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9. La monarquía de la Restauración. PARA COMENZAR. PRESENTACIÓN. RECURSOS. INTERNET. Seguir. Para comenzar. Para comenzar. Índice. 5.- El desastre de 1898. 1.- La creación del sistema canovista. 5.1.- La política colonial y su fracaso 5.2.- La pérdida de las colonias
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9 La monarquía de la Restauración PARA COMENZAR PRESENTACIÓN RECURSOS INTERNET
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Índice 5.- El desastre de 1898 1.- La creación del sistema canovista 5.1.- La política colonial y su fracaso 5.2.- La pérdida de las colonias 5.3.- Las consecuencias del desastre: crisis de conciencia y regeneracionismo 1.1.- Los orígenes del proceso restaurador 1.2.- La formación de los partidos Conservador y Liberal 2.- Las bases del sistema de la Restauración 6.- La oposición a la Restauración 2.1.- La Constitución de 1876 2.2.- La monarquía, centro del sistema 2.3.- Las bases sociales y políticas: el caciquismo 6.1.- El carlismo 6.2.- Los nacionalismos 6.3.- La oposición republicana 6.4.- El movimiento obrero 3.- Los mecanismos del sistema político 3.1.- El sistema de partidos 3.2.- El turnismo 3.3.- El fraude electoral 4.- La práctica política 4.1.- El reinado de Alfonso XII 4.2.- La regencia de María Cristina
DOC. 1 1.- La creación del sistema canovista Los orígenes del proceso restaurador Antonio Cánovas del Castillo fue el político encargado de restaurar la monarquía borbónica en Alfonso XII, el hijo de Isabel II Fue el resultado de un largo proceso de maniobras diplomáticas La más importante de las cuales fue la Abdicación de Isabel II en su hijo Se creó el «partido alfonsino», de carácter conservador, bajo el lema «paz y orden» Con el apoyo de • Las clases moderadas, medias y altas • Los terratenientes de las Antillas (esclavistas) A pesar de que Alfonso XII llegó al poder a través del pronunciamiento del general Martínez Campos, Cánovas deseaba un ejército subordinado al poder civil Las ideas principales del proyector restaurador se presentaron en el Manifiesto de Sandhurst, en diciembre de 1874 • Monarquía constitucional y tradición católica
1.- La creación del sistema canovista La formación de los partidos Conservador y Liberal El proyecto de Cánovas pretendía que la monarquía fuese la base y los partidos un instrumento a su servicio (dos partidos mayoritarios con alternancia en el poder) Partido Conservador • Dirigido por Cánovas del Castillo, representando el sector más conservador de la Restauración Partido Liberal • Dirigido por Sagasta, representando el sector progresista de la Restauración
Ampliación DOC. 3 2.- Las bases del sistema de la Restauración Las bases ideológicas del sistema político de Cánovas Sus bases ideológicas se basaban en El pragmatismo La soberanía compartida rey-Cortes frente a la soberanía nacional Tradición monárquica hereditaria Pesimismo Basado en el estudio de la historia de la decadencia de España La Constitución de 1876 Era una síntesis y un punto medio entre las constituciones de 1845 y 1869 Mostraba el espíritu de partida: el pacto Los puntos más polémicos quedaban en manos de los gobiernos de turno (el sufragio o la cuestión religiosa) • La soberanía compartida rey-Cortes • El derecho al sufragio se dejaba pendiente a leyes posteriores • Se declaraba el Estado confesional con libertad religiosa Los rasgos más importantes eran
