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ORAMOS CON M.CARMEN. M.Carmen , por tu fidelidad al Espíritu, ha germinado la obra concepcionista. M.Carmen, enséñame a educar el corazón. Concédeme cultivar la belleza interior. Suscita en mi el deseo de hacerme compañía para Jesús.
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M.Carmen , por tu fidelidad al Espíritu, ha germinado la obra concepcionista .
M.Carmen, enséñame a educar el corazón.
Concédeme cultivar la belleza interior.
Suscita en mi el deseo de hacerme compañía para Jesús.
Concédeme permanecer unido a Cristo para dar fruto abundante.
Dame una gran confianza en la Divina Providencia.
Ayúdame a educar teniendo por modelo a María Inmaculada.
Enséñame a amar a los niños y jóvenes para educarlos como lo harías tú.
Ayúdame a crecer en amor, confianza y comprensión.
Que a través de mi trabajo de cada día sea fuente de vida y comunión.
M.Carmen, aviva en mí el deseo de formarme.
Haz que , al ver las necesidades, brote en mi la acción y la súplica.
Concédeme dejar a mi paso, huellas de paz, ilusión y esperanza .
Abre las puertas de mi corazón a la creatividad, a la ternura y al buen hacer!
Que los alumnos que más me necesiten, encuentren siempre abierta la puerta de mi corazón.
¡M.Carmen, contagia mi vida de tu audacia y coraje!
Que sepa ayudar a los alumnos a descubrir su vida como vocación de servicio.
Como tú, quiero colaborar para que el mundo sea según el corazón de Dios.
M. Carmen tú nos dices que la misión del educador concepcionista es Apostólica:
Ayúdanos a continuar la obra de Jesús Maestro Evangelizando a través de la educación.
M.Carmen, haz que con frecuencia pida la bendición a María y recomiende esta práctica , tan querida por tí .
Ayúdame a realizarme como persona y como creyente en mi vocación de educador.
Que sepa vivir atento a los signos de los tiempos.
M.Carmen dime cómo hablar a mis alumnos, de nuestro Padre Dios.
Que sepa corregir, como tú, con esa suavidad que llega al corazón.
Intercede por mí, para que, al hablar a mis alumnos mis palabras reflejen fe.
¡M.Carmen, concédeme sabiduría para enseñar a mis alumnos la ciencia y la fe!
¡Enséñame a respetar el ritmo de cada uno de mis alumnos!
M.Carmen, haz que con frecuencia pida la bendición a María y recomiende esta práctica , tan querida por tí .
Recuérdame que la lección más bonita, que yo puedo dar, es la lección de mi vida.
M. Carmen, por poner vida, en mi vida de educador: ¡GRACIAS!