la década que termina en 1959, ya contabilizamos exclusivamente a Y.P.F. con 54 pozos con una profundidad total de 176.661 m. En este período corresponden a perforaciones en Aibal, Campo Durán (descubridor) ,Icua, Jollín, Las Lagunas, Los Blancos, Madrejones (descubridor), Tonono, Tranquitas Profundo, resaltando al final el desarrollo de Campo Durán.
POZO EN TRANQUITAS VISITADO POR LAS AUTORIDADES DE YPF Y EL ARZOBISPO DE SALTA MONS. TAVELLA
La siguiente década (1960-1969), siempre a cargo exclusivo de Y.P.F., con 67 pozos que atravesaron un total de 236.515 m. La profundidad promedio en este período oscila entre los 3.500 y 4.500 m de profundidad cada sondeo. Se pueden mencionar que corresponden a las estructuras Balbuena, Bermejo, Campo Alcoba, Campo Cuervo, Campo Megle, El Obraje, Fortín Alegre, Lomas de Olmedo, Macueta, entre otros y continuación del desarrollo de Campo Durán, Tonono y Jollín.
En la década comprendida entre 1970-1979, siempre la ex Administración Norte de Y.P.F., perforó 66 pozos que tuvieron como objetivo, luego de un descubrimiento, el desarrollo de la subcuenca Lomas de Olmedo, como también se exploró la zona central y Sur de la Provincia (Metán, Yatasto, Rosario de la Frontera, etc). La profundidad total alcanzó 232.121 m, con pozos que superaron los 6.000 mbbp (Río Piedras, Urundel).
En la última década, previo a la privatización de la empresa estatal (1980-1989), ésta llegó a perforar un total de unos 107 pozos, que sumó una profundidad global de 553.163 m; en esta ocasión, además de profundizar el desarrollo y exploración en la subcuenca Lomas de Olmedo, incluyó el descubrimiento y avanzada en los yacimientos devónicos de las sierras de Aguaragüe y San Antonio. Pero en este período hay que adicionar otros pozos que se perforaron en virtud de la asociación de Y.P.F. con consorcios privados, donde aquélla no era Operador, que es el caso del Yacimiento Ramos y los lotes de Acambuco y Macueta (Sierra de San Antonio central y Norte), a cargo de Pluspetrol y Bridas respectivamente.
En la década de 1990 a 1999, período donde ya prácticamente no opera Y.P.F. (a partir de 1992) en la Cuenca Noroeste, y donde las “áreas centrales” habían sido privatizadas por la Ley Nº 24.145, se perforaron 58 pozos con una profundidad que alcanzó los 182.999 m, lo que incluyen nuevos yacimientos, como Cuchuma, Lumbrera, Chango Norte, Porcelana, San Pedrito, como también el desarrollo de Ramos, Balbuena Este y exploración en las estructuras de Chirete, San Francisco, Güemes, Dragones, Campo Rico, entre otras. Aquí merece resaltar el pozo Valle Morado x-1001 por haberse transformado en el pozo productor más profundo del país, con 6.192 m.
Finalmente, corresponde mencionar lo ejecutado y su estadística para la última década, aunque en realidad es válido para el período desde el año 2000 hasta fines de Septiembre de 2008. Sobre el particular, se constata que se trata del ciclo de más baja perfomance en lo vinculado a la temática que estamos tratando, tan es así que el número de pozos ejecutados es de 22 mientras que la perforación total es de 86.731 m, con pozos con una media que oscila entre 4.000 y 4.500 mbbp. También en este período resalta que en dos años (2002 y 2007) no se realizó ninguna perforación y en 2003, solamente hubo un solo pozo, que en realidad fue un re-entry y profundización de uno pre-existente. Durante este último ciclo se realizaron perforaciones fundamentalmente de desarrollo en yacimientos como Ramos, Chango Norte, San Pedrito y como exploratorios de nuevas reservas en Aguaragüe Profundo, Campo Durán someros, Macueta Norte y, últimamente, en Cerro Tuyunti y Ramos Bloque Bajo.
A modo de conclusión se incluye al final unos gráficos donde se indica la evolución estadística, medido en metros perforados por décadas, donde se observa un constante incremento desde 1920, alcanza un pico resaltante en la década 1980-1989, para declinar sensiblemente en las dos últimas. Seguramente estos índices son el reflejo de las circunstancias político-económicas en cada uno de esos segmentos, pero este no es el tema ni el objetivo del presente aporte.