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Romanos. Y así llegamos a Roma. Los hermanos, informados de nuestra llegada, salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y cobró ánimos.
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Y así llegamos a Roma. Los hermanos, informados de nuestra llegada, salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y cobró ánimos. Cuando entramos en Roma se le permitió a Pablo permanecer en casa particular con un soldado que le custodiara. Tres días después convocó a los principales judíos. Una vez reunidos, les dijo: «Hermanos, yo, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de los padres, fui apresado en Jerusalén y entregado en manos de los romanos, que, después de haberme interrogado, querían dejarme en libertad porque no había en mí ningún motivo de muerte. Pero como los judíos se oponían, me vi. forzado a apelar al César, sin pretender con eso acusar a los de mi nación. Por este motivo os llamé para veros y hablaros, pues precisamente por la esperanza de Israel llevo yo estas cadenas.» Ellos le respondieron: «Nosotros no hemos recibido de Judea ninguna carta que nos hable de ti, ni ninguno de los hermanos llegados aquí nos ha referido o hablado nada malo de ti. Pero deseamos oír de ti mismo lo que piensas, pues lo que de esa secta sabemos es que en todas partes se la contradice.» Le señalaron un día y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. El les iba exponiendo el Reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadirles acerca de Jesús, basándose en la Ley de Moisés y en los Profetas, desde la mañana hasta la tarde. Unos creían por sus palabras y otros en cambio permanecían incrédulos. Cf. Hch 28, 14b-24
El Espíritu Santo iluminó la mente de San Agustín a través de la epístola a los Romanos; en el año 386 d.c. asistía a la iglesia y mantenía una fachada religiosa, pero más tarde, al reflexionar sobre su conducta, se dio cuenta de que su vida inmoral era una contradicción intolerable. Las travesuras sexuales de su juventud eran famosas. Según su testimonio personal se sentía aprisionado en “un torbellino de sensualidad” que le empujaba hacia “un remolino de pecado”. Pero Agustín tenía una madre maravillosa y piadosa, que oraba por él durante estos años, y, como respuesta a sus oraciones, Ambrosio, obispo de Milán, se hizo amigo de Agustín. Un día, mientras lloraba en el jardín de Ambrosio, Agustín meditaba en la necesidad de principiar una vida nueva y terminar con su inmoral y vieja manera de vivir. Oyó que un niño en la casa vecina cantaba estas palabras, “¡tómalo y lee! ¡tómalo y lee!”. Tomó el manuscrito que tenía a mano y sus ojos cayeron en las palabras de Romanos 13:13-14, que dicen: “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveaís para los deseos de la carne”. Fue el principio de una nueva vida. Años después, en sus “Confesiones”, él escribió: “No tenía que leer más, ni necesitaba más, instantáneamente, al terminar la frase, una luz inundó mi corazón y todas las dudas desaparecieron”. Su madre, que había orado por él por tantos años, seguramente sintió regocijo cuando oyó la buena noticia de su fe en Jesucristo.
¿Quién iba a pensar que el mensaje cristiano iba a llegar y a calar en el Imperio romano? Cristo también entró en el entramado de esa gran urbe imperial. San Pablo escribió esta carta cuando consideró que ya había finalizado su tarea en Asia, Macedonia y Acaya, y decidió abrir un nuevo frente misionero hacia occidente, proponiéndose evangelizar España (cf. Rm 15, 23-24). No se conocen los orígenes de la comunidad cristiana de Roma. Se sabe que desde mucho tiempo antes existía una importante comunidad judía en la capital del Imperio. Las catacumbas judías y las inscripciones sepulcrales dan testimonio de que se trataba de un grupo muy numeroso, entre los que había personas que desempeñaban altos cargos. Pero no se tiene noticias de la forma en que llegó el cristianismo. El edicto del emperador Claudio (año 49), ordenando la expulsión de los judíos de Roma por los tumultos provocados por culpa de un tal Cresto, es interpretado por muchos en el sentido de que en esa fecha ya había judíos-cristianos en Roma, que entrarían en conflicto con los demás judíos por causa de “Cristo”. No hay noticias ciertas sobre la fecha de la llegada de san Pedro a Roma y la carta a los romanos no da indicios de que este apóstol ya se encontrara allí. Roma había sido evangelizada por otros y san Pablo tenía por principio no edificar donde otro ya había edificado (cf. 15, 20). Pero para ir hacia España era necesario pasar por Roma, por eso se atreve a escribir esta carta, la única escrita a una comunidad no fundada por él. Lo hace con el fin de anunciarles su visita y pedirles colaboración para realizar la nueva misión evangelizadora.