Ampliación 2.- Las bases del sistema de la Restauración La monarquía, centro del sistema La monarquía cumplía un triple papel en este sistema político • Era expresión de la continuidad histórica • Era la garantía del orden social • El monarca era la piedra angular del sistema Las bases sociales y políticas: el caciquismo El régimen era oligárquico, caciquil y corrupto Un grupo reducido dominaba el sistema, mientras que la «España real» (clases medias y populares) quedaba excluida El caciquismo se basaba en las relaciones de patronazgo y clientelismo, que ya existían en el Sexenio • Los altos cargos en Madrid, los gobernadores civiles en las provincias y los «caciques» en los pueblos Sus tres ejes eran
3.- Los mecanismos del sistema político El sistema de partidos Acabó imponiéndose un sistema bipartidista, bajo el dominio del Partido Conservador y del Liberal -Tenían una considerable indefinición ideológica -El Conservador era cercano a las posturas de los moderados y el Liberal a la de los progresistas El republicanismo estaba muy dividido • Los republicanos radicales, de Ruiz Zorilla • Los unitarios, de Emilio Castelar • Los federales de Pi i Margall Destacaban A la derecha se situaba el carlismo, muy dividido después de la derrota de 1876 Al margen del sistema se encontraban los movimientos de base obrera -Socialismo y anarquismo Los movimientos nacionalistas también nacieron en esta época -PNV y la Lliga Regionalista
DOC. 6 DOC. 7 DOC. 25 3.- Los mecanismos del sistema político El turnismo y el fraude electoral Desde el año 1881 se estableció el turno pacífico entre los dos partidos dinásticos -Democracia puramente formal o «sistema liberal sin democracia» Se trataba de establecer una Se seguían estos pasos La corona llamaba a gobernar al partido en la oposición Se disolvían las Cortes y se convocaban nuevas elecciones • Las elecciones se manipulaban para que el nuevo gobierno tuviera mayoría en las Cortes El sistema era sencillo
4.- La práctica política El reinado de Alfonso XII El dominio del Partido Conservador (1876-1881) Etapa conocida como «dictadura canovista» por el fuerte carácter autoritario de su política • Consolidar la monarquía restaurada • Construir un sistema de orden y centralizado Con el objetivo de • La falta de libertades se mostró en la política educativa (se exigió la fidelidad al gobierno), en el control de la libertad de expresión y de imprenta o por el limitado derecho de reunión Se pudieron concluir varios conflictos: la guerra carlista y lasublevación cubana • Paz de Zanjón en 1878 • Derrota de Carlos VII y abolición de los fueros vascos La consolidación del sistema (1881-1885) En 1881 empezó a gobernar el Partido Liberal de Sagasta • Se modernizó el ejército • Se practicó una política librecambista (que afectó a los industriales) • Se amplió el sufragio pero no se impuso el sufragio universal • Se amplió la libertad de expresión y de imprenta y de educación Acción de gobierno
DOC. 12 DOC. 11 4.- La práctica política La regencia de María Cristina Tras la muerte de Alfonso XII comenzó la regencia de su mujer, María Cristina de Habsburgo-Lorena • Con el Pacto de El Pardo se consolidaba el turno pacífico y el sistema canovista El «gobierno largo» liberal (1885-1890) Fue una época de reformas liberales • Ley de Asociaciones de 1887(legalización de sindicatos y partidos obreros –UGT y PSOE-) • Ley del Jurado (supresión de la censura previa) • Ley de sufragio universal en 1890 • El código civil y la legislación de procedimiento administrativo • La reforma del ejército La crisis de fin de siglo (1890-1898) Surgieron tres problemas que desembocaron en la crisis de 1898: la situación de las colonias, la cuestión social y el auge de los regionalismos convertidos en nacionalismos • En 1892 José Martí creó el Partido Revolucionario Cubano y José Rizal la Liga Filipina, que dio lugar, en 1895, a una nueva guerra contra España • Otros problemas de finales de siglo fueron: la necesidad de «regeneracionismo» del sistema y la polémica librecambismo-proteccionismo.
