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9 de Enero de 1902 26 de Junio de 1975. San Josemaría Escrivá de Balaguer. Índice:. Biografía. Fundador del Opus Dei. Sus enseñanzas. Sus obras. Su retorno a la casa del Padre. Dos santos unidos por el amor a la Virgen. Melodía: “Aprite le finestre”. Estampa del Fundador.
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9 de Enero de 1902 26 de Junio de 1975 San Josemaría Escrivá de Balaguer
Índice: Biografía Fundador del Opus Dei Sus enseñanzas Sus obras Su retorno a la casa del Padre Dos santos unidos por el amor a la Virgen Melodía: “Aprite le finestre” Estampa del Fundador “Desde el cielo os ayudaré más” Pinturas al óleo de Martha Orozco Fin de la presentación
Biografía San Josemaría Escrivá nace en 1902 en Barbastro, España. Es el segundo de seis hermanos. Aprende de sus padres y en la escuela los fundamentos de la fe e incorpora tempranamente a su vida costumbres cristianas como la confesión y la comunión frecuentes, el rezo del Rosario y la limosna. La muerte de tres hermanas pequeñas y la ruina económica familiar le hacen conocer muy pronto la desgracia y el dolor: esta experiencia templa su carácter, de un natural alegre y expansivo, y le hace madurar. En 1915 la familia se traslada a Logroño, donde su padre ha encontrado un nuevo trabajo. En 1918, Josemaría intuye que Dios quiere algo de él, aunque no sabe qué es. Decide entregarse por entero a Dios y hacerse sacerdote. Piensa que de ese modo estará más disponible para cumplir la voluntad divina. Comienza los estudios eclesiásticos en Logroño, y en 1920 se incorpora al seminario diocesano de Zaragoza, en cuya Universidad Pontificia completa su formación previa al sacerdocio. En Zaragoza cursa también -por sugerencia de su padre y con permiso de los superiores- los estudios universitarios de Derecho. En 1925 recibe el sacramento del Orden y comienza a desarrollar su ministerio pastoral, con el que, a partir de entonces, se identifica su existencia. Ya sacerdote, sigue a la espera de la luz definitiva sobre lo que Dios quiere de él. En 1927 se traslada a Madrid para obtener el doctorado en Derecho. Le acompañan su madre, su hermana y su hermano, pues desde el fallecimiento de su padre, en 1924, Josemaría es el cabeza de familia. En la capital de España lleva a cabo un intenso servicio sacerdotal, principalmente entre pobres, enfermos y niños. Al mismo tiempo, se gana la vida y mantiene a los suyos impartiendo clases de materias jurídicas.
Biografía Son tiempos de grandes apuros económicos, vividos por toda la familia con dignidad y buen ánimo. Su apostolado sacerdotal se extiende también a jóvenes estudiantes, artistas, obreros e intelectuales que, en contacto con los pobres y enfermos a los que Josemaría atiende, van aprendiendo a practicar la caridad y a comprometerse con sentido cristiano en la mejora de la sociedad. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, durante un retiro espiritual, Dios le hace ver la misión a la que lo ha destinado: ese día nace el Opus Dei. La misión específica del Opus Dei es promover entre hombres y mujeres de todos los ámbitos de la sociedad un compromiso personal de seguimiento de Cristo, de amor a Dios y al prójimo y de búsqueda de la santidad en la vida cotidiana. Desde 1928, Josemaría Escrivá se entrega en cuerpo y alma al cumplimiento de la misión fundacional que ha recibido, aunque no por eso se considera un innovador ni un reformador, pues está convencido de que Jesucristo es la eterna novedad y de que el Espíritu Santo rejuvenece continuamente la Iglesia, a cuyo servicio ha suscitado Dios el Opus Dei. En 1930, como consecuencia de una nueva luz que Dios enciende en su alma, da inicio al trabajo apostólico de las mujeres del Opus Dei. Josemaría Escrivá pondrá siempre a la mujer, como ciudadana y como cristiana, frente a su personal responsabilidad -ni mayor ni menor que la del varón- en la construcción de la sociedad civil y de la Iglesia.
Biografía En 1934 publica -con el título provisional de "Consideraciones espirituales"- la primera edición de "Camino", su obra más difundida, de la que con el paso de los años se han editado más de cuatro millones de ejemplares. En la literatura espiritual, Josemaría Escrivá también es conocido por otros títulos como "Santo Rosario", "Es Cristo que pasa", "Amigos de Dios", "Vía Crucis", "Surco" o "Forja". La guerra civil española (1936-1939) supondrá un serio obstáculo para la naciente fundación. Son años de sufrimiento para la Iglesia, marcados, en muchos casos, por la persecución religiosa, de la que el fundador del Opus Dei sólo después de numerosas penalidades conseguirá salir indemne. En 1943, por una nueva gracia fundacional que Josemaría Escrivá recibe durante la celebración de la Misa, nace la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, en la que se incardinan sacerdotes que proceden de los fieles laicos del Opus Dei. La plena pertenencia de fieles laicos y de sacerdotes al Opus Dei, así como la orgánica cooperación de unos y otros en sus apostolados, es un rasgo propio del carisma fundacional del Opus Dei que la Iglesia ha confirmado al determinar su específica configuración jurídica. La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz desarrolla también, en plena sintonía con los Pastores de las Iglesias locales, actividades de formación espiritual para sacerdotes diocesanos y candidatos al sacerdocio. Los sacerdotes diocesanos también pueden formar parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, sin dejar de pertenecer al clero de sus respectivas diócesis.
