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Los seguidores de Jesús. Las multitudes. Los adeptos. Los discípulos. Los doce. Las multitudes.
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Los seguidores de Jesús. Las multitudes. Los adeptos. Los discípulos. Los doce.
Las multitudes Marcos usa 38 veces la palabra oxlos (multitud), y Juan la emplea 20 veces. Aparte ambos utilizan otros sinónimos como plezos (gentío), polloi (muchos) y pantes (todos). Los otros evangelistas también mencionan muchas veces las multitudes.
Las multitudes: receptores pasivos de su mensaje y testigos colectivos de sus portentos. No todos los integrantes de esas multitudes eran “pecadores”.
Es muy claro que la predicación y milagros de Jesús le atrajeron multitudes. También es obvio que las multitudes son un fenómeno constante durante toda su vida pública, hasta el final, y que esto fue un factor determinante de su muerte en cruz.
Resulta muy evidente que esas multitudes no se convirtieron en sus seguidores estables, sino que escuchaban a Jesús con curiosidad y simpatía, pero nada más.
Los adeptos. En este “tercer círculo” están hombres y mujeres que se comprometieron con Jesús sin estar con él de tiempo completo.
Los discípulos Fuera de los evangelios es extremadamente raro que se utilice el nombre de “discípulos” (sólo en los Hechos). Esto marca una evidente selección del término para ciertos seguidores de Jesús que tenían características específicas. Los apóstoles no tuvieron “discípulos” (Meier).
1. El discípulo es llamado por Jesús para que lo siga; no es iniciativa del sujeto. 2. El invitado a seguir a Jesús acepta libremente, pero con una voluntad firme. 3. La invitación no es a aprender algo (concepto de discipulado común) sino a seguir al maestro para experimentar en sí mismo y proclamar el reino de Dios.
4. Ser discípulo de Jesús puede implicar peligros y muerte. Se requiere valor y confianza en la fuerza de Jesús. 5. Para ser discípulo hay que negarse y tomar la cruz. Esto significa que la norma y objeto fundamental de la propia vida no son el individuo y su ego. Jesús llama a una paradójica inversión de los valores “normales”.
6. El ser discípulo (seguimiento radical de Jesús) conlleva apertura a todos los demás que no lo siguen con esa radicalidad: comía con pecadores.
Un amplio grupo de hombres y mujeres (no designadas “discípulas”, pero que cubrían todos los criterios) constituían el amplio grupo que los evangelios narran como permanente seguidor de Jesus.
El primer círculo: los doce. Bartolomé, Judas de Santiago, Santiago de Alfeo, Mateo, Felipe, Andrés, Tomás, Simón, Judas Iscariote, Santiago, Juan, Pedro.
Además de cubrir los 6 requisitos para ser discípulos, los doce cumplían otras funciones capitales: 1. Ser modelo de discípulo. 2. Símbolo profético de la reunión de las 12 tribus de Israel. 3. Misioneros proféticos enviados a Israel, y después a todo el mundo.
Los “competidores” de Jesús. Los fariseos. Los saduceos. Los esenios.
Haciendo una tipología breve podemos señalar lo siguiente: Los esenios creían en el destino (bastante al estilo griego). Los fariseos conciliaban el destino con el libre albedrío. Los saduceos no creían en el destino.
Los fariseos. Representaban una respuesta religiosa y política concreta a la crisis de helenización, mediante la insistencia en estudiar y practicar con detalle y celo la ley mosaica. Grupo religioso y político de judíos devotos, surgido hacia el 150 a.c.
Jesús entra en competencia por las masas, afectando el poder social de los fariseos. Tenían espíritu proselitista y “misionero” (trataban de que todo judío se comportara como ellos decían que era correcto).
Herodes y los Prefectos romanos hicieron de los sumos sacerdotes sus intermediarios ante el pueblo judío, y eso restó poder a los fariseos, que de todas formas siguieron siendo muy influyentes.
Los saduceos. Grupo religioso-político activo, de naturaleza aristócrata, enemistado con los fariseos. No pocos sumos sacerdotes fueron saduceos. Eran estudiosos y ponderados.
Sus convicciones respecto a lo que se debería o no practicar, lo dejaban para ellos, sin pretender que todos hiciesen lo mismo. Se preocupaban más por atender al contenido de fondo de las normas que al aspecto externo de las mismas. No creían en la resurrección, mientras la mayoría de los judíos (en particular los fariseos) estaban seguros del juicio final, del castigo y premio al fin de los tiempos, y de la resurrección como el premio mayor.
Los esenios. En los evangelios no hay ninguna referencia a este grupo. Eran sujetos ultraconservadores que practicaban (en su mayoría) el celibato.
Fomentaban el espíritu de comunidad y hermandad, a la vez que sus miembros renunciaban a todo tipo de posesión a favor del grupo (buscaban un nivel de vida estandarizado para todos). Estaban muy inspirados en un convencimiento escatológico: toda su organización y creencia estaba en función del juicio final, que visualizaban como no muy lejano.
Otro grupo “competidor”:los samaritanos. No eran plenamente judíos ni totalmente gentiles. Eran marginales al judaísmo, étnica y doctrinalmente. Tenían su propio monte (Garizín) y templo sagrados, en rivalidad con el Sinaí y el templo de Jerusalén.