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Presentación del P. Silverio Velasco. CAPITULO II. LA VERDAD DE LA BIBLIA. Si lo que afirman los hagiógrafos lo afirma el Espíritu Santo, no puede haber error en la Biblia.
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Presentación del P. Silverio Velasco CAPITULO II LA VERDAD DE LA BIBLIA Si lo que afirman los hagiógrafos lo afirma el Espíritu Santo, no puede haber error en la Biblia. Así en DV 11. Hasta el Vaticano II se usaba más la manera negativa: “sin error”. Después se ha preferido expresar el aspecto positivo; la Biblia es veraz.
1. La verdad de los textos bíblicos consecuencia del origen divino de la Biblia. La veracidad de los libros sagrados proviene de dos principios: Dios es el autor principal de la Biblia y Dios no puede engañarse ni engañarnos. Esta verdad es de “hecho” y de “derecho”. Hay libros humanos donde de hecho no hay errores; pero la Biblia excluye la posibilidad de error.
Cuando se habla de error, se entiende del “error lógico”, que es la falta de conformidad entre el juicio del hagiógrafo y la realidad objetiva. Son afirmaciones auténticas del hagiógrafo, escritas por él mismo o por un amanuense. Puede haber errores materiales en algunas copias o versiones no conformes con el original. También puede haber algún error material (en la sintaxis), como falta de pericia del hagiógrafo.
2.Carácter revelado de la doctrina sobre la verdad Bíblica El testimonio de la Sagrada Escritura Jesús y los apóstoles y los antiguos escritores judíos consideraban los argumentos sacados de la Biblia: definitivos e inapelables. Solían decir: “está escrito”. Dijo Jesús: “La Escritura no puede fallar” (Jn 10,35). Es argumento de autoridad.
El sentido unánime de la tradición Así aparece al examinar los escritos antiguos de los Padres. San Justino, en el siglo II, es el primero que hace alusión a la vera-cidad bíblica, a pesar de los ataques de autores paganos y herejes. San Agustín, escribiendo a san Jerónimo, afirma que si hay algún error en la Biblia es debido a un códice defectuoso o a un mal traductor.
Los teólogos medievales profesaban unánimemente la verdad bíblica, elaborando la enseñanza de los Padres. En particular, santo Tomás hizo unas formulaciones, que fueron seguidas por los teólogos posteriores. Santo Tomás llama herético a quien acuse de falsedad los textos sagrados, y no sólo los evangelios.
Magisterio de la Iglesia y verdad bíblica La inerrancia bíblica no ha sido definida como dogma. Sin embargo, por pertenecer a la enseñanza ordinaria y universal de la Iglesia se habla de ella como si fuese “dogma”. El problema surgió después del concilio Vaticano I. Con el descubrimiento de las ciencia naturales e históricas se formularon hipótesis bíblicas que estaban en contraste con la enseñanza común de la Iglesia.
Algunos autores, influidos por racionalistas y protestantes liberales, negaron la veracidad en la Biblia. Otros restringieron la inerrancia sólo a las enseñanzas explícitamente religiosas de la Biblia. Otros, intentaron explicar las dificultades surgidas queriendo armonizar ciencia y Biblia. No lo consiguieron buscando una visión simplificadora. De aquí salió el nombre de “cuestión bíblica”: problemas surgidos entre afirmaciones de la Biblia y descubrimientos cientí-ficos, históricos,etc.
La Iglesia fue condenando los diferentes errores: La encíclica “Pascendi” de Pio X (1907) condena a los modernistas que afirmaban encontrar muchos errores en la Biblia. Eso significaba hacer al Espíritu Santo autor de errores. La “Spiritus Paraclitus” (1920) condena a los que afirman que la Biblia no tiene error sólo el elemento principal o religioso, mientras que puede tenerlo el secundario o profano. La “Humani generis” (1950) de Pio XII condena a los que separan, como realidades diversas, un sentido humano y un sentido divino, éste sólo infalible, en la Biblia.
La “Dei Verbum” resume todo con esta fórmula: “ Como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, se debe considerar afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación”. Dos cosas distingue el Concilio Vaticano II en la fórmula: el fundamento, que es el “origen divino” de la Escritura; y la finalidad, que es “nuestra salvación”.
3. Aplicación del “principio de la verdad bíblica” Examinamos el modo en que se debe entender la verdad bíblica en relación a dos aspectos particulares: los fenómenos naturales y las vicisitudes históricas. Uno es el orden de los fenómenos naturales, de los que se ocupan las ciencias físicas, como objetos perceptibles por los sentidos. Otro es el orden de los acontecimientos de la historia. La narración de los hechos debe coincidir con los que se verificaron realmente.
a. La verdad bíblica en el caso de descripciones de fenómenos del mundo natural La Providentissimus Deus (1893) de León XIII nos da varios principios fundamentales: 1-“Ningún verdadero desacuerdo puede darse entre el teólogo y el físico, con tal que cada uno se mantenga en su propio terreno”. Dios es el único y mismo creador de la naturaleza y el autor principal de los libros bíblicos. La ciencia verdadera, lejos de oponerse, debe ayudar al conocimiento de la palabra de Dios escrita.