Biografía Consciente de que su misión tiene raíz y alcance universales, Josemaría Escrivá se traslada a Roma en 1946, apenas concluida la guerra mundial. Entre ese año y 1950, el Opus Dei recibe varias aprobaciones pontificias con las que quedan corroborados sus elementos fundacionales específicos: su finalidad sobrenatural, cifrada en difundir el mensaje cristiano de la santificación de la vida corriente; su misión de servicio al Romano Pontífice, a la Iglesia universal y a las Iglesias locales; su carácter universal; la secularidad; el respeto de la libertad y la responsabilidad personales y del pluralismo en temas políticos, sociales, culturales, etc. Desde Roma, por directo impulso del fundador, el Opus Dei irá extendiéndose paulatinamente a treinta países de los cinco continentes entre 1946 y 1975. A partir de 1948 pueden pertenecer al Opus Dei, a pleno título, personas casadas que buscan la santidad en su propio estado. En 1950, la Santa Sede aprueba también que sean admitidos como cooperadores y ayuden en las labores del Opus Dei hombres y mujeres no católicos y no cristianos: ortodoxos, luteranos, hebreos, musulmanes, etc.
Biografía En la década de los 50, Josemaría Escrivá alienta la puesta en marcha de proyectos muy variados: escuelas de formación profesional, centros de capacitación para campesinos, universidades, colegios, hospitales y dispensarios médicos, etc. Estas actividades, fruto de la iniciativa de fieles cristianos corrientes que desean atender, con mentalidad laical y sentido profesional, las concretas necesidades de un determinado lugar, están abiertas a personas de todas las razas, religiones y condiciones sociales: la clara identidad cristiana de las iniciativas promovidas por los fieles del Opus Dei, en efecto, se compagina con un profundo respeto a la libertad de las conciencias. Durante el Concilio Vaticano II (1962-1965), el fundador del Opus Dei mantiene una relación intensa y fraterna con numerosos Padres conciliares. Objeto de sus frecuentes conversaciones son algunos de los temas que constituyen el núcleo del magisterio conciliar, como por ejemplo la doctrina sobre la llamada universal a la santidad o sobre la función de los laicos en la misión de la Iglesia. Profundamente identificado con la doctrina del Vaticano II, Josemaría Escrivá promoverá diligentemente su puesta en práctica a través de las actividades formativas del Opus Dei en todo el mundo.
Biografía Entre 1970 y 1975, su empeño evangelizador le mueve a emprender viajes de catequesis por Europa y América. Mantiene numerosas reuniones de formación, sencillas y familiares -aun cuando a veces asisten miles de personas-, en las que habla de Dios, de los sacramentos, de las devociones cristianas, de la santificación del trabajo, con el mismo vigor espiritual y capacidad comunicativa de sus primeros años de sacerdocio. Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Lloran su muerte miles de personas que se han acercado a Cristo y a la Iglesia gracias a su labor sacerdotal, a su ejemplo y a sus escritos. Un gran número de fieles se encomiendan desde ese día a su intercesión y piden su elevación a los altares. El 6 de octubre de 2002, más de 400.000 personas asisten en la plaza de san Pedro a la canonización de Josemaría Escrivá. En la homilía, Juan Pablo II señaló que el nuevo santo comprendió más claramente que la misión de los bautizados consiste en elevar la Cruz de Cristo sobre toda realidad humana, y sintió surgir de su interior la apasionante llamada a evangelizar todos los ambientes.
Biografía El Papa animó a los peregrinos llegados desde los cinco continentes a seguir sus huellas. "Difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad. Esforzaos por ser santos vosotros mismos en primer lugar, cultivando un estilo evangélico de humildad y servicio, de abandono en la Providencia y de escucha constante de la voz del Espíritu". Volver al Índice
Fundador del Opus Dei El Opus Dei fue fundado en Madrid, España, el 2 de octubre de 1928 por San Josemaría Escrivá de Balaguer. En 1982, el Papa Juan Pablo II lo erigió en prelatura personal de ámbito internacional mediante la Constitución Apostólica Ut sit. Su nombre completo es Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei. Las prelaturas personales son figuras jurídicas, previstas por el Concilio Vaticano II, que se constituyen para llevar a cabo peculiares tareas apostólicas: en el caso del Opus Dei, para difundir en todos los ambientes de la sociedad una profunda toma de conciencia de la llamada universal a la santidad y al apostolado, y más concretamente del valor santificador del trabajo ordinario.