DOC. 13 5.- El desastre de 1898 La política colonial y su fracaso Los problemas coloniales se iniciaron con el Sexenio (la guerra de Cuba) La política colonial de los gobiernos de España fueron un fracaso Cuba Puerto Rico Filipinas • Todas las reformas del gobierno fueron rechazadas por los sectores españolistas • Con autonomía desde 1872 • Control de una elite económica • Las reformas autonomistas de Maura chocaron con los intereses del clero y de las clases poderosas • Movimiento independentista dirigido por el Partido Revolucionario Cubano (José Martí) • Movimiento independentista dirigido por la Liga Filipina de José Rizal
DOC. 23 5.- El desastre de 1898 La pérdida de las colonias La última guerra cubana se inició en 1895 • Tuvo dos períodos: entre 1895 y 1898 la guerra se desarrolló entre españoles y cubanos; en 1898 se produjo la intervención de los Estados Unidos La guerra hispanocubana (1895-1898) • Primera etapa: sublevación y muerte de José Martí, en 1885 • Segunda etapa: época de Martínez Campos y de máximo avance rebelde • Tercera etapa: Época de Weyler • Cuarta etapa: desembocó en el enfrentamiento contra los Estados Unidos Con cuatro fases La guerra hispano-estadounidense (1898) Estados Unidos interviene en su período de máxima expansión imperialista -El interés por Cuba se concretó en el intento de comprar la isla y en la ayuda a los insurrectos La excusa fue el hundimiento del acorazado estadounidense Maine La flota americana derrotó a la española en dos batallas: Cavite (Filipinas) y Santiago de Cuba Tras el Tratado de París, España cedía Puerto Rico, Filipinas y Guam a los Estados Unidos y se reconocía la independencia de Cuba
DOC. 17 5.- El desastre de 1898 Las consecuencias del desastre: crisis de conciencia y regeneracionismo La derrota engendro un nuevo espíritu: el regeneracionismo • Dignificación de la política, modernización social y superación del atraso cultural Políticos que pretendían regenerar el país sin modificar el sistema Intelectuales al margen del sistema • Macías Picavea • Lucas Mallada • Joaquín Costa Generación del 98 (Unamuno, Valle Inclán, Machado…) • Francisco Silvela • General Polavieja Su fracaso mostraba la incapacidad del sistema para evolucionar -Cuestionaban la capacidad del pueblo español para progresar, consideraban la falta de educación uno de los males y criticaban el sistema y su funcionamiento El regeneracionismo se convirtió en parte del programa de los conservadores (Maura o Silvela) y de los liberales (Canalejas o Alba)
6.- La oposición a la Restauración El carlismo La derrota del carlismo en 1876 abrió la vía de la política • En 1888 hubo una escisión: entre los integristas (católicos intransigentes) de Cándido Nocedal y las Juntas Tradicionalistas Los nacionalistas El nacionalismo catalán -Nace en los años 30 del siglo XIX, enfrentado al centralismo liberal y en defensa de la cultura y la lengua tradicionales de Cataluña (Renaixença). Comienza siendo un movimiento literario para acabar siendo político • En el siglo XIX se elaboraron dos modelos alternativos de catalanidad -El republicanismo federal catalán de Valentí Almirall -El de carácter conservador y corporativo El Catalanismo católico (Torras i Bages) y la Unión Catalanista Crearon • En el siglo XX se creó la Lliga Regionalista, de Enric Prat de la Riba i Francesc Cambó • Las Bases de Manresa, 1892 Era el primer gran partido del nacionalismo catalán
DOC. 20 6.- La oposición a la Restauración Los nacionalistas El nacionalismo vasco -Se fundamentó en tres elementos: el fuerismo, las guerrascarlistas y el procesoindustrializador • Tras la derrota carlista de 1876, el fuerismo se dividió en dos grupos: • Euskaros navarros (defendían la unión vasco-navarra para reivindicar los fueros) • Euskalerriacos vizcaínos (defensores del autonomismo) Los principales líderes surgieron del carlismo (Sabino Arana) Fundó • El Partido Nacionalista Vasco, 1895 El nacionalismo valenciano El nacionalismo gallego -Lo Rat Penat en 1878, en defensa de la lengua valenciana -En el siglo XIX se mantuvo en el campo literario y cultural
