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El LIBRO DEL APOCALIPSIS DE JUAN. TEMARIO. CONTEXTO HISTÓRICO (Ap.1,9). Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las tribulaciones, el Reino y la espera perseverante en Jesús, estaba en la isla de PATMOS , a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
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CONTEXTO HISTÓRICO (Ap.1,9) Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las tribulaciones, el Reino y la espera perseverante en Jesús, estaba en la isla de PATMOS, a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús.
¿Un Libro Difícil? Simbolismo “Apocalipsis” = revelación, desenmascarar. “Apocalíptica”: género literario. • Bíblicos: 71% citas del AT. Conocer el A.T. • Explicados: 1,20; 11,8; 17,5.9 = Babilonia = Roma. • Humanos: 1,12–16. • Animales: 5,5–6. • Cósmicos: estrellas (12,1); Mar (13,1). • Numéricos: 7 (simbólico); 666; 144.000. • Colores: 6,1–8; 19,11–13.
¿Cuándo se cumplirán las profecías del Apocalipsis? (Ap.1.3) REVELACIÓN de JESUCRISTO, que le fue confiada por Dios para enseñar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. Feliz el que lea, y felices los que escuchen las palabras de esta profecía y tengan en cuenta lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca
Siete Bienaventuranzas 1,3: Feliz el que lea, y felices los que escuchen las palabras de esta profecía y tengan en cuenta lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca. 14,13: ¡Felices los que mueren en el Señor! Sí –dice el Espíritu– de ahora en adelante, ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan».
16,15: Feliz el que vigila y conserva su ropa para no tener que andar desnudo, mostrando su vergüenza. 19,9: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero». 20,6: ¡Felices y santos, los que participan de la primera resurrección! La segunda muerte no tiene poder sobre ellos.
22,7 Feliz el que cumple las palabras proféticas de este Libro». 22,14 ¡Felices los que lavan sus vestiduras para tener derecho a participar del árbol de la vida y a entrar por las puertas de la Ciudad!
¿Cuándo vendrá el ANTICRISTO?(1 Jn.2,18-22) Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un ANTICRISTO; pues bien, muchos ANTICRISTOShan aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora. Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el ANTICRISTO, el que niega al Padre y al Hijo.
Carta a Trajano Cayo Plinio a Trajano, emperador. Es costumbre en mí, Señor, darte cuenta de todo asunto que me ofrece dudas. ¿Quién, en efecto, puede mejor dirigirme en mis vacilaciones o instruirme en mi ignorancia? Nunca he asistido a procesos de cristianos. De ahí que ignore qué sea costumbre y hasta qué punto castigar o investigar en tales casos.
Ni fue tampoco mediana mi perplejidad sobre si debe hacerse alguna diferencia de las edades, o nada tenga que ver tratarse de muchachos de tierna edad o de gentes más robustas; si se perdona al que se arrepiente, o nada le valga a quien fue cristiano haber dejado de serlo, si hay, en fin, que castigar el nombre mismo, aún cuando ningún hecho vergonzoso le acompaña, o sólo los crímenes que pueda ir anexos al nombre.
Por de pronto, respecto a los que me eran delatados como cristianos, he seguido el procedimiento siguiente: empecé por interrogarles a ellos mismos. Si confesaban ser cristianos, los volvía a interrogar por segunda y tercera con amenaza de suplicio. A los que persistían, los mandé ejecutar.
Pues fuera lo que fuera lo que confesaban, lo que no ofrecía duda es que su pertinacia y obstinación inflexible tenía que ser castigada. Otros hubo, atacados de semejante locura de los que, por ser ciudadanos romanos, tomé nota para ser remitidos a la Urbe. Luego, a lo largo del proceso, como suele suceder, al complicarse la causa, se presentaron varios casos particulares.
Se me presentó un memorial, sin firma, con una larga lista de nombres. A los que negaban ser o haber sido cristianos, y lo probaban invocando, con fórmula por mí propuesta, a los dioses y ofreciendo incienso y vino a tu estatua, que para este fin mandé traer al tribunal las imágenes de las divinidades, y maldiciendo por último a Cristo, cosas todas que se dice ser imposible forzar a hacer a los que son de verdad cristianos, juzgué que debían ser puestos en libertad.
Otros, incluidos en las listas del delator, dijeron sí ser cristianos, pero inmediatamente lo negaron; es decir, que lo habían sido, pero habían dejado de serlo, unos desde hacía tres años, otros desde más, y aún hubo quien desde veinte. Estos también, todos, adoraron tu estatua y la de los dioses y blasfemaron de Cristo.