Fundador del Opus Dei "Realmente es un gran ideal el vuestro -decía el Papa Juan Pablo II en 1979-, que desde los comienzos se ha anticipado a la teología del laicado, que caracterizó después a la Iglesia del Concilio y del posconcilio. Tal es el mensaje y la espiritualidad del Opus Dei: vivir unidos a Dios en medio del mundo, en cualquier situación, cada uno luchando para ser mejor con la ayuda de la gracia, y dando a conocer a Jesucristo con el testimonio de la propia vida". En la actualidad, pertenecen a la prelatura más de 84.000 personas, sacerdotes y laicos, de los cinco continentes. Volver al Índice
Sus enseñanzas Todos santos «Tienes obligación de santificarte. –Tú también. -¿Quién piensa que ésta es labor exclusiva de sacerdotes y religiosos? A todos, sin excepción, dijo el Señor: Sed perfectos, como mi Padre Celestial es perfecto». Todo hombre y toda mujer está llamado a amar a Dios con todo su corazón y con toda su mente y con toda su alma, y amar a su prójimo como a sí mismo, no como una simple posibilidad teórica, sino como una realidad práctica. «Ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación», dice San Pablo dirigiéndose a los primeros cristianos. El mensaje es pues «viejo como el Evangelio y como el Evangelio nuevo». Dios llama a todos los bautizados a la plenitud de la santidad. «Es necesario repetir una y otra vez que Jesús no se dirigió a un grupo de privilegiados, sino que vino a revelarnos el amor universal de Dios. Todos los hombres son amados de Dios, de todos ellos espera amor. De todos, cualesquiera que sean sus condiciones personales, su posición social, su profesión u oficio». Todos, estén donde estén; cualquiera que sea su estado; agentes de bolsa, trabajadores de fábrica, programadores informáticos, dependientes, estudiantes y jubilados ¡todos! son llamados a la santidad no a pesar de vivir en el mundo, sino precisamente en y a través de las situaciones y actividades que forman su vida cotidiana. «Muchedumbres de hijos de Dios, santificándose en su vida de ciudadanos corrientes, compartiendo afanes, ilusiones y esfuerzos con las demás criaturas».De san JosemaríaHomilía Hacia la santidad Volver al Índice
Sus Obras San Josemaría Escrivá de Balaguer escribió mucho a lo largo de su vida —“Me llamo Escrivá y escribo”, solía decir, bromeando— y sus libros, difundidos por los cinco continentes, conocen continuas reediciones y traducciones a nuevas lenguas, prendiendo en miles de personas la luz y el calor de la fe cristiana, como deseaba su Autor. Pero aún queda mucho material salido de su pluma que permanece inédito y que verá la luz en el futuro. Ese material está compuesto, en gran medida, por los numerosos escritos espirituales y cartas de carácter formativo, teológico y pastoral que dirigió a las mujeres y los hombres del Opus Dei desde los años treinta hasta su fallecimiento en 1975. San Josemaría se muestra en ellos como un pastor de almas que vela sin desmayo por la formación cristiana de sus hijas e hijos. Otra parte de ese material aún no publicado lo forman sus escritos personales, en los que vierte su intimidad con Dios. Existe además un gran número de homilías y un amplísimo epistolario que recoge su correspondencia con cientos de personas.
Sus Obras Camino Camino, fruto de la labor sacerdotal que san Josemaría Escrivá había iniciado en 1925, aparece por primera vez en 1934 (en Cuenca, España) con el título de "Consideraciones Espirituales". En la edición siguiente -realizada en Valencia en 1939-, el libro, notablemente ampliado, recibe ya su título definitivo. Desde entonces se ha difundido con un ritmo sostenido y progresivo. Actualmente, se han publicado de Camino cerca de 4.500.000 ejemplares en 43 idiomas. Camino tiene un estilo directo, de diálogo sereno, en el que el lector se encuentra frente a las exigencias divinas en un ambiente de confianza y amistad. Cuando se publicó en Italia, L'Osservatore Romano comentó: "Mons. Escrivá de Balaguer ha escrito más que una obra maestra, ha escrito inspirándose directamente en el corazón, y al corazón llegan directamente, uno a uno, los párrafos que forman Camino." Lee despacio estos consejos. Medita pausadamente estas consideraciones. Son cosas que te digo al oído, en confidencia de amigo, de hermano, de padre. Y estas confidencias las escucha Dios. No te contaré nada nuevo. Voy a remover en tus recuerdos, para que se alce algún pensamiento que te hiera: y así mejores tu vida y te metas por caminos de oración y de Amor. Y acabes por ser alma de criterio. (Camino, Prólogo del autor) Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/camino.htm
Sus Obras Surco "Lo que en estas páginas aparece es la vida misma del cristiano, en la que -al paso de Cristo- lo divino y lo humano se entrelazan sin confusión, pero sin solución de continuidad" (Mons. Álvaro del Portillo, Presentación). Al igual que Camino, Surco es fruto de la oración personal y de la experiencia de almas de san Josemaría Escrivá. Compuesto también por puntos de meditación, presenta una atractiva visión de las virtudes humanas. "Surco quiere alcanzar la persona entera del cristiano -cuerpo y alma, naturaleza y gracia-, y no sólo la inteligencia", escribió Mons. Álvaro del Portillo en una nota de presentación del libro. San Josemaría había dejado preparado el libro para su publicación a falta sólo de la revisión final, que no tuvo tiempo de hacer. La primera edición apareció, póstuma, en 1986. Desde entonces se han publicado cerca de 500.000 ejemplares en numerosos idiomas. Déjame, lector amigo, que tome tu alma y le haga contemplar virtudes de hombre: la gracia obra sobre la naturaleza. Pero no olvides que mis consideraciones, por muy humanas que te parezcan, como las he escrito -y aun vivido- para ti y para mí cara a Dios, por fuerza han de ser sacerdotales. Ojalá que estas páginas hasta tal punto sirvan de provecho -así lo pido a Nuestro Señor- que nos mejoren y nos muevan a dejar en esta vida, con nuestras obras, un surco fecundo. (Surco, Prólogo del autor) Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/surco.htm
