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La Armadura de Dios . Basada en Efesios 6:10-17. Presentación por Stacy Hagler Se permite su libre uso para fines del ministerio. No así para su distribución con fines comerciales. Parecía que José siempre estaba en problemas.
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La Armadura de Dios Basada en Efesios 6:10-17 Presentación por Stacy Hagler Se permite su libre uso para fines del ministerio. No así para su distribución con fines comerciales.
Parecía que José siempre estaba en problemas. Él se esforzaba por tomar buenas decisiones, pero siempre le era más fácil decidirse por las malas.
Cuando su mamá le decía que arreglara su cuarto, él se ponía a jugar con su video-juego. Cuando su papá le pedía que barriera las hojas del jardín, él se iba a jugar en la caja de arena.
Una tarde, José fue a visitar a su abuelita. Mientras platicaban sentados en la puerta, de la entrada, él le contó a su abuelita cómo siempre se metía en problemas.
Después que José terminó, su abuelita le dijo, -“Ya se lo que necesitas…¡tu necesitas alguna armadura!” - “¿Una armadura?” preguntó José muy entusiasmado. -“¿No es lo que usan los soldados?,” dijo José, brincando de su silla. -“Sí José, pero no cualquier tipo de armadura, ¡tu necesitas la armadura de Dios!”
Cuando José vio que su abuelita le guiñó el ojo, supo que le iba a mostrar algo divertido. Abuelita se levantó de su mecedora y entró a la casa. Mientras caminaba en la sala, podías oír el rechinido de la madera vieja de los pisos bajo sus pies. Después se escuchó un crujido, y luego ¡un fuerte PORRAZO!
Cuando abuelita salió, llevaba arrastrando por el piso una bolsa de forma rectangular. José estaba tan ansioso por ver lo que había adentro, que apenas podía esperar.
Abuelita regresó a sentarse en su mecedora, y comenzó a rebuscar hasta el fondo de la bolsa. Sacó un largo cintuón de cuero; - “Este es tu cinturón de la verdad,” ella le dijo, mientras ataba el enorme cinturón alrededor de su cintura. “Este cinturón te ayudará a recordar la verdad, y a decir la verdad.” “¡Jesús siempre decía la verdad!”
Esta vez abuelita metió sus dos manos, y sacó un par de viejas sandalias. José metió sus pies en ellas, empujando sus dedos entre la división. -“Estas son las sandalias de la buena disposición. Tú siempre debes estar listo para ir a compartir las buenas nuevas de Jesús a todos!” dijo ella.
Luego abuelita buscó, y sacó un chaleco que estaba ribeteado todo alrededor de las orillas. -“Esta es tu coraza de la justicia.” Ella dijo con voz de orgullo. -“Protejerá tu corazón y te recordará que Jesús siempre está contigo.”
El siguiente objeto que abuelita sacó de la bolsa era grande, y sonaba entre la bolsa. Lo jaló por un lado y lo tomó por la agarradera. -“Este es tu escudo de la fe, y te ayudará a recordar que Jesús es tu Salvador y que Él puede protegerte de todos tus enemigos.”
Había un bulto grande en la bolsa que parecía como una concha de tortuga. Abuelita lo sacó y se lo puso en su cabeza. Era algo con lo que José seguido jugaba, las manchas verde y café, estaban perfectamente restiradas sobre cada curva del viejo casco del ejército del abuelo. -“Este es tu yelmo de la salvación, éste protejerá tu mente y te ayudará a recordar lo que Jesús hizo por tí en la cruz por tus pecados.”
Ahora, la bolsa se veía más plana y vacía, pero una vez más, ella sacó algo. Era un palo largo y aplanado. Algo que al principio lo asustó, porque eso era con lo que abuelito amenazaba si alguien decía una palabrota. Abuelita lo sostuvo en su mano, y le dijo: -“Esta es tu Espada del Espíritu, te dará conocimiento y te recordará leer tu Biblia.”
Para entonces, José se sentía fuerte y valiente. Agitaba con fuerza su espada en el aire, y la oía zumbar como cortando el viento. Abuelita se quedó sentada en silencio por un momento, con sus ojos cerrados. Después extendió su brazo hasta tocar a José en el hombro. Con voz baja, le murmuró a su oído, -“Hay algo más que falta de tu armadura.”
Por último, abuelita buscó dentro de la bolsa, y sacó una pequeña piedra, lisa y redonda. Ella la rodó entre sus manos por un momento, y luego la deslizó dentro del bolsillo de José. -“Esto, mi niño, es tu bolsillo lleno de oaciones, y te recordará orar con frecuencia.”
Ahora José estaba totalmente cubierto con la armadura de Dios, ¡y ya estaba listo para enfrentar cualquier mal que le saliera al encuentro! Es difícil obedecer a Dios sin la armadura de Dios, pero con ella, nada es imposible para José.
…tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo ... Efesios 6:13 Clipart and photos from msn.clipart.