La carta a los Romanos ha jugado un papel excepcional en la historia del pensamiento cristiano, por ser el primer ensayo de gran envergadura en la historia de la teología cristiana. En la exégesis bíblica ha ocupado un lugar privilegiado y ha sido un baluarte en momentos decisivos de la historia de la Iglesia: en el siglo V, cuando tuvieron lugar la crisis pelagiana (Pelagio fue un monje britano, ascético y reformista, que vivió entre los siglos IV y V d. C.) y las grandes controversias sobre la gratuidad de la gracia; y en el siglo XVI, en tiempos de la Reforma protestante, fue tomada por Lutero como texto base para su doctrina sobre la justificación por la fe. 1. Autor, fecha y destinatarios Esta carta fue escrita por san Pablo, en la primavera del año 58 en Corinto, una vez que han pasado las tormentas que revela su segunda carta a los corintios y gozando de una cierta calma y tranquilidad. Dirige esta carta a los cristianos romanos, procedentes del paganismo, con el fin de preparar su llegada a esa floreciente Iglesia que él no ha fundado, pero cuya fe es celebrada en todo el mundo y a la que saludan todas las iglesias de Cristo. Pablo entiende que ha llegado el momento de ensanchar horizontes y acometer más ambiciosos proyectos. Así que decide llevar el evangelio hasta los confines de occidente, hasta España. Pero en el camino, como escala obligatoria, está Roma, la ciudad imperial.
2. Características literarias • A pesar de su densidad doctrinal, Romanos tiene • rasgos propios de una carta. • 3. División y contenido temático general • Todos, paganos y judíos, bajo el poder del pecado (1,1 - 3,20). • Dios salva a todos por medio de Jesucristo (3,21 - 4,25). • En qué consiste la salvación de Jesucristo (5,1 - 7,25). • El cristiano liberado camina en el Espíritu (8,1-39). • El drama del pueblo judío (9,1 - 11 ,35). • Los cristianos deben rendir a Dios el culto del amor (12,1 - 15,13). • Epílogo (15,14 - 16,27). • Leer la Carta a los romanos es reflexionar seriamente sobre el significado de la fe cristiana.
4. Contenido teológico y espiritual Fin de la carta: presentar las ideas claves del evangelio de Cristo, sobre todo con respecto a los puntos más controvertidos y más propensos a crear dificultades en el seno de las nacientes comunidades cristianas. Presentar estas ideas a la comunidad de Roma que está llamada a ser un magnífico símbolo del carácter universal de la Iglesia cristiana. Roma, corazón del paganismo, es para Pablo no sólo un nuevo centro geográfico; es sobre todo, un nuevo centro teológico y eclesial. Contenido teológico-espiritual: tres grandes líneas: a)La fuerza salvadora de Dios actúa en el hombre por medio de la fe en Jesucristo. Es lo que llamamos la justificación por medio de la fe; y no tanto por las obras mandadas por la Ley mosaica, como decían los judíos. Todos somos pecadores, pero si acogemos con fe a Jesús y su gracia, quedaremos justificados, es decir, salvados, redimidos, lavados. Y esa fe en Jesucristo la conseguimos mediante el bautismo, mediante el cual morimos al hombre viejo pecador y resucitamos al hombre nuevo justificado en Cristo, hijo de Dios. Esta justificación no es sólo remisión de los pecados, sino también la santificación y renovación del hombre interior.
