170 likes | 389 Views
Lectio divina del Salmo dominical Pentecostés. Hch 2,1-11: Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34: Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
E N D
Lectio divina del Salmo dominical Pentecostés Hch 2,1-11: Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34: Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. 1Cor 12,3b-7.12-13: Hemos sido bautizados en un mismo espíritu, para formar un solo cuerpo. Antes del Evangelio se recita la Secuencia del Espíritu Santo (Veni Sancte Spiritus): Jn 20,19-23: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.
Bendice, alma mía, al Señor:¡Dios mío, qué grande eres!Cuántas son tus obras, Señor;la tierra está llena de tus criaturas.
Les retiras el aliento, y expirany vuelven a ser polvo;envías tu aliento, y los creas,y repueblas la faz de la tierra.
Gloria a Dios para siempre,goce el Señor con sus obras.Que le sea agradable mi poema,y yo me alegraré con el Señor.
Lectio¿Qué dice el texto? Este salmo es un himno a Dios por la creación, no de la creación, ya que las criaturas no son invitadas a bendecir o alabar al Señor, sino que por ellas el orante alaba a Dios. El papel de las criaturas es por tanto revelar la gloria de Dios. Se suele citar como paralelo e inspirador del presente salmo el himno egipcio al Dios Sol de Akhenaton. Podemos dividir esta pieza hímnica en tres partes: • v. 1-4 forman la introducción: tras un brevísimo invitatorio (v. 1a), el salmista describe la grandeza real de Dios: envuelto de luz como un manto, habitando en una morada sobre las aguas celestes… con ello se indica el carácter celeste y divino de la labor creadora. • v.5-30 son el cuerpo del salmo: en ellos se presenta sistemáticamente la creación: la tierra con las aguas del abismo y los océanos (comparen los vv. 5-9 con Gn 1); el agua de las fuentes y los ríos , y la lluvia que hacen posible la vida de los animales y los hombres (v.10- 18); la creación de la luna y el sol con la alternancia entre el día y la noche, que influye en la vida de los animales y del hombre (v.19-23); a continuación encontramos una alabanza global a las obras del Señor con una referencia a la vida del mundo marino, (v.24-26); finalmente, este cuerpo del salmo, subraya la providencia divina que sostiene la vida de las criaturas y las nutre con el alimento cotidiano (v.27-30). • v.31-35 son la parte final en la que el salmista concluye con una doxología de reverente y gozosa admiración por el Señor, creador y dispensador de todo bien. Pero el autor es consciente de que en la tierra también existe el mal que contrasta con la bondad divina. Por eso al final del salmo expresa su deseo de renovación del mundo, con la desaparición de los malvados y los pecadores, para que la creación se convierta en lo que Dios quiere que sea.
MeditatioLo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. El salmo 103, como hemos visto, canta al Dios creador, admirable en sus obras. Al Dios que exhala su aliento/espíritu (tanto en hebreo como en griego y latín ambas realidades se designan con la misma palabra: ruah, pneuma, spiritus) sobre sus criaturas y les da vida. El mismo día de la Resurrección –según san Juan- el Señor glorioso, el Viviente, exhala su espíritu sobre sus discípulos. Se instaura así la nueva creación en este primer día de la semana que es el domingo, el día del Señor que vive y nos hace partícipes de su vida, de modo que ahora vivimos “en Cristo”, injertados en Él por el Bautismo y la efusión del Espíritu, formando así un solo Cuerpo que es la Iglesia. Para Lucas esta efusión del Espíritu se da el día de Pentecostés , a los 50 días de la Resurrección, manifestando la Iglesia a todas las culturas y razas de la tierra entonces conocidas, repoblando –por así decir- la faz de la tierra con el alegre anuncio de la Resurrección del Señor y de la llamada a la salvación a todos los hombres por medio del Espíritu santificador y dador de Vida. La meditación de todo esto nos interpela: • ¿Soy consciente de que como bautizado estoy injertado en Cristo, pertenezco a su Cuerpo y soy templo del Espíritu Santo? • El salmo nos invita a alabar al Señor por la obra de la creación, ¿sé agradecer al Señor el gran don de la naturaleza y admirar su belleza? ¿Me comprometo en su cuidado y protección?
Oratio¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
ContemplatioMiro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Este mundo es un modelo de la operación divina porque, mientras se ve la obra, se descubre a su autor. (…) Viendo el mundo y al mismo tiempo elevando los ojos de la mente a la contemplación de las realidades invisibles , el profeta dice: ¡Qué maravillosas son tus obras, Señor! Todo lo has hecho con sabiduría. (…) Y para que sepamos que la fertilidad de las tierras no se atribuye al calor del sol, sino que se debe a la misericordia divina, dice el profeta: Todos esperan de Ti que les des el alimento a su tiempo; Tú se lo das y ellos lo toman; abres tu mano y se sacian de todo bien; y más abajo: Envía tu Espíritu y serán creados y renovarás la faz de la tierra. (…) Por eso el profeta ha dirigido al Señor una justa alabanza, diciendo: ¡Cuán magníficas son tus obras, Señor! Todo lo has hecho con sabiduría. Todo lo penetra la sabiduría divina, todo lo llena.” (San Ambrosio de Milán, Los seis días de la creación, Ciudad Nueva, Madrid, 2011, 43,44, 166, 289.)
Actio¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Si el Espíritu Santo habita en mi, mis obras, pensamientos y actitudes deben estar impregnadas del amor y la vida de Dios.