Sus Obras Forja Estructurada de la misma forma que Camino y Surco, la última obra publicada de san Josemaría, Forja, "es un libro de fuego, cuya lectura y meditación pueden meter a muchas almas en la fragua del Amor divino, y encenderlas en afanes de santidad y apostolado, porque éste era el deseo de Mons. Escrivá" (Mons. Álvaro del Portillo, Presentación). La primera edición es de 1987. Hasta ahora se han publicado algo más de 400.000 ejemplares en 14 idiomas. El mismo autor explica el título, al señalar en el breve prólogo: "¿Cómo no voy a tomar tu alma -oro puro- para meterla en forja, y trabajarla con el fuego y el martillo, hasta hacer de ese oro nativo una joya espléndida que ofrecer a mi Dios, a tu Dios?" El libro consta de 1055 puntos de meditación, distribuidos en 13 capítulos. Muchas de esas consideraciones, que el fundador del Opus Dei escribió en su mayor parte por los años treinta, tienen carácter autobiográfico, aunque suelen aparecer narradas en tercera persona. La trama del libro sigue el itinerario interior de un cristiano que anhela la progresiva identificación con Cristo: "Forja, en definitiva, acompaña al alma en el recorrido de su santificación, desde que percibe la luz de la vocación cristiana hasta que la vida terrena se abre a la eternidad" (Mons. Álvaro del Portillo, Presentación). Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/forja.htm
Sus Obras Amigos de Dios Publicado por primera vez en 1977, es la primera obra póstuma de san Josemaría. Recoge 18 homilías pronunciadas entre 1941 y 1968. Su objetivo es ayudar a vivir la amistad con un "Dios cercano al lector" utilizando como punto de referencia una serie de virtudes humanas y sobrenaturales. Son homilías en las que el autor toma las virtudes cristianas como hilo conductor de su coloquio filial con Dios. Del libro se han publicado hasta el momento 400.000 ejemplares. Existen ediciones en 13 lenguas. En la presentación del libro, Mons. Álvaro del Portillo precisa que estas homilías "contienen doctrina vivida, donde la hondura del teólogo va unida a la transparencia evangélica del buen pastor de almas". "En este segundo volumen de homilías -continúa Mons. Álvaro del Portillo- recogemos algunos textos que se editaron mientras Mons. Escrivá de Balaguer se encontraba aún a nuestro lado, aquí en la tierra, y otros de los muchos que dejó para publicar más adelante, porque trabajaba sin prisa y sin pausa." "Estas dieciocho homilías trazan un panorama de las virtudes humanas y cristianas básicas, para el que quiera seguir de cerca los pasos del Maestro. (...). Con Mons. Escrivá de Balaguer, la palabra se hace coloquio con Dios -oración-, sin dejar de ser una entrañable conversación en sintonía con las inquietudes y esperanzas de quienes le escuchan. Son, pues, estas homilías una catequesis de doctrina y de vida cristiana donde, a la vez que se habla de Dios, se habla con Dios: quizás sea éste el secreto de su gran fuerza comunicativa, porque se refiere siempre al Amor, en un mirar a Dios sin descanso y sin cansancio."
Sus Obras Amigos de Dios "Junto a la sencillez, resalta en estos escritos un constante contrapunto de amor apasionado, desbordante. El camino hacia la santidad que nos propone Mons. Escrivá de Balaguer está tendido con un profundo respeto a la libertad. Se deleita el fundador del Opus Dei con las palabras de San Agustín, con las que afirma el Obispo de Hipona que Dios "juzgó que serían mejores sus servidores si libremente le servían". Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/amigos_de_dios.htm
Sus Obras Es Cristo que pasa Es Cristo que pasa recoge 18 homilías pronunciadas por san Josemaría entre 1951 y 1971, en diversas fiestas distribuidas a lo largo del ciclo litúrgico. El hilo conductor es la filiación divina, que implica la llamada universal a la santidad, la santificación del trabajo ordinario, la contemplación en medio del mundo, la unidad de vida. La primera edición es de 1973. Hasta la fecha se han publicado unos 500.000 ejemplares en 14 idiomas. Mons. Álvaro del Portillo explica en la presentación del libro que este volumen recoge una pequeña parte de la gran catequesis que llevó a cabo el fundador del Opus Dei con su predicación. "Las Homilías no constituyen un tratado teológico, en el sentido corriente de la expresión. No han sido concebidas como un estudio o una investigación sobre temas concretos; están pronunciadas a viva voz, ante personas de las más diversas condiciones culturales y sociales, con ese don de lenguas que las hace asequibles a todos. Pero esos pensamientos y consideraciones están tejidos en el conocimiento asiduo, amoroso de la Palabra divina. Mons. Escrivá de Balaguer no se dirige -no hay que perder de vista que son textos hablados- a un auditorio de especulativos, de curiosos de la espiritualidad cristiana. Habla a personas de carne y hueso, que tienen ya en el alma la vida de Dios o que, barruntando el amor divino, están dispuestos a acercarse a Él". Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/es_cristo_que_pasa.htm
Sus Obras Amar a la Iglesia Amar a la Iglesia reúne tres homilías del fundador del Opus Dei: Lealtad a la Iglesia, El fin sobrenatural de la Iglesia y Sacerdote para la eternidad. El volumen incluye además, dos artículos de Mons. Álvaro del Portillo en torno a la figura del fundador del Opus Dei. Desde 1986, se han publicado 12 ediciones en 9 idiomas, que suman 40.000 ejemplares. La primera edición en chino salió a la luz en octubre de 2001. "Este libro obedece -explica Jesús Urteaga en la Presentación- al deseo de presentar en un solo volumen tres homilías de Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer y dos escritos de Mons. Alvaro del Portillo, íntimo colaborador y primer sucesor de san Josemaría Escrivá, con un tema único reflejado en el título que lleva: Amar a la Iglesia. Esta era su enseñanza constante: 'La única ambición, el único deseo del Opus Dei y de cada uno de sus hijos es servir a la Iglesia, como Ella quiere ser servida, dentro de la específica vocación que el Señor nos ha dado' ". Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/amar_a_la_iglesia.htm
Sus Obras Josemaría Escrivá de Balaguer y la Universidad Volumen elaborado por la Universidad de Navarra con motivo de la beatificación de su Fundador y Primer Gran Canciller, donde se recogen los diversos discursos académicos pronunciados por él ante la corporación universitaria, la homilía pronunciada en el campus de la Universidad de Navarra en octubre de 1967 y algunas otras declaraciones públicas suyas sobre temas universitarios. Finalmente se incluyen los discursos del acto académico celebrado el 26 de junio de 1992 con motivo del aniversario del fallecimiento del entonces beato Josemaría. Prologa el volumen el entonces obispo y Prelado del Opus Dei, Monseñor Álvaro del Portillo, Gran Canciller de la Universidad de Navarra, que pone magistralmente de relieve los grandes rasgos del pensamiento de san Josemaría sobre la Universidad. Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/discursos_universitarios.htm