Contenido teológico-espiritual: tres grandes líneas (cont.): • b)El fruto más precioso de la salvación es la vida sobrenatural. El proceso liberador y salvador de Cristo desemboca en una vida nueva en la que distinguimos cuatro dimensiones fundamentales: • Una trinitaria: mediante el bautismo participamos de la vida íntima de las Tres Personas divinas; es decir, participamos del cielo. • Otra sacramental: mediante el bautismo podemos recibir los demás sacramentos que nos santifican. Esta santidad exige del cristiano un esfuerzo por identificarse con Jesucristo y reconducir hacia Dios todo. • Otra moral: el cristiano santificado ha de brillar por las virtudes de la humildad, sencillez, caridad con todos, sinceridad, obediencia, pureza, etc. • Y, finalmente, escatológica. Esta justificación y santificación está orientada a hacer que toda la creación, que gime con dolores de parto, logre ser liberada de la corrupción y llegue así a Dios. • c)El proyecto salvador de Dios alcanzará también al pueblo de Israel. A esta vida nueva están llamados todos. Esta vida nueva es la moral preconizada por Pablo, que no es una moral estática, inoperante y pasiva, sino algo dinámico, en constante progreso y en incesante combate.
Desarrolla temas ya tratados en la carta a los Gálatas, de manera diferente: • "Como estadístico": constata que todos los hombres, sean paganos o judíos, son pecadores y necesitan por lo tanto ser salvados por Jesucristo. • "Como psicólogo": Nos muestra cómo el hombre está dividido en su interior entre el bien que quiere hacer y no hace y el mal que no quiere hacer y hace. El Espíritu reconcilia al creyente con Dios y desde ese momento se la puede llamar "Abba" (¡papá!) y también le reconcilia con los demás hombres y con el universo. • "Como creyente": Hace una reflexión a partir de lo que significa el bautismo para nosotros. Por ese bautismo nos hemos unido a Jesús, muerto y resucitado, al segundo Adán, al nuevo modelo de "Hombre". En Cristo somos una "creación" nueva. También nos ofrece Pablo una visión y meditación sobre el problema más serio de cada creyente y de toda la sociedad: la salvación o liberación interior, que él llama "justificación". • “Como historiador": Pablo repasa la historia de Israel, nos muestra su miseria por haber rechazado a Cristo y anuncia su salvación para el momento histórico en que el pueblo judío reconozca a Jesús como el Mesías esperado. • "Como moralista": Saca las consecuencias de esta fe para la vida cotidiana de los cristianos. Una nueva forma de vivir que lleva consigo unas exigencias muy concretas, porque la moral que propone Pablo no es una moral estática, inoperante y pasiva, sino algo dinámico, en progreso constante y en lucha constante.
CONCLUSIÓN: Por esta carta podemos darnos cuenta de que san Pablo tiene conciencia de que su predicación es rechazada por muchos, de que su persona no es aceptada por todos y de que corren versiones distorsionadas de su enseñanza. Por eso, opta por exponer detalladamente “su evangelio”, es decir, la forma en que él anuncia el mensaje de Cristo, para que los romanos tengan una versión autorizada de lo que predica entre los paganos. Acaba su carta exhortándonos a tener un mismo sentir en Cristo Jesús, para que con un solo corazón y una sola voz, podamos dar gloria a Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo.
Resumen: La carta a los Romanos sirve de carta de introducción a una comunidad que el apóstol no ha visto nunca. • Fecha: hacia el 57-58, en Corinto. • Destinatarios: los cristianos de Roma, una comunidad que Pablo no conoce personalmente. • Finalidad: los exegetas están divididos sobre la finalidad de la carta a los Romanos, que reúne una especie de balance teológico del pensamiento de Pablo. Se han imputado a Pablo intenciones variadas: • • Presentarse a una Iglesia de la que esperaba apoyo. En efecto, en Rom 15,22-24 anuncia su intención de ir a España y solicita una ayuda de camino a Roma. • • Resolver el conflicto entre los fuertes y los débiles en Roma. La distinción se hace en los caps. 14-15. • • Incitar a dar para la colecta que lleva a cabo en favor de la Iglesia de Jerusalén (Rom 15,25-29). • • Servir de carta para dar a conocer el pensamiento de Pablo a diversas Iglesias. Esta tesis se apoya en el hecho de que un cierto número de manuscritos omiten el encabezamiento a los Romanos y sitúan de manera diferente Rom 15,1-33 (primera serie de saludos, quizá destinada a la Iglesia de Roma) y Rom 16,1-20 (segunda serie de saludos, quizá destinada a la Iglesia de Éfeso). • • Servir de testamento espiritual: Pablo indica que su viaje a Jerusalén podría conducirle a la muerte (Rom 15,31).