6.- La oposición a la Restauración La oposición republicana Los principales partidos republicanos E Partido Posibilista o republicano histórico El sector dirigido por Ruiz Zorrilla y Salmerón El Partido Federal • Pi i Margall • Era el más moderado • De raíz más radical • Descentralización, laicismo y anticlericalismo • Tras la implantación del sufragio universal se integraron en el sistema de la Restauración • Defendía el motín popular o el levantamiento militar El movimiento obrero En 1879, Pablo Iglesias fundó el PSOE, de ideología marxista y con voluntad de participar políticamente -El ideario obrerista se difundía a través de las Casas del Pueblo En 1888, se creó la UGT, de orientación socialista El anarquismo, introducido por Giuseppe Fanelli, fue la ideología más importante entre el obrerismo español del siglo XIX -Se impuso el anarquismo violento (atentados terroristas)
Recursos Caricatura publicada en la revista L’Esquellade laTorratxa Los imperios coloniales a finales de la Restauración Cuadro cronológico Resultados electorales al Congreso de los Diputados (1876-1899) El Manifiesto de Sandhurst La opinión de Cánovas sobre el sufragio universal La Constitución de 1876 Las ideas de José Martí El sistema político de la Constitución de 1876 Caricatura sobre la intervención americana en la guerra de Cuba Mapa del caciquismo en España, Almanaque Gedeón, 1898 La voladura del acorazado Maine El fraude electoral Tras el desastre El fraude electoral Tratado de paz entre España y Estados Unidos de América El mecanismo del fraude electoral Presidentes del gobierno durante la primera etapa de la Restauración El desastre de 1898 El racismo de Sabino Arana Población española con derecho a sufragio (1869-1890) Visión de España en el inicio del siglo XX
Seguir Internet Restauración y fin de la monarquía Edad Contemporánea vídeos (Política, economía, sociedad…) La Restauración borbónica La Restauración borbónica 1874-1902 Textos
Internet Cuestionarios interactivos La Restauración borbónica 1874-1902 La Restauración borbónica vídeos y animaciones Web Constituciones de España La guerra de Cuba (Artehistoria)
Texto: El Manifiesto de Sandhurst Huérfana la nación ahora de todo derecho público e indefinidamente privada de sus libertades, natural es que vuelva los ojos a su acostumbrado derecho constitucional y a aquellas libres instituciones que ni en 1812 le impidieron defender su independencia ni acabar en 1840 otra empeñada guerra civil. Les debió, además, muchos años de progreso constante, de prosperidad, de crédito y aun de alguna honra […] Por todo esto, sin duda, lo único que inspira ya confianza en España es una monarquía hereditaria y representativa, mirándola como irreemplazable garantía de sus derechos e intereses desde las clases obreras hasta las más elevadas. […] No hay que esperar que decida yo nada de plano y arbitrariamente: sin Cortes no resolvieron negocios arduos los príncipes españoles allá en los antiguos tiempos de la monarquía, y esta justísima regla de conducta no he de olvidarla yo en mi condición presente, y cuando todos los españoles están ya habituados a los procedimientos parlamentarios. Llegado el caso, fácil será que se entiendan y concierten las cuestiones por resolver un príncipe leal y un pueblo libre. Nada deseo tanto como que nuestra patria lo sea de verdad. A ello ha de contribuir poderosamente la dura lección de estos tiempos. Sea la que quiera mi propia suerte ni dejaré de ser buen español ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal. Manifiesto de don Alfonso de Borbón, Sandhurst, 1 de diciembre de 1874 DOC. 1