2-La Escritura no habla de fenómenos naturales con el fin de enseñar su constitución íntima, sino en la medida en que tienen relación con la finalidad salvífica de los textos. Por eso habla en metáforas o como solía hacerlo el lenguaje común del tiempo. Se acomoda a los conocimientos y cultura del momento en que están expresados. Lo que interesa al Espíritu Santo es que lo que se dice sirva para la salvación.
3- El escritos “ha seguido aquello que sensiblemente aparece” (Sto. Tomás). Quiere decir que Dios, al hablar a los hombres, lo hace de manera que sea entendido por ellos. Por eso el juicio que el hagiógrafo da de ellos es verdadero, porque se basa en lo que aparece externamente. Por eso hablaba del sol y la luna como de “las dos grandes luces” Gen 1,16. Así otros ejemplos.
b. La verdad bíblica en las narraciones históricas Mientras que la constitución íntima de los fenómenos naturales no guarda relación necesaria con la salvación, sí que la tienen los hechos históricos. Por lo cual los hechos históricos son más importantes al tratar la verdad bíblica. Entre las verdades de la fe y los acontecimientos históricos correspondientes hay una conexión estrecha. Las principales verdades acerca de Dios y la salvación han sido reveladas a través de sucesos en momentos determinados.
Los acontecimientos históricos que se narran en la Biblia van mostrando el sentido de la vida del hombre y sus relaciones con Dios. Si se negase la realidad histórica, la verdad bíblica estaría a merced del subjetivismo. Ciertamente hay que tener en cuenta el género literario que emplea el hagiógrafo. c. Soluciones incompletas Desde principios del s. XX, queriendo explicar algunos textos bíblicos, debilitaron su verdad; pero prepararon soluciones definitivas.
4. La verdad bíblica y la teoría de los géneros literarios Para conocer la verdad bíblica, debemos conocer “lo que pretendieron los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos” (DV 12). “Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas, se deben tener en cuenta los géneros literarios”. Al decir “entre otras cosas” quiere decir que no son los únicos, pero tienen un lugar privilegiado.
Géneros literarios son formas de entender, expresarse, narrar según una determinada época o región y según una finalidad determinada. Varios factores constituyen el género literario: -El tema particular. -La estructura: si es cántico, himno, fábula, etc. -Procedimientos frecuentes, como uso de imágenes. -Contexto o circunstancia vital. Además del género hay formas diferentes para partes breves.
Historia de la teoría de los géneros literarios en la exégesis bíblica católica Primeramente Gunkel, entre los siglos XIX y XX estableció algunos principios programáticos. Entre los católicos siguieron: MJ Lagrange, Prat y, sobre todo, F.Hummelauer. Se proponían hipótesis aún de forma apriorística. Las limitaciones se superaron con el progreso en el conocimiento de los antiguos pueblos semíticos y de su literatura.
La encíclica Divino afflante Spiritu (1943) de Pio XII da un gran impulso estableciendo los principios fundamentales para su estudio. Hay aparentes errores o inexactitudes que son formas nativas de narrar. Por ejemplo: Dios endureció el corazón del faraón es una forma de manifestar la voluntad permisiva de Dios. En los evangelios hay aparentes contradicciones que dependen del peculiar modo de expresarse.
La Dei Verbum del Vaticano II expresa que hay que examinar “lo que realmente pretendieron los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar por las palabras de ellos”. Atender a los géneros literarios significa estudiar y tener en cuenta el tiempo y la cultura: los modos de entender, expresarse y narrar, que se usaban en el tiempo y lugar del hagiógrafo. Se debe examinar el modo habitual de la relaciones humanas en aquellas circunstancias.
Géneros literarios e intención del autor Debemos tener en cuenta tres elementos: -El objeto formal del juicio del hagiógrafo. Pues no todos ven algo desde el mismo punto de vista. Por ejemplo, el poeta, el científico y el filósofo. Cada uno lo examina desde su propio punto de vista. -La fuerza en sus afirmaciones. A veces es categórico o sólo es una sugerencia, posibilidad u opinión. -Cómo lo presenta al asentimiento del lector. No es lo mismo algo histórico, en que se pido para todo el asentimiento, o una fábula que busca una conclusión moral.
Principios relativos a los géneros literarios Tres principios fundamentales sobre el buen uso de los géneros literarios: 1-La inspiración admite cualquier género literario, siempre que no repugne a la verdad y santidad de Dios. Lo expresó Pio XII en la Divino afflante Spiritu Sería indigno de Dios, si llevase a engaño o confusión. Pero es digno cualquier otro género usado para exponer verdad o suscitar interés.