Sus Obras Santo Rosario Santo Rosario, publicado por primera vez en 1934, consta de una serie de consideraciones sobre los quince misterios del Rosario (gozosos, dolorosos y gloriosos), para facilitar el rezo de esa oración mariana y la contemplación de esas escenas de la vida del Señor y de su Madre Santísima. El libro concluye con unos breves comentarios sobre la letanía lauretana. San Josemaría redactó de un tirón esta pequeña obra en 1931, durante la acción de gracias de la Santa Misa. Se publicó en 1934 con objeto de ayudar a los lectores a dirigirse con sencillez y confianza a la Virgen María y, a través de Ella, a la Santísima Trinidad. Porque -como dice en el prólogo- "el principio del camino que tiene por final la completa locura por Jesús es un confiado amor hacia María Santísima". Actualmente, Santo Rosario está publicado en 25 idiomas. Su difusión supera los 700.000 ejemplares. Como en otros días, ha de ser hoy el Rosario arma poderosa, para vencer en nuestra lucha interior, y para ayudar a todas las almas. Ensalza con tu lengua a Santa María: reparación te pide el Señor, y alabanzas de tu boca. Ojalá sepas y quieras tú sembrar en todo el mundo la paz y la alegría, con esta admirable devoción mariana y con tu caridad vigilante. Nota del autor, Roma, octubre de 1968. Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/santo_rosario.htm
Sus Obras Vía Crucis El libro Vía Crucis consta de breves comentarios a las catorce estaciones del Vía Crucis, nacidos de la oración personal de Josemaría Escrivá. "El Vía Crucis no es un ejercicio triste -comenta Mons. Álvaro del Portillo en el prólogo-. Muchas veces enseñó Mons. Escrivá de Balaguer que la alegría tiene sus raíces en forma de cruz. Si la Pasión de Cristo es camino de dolor, también es la ruta de la esperanza y de la victoria segura. Esta nueva obra póstuma de Mons. Escrivá de Balaguer, como las anteriores, fue preparada para ayudar a hacer oración y, con la gracia de Dios, para crecer en espíritu de compunción -dolor de amor- y de agradecimiento al Señor, que nos ha rescatado con el precio de su sangre". La primera edición de Vía Crucis apareció en 1981. Desde entonces se han publicado poco más de 400.000 ejemplares en 19 idiomas. Señor mío y Dios mío, bajo la mirada amorosa de nuestra Madre, nos disponemos a acompañarte por el camino de dolor, que fue precio de nuestro rescate. Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito, porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que somos los únicos culpables. Madre mía, Virgen dolorosa, ayúdame a revivir aquellas horas amargas que tu Hijo quiso pasar en la tierra, para que nosotros, hechos de un puñado de lodo, viviésemos al fin in libertatem gloriæ filiorum Dei, en la libertad y gloria de los hijos de Dios. Via Crucis, Introducción Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/via_crucis.htm
Sus Obras Conversaciones El libro recoge siete entrevistas que concedió san Josemaría, entre 1966 y 1968, a Le Figaro, The New York Times, Time, L'Osservatore della Domenica y a varias revistas españolas (Telva, Gaceta Universitaria y Palabra). El fundador del Opus Dei responde, a menudo extensamente, a las preguntas que le hacen sobre la Iglesia y el Concilio -que acababa de concluir-, los derechos y libertades individuales, la vida universitaria, la mujer y la sociedad, el Opus Dei, etc. El libro concluye con la homilía "Amar al mundo apasionadamente", pronunciada en el campus de la Universidad de Navarra el 8 de octubre de1967, ante 40.000 personas procedentes de España y de otros países europeos y americanos. Esta homilía, de gran aliento espiritual, expresa de manera clara, condensada y directa, el espíritu en que se inspiran las respuestas dadas por el fundador del Opus Dei a los diferentes entrevistadores. Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer fue publicado por primera vez en el último trimestre de 1968 en castellano, inglés, italiano y portugués. Después ha aparecido también en francés, alemán, catalán, neerlandés, polaco y chino. En total, del libro se han publicado, hasta la fecha, 350.000 ejemplares. Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/conversaciones.htm
Sus Obras La Abadesa de las Huelgas Penetrante estudio teológico-jurídico, a partir de las fuentes y documentos originales, sobre el caso extraordinario de jurisdicción cuasiepiscopal por parte de la abadesa del famoso monasterio burgalés. La primera edición se publicó en 1944. Puedes leerlo dando clic en seguida: http://www.escrivaobras.org/book/abadesa.htm Volver al Índice
Su retorno a la Casa del Padre El 26 de junio de 1975 se levantó muy temprano, como de costumbre. Hizo media hora de oración ante el Santísimo y celebró la Misa Votiva de la Virgen. Tras el desayuno, pidió a los que le acompañaban que le dijeran de su parte a una determinada persona, que desde hacía años estaba ofreciendo la Santa Misa por la Iglesia y por el Santo Padre. “Hoy mismo —precisó— he ofrecido al Señor mi vida por el Papa”. A las nueve y media de la mañana partió hacia Castelgandolfo, donde se reunió con un grupo de mujeres del Opus Dei que le esperaban en el Colegio Romano de Santa María. “Vosotras tenéis alma sacerdotal —les comentó— os diré como siempre que vengo aquí. Vuestros hermanos seglares también tienen alma sacerdotal. Podéis y debéis ayudar con esa alma sacerdotal y, con la gracia del Señor y el sacerdocio ministerial en nosotros, los sacerdotes de la Obra, haremos una labor eficaz...” “Me imagino que de todo —siguió diciéndoles— sacáis motivo para tratar a Dios y a su Madre bendita, nuestra Madre, y a San José, nuestro Padre y Señor, y a nuestros Ángeles Custodios, para ayudar a esta Iglesia Santa, nuestra Madre, que está tan necesitada, que lo está pasando tan mal en el mundo, en estos momentos. Hemos de amar mucho a la Iglesia y al Papa, cualquiera que sea. Pedid al Señor que sea eficaz nuestro servicio para su Iglesia y para el Santo Padre”.