Un concepto heredado del Antiguo Testamento: el «resto»(Rom 11,1-10) Es esencial comprender el concepto de «resto» para captar la argumentación de Pablo en la carta a los Romanos. • 1. En el Antiguo Testamento: los dos sentidos de la palabra «resto». El concepto de «resto» procede directamente de la historia de Israel. Israel conoció numerosas catástrofes en su historia, su población fue diezmada numerosas veces. • • Los primeros profetas (Amós, Primer Isaías, Miqueas) llaman «resto» a los que han sobrevivido (Am 5,15; Is 37,4; Ez 9,8) a una catástrofe. Han sido elegidos por Dios para perpetuar Israel. • • Los profetas de después del Exilio, y en particular Ezequiel, son rápidos en dar cuenta de que el «resto» histórico de Israel no siempre contaba con los mejores elementos. Por tanto, profundizaron la noción de «resto». Del mismo modo que hubo restos elegidos por Dios para sobrevivir a una catástrofe determinada, habrá un resto al final de los tiempos que sobrevivirá al Juicio final. Este resto es el pueblo santo. • 2. En el Nuevo Testamento: el «resto» cristiano. El «resto» tiene un sentido diferente: designa al conjunto de los judíos que han creído en Cristo y se han convertido en cristianos. Este resto desempeña un papel muy importante en el plan de Dios que describe el apóstol: puesto que hay un «resto» surgido de Israel, la promesa hecha a Abrahán continúa siendo válida y Dios sigue siendo fiel a su promesa.
El símbolo y el acrónimo del pez aparece en las catacumbas pero implican ya la teología paulina. Ikhtys (pez), acrónimo en griego de: Jesucristo Hijo de Dios y Salvador fue símbolo de los cristianos primitivos.
Estructura más pormenorizada CAPÍTULO I Versículos 1—7. Misión del apóstol. 8—15. Ora por los santos de Roma, y dice que desea verlos. 16, 17. El camino del evangelio de la justificación por la fe es para judíos y gentiles. 18—32. Exposición de los pecados de los gentiles. CAPÍTULO II Versículos 1—16. Los judíos no podían ser justificados por la ley de Moisés más que los gentiles por la ley de la naturaleza. 17—29. Los pecados de los judíos refutan toda la vana confianza en sus privilegios externos. CAPÍTULO III Versículos 1—8. Objeciones contestadas. 9—18. Toda la humanidad es pecadora. 19, 20. Judíos y gentiles no pueden ser justificados por sus obras. 21—31. La justificación es por la libre gracia de Dios, por fe en la justicia de Cristo, pero la ley no se deroga. CAPÍTULO IV Versículos 1—12. La doctrina de la justificación ejemplificada con el caso de Abraham. 13—22. Recibió la promesa por medio de la justicia de la fe. 23—25. Nosotros somos justificados por la misma vía de creer.
CAPÍTULO V Versículos 1—5. Los felices efectos de la justificación por la fe en la justicia de Cristo. 6—11. Somos reconciliados por su sangre. 12—14. La caída de Adán llevó a toda la humanidad al pecado y la muerte. 15—19. La gracia de Dios por la justicia de Cristo tiene más poder para traer salvación de lo que tuvo el pecado de Adán para traer la desgracia. 20, 21. Cómo sobreabundó la gracia. CAPÍTULO VI Versículos 1, 2. Los creyentes deben morir al pecado, y vivir para Dios. 3—10. Esto es una demanda de su bautismo cristiano y de su unión con Cristo. 11—15. Vivos para Dios. 16—20. Libertados del domino del pecado. 21—23. El fin del pecado es muerte, el de la vida eterna, la santidad. CAPÍTULO VII Versículos 1—6. Los creyentes están unidos con Cristo para llevar fruto para Dios. 7—13. El uso y la excelencia de la ley. 14—25. Los conflictos espirituales entre la corrupción y la gracia en el creyente. CAPÍTULO VIII Versículos 1—9. La libertad de los creyentes respecto de la condenación. 10—17. Sus privilegios por ser los hijos de Dios. 18—25. Sus esperanzas ante las tribulaciones. 26, 27. La ayuda del Espíritu Santo en la oración. 28—31. Su interés en el amor de Dios. 32—39. Triunfo final por medio de Cristo.
