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Los Enemigos de la Comunidad. Clase No. 3 Primeros pasos No. 2. Introducción.
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Los Enemigos de la Comunidad Clase No. 3 Primeros pasos No. 2
Introducción • En Clases anteriores vimos como a través de la amistad, de la unión y del Amor con nuestros hermanos en la Fe, o sea a través de la Comunidad, es como Dios puede guiarnos como un pueblo y es también como podemos mejor servirle y dar testimonio al mundo.
Pero también sabemos que nuestro enemigo Satanás no se queda indiferente donde la obra del Espíritu Santo esta teniendo algún fruto. Además intentará por todos los medios de entorpecer o destruir la obra de Dios. • Su mejor estrategia es la división, Jesús ha dicho “Todo reino dividido en dos bandos esta perdido, y toda ciudad o familia dividida no podrá subsistir”. Mateo 12: 25ss
Si Satanás puede lograr la división interna en una comunidad, esta se destruye sola, y esto no es muy difícil de lograr, ya que el se vale de todas las debilidades humanas como son: Hablar a la ligera, Juzgar, Dejarnos llevar por los chismes, hacer caso, o peor Propiciar Murmuraciones. • Debemos ser conscientes de cuales son algunos de estos instrumentos de división de nuestro adversario, para no hacernos cómplices, por ignorancia de sus planes.
Revisemos cuales son algunos de éstos instrumentos de división y recapacitemos en la forma en la que se presentan y el daño que hacen:
Criticas • Es a través de estas que las personas en lugar de fijarse en Jesús, se detienen a fijarse en las personas como humanos. Casi siempre esta critica se realiza secretamente, dando lugar a las Murmuraciones. • No solo se causa daño a las personas que escucharon, sino que además la persona criticada no se entera de la causa o motivo de esa critica, con lo cual se le hace daño al no poder corregir su error.
Debemos parar las murmuraciones y las criticas, ya que éstas son como el cemento que construye las paredes que nos dividen: Los Chismes y las murmuraciones Rompen las Relaciones entre los Hermanos. Y una buena forma de no permitir que esto suceda es no haciéndonos cómplices, escuchándolos o propiciándolos.
Si un hermano ha cometido alguna falta (contra ti o con la comunidad) debemos orar pidiendo a Dios amor, y hablar con él o ella a solas. • Mateo 18:15-17 “Si tu hermano ha pecado, vete a hablar con él a solas para reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo una o dos personas más, de modo que el caso se decida por la palabra de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea. Si tampoco escucha a la iglesia, considéralo como un pagano o un publicano.”
Mentiras • Las Mentiras, exageraciones, adulteraciones, etc. ocasionan daños muy grandes en la comunidad, ya que degeneran en difamaciones y falsos testimonios. • Zacarías 8:16-17 “Esto es lo que deberán practicar: díganse mutuamente la verdad y dicten en sus puertas sentencias que restablezcan la paz; no piensen en hacerse mal unos a otros y no amen el falso juramento. Porque yo aborrezco todo eso”
Santiago 3:2 nos dice que si controlamos nuestra lengua seremos capaces de controlarnos totalmente y en 3:5-10 habla de cómo pecamos con la lengua y como ésta, aún siendo tan pequeña, puede hacer mucho daño. • Por tanto, si conocemos el daño que podemos hacer hablando de más, hablando mal o mintiendo, no nos prestemos a la división que por nuestra boca podamos originar.
Tratemos de que nuestra vida sea Luz, y esta luz consiste en caminar en toda verdad (1 Juan 2:9-11) y en amor a los hermanos aunque en ocasiones nos sea muy difícil. • Efesios 4:25 “Por eso, renuncien a la mentira y digan siempre la verdad a su prójimo, ya que todos somos miembros, los unos de los otros.”
Juzgar a los demás • Ésta puede encerrar Soberbia o Envidia y cuando juzgamos a una persona, nos sentimos superiores a ella. También la mayoría de las veces, los juicios se hacen muy a la ligera, sin conocer a fondo a la persona o las causas de su actitud, por eso con la idea que nos hemos formado de una persona a través de un juicio, nos cerramos a recibir cualquier gracia que de Dios nos manda a través de esa persona.
Dios nos juzgara con la misma severidad con que nosotros juzguemos: • Romanos 14:10-13 “Entonces, ¿Con qué derecho juzgas a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos, en efecto, tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, porque está escrito: "Juro que toda rodilla se doblará ante mí y toda lengua dará gloria a Dios", dice el Señor. Por lo tanto, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí mismo a Dios. Dejemos entonces de juzgarnos mutuamente; traten más bien de no poner delante de su hermano nada que lo haga tropezar o caer.”
Aceptando a nuestros hermanos como Son ó como Están, es decir, pensando que el Señor los cambiará y mejorará después, abrimos el canal de amor de Cristo y ponemos en nuestro corazón la seguridad de que nuestro hermano está transformándose por el poder de Dios.
Rencor • El rencor o los resentimientos, con causas de que nuestras asambleas o reuniones de oración se sientan a veces frías y áridas, ya que si cada uno de nosotros guarda un pequeño rencor o resentimiento hacia algún hermano, nuestra ofrenda de alabanza no puede ser sincera, porque el Cuerpo está dañado en varios de sus miembros.
En otras ocasiones nos quedamos esperando que, aunque nosotros tengamos la culpa, sea nuestro hermano el que venga primero a pedirnos perdón y recurrimos al “orgullo propio”, sin acordarnos de que Dios tomo la iniciativa de perdonarnos mucho antes de que se lo pidiéramos, y que al rezar el Padre Nuestro nos comprometemos a perdonar, para que El nos perdone.
Otra causa del rencor es que a veces hemos perdonado de palabra, pero en nuestra mente, seguimos recordando las causas de la ofensa. • Una forma de no guardar rencor, es mantenernos en comunión con la fuente del perdón y el amor, Dios Padre y estar dispuestos, con firme voluntad a perdonar a todos, sin poner condiciones y olvidar, como Dios olvida nuestros pecados y no nos los recrimina.
No Darnos a los Hermanos. • El no sacrificarnos por nuestros hermanos, no servirles, no prestarles ayuda o ser ayudados, separarnos por grupos, todo esto, en la vida de la comunidad, representa división. • Cuando un miembro no trabaja, los demás tendrán que suplir, en cuanto este a su alcance, o sufrir la falta de este miembro.
Estamos llamados a ser uno, como el Padre y Jesús son uno (Juan 17:21) y esto significa que debemos complementarnos unos a otros, y esto solo se lograra por medio del Amor de Dios derramándose en los corazones de todos sus hijos para que todos como hermanos no vivamos para nosotros mismos sino para los demás.
En resumen, todo aquello que cause división dentro de una comunidad cristiana, es como un cáncer, que si se detecta a tiempo y se trata, ya no tendrá ningún peligro, pero si se ignora o no se ataca es mortal.
Con nuestro ejemplo debemos mostrar a los demás cual es el mejor medio de desechar estos daños, siempre por medio del amor. Dispuestos al perdón, aceptando al hermano como está llegaremos a la perfecta unión con Cristo.
Tarea • Memorizar: • Romanos 2:1 • 1ª. Juan 4:20-21 • Zacarías 8:16-17