Su retorno a la Casa del Padre Al cabo de unos veinte minutos se sintió indispuesto, y decidió regresar a Roma con Álvaro del Portillo y Javier Echevarría. Llegaron a Villa Tevere. Faltaba poco para las doce del mediodía. Saludó al Señor en el Sagrario, con una genuflexión pausada y reverente, y se dirigió hacia su cuarto de trabajo. Al entrar, miró con cariño una imagen de la Virgen de Guadalupe.De pronto, se sintió gravemente indispuesto:—¡Javi! No me siento bien.Y cayó desplomado en el suelo. Cinco años antes, durante su estancia en México, había contemplado con especial devoción una pintura antigua en la que la Virgen de Guadalupe da una rosa a san Juan Diego. —Así quisiera morir —musitó—: mirando a la Santísima Virgen, y que ella me dé una flor. Dios le concedió aquel deseo y los ojos sonrientes y maternales de la Virgen de Guadalupe, ante la que había rezado tantas veces, recibieron su última mirada en esta tierra. Volver al Índice
Dos Santos unidos por el amor a la Virgen Declaraciones de Mons. Javier Echevarría con ocasión del anuncio de las canonizaciones de los beatos Juan Diego y Josemaría Escrivá.05 de marzo de 2002 En 1970 en México, el beato Josemaría comentó al ver este cuadro: «Así quisiera morir: mirando a la Santísima Virgen, y que Ella me dé una flor...». “Cuatro siglos separan en el tiempo a los beatos Juan Diego y Josemaría Escrivá, pero algo de ingente valor, el amor a la Virgen de Guadalupe, los une en el cielo y en el corazón de muchos mexicanos. Lo puso de relieve, el pasado 9 de enero, el cardenal Norberto Rivera, arzobispo de México, durante la concelebración eucarística con ocasión del centenario del nacimiento del beato Josemaría, que presidió precisamente en la basílica de Guadalupe. En su homilía, el cardenal Rivera afirmó que la decisión del Papa de canonizar al fundador del Opus Dei y a Juan Diego es motivo de gozo «para todo el mundo, pero especialmente para los mexicanos».
Dos Santos unidos por el amor a la Virgen Recuerdo con emoción la visita de Mons. Escrivá a México en 1970: su oración a la Virgen de Guadalupe, a la que se veneraba entonces en el antiguo templo; su gozo al comprobar la devoción de los mexicanos a la Madre de Dios; y su santa "envidia" al beato Juan Diego, privilegiado interlocutor de la Reina de las Américas. Un día, después de un rato de coloquio con algunos sacerdotes en el Estado de Jalisco, advirtió el cansancio fuerte del trabajo. Para reponerse, se retiró a una habitación en la que había un cuadro que representaba a la Virgen de Guadalupe en el acto de dar una rosa a Juan Diego. Al reparar en ese lienzo, el beato Josemaría comentó: «Así quisiera morir: mirando a la Santísima Virgen, y que Ella me dé una flor...». Como recordaba mi predecesor, Mons. Álvaro del Portillo, la Virgen accedió a ese deseo: el 26 de junio de 1975, cuando nuestro Fundador llegaba al cuarto en el que solía trabajar, su corazón se detuvo; en ese despacho hay una imagen de Santa María de Guadalupe que recibió su última mirada de cariño. El Papa ha querido unir de nuevo a estos dos beatos, canonizándolos en el año 2002. Yo quiero también interpretar esta venturosa coincidencia como un gesto que viene a recordar a todos los cristianos que la devoción a la Virgen no envejece, no pasa de moda, permanece siempre actual, por encima del espacio y el tiempo. Pienso que somos muchos los que acudimos a Ella con la petición que el beato Josemaría formuló desde México durante aquel viaje de 1970: "Que Nuestra Señora, Nuestra Madre de Guadalupe, obtenga la paz para todos los pueblos de América”. Volver al Índice
