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El acto de leer estriba no sólo en descifrar los signos escritos, sino en la comprensión de lo que se lee. El buen lector se hace en la práctica. Leer constantemente, y sobre todo escritos de calidad, desarrolla la habilidad de comprender, criticar y comentar cualquier texto.
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El acto de leer estriba no sólo en descifrar los signos escritos, sino en la comprensión de lo que se lee. El buen lector se hace en la práctica. Leer constantemente, y sobre todo escritos de calidad, desarrolla la habilidad de comprender, criticar y comentar cualquier texto.
La lectura comentada es el mejor procedimiento para ejercitar la crítica y la libre opinión sobre lo leído; el lector debe expresarla con un vocabulario propio que manifieste la aceptación o el rechazo del mensaje captado al leer. En los textos literarios la lectura comentada es un valioso auxiliar para desentrañar el mensaje y la intención del autor.
Los cuentos pertenecen al género narrativo porque su contenido transmite acontecimientos en forma de relato. Los elementos esenciales de un cuento son: planteamiento, desarrollo, conflicto o nudo (dentro de éste el clímax) y desenlace. Es decir, en un cuento convencional, al planteamiento siguen el desarrollo y el momento de mayor emoción o tensión, llamado clímax y al último viene el final o desenlace.
Otros elementos del cuento son los personajes y el narrador. Este último puede ser: • Testigo: aquel que, además de contar la historia, participa en ella. Narra en primera y tercera personas. Ejemplo: Él regresó y se quitó el saco mientras le observaba. • Omnisciente: conoce completamente la historia (incluso los pensamientos e intenciones secretas de los personajes), pero no participa en ella. Utiliza la tercera persona. Ejemplo:
Dos hermanos marchaban por el mismo camino. Protagonista: narra su propia historia en primera persona. Ejemplo: Me encontraba en mi casa cuando…
El mensaje: es lo que quiso transmitir el autor mediante el relato, esto es, el propio cuento. Ejemplo: La Casita Misteriosa
La Casita Misteriosa por Theira Añez Aquella preciosa casita, situada detrás de las siembras de maíz de mis abuelos, abría sus puertas cada mañana para dar la bienvenida a todos los soñadores que la quisieran visitar.Una tarde, tres amiguitos que jugaban por los alrededores de los maizales, se sentaron al lado del río para compartir sus sueños…
Se llamaban Carlitos, Pedrito y Manuel. - Yo quiero saltar en paracaídas. Dijo Carlitos.- Yo quiero tener toneladas de caramelos para mi solo. Dijo Pedrito.- Yo no quiero ir a la escuela y quiero ser ya un hombre. Dijo Manuel.
Los tres amiguitos observaron una hermosa ave blanca que voló frente a ellos. El ave los miró y aceleró su vuelo. Los niñitos la siguieron con gran curiosidad. Cuando se perdió de vista, pudieron apreciar una casa que lucía solitaria. La puerta principal abierta.
Caminaron hacia la casa y entraron con precaución.Una vez dentro de la gran sala, se sorprendieron al ver que todas las paredes estaban cubiertas de espejos. No había ventanas ni puertas, excepto la puerta por la que habían entrado, la cual al cerrarse, también era un espejo. Los amiguitos se acercaron cada uno a un espejo, y de pronto, vieron sus sueños hechos realidad.
- ¡Estoy cayendo en un paracaídas! gritó Carlitos. La sensación era tan real, que los cabellos del niño parecían movidos por una gran cantidad de viento y la sensación de caída libre se sentía intensamente en su barriguita. - Y yo estoy montado sobre una montaña de caramelos, y son todos míos. Gritó Pedrito. El alegre niño quitaba las envolturas de los caramelos y se los metía en la boca uno tras otro. Pero llegó un momento en que había comido tantos caramelos que deseó salir de su sueño de inmediato.
El tercer niñito, Manuel, se vio sentado en una mecedora, ya hecho hombre, añorando su niñez, cuando tuvo la oportunidad de ir al colegio y estudiar y prepararse para el futuro. Se vio triste por haber perdido esa maravillosa etapa de su vida. Como no le gustó esa imagen de si mismo, salió corriendo de la casita, seguido por sus dos entusiasmados amiguitos.