CAPÍTULO IX 1—5. La preocupación del apóstol porque sus compatriotas eran extranjeros para el evangelio. 6—13. Las promesas valen para la simiente espiritual de Abraham. 14—24. Respuesta a las objeciones contra la conducta soberana de Dios al ejercer misericordia y justicia. 25—29. Esta soberanía está en los tratos de Dios con judíos y gentiles. 30—33. La deficiencia de los judíos se debe a que buscan su justificación por las obras de la ley, no por la fe. CAPÍTULO X 1—4. El deseo fervoroso del apóstol por la salvación de los judíos. 5—11. La diferencia entre la justicia de la ley y la justicia de la fe. 12—17. Los gentiles están al mismo nivel de los judíos en justificación y salvación. 18—21. Los judíos podían saberlo por las profecías del Antiguo Testamento. CAPÍTULO XI 1—10. El rechazo de los judíos no es universal. 11—21. Dios pasó por alto la incredulidad de ellos al hacer a los gentiles partícipes de los privilegios del evangelio. 22—32. Los gentiles son advertidos contra el orgullo y la incredulidad. 33—36. Una solemne glorificación de la sabiduría, la bondad y la justicia de Dios.
CAPÍTULO XII 1, 2. Los creyentes deben consagrarse a Dios. 3—8. Ser humildes, y usar fielmente sus dones espirituales en sus respectivos puestos. 9—16. Exhortaciones a diversos deberes. 17—21. Y a una conducta pacífica con todos los hombres, con tolerancia y benevolencia. CAPÍTULO XIII 1—7. El deber de someterse a los gobernantes. 8—10. Exhortaciones al amor mutuo. 11—14. A la templanza y la sobriedad. CAPÍTULO XIV 1—13. Se advierte a los convertidos judíos que no juzguen; y a los creyentes gentiles, que no se desprecien unos a otros. 14—23. Se exhorta a los gentiles que cuiden de ofender cuando usan cosas indiferentes. CAPÍTULO XV 1—7. Instrucciones sobre cómo comportarse con el débil. 8—13. Todos se reciben unos a otros como hermanos. 14—21. La escritura y la predicación del apóstol. 22—29. Sus viajes propuestos. 30—33. Les pide oraciones. CAPÍTULO XVI 1—16. El apóstol encomienda a Febe a la iglesia de Roma, y saluda a varios amigos de allá. 17—20. Advierte a la iglesia contra los que hacen divisiones. 21—24. Los saludos cristianos. 25—27. La epístola concluye dando la gloria a Dios.
Coloquio y trabajo personal Carta a los Romanos
Lectura guiada: El Bautismo (Rom 6, 1-7,6) Señalad algunas palabras importantes que dan color a este texto: bautizar (la palabra significa en griego «sumergir en»); servir, servidor (o esclavo, 6,6.19; leed 1 Tes 1,9); ofrecerse («poner en» o «hacer y ofrecer», según traducciones): en la Biblia griega, esta palabra expresa frecuentemente la ofrenda de sí mismo a Dios en el culto, p. e. Dt 10,8; 17,12; 18,5.7; 21,5 y en Rom 6,13 (dos veces); 6,16.19; 12,1; obedecer («plegarse a»): 6,12.16 (3 veces).19; este verbo define a veces al cristiano: Rom 10,16; 1 Pe 1,2.14.22. Observad las oposiciones: en otro tiempo/ahora; novedad/antigüedad (6,4; 7,6); muerte/vida; salario/gratuidad (¿«merece» uno el cielo?). Señalad las comparaciones entre el destino de Cristo y el del creyente: ved especialmente las expresiones que indican la semejanza: como, con, semejante a ... ¿Para quién ha resucitado Cristo (cf. 6,14; 8,11; Col 2,12)? Fijaos incluso en los tiempos de los verbos: ¿qué es lo que está en pasado?, ¿y en futuro? A partir de todas estas observaciones, ¿qué sentido se da al bautismo en este pasaje?