Texto: La Constitución de 1876 Art. 11.º La religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado. La Nación se obliga a mantener el culto y sus ministros. Nadie será molestado en territorio español por sus opiniones religiosas […]. No se permitirán, sin embargo, otras ceremonias ni manifestaciones públicas que las de la religión del Estado […]. Art. 13.º Todo español tiene derecho: De emitir libremente sus ideas y opiniones, ya de palabra, ya por escrito, valiéndose de la imprenta o de otro procedimiento semejante, sin sujeción a la censura previa. De reunirse pacíficamente. De asociarse para los fines de la vida humana. De dirigir peticiones individual o colectivamente al Rey, a las Cortes y a las autoridades. El derecho de petición no podrá ejercerse por ninguna clase de fuerza armada. Art. 18.º La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey. Art. 19.º Las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores, iguales en facultades: el Senado y el Congreso de los Diputados. [...] Art. 50.º La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey, y su autoridad se extiende a todo cuanto conduce a la conservación del orden público en el interior y a la seguridad del Estado en la exterior, conforme a la Constitución y a las leyes. Art. 51.º El Rey sanciona y promulga las leyes. 30 de junio de 1876 DOC. 3
Mapa del caciquismo en España, Almanaque Gedeón, 1898 DOC. 5
Texto:El fraude electoral Si no fuera por las grandes desgracias que causan al país, nuestras elecciones serían uno de los espectáculos más divertidos que podrían verse en Europa. [...]. Entre nosotros reina la farsa en toda su desnudez, una farsa completa, especial y exclusiva de las elecciones españolas; tanto si el sufragio es universal como si es restringido nunca hay más que un solo y único elector: el ministro de Gobernación. Este con sus gobernadores de provincia y el innumerable ejército de empleados de todas clases, sin excluir a los altos dignatarios de la magistratura y el profesorado, prepara, ejecuta y consuma las elecciones […]. Se confeccionan las listas de electores poniendo algunos nombres reales entre una serie de nombres imaginarios, y sobre todo nombres de difuntos que en el acto de votación están representados por empleados subalternos vestidos con trajes civiles para ir a votar. […] los últimos restos de legalidad y de pudor electoral fueron destruidos precisamente por el partido del señor Sagasta, quien tiene la pretensión de representar el matiz más liberal de los monárquicos. […] A este partido liberal se debe, sin lugar a duda, la creación de la Partida de la Porra, que salpicó de sangre las calles de muchas ciudades que se atrevieron a oponer resistencia a la voluntad de los que dirigían las elecciones. [...] Desde entonces lo grotesco llegó al extremo de instalar colegios electorales en el local del Círculo, propiedad del partido dominante, local cuyo acceso estaba prohibido a los que no eran socios del mismo. VALENTÍ ALMIRALL, España tal como es, 1886 DOC. 6
El fraude electoral DOC. 6
Presidentes del gobierno durante la primera etapa de la Restauración DOC. 8
Población española con derecho a sufragio (1869-1890) DOC. 11
Resultados electorales al Congreso de los Diputados (1876-1899) Caricatura publicada en la revista L’Esquellade laTorratxa DOC. 25 y 26
Texto: La opinión de Cánovas sobre el sufragio universal El sufragio universal, que es en sí mismo una malísima institución política, una institución incompatible con todo ordenado régimen político, y más si ese régimen es el monárquico, el sufragio universal, aun cuando sea verdad (y sobre todo ha de ser verdad), es incompatible a la larga con la propiedad individual, con la desigualdad de las fortunas y con todo lo que no sea un socialismo desatentado y anárquico. El sufragio universal no puede ser más que un instrumento de socialismo o una farsa vil, y, en estos últimos tiempos, es, bajo ese título postrero, como he juzgado conveniente calificarlo. Cualesquiera que sean los peligros y los inconvenientes del sufragio universal, es inútil discutirlo ahora. ¿Quién piensa, quién ha dicho siquiera que, después de que en España se haya votado una Iey de sufragio universal, las opiniones de las muchedumbres, de los pobres, de los que nada tienen, estarán representadas en las urnas electorales? ¿Hay alguien que sospeche esto siquiera? ¿A qué, pues, discutir el sufragio universal? Ya he indicado brevemente a qué consecuencias puede llegar ese sufragio. En otras ocasiones lo he discutido; y, si llegara el caso, como simple tema académico, podría discutirlo de nuevo. A. CÁNOVAS DEL CASTILLO, 8 de noviembre de 1888 DOC. 12