Los tres compartieron su breve experiencia, realmente asombrados por la magia de esa hermosa casita: - Yo seré paracaidista. Me acabo de dar cuenta de que mi futuro está en el aire, estudiaré aviación. Afirmó Carlitos muy seguro y satisfecho.
Pedrito dijo: - Yo me he dado cuenta de que tenía un sueño que no me llevaría a otra cosa que enfermarme del estómago. Después del quinto caramelo me arrepentí de mi sueño. Me parece que fue un sueño egoísta. Ahora pensaré en un nuevo y mejor sueño y mañana se los contaré.
Y Manuel comentó apenado: _ Yo comprendo ahora porque los niños debemos ir al colegio y me siento muy afortunado de tener esa oportunidad. Ahora mi sueño es estudiar.
Desarrollo: Aquella preciosa casita, situada detrás de las siembras de maíz de mis abuelos, abría sus puertas cada mañana para dar la bienvenida a todos los soñadores que la quisieran visitar.Una tarde, tres amiguitos que jugaban por los alrededores de los maizales, se sentaron al lado del río para compartir sus sueños…
Se llamaban Carlitos, Pedrito y Manuel - Yo quiero saltar en paracaídas. Dijo Carlitos.- Yo quiero tener toneladas de caramelos para mi solo. Dijo Pedrito.- Yo no quiero ir a la escuela y quiero ser ya un hombre. Dijo Manuel.
Los tres amiguitos observaron una hermosa ave blanca que voló frente a ellos.El ave los miró y aceleró su vuelo. Los niñitos la siguieron con gran curiosidad. Cuando se perdió de vista, pudieron apreciar una casa que lucía solitaria. La puerta principal abierta.Caminaron hacia la casa y entraron con precaución.Una vez dentro de la gran sala, se sorprendieron al ver que todas las paredes estaban cubiertas de espejos. No había ventanas ni puertas, excepto la puerta por la que habían entrado, la cual al cerrarse, también era un espejo.
Clímax: Los amiguitos se acercaron cada uno a un espejo, y de pronto, vieron sus sueños hechos realidad.
- Estoy cayendo en un paracaídas! grito Carlitos. La sensación era tan real, que los cabellos del niño parecían movidos por una gran cantidad de viento y la sensación de caída libre se sentía intensamente en su barriguita. - Y yo estoy montado sobre una montaña de caramelos, y son todos míos. Gritó Pedrito. El alegre niño quitaba las envolturas de los caramelos y se los metía en la boca uno tras otro. Pero llegó un momento en que había comido tantos caramelos que deseó salir de su sueño de inmediato.
El tercer niñito, Manuel, se vio sentado en una mecedora, ya hecho hombre, añorando su niñez, cuando tuvo la oportunidad de ir al colegio y estudiar y prepararse para el futuro. Se vio triste por haber perdido esa maravillosa etapa de su vida.Como no le gustó esa imagen de si mismo, salió corriendo de la casita, seguido por sus dos entusiasmados amiguitos.
Desenlace: Los tres compartieron su breve experiencia, realmente asombrados por la magia de esa hermosa casita:- Yo seré paracaidista. Me acabo de dar cuenta de que mi futuro está en el aire, estudiaré aviación. Afirmó Carlitos muy seguro y satisfecho.
Pedrito dijo: - Yo me he dado cuenta de que tenía un sueño que no me llevaría a otra cosa que enfermarme del estómago. Después del quinto caramelo me arrepentí de mi sueño. Me parece que fue un sueño egoísta. Ahora pensaré en un nuevo y mejor sueño y mañana se los contaré.
Y Manuel comentó apenado:_ Yo comprendo ahora porque los niños debemos ir al colegio y me siento muy afortunado de tener esa oportunidad. Ahora mi sueño es estudiar. FIN Narrador: El autor del relato. Mensaje: Ten cuidado con lo que quieres, porque se puede hacer realidad.