Ahora bien, afirmaban éstos que, en suma, su crimen o, si se quiere, su error se había reducido a haber tenido por costumbre, en días señalados, reunirse antes de rayar el sol y cantar, alternando entre sí a coro, un himno a Cristo como a Dios y obligarse por solemne sacramento no a crimen alguno, sino a no cometer hurtos ni latrocinios ni adulterios, a no faltar a la palabra dada, a no negar, al reclamárseles, el depósito confiado.
Terminado todo eso, decían que la costumbre era retirarse cada uno a su casa y reunirse nuevamente para una comida en común, empero, inofensiva; y aún eso mismo, lo habían dejado de hacer después de mi edicto por el que, conforme a tu mandato, había prohibido las asociaciones secretas. Con estos informes, me pareció todavía más necesario inquirir qué hubiera en todo ello de verdad, aún por la aplicación del tormento a dos esclavas que eran llamadas ministras. Ninguna otra cosa hallé, sino una superstición perversa y desmedida.
Por ello, suspendidos los procesos, he acudido a consultarte. El asunto, efectivamente, me ha parecido que valía la pena de ser consultado, atendido, sobre todo, el número de los que están acusados. Porque es el caso que muchos, de toda edad, de toda condición, de uno y otro sexo, son todavía llamados en justicia, y lo serán en adelante. Y es que el contagio de esta superstición ha invadido no sólo las ciudades, sino hasta las aldeas y los campos; mas, al parecer, aún puede detenerse y remediarse.
Lo cierto es que, como puede fácilmente comprobarse, los templos, antes ya casi desolados, han empezado a frecuentarse, y las solemnidades sagradas, por largo tiempo interrumpidas, nuevamente se celebran, y que, en fin, las carnes de las víctimas, para las que no se hallaba antes sino un rarísimo comprador, tienen ahora excelente mercado. De ahí puede conjeturarse qué muchedumbre de hombres pudiera enmendarse con sólo dar lugar al arrepentimiento.
Roma esclavista (18,11-13) También los comerciantes de la tierra lloran y están de duelo por ella, porque ya nadie les compra sus mercancías: objetos de oro y de plata; piedras preciosas, perlas, telas de lino y de púrpura, de seda y de escarlata; maderas aromáticas; objetos de marfil, de maderas finas, de bronce, de hierro y de mármol; canela, ungüento perfumado, perfumes, mirra e incienso; vino, aceite, harina y trigo; animales de carga, ovejas, caballos y carros; esclavos y mercancía humana.
¿Sólo se salvarán 144.000? (Ap.7) Vi a cuatro Ángeles que estaban de pie en los cuatro puntos cardinales y sujetaban a los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre los árboles. Luego vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo.
Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: «No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios». Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000, pertenecientes a todas las tribus de Israel.
Doce mil de la tribu de Judá, doce mil de la tribu de Rubén, doce mil de la tribu de Gad, doce mil de la tribu de Aser, doce mil de la tribu de Neftalí, doce mil de la tribu de Manasés, doce mil de la tribu de Simeón, doce mil de la tribu de Leví, doce mil de la tribu de Isacar, doce mil de la tribu de Zabulón, doce mil de la tribu de José, doce mil de la tribu de Benjamín. Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas.
Hijos de Jacob (Gn.35,23-26) De Lía fueron Rubén, el primogénito de Jacob, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. De Raquel fueron José y Benjamín. De Bilhá, la esclava de Raquel, fueron Dany Neftalí. De Zilpá, la esclavade Lía, fueron Gady Aser.
¿666 = el número del diablo?(Ap.13,18) “¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666”. GEMATRÍA NRWN QSR R S Q N W R N 200 60 100 50 6 200 50 = 666
La Trinidad Diabólica:El Imperialismo (Ap.16,13) “Salían de la boca del Dragón, de la Bestia y del falso profeta tres espíritus impuros, semejantes a ranas”.
DIABLO PADRE (Ap.12,3-6) Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días.
Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el Dragón, y este contraatacó con sus ángeles, pero fueron vencidos y expulsados del cielo. Y así fue precipitado el enorme Dragón, la antigua Serpiente, llamada Diablo o Satanás, y el seductor del mundo entero fue arrojado sobre la tierra.