Melodía: Aprite le finestre Es la canción italiana que Josemaría Escrivá pidió que le cantaran cuando se estuviese muriendo. Transcribimos el relato de ese momento que Pilar Urbano recoge en “El hombre de Villa Tevere” Alguien ha corrido una de las cortinas de lona azul, para celar la restallante luz, sol de membrillo, que entra por las ventanas. Andan mediados el día y el mes de marzo de 1957. En la galleria del Fumo, un grupo de hombres jóvenes -diez, doce- charlan tomando café. El Padre está con ellos. Acaban de comer. Dentro de un rato, cada uno volverá a su trabajo. Es la tertulia. La conversación informal, inconexa, no desemboca hoy en ningún tema de singular relieve. Se habla de todo y de nada. Quizá ese mismo que se levantó a correr las cortinas toma la iniciativa de poner un disco, un disco de Nilla Pizzi, la ganadora del Festival de San Remo. En allegretto vivace suenan los primeros compases de la canción. Es un aire popular, gracioso, cascabelero, pegadizo, incluso con ciertas caracolas melódicas. Todos, más o menos, conocen esa música. Y a Escrivá le gusta mucho. Enganchó su atención desde la primera vez que la oyó:
Melodía: Aprite le finestre Aprite le finestre al nuovo sole:è primavera, è primavera.Lasciate entrare un poco d’aria pura…«Abrid las ventanas al sol nuevo: es primavera. Dejad entrar un poco de aire puro, con la fragancia de los jardines y de los prados en flor. ¡Es primavera, fiesta del amor!» Ya entonces, Escrivá sorprendió a los que estaban con él diciéndoles: -Me gustaría oír esa canción, cuando esté muriéndome. Escrivá rara vez usa el verbo «morir». Cuando lo hace, emplea la forma castellana, mucho más recia, con su entrañable carga reflexiva: «morirse». Al hablar de su propia muerte, no parece que la imagine como algo rápido, repentino, que vaya a sobrevenirle de sopetón; sino como un proceso lento, fatigoso, un trance duro. Se diría que presiente el dolor de arrancarse. Tal vez por ello no dice «cuando yo muera», ni siquiera «cuando yo me muera», sino «cuando esté muriéndome». Imagina la muerte como una descoyuntura. Como una acción fuerte y dolorosa: el agon, la agonía. Una lucha que le exigirá vencer resistencia. Un combate definitivo, para el que siempre anda entrenándose, «porque se trata -dice- de ganar la última batalla».
Melodía: Aprite le finestre Ahora, sentado en un sillón, casi de espaldas al ventanal corrido de la galleria, escucha esa canción y, a tramos, la canturrea en italiano:Ya se ha abierto la primera rosa roja. ¡Es primavera, es primavera! También la primera golondrina ha regresado, y revuela por el cielo límpido: viene a anunciar el tiempo bello. Muchachos y muchachas enamorados, abrid las ventanas al sol nuevo, a la esperanza, a la ilusión… ¡Es primavera, fiesta del amor! Ha ido recorriendo los rostros de quienes están allí, en la galleria del Fumo: Álvaro del Portillo, Javier Echevarría, Joaquín Alonso, Julián Herranz, Giuseppe Molteni, Dick Rieman, Bernardo Fernández Ardavín, Severino Monzó… Aquí se detiene. Severino es un joven alto y fornido. Sacerdote, doctor en Económicas y en Derecho Canónico que, además de todo eso, canta muy bien. El Padre le dirige una sonrisa pícara y, como quien fija un appuntamento, una cita para un día muy lejano, le dice: -Tú me la cantarás… sin lágrimas. (1)
Melodía: Aprite le finestre Sin lágrimas. En más de una ocasión ha dicho a sus hijos que, después de su muerte, no quiere «ni una corbata negra».(2) Y si le gusta esa tonadilla primaveral es porque sugiere la alegría de los jóvenes que marchan hacia la cita con el amor. La canción habla expresamente de una cita: la luna già ha fissato appuntamento. Por ahí va su sentido de la muerte: será el apasionado encuentro de dos enamorados. En efecto, la tonadilla italiana describe la llegada del buen tiempo, los prados en flor, las noches de plata, el nuevo sol radiante, el aroma de los jardines, el volteo de las palomas primaverales que anuncian el tiempo bello… Y, de modo insistente, invita, aprite le finestre!, a abrir las ventanas para que entre el amor. (...) No hay para el santo «muerte repentina», por lo mismo que no hay «muerte improvisada». El santo tiene siempre hechas las maletas para el último viaje. Como todos, él desconoce también el día y la hora. Pero, a partir de cierto momento, empieza a tener intuiciones, luces fugaces, vislumbres entreverados de claridad y oscuridad. Se va internando en algo que atardece y en algo que amanece. Un luminoso crepúsculo, donde hay que entornar los ojos, cerrarlos casi, porque tanta luz ciega. Entonces, desea no ver nada, o ver sólo… con los ojos prestados de Dios. ¿Intuye Josemaría Escrivá que se acerca el final? (...)