Lectura guiada: La vida en el Espíritu Rom 7 nos ha mostrado al hombre dividido: incluso aunque algunos pasajes son oscuros (con su referencia al paraíso terrenal y a la Ley), volvemos a encontramos fácilmente en esta trágica descripción. ¿Existe la esperanza? (Atención a la palabra carne: en Pablo no designa la sexualidad, como cuando decimos «el pecado de la carne», sino al hombre entero en la medida en que rechaza a Dios, el «hombre viejo» o el viejo yo malvado). Rom 8 muestra cómo el Espíritu reunifica al creyente. Ved cómo lo establece en comunión con Dios, consigo mismo, con los demás, incluso con el universo. Podéis estudiar el himno al amor de Dios con que concluye toda esta parte (Rom 8,31-39). Observad el contexto del proceso; en qué podemos apoyamos para salir vencedores de él: ¿en nosotros?, ¿en Dios? ¿Cuál es el papel de Dios?, ¿de Cristo? ¿Cuál es la seguridad última del creyente?
Lectura guiada: ¿Cuál es el lugar de Israel? (9,1-11,36) • El anuncio del Evangelio de Pablo suscita una dificultad: ¿por qué los judíos, en su mayoría, no creen en Jesús? ¿Se habría alejado Dios de Israel? Pablo responde en tres partes. • Dios nunca es infiel a su misericordia (9,6-29). En un primer momento, Pablo exonera a Dios de la sospecha de injusticia. Dios no es infiel a su misericordia, pues es fiel al verdadero Israel, el que es hijo de Abrahán por la fe en Jesucristo. • 2. Pero Israel ha rechazado escuchar la llamada de Dios (9,30-10,21). Israel, al continuar con su espera de la salvación, ha ignorado la voluntad de Dios (9,30-10,4). Sin embargo, por la Escritura, Dios había anunciado que él privilegiaría la fe (10,5-13), y en el presente ha enviado a sus apóstoles (10,14-21). • 3. Sin embargo, Dios salvará a todo Israel (11,1-32). • • un «resto» sacado de Israel ha aceptado la fe (11,1-10): se trata de los cristianos de origen judío; • • el endurecimiento de Israel no ha sido querido por Dios para que desaparezca, sino para que se vuelva hacia los paganos (11,11-16); • • Israel volverá a ser fuerte, como un olivo al que se ha podado para permitir un injerto -los paganos- que le refuerza (11,17-24). • Por tanto, Pablo puede concluir con una meditación sobre el misterio de la conversión de Israel (11,25-32) y un himno de adoración a Dios (11,33-36).
Lectura guiada: La comunidad nueva (12,1-15,13) • Después del largo pasaje teológico de la 2ª parte, Pablo describe la vida nueva que permite el bautismo. • Reglas para la vida interior de la comunidad(12,1-16): el ideal del cristiano es ofrecerse a Dios (12,1-2); por tanto, cada uno debe participar en la comunidad según sus disposiciones (12,3-8), practicando la caridad mutua (12,9-16). • 2. La comunidad y los de fuera(12,16-13,14): la caridad debe extenderse igualmente a los no cristianos (12,16-21), conviene respetar los poderes civiles (13,1-7) y practicar la caridad (13,8-14). • 3. Solución al problema de los fuertes y los débiles(14,1-15,13). Los «débiles», en el vocabulario de Pablo, son los que se adhieren todavía a las prácticas del judaísmo: creen que algunos alimentos son impuros y algunos días del calendario tienen un valor especial. Para que «fuertes» y «débiles» puedan convivir, es preciso que nadie juzgue al otro (14,1-12), que nadie sea la causa de la caída del otro (14,13-15,6) y que cada uno acepte al otro como Cristo ha aceptado a todos los hombres (15,7-13).
¡Gloria a Dios,que tiene el poder de consolidaros,según la Buena Noticia que yo anuncio,proclamando a Jesucristo,y revelando un misterio que fue guardado en secreto desde la eternidady que ahora se ha manifestado! Este es el misterio que, por medio de las escrituras que lo prediceny según el designio del Dios eterno,fue dado a conocer a todas las nacionespara llevarlas a la obediencia de la fe. ¡A Dios, el único sabio,por Jesucristo,¡a él la gloria por los siglos de los siglos! Amén. Rm 16, 25-27