Diablo Hijo (Ap.13,1-4) Entonces vi que emergía del mar una Bestia con siete cabezas y diez cuernos. En cada cuerno tenía una diadema, y sobre sus cabezas había leyendas con nombres blasfemos. Parecía una pantera, pero tenía las patas como las de un oso y la boca como la de un león. El Dragón le concedió su poder y su trono con un inmenso imperio.
Una de sus cabezas parecía herida de muerte, pero su llaga mortal ya estaba cicatrizada. Toda la tierra, maravillada, siguió a la Bestia, y todos adoraron al Dragón porque él le había cedido el poder, y también adoraron a la Bestia, diciendo: «¿Quién se le puede igualar y quién puede luchar contra ella?».
Daniel (7,2-6) Daniel tomó la palabra y dijo: Yo miraba en mis visiones nocturnas, y vi los cuatro vientos del cielo que agitaban el gran mar. Y cuatro bestias enormes, diferentes entre sí, emergieron del mar. El primero era como un león y tenía alas de águila. Yo estuve mirando hasta que fueron arrancadas sus alas; él fue levantado de la tierra y puesto de pie sobre dos patas como un hombre, y le fue dado un corazón de hombre.
Luego vi otra bestia, el segundo, semejante a un oso; él estaba medio erguido y tenía tres costillas en su boca, entre sus dientes. Y le hablaban así: “¡Levántate, devora carne en abundancia!”. Después de esto, yo estaba mirando y vi otra bestia como un leopardo; tenía cuatro alas de pájaro sobre el dorso y también cuatro cabezas, y le fue dado el dominio.
Diablo Espíritu (Ap.13,11-18) En seguida vi surgir de la tierra otra Bestia que tenía dos cuernos como los de un cordero, pero hablaba como un dragón. Esta Bestia ejercía todo el poder de la primera y estaba a su servicio; y logró que la tierra y sus habitantes adoraran a la primera Bestia, a aquella cuya llaga mortal se había cicatrizado.
También realizaba grandes prodigios, llegando a hacer descender fuego del cielo sobre la tierra a la vista de todos. Y por los prodigios que realizaba al servicio de la primera Bestia, sedujo a los habitantes de la tierra para que fabricaran una imagen en honor de aquella que fue herida por la espada y sobrevivió.
También se le permitió dar vida a la imagen de la Bestia, para hacerla hablar y dar muerte a todos aquellos que no adoran su imagen. Así consiguió que todos –pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos– se dejaran poner una marca en su mano derecha o sobre su frente, de manera que nadie podía comprar o vender, si no llevaba marcado el nombre de la Bestia o la cifra que corresponde a su nombre.
Para esto se precisa inteligencia. El que tenga inteligencia calcule la cifra de la Bestia, porque es una cifra humana: 666
LUCIANO: ALEJANDRO EL FALSO PROFETA “Cuando quería sorprender aún más a la gente, prometía que iba a hacer que el dios pronunciase personalmente oráculos, sin necesidad de un profeta.
No le resultaba difícil construir un sistema de tubos que iban a parar a la cabeza, que el se había encargado de modelar como si tuviera vida. Las preguntas de la gente eran contestadas por otra persona que hablaba desde el exterior, de modo que la voz parecía proceder del propio dios”.
5. El Imperio es una Trinidad diabólica de la boca de la Bestia (Hijo) Y vi que de la boca del Dragón (Padre) y de la boca del falso profeta (Espíritu), salían tres espíritus inmundos. (Ap. 16,13)
Los cuatro jinetes del Apocalipsis(6,1-8) 1 Y seguí viendo: Cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, oí al primero de los cuatro Vivientes que decía con voz como de trueno: «Ven». 2 Miré y había un caballo BLANCO; y el que lo montaba tenía un arco; se le dio una corona, y salió como vencedor, y para seguir venciendo.
3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo Viviente que decía: «Ven». 4 Entonces salió otro caballo, ROJO; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.
5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer Viviente que decía: «Ven». Miré entonces y había un caballo NEGRO; el que lo montaba tenía en la mano una balanza, 6 y oí como una voz en medio de los cuatro Vivientes que decía: «Un litro de trigo por denario, tres litros de cebada por un denario. Pero no causes daño al aceite y al vino.»
7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: «Ven». 8 Miré entonces y había un caballo VERDE; el que lo montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía. Se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra.
Mundo Nuevo (Ap.21,1-9) Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y agregó: «Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. ¡Ya está! Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.