Melodía: Aprite le finestre Tiene muy leídos, muy trabajados, muy rezados los salmos del Salterio de David. De uno de ellos, el número 26 -tibi dixit cor meum…, oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor, no me lo apartes-, toma unas palabras, vultum tuum, Domine, requiram, y las repite saboreándolas, de manera constante, al menos desde diciembre de 1973. Josemaría las traduce con fuerza apremiante: «busco tu rostro, Señor, ¡quiero verte, cara a cara!». Y, a veces, incluso durante la comida se le escapa un irreprimible «¡Señor, que quiero darte un abrazo!». (3) Esa búsqueda del rostro de Dios, sin velaturas, sin nociones intermedias, en un abrazo «cuerpo a cuerpo», lleva un ritmo de crescendo tumultuoso en su alma: -Los que se quieren, procuran verse. Los enamorados sólo tienen ojos para su amor. ¿No es lógico que sea así? El corazón humano siente esos imperativos. Mentiría si negase que me mueve tanto el afán de contemplar la faz de Jesucristo. Vultum tuum, Domine, requiram. Buscaré, Señor, tu rostro. Me ilusiona cerrar los ojos, y pensar que llegará el momento, cuando Dios quiera, en que podré verle, no como en un espejo y bajo imágenes oscuras… sino cara a cara. (4) (...) En cuanto Radio Vaticano informa oficialmente del fallecimiento del fundador del Opus Dei, la Villa de Bruno Buozzi, 75 no da abasto a la riada, mansa pero incesante, de gente que acude a rezar. Josemaría Escrivá -genuit filios et filias- tiene hijas e hijos de su espíritu diseminados en los dos hemisferios. Por radio, por teléfono, por cable, incluso por télex, la noticia viaja veloz. Y allá donde llega, clava su doble aguijón de desconcierto y de dolor. (...)
Melodía: Aprite le finestre A eso de las cuatro de la tarde, en el oratorio de La Masada, en Torreciudad, un sacerdote joven, alto y fuerte, está arrodillado en el reclinatorio del último banco. Lleva allí bastante tiempo. A ratos reza. A ratos llora. A ratos deja sueltas las crenchas del pensamiento, evocando los bellos tiempos romanos, dei bei tempi romani… Por la avenida de esos recuerdos surge, de pronto, aquella cancioncilla de Nilla Pizzi, Aprite le finestre, que tantas cosas le sugería al Padre. Y aquel deseo suyo: «me gustaría oír esa canción, cuando esté muriéndome». Severino Monzó, en ese momento, sólo tiene un dato: el Padre ha muerto de repente. No estaba enfermo. Por tanto, no ha tenido tiempo para estar… muriéndose.Sabe que, para el Padre, ya no existen relojes ni almanaques, porque ha traspasado la frontera desde donde se empieza a ser eterno. Levantino, impetuoso y sentimental, Severino alza el mentón, como desafiando al aire, y piensa «¿por qué no?». Pocos minutos después, en el tocadiscos del cuarto de estar de La Masada suena la música organillera, de campanillas, y la voz de Nila Pizzi:Aprite le finestre al nuovo sole:è primavera, è primavera,Lasciate entrare un poco d’aria pura…
Melodía: Aprite le finestre Sereno, recuerda con toda nitidez la escena de un mediodía radiante, primaveral, en la galleria del Fumo. Es como si lo estuviera viendo… Las cortinas de lona azul francés. El humo de los cigarrillos, formando inverosímiles volutas a contraluz con el sol de membrillo. El Padre, llevando el ritmo alegre, con la cabeza y con la punta del zapato, mientras suena la musiquilla de Aprite le finestre… Luego, aquella sonrisa pícara de buena complicidad, como emplazándole para un día muy lejano: -Tú me la cantarás… Y Severino se pone a cantar, suavemente, al hilo del disco que sigue girando. La melodía le resuena, dulce y amarga, por entre la oscura orografía de las sienes, los tímpanos, las mandíbulas, el paladar… hasta hacérsele un nudo en la garganta. Al doblar la esquina de una estrofa -«¡muchachos y muchachas enamorados, abrid las ventanas al nuevo sol…!»-, no puede más y rompe en un sollozo. Pone el disco una y otra vez. Está muy a gusto así, «llorándose su pena». Sí, el Padre le miró y le dijo: «tú me la cantarás». Pero agregó algo… ¿qué? ¿qué? Poco a poco va perfilando los contornos de la evocación… La frase, exacta, literal, fue: «tú me la cantarás… sin lágrimas».
Melodía: Aprite le finestre Fragmentos tomados del capítulo XIX del libro El hombre de Villa Tevere de Pilar UrbanoNOTAS1. Relato oral de don Severino Monzó a la autora. Cfr. AGP, RHF T-07823. 2. Testimonio de doña Marlies Kücking. 3. Monseñor Álvaro del Portillo. AGP, RHF 21175, p. 37. 4. AGP, RHF 21164, pp. 673-674. CEREMONIA DE CANONIZACIÓN DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ (PLAZA DE SAN PEDRO, 6 OCTUBRE 2002). Volver al Índice
Estampa del Fundador en braile Volver al Índice
Desde el cielo os ayudaré más La intercesión de los santos En este mundo, los santos han vivido para amar a Dios y a los demás, imitando a Jesucristo que «pasó haciendo el bien». Pero cuando llegan al cielo, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, «no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. (...) Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero». «Cuando el Señor me llame y me lleve al Cielo, desde allí os podré ayudar mucho más y con mucha eficacia» (San Josemaría Escrivá de Balaguer). A partir del día de su fallecimiento, el 26 de junio de 1975, comenzaron a llegar a la sede de la Prelatura del Opus Dei, en Roma, desde todas las partes del mundo, relatos de favores atribuidos a la intercesión de Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer: conversiones, decisiones de practicar a fondo la fe cristiana, curaciones, favores materiales... Es el eco de una devoción que la Santa Sede ha calificado como “un auténtico fenómeno de piedad popular”. Volver al Índice