Texto: Las ideas de José Martí Su derecho de hombres es lo que buscan los cubanos en su independencia; y la independencia se ha de buscar con alma entera de hombre. ¡Que Cuba, desolada, vuelve a nosotros los ojos! ¡Que los niños ensayan en los troncos de los caminos la fuerza de sus brazos nuevos! ¡Que las guerras estallan, cuando hay causas para ella, de la impaciencia de un valiente o de un grano de maíz! ¡Que el alma cubana se está poniendo en fila, y se ven ya, como al alba, las masas confusas! ¡Que el enemigo, menos sorprendido hoy, menos interesado, no tiene en la tierra los caudales que hubo de defender la vez pasada, ni hemos de entretenernos tanto como entonces en dimes y diretes de localidad, ni en competencias de mando, ni de envidias de pueblo, ni en esperanzas locas! ¡Que afuera tenemos el amor en el corazón, los ojos en la costa, la mano en la América, y el arma al cinto! Discurso pronunciado por José Martí, 26 de noviembre de 1891 • . DOC. 13
Caricatura sobre la intervención americana en la guerra de Cuba DOC. 14
La voladura del acorazado Maine DOC. 15
Texto: Tras el desastre Monárquicos, republicanos, conservadores, liberales, todos los que tengan algún interés en que este cuerpo nacional viva, es fuerza se alarmen y preocupen con tal suceso. Las turbulencias se encauzan; las rebeldías se reprimen; hasta las locuras se reducen a la razón por la pena o por el acertado régimen; pero el corazón que cesa de latir y va dejando frías e insensibles todas las regiones del cuerpo, anuncia la descomposición y la muerte al más lego. La guerra con los ingratos hijos de Cuba no movió una sola fibra del sentimiento popular. Hablaban con elocuencia los oradores en las Cámaras de sacrificar la última peseta y derramar la postrer gota de sangre... de los demás; obsequiaban los Ayuntamientos a los soldados, que saludaban y marchaban sumisos, trayendo a la memoria el Ave César de los gladiadores romanos; sonaba Ia marcha de Cádiz; aplaudía la prensa, y el país, inerte, dejaba hacer. Era, decíamos, que no interesaba su alma en una lucha civil, una guerra contra la naturaleza y el clima, sin triunfos y sin derrotas. Se descubre más tarde nuestro verdadero enemigo; lanza un reto brutal; vamos a la guerra extranjera; se acumulan en pocos días, en breves horas, las excitaciones más vivas de la esperanza, de la ilusión, de la victoria, de las decepciones crueles, de los desencantos más amargos, y apenas si se intenta en las arterías del Suizo y de las Cuatro Calles una leve agitación por el gastado procedimiento de las antiguas recepciones y despedidas de andén de los tiempos heroicos del Sr. Romero Robledo. Se hace la paz, la razón la aconseja, los hombres de sereno juicio no la discuten; pero ella significa nuestro vencimiento, la expulsión de nuestra bandera de las tierras que descubrimos y conquistamos; todos ven que alguna diligencia más en los caudillos, mayor previsión en los Gobiernos hubieran bastado para arrancar algún momento de gloria para nosotros, una fecha o una victoria en la que descansar de tan universal decadencia y posar los ojos y los de nuestros hijos con fe en nuestra raza; todos esperaban o temían algún estremecimiento de la conciencia popular; solo se advierte una nube general de silenciosa tristeza que presta como un fondo gris al cuadro, pero sin alterar vidas, ni costumbres, ni diversiones, ni sumisión al que, sin saber por qué ni para qué, Ie toque ocupar el Gobierno. FRANCISCO SILVELA, «Sin pulso», El Tiempo, 16 de agosto de 1898 DOC. 17
Texto: Tratado de paz entre España y Estados Unidos de América S. M. la Reina Regente de España, en nombre de su augusto hijo D. Alfonso XIII, y los Estados Unidos de América, deseando poner término al estado de guerra hoy existente entre ambas naciones […] Previa discusión de las materias pendientes han convenido en los siguientes artículos: 1.º España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos […]. 2.º España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que ahora están bajo su soberanía en las islas Occidentales y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o Ladrones. 3.º España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por Islas Filipinas […] los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente Tratado. 4.º Los Estados Unidos, durante el término de diez años a contar desde el canje de ratificación del presente Tratado, admitirán en los puertos de las Islas Filipinas los buques y mercancías españolas, bajo las mismas condiciones que los buques y mercancías de los Estados Unidos […]. 1898 DOC. 23