2-Los géneros literarios utilizados en la Sagrada Escritura no se pueden establecer a priori, sino solamente después de un estudio detallado, basado en sólidos argumentos científicos. No sólo hay que tener en cuenta los criterios teológicos, sino otras ciencias humanas: filología, arqueología, análisis literario... Decía Pio XII: “el intérprete debe volver...a aquellos siglos orientales y...discernir qué géneros literarios ha querida utilizar el escritor”.
3-Dios se sirvió, a través del hagiógrafo, de los géneros literarios para manifestar mejor su revelación. “En la Sagrada Escritura, se manifiesta, salva siempre la verdad y la santidad de Dios, la admirable “condescendencia” de la sabiduría eterna” Los géneros literarios manifiestan el amor de Dios, quien, con su inefable benignidad, se adapta a nuestro modo de hablar.
Algunos géneros literarios La Dei Verbum” exponía los tradicionalmente aceptados:históricos, proféticos, poéticos u otros géneros literarios. De los géneros se distinguen los procedimientos, que son técnicas particulares en los géneros. Algunos distinguen: histórico, jurídico, profético, sapiencial, evangélico, epistolar y apocalíptico. Distinguiremos básicamente en formas poéticas y en prosa.
Formas poéticas y en prosa del Antiguo Testamento b) Las formas poéticas se presentan en diversas formas: como sátira, cantos de amor, de trabajo, de banquete, de guerra, de victoria, bendiciones paternas, dichos maternos, etc.. Isaac a Jacob “Ven, amado mío”
Entre los salmos hay muy diversas clasificaciones: De súplica individual y colectiva, de lamentación, confianza, agradecimiento, himnos reales. Los montes saltan como corderos (114) Otros son mesiánicos Cuidas y riegas la tierra (65) “Desde los palacios te recrean” (45)
Las composiciones sapienciales: proverbio popular, sentencias elaboradas, enigmas, refranes, sentencia, parábola y alegoría o fábula, etc. Excelencia de la sabiduría (Prov 8) En Proverbios: parábola de la ciudad pequeña (9) y la mujer virtuosa /31)
La virgen dará a luz un hijo (Is 7) Entre los profetas hay orácu-los de promesas, relato voca-cional, predicen desgracias... Visión de la gloria divina (Ez 1) Hay textos de visiones, discursos forenses, anuncios apocalípticos (especialmente en Daniel)
b) Las formas en prosa se subdividen en muchos géneros: contratos (como Abraham al cambiar su hijo por el cordero), listas genealógicas, mensajes, cartas, inventarios, oraciones en prosa, discursos, especialmente discursos de despedida (como en el caso del rey David al fin de su vida). Son los testamentos. Capítulo aparte son las leyes y códigos legislativos, especialmente en el Pentateuco.
El género narrativo en prosa tiene muchas formas: anales, crónicas, memorias, colección de documentos, biografías. Hay narraciones ficticias:parábolas. Sueño de Jacob La saga es un relato popular que explica un hecho particular. Hay novelas históricas (Judit, Ester) y relatos de sueños y visiones. Judith Sueño de José
Géneros literarios del Nuevo Testamento Pueden ser 4: evangelio, hechos, cartas y apocalipsis. a) El género “evangelio” puede distinguirse en tradiciones doctrinales y narraciones históricas. Entre las doctrinales hay: dichos proféticos, sapienciales, de seguimiento, paradojas, parábolas, alegorías. Y notables: El sermón del monte y bienaventuranzas.
Entre las formas literarias que pertenecen a narraciones históricas hay: paradigmas, diálogos-disputas, historias de milagros, narraciones con datos de fuentes no cristianas y la historia de la pasión.
Un lugar particular ocupan los “evangelios de la infancia”. Se distinguen géneros literarios de genealogías y esquemas basados en antiguas tradiciones bíblicas.
El evangelio de san Juan se caracteriza respecto a los sinópticos por el tono peculiar que da a las formas literarias que se encuentran en los sinópticos. También por querer poner en primer plano la figura de Cristo revelador y salvador escatológico, en el sentido expresado por el prólogo del evangelio.
Dentro del género epistolar hay: 1- material litúrgico, como himnos, confesiones de fe y textos eucarísticos. 2- De carácter parenético, como catálogos de virtudes y vicios, sobre la vida doméstica, familiar y social, sobre deberes profesionales. 3- Fórmulas de fe, con aclamaciones al Señor y doxologías o breves alabanzas a Dios.
c) Los hechos de los apóstoles es obra única en su género. Forma unidad con el tercer evangelio, continuando la narración de lo anterior, narrando la difusión del evangelio por toda la tierra bajo la guía del Espíritu Santo.
d) El Apocalipsis de san Juan es del género apocalíptico. Este género se encontraba ya en algunos profetas (sobre todo en Daniel); pero también está en parte de los sinópticos y en los apocalipsis apócrifos. Se caracteriza por visiones simbólicas y alegóricas, teniendo lugar especial los símbolos de números e imágenes.
Presentación del P. Silverio Velasco EXTRACTADO de la “Introducción General a la Biblia” del P. Miguel Angel Tábet