Texto: El desastre de 1898 Si el ejército ha tenido culpabilidad, ha sido en tan corto grado, que si esa culpabilidad ha existido, realmente, no ha sido de los jefes y oficiales que allí, [en Cuba y Filipinas] se han batido, sino de los que han dirigido al ejército allí o aquí […]. Las elecciones de Diputados y Senadores se hacen con coacciones, como se han hecho esta última vez [se refiere a los comicios a Cortes de abril de 1899, celebrados a raíz de la formación del gobierno conservador de Silvela y Polavieja], y se han hecho siempre desde que existe sufragio universal, realmente no se trae aquí [a las Cortes] la genuina expresión del país; y en prueba de ello, obsérvense las palpitaciones de la opinión pública, por lo que han expuesto las Cámaras de Comercio, las Cámaras Agrícolas y lo que los pueblos han venido pidiendo a voz en grito, es decir, economías. Intervención del general Valeriano Weyler. Diario de Sesiones de las Cortes, Senado, 26 de julio de 1899 DOC. 27
Texto: El racismo de Sabino Arana El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos. El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación). […] El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor («etxejaun»); el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo […]. El bizkaino degenera el carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice. […] El bizkaino es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, capaz de dejarse morir de hambre antes de pedir limosna [...]; el español es bajo hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar […]. El aseo del bizkaino es proverbial (recordad que, cuando en la última guerra andaban hasta por Nabarra, ninguna semana les faltaba la muda interior completa que sus madres y hermanas les llevaban recorriendo a pie la distancia); el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año. […] Oídle hablar a un bizkaino y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español y si solo le oís rebuznar podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias. […] Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en Bizkaya se deben a mano española, y de cuatro de los cinco restantes son autores bizkainos españolizados. SABINO ARANA, ¿Qué somos? DOC. 20
Texto: Visión de España en el inicio del siglo XX No es, no es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, según es uso entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias. O, dicho de otro modo, no es el régimen parlamentario la regla, y excepción de ella los vicios y las corruptelas denunciadas en la prensa y en el Parlamento mismo durante sesenta años; al revés, eso que llamamos desviaciones y corruptelas constituyen el régimen, son la misma regla […] Nos enseña, en primer lugar, que el problema de la libertad, que el problema de la reforma política no es el problema ordinario de un régimen ya existente, falseado en la práctica, pero susceptible de sanearse con depurativos igualmente ordinarios, sino que es un hecho, y positivamente, todo un problema constitucional de cambio de forma de gobierno; que se trata nada menos que de una revisión del movimiento revolucionario de 1868, y, más aún, de la revolución misma de todo el siglo XIX, respuesta al estado del problema. Nos enseña, en segundo lugar, que mientras esa revolución no se haga, que mientras soportemos la actual forma de gobierno, será inútil que tomemos las leyes en serio, buscando en ellas garantía o defensa para el derecho. […] Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida o encasillada en «partidos». Pero aunque se lo llamemos, no lo es; si lo fuese, formaría parte integrante de la Nación, sería orgánica representación de ella, y no es sino un cuerpo extraño. Joaquín Costa, Oligarquía y caciquismo, 1901 DOC. 24