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VIA CRUCIS SANTUARIO NACIONAL DEL CORAZON DE MARIA P. Gabino Pérez Mata, c.m.f. “Hoy Jesús, quiero acompañarte, quiero que me dejes seguirte en la meditación reflexiva, en ese camino hacia el Calvario. Quiero hacer míos tus sentimientos. Quiero entrar, Jesús, en tus pensamientos,
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VIA CRUCISSANTUARIO NACIONAL DEL CORAZON DE MARIAP. Gabino Pérez Mata, c.m.f.
“Hoy Jesús, quiero acompañarte, quiero que me dejes seguirte en la meditación reflexiva, en ese camino hacia el Calvario. Quiero hacer míos tus sentimientos. Quiero entrar, Jesús, en tus pensamientos, quiero descubrir hasta dónde llega tu Amor, tu Divina inquietud, por la salvaciónde mi alma.” P.Gabino Pérez Mata,c.m.f
"Crucifícale…, crucifícale". Yo lo dije Jesús, yo lo dije, y lo he dicho tantas veces cuantas he pecado, porque eso es el pecado. Un crucificarte de nuevo. ¡Crucifícale! Señor hoy no quiero que escuches esa palabra de condenación, quiero decirte: ¡Jesús te amo! Te amo con todo mi corazón, te amo con todo mi ser, te amo con toda mi alma. Quiero Jesús que ésta sea mi última palabra, una palabra de reafirmación en el amor que te tengo. “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Cargaste con nuestra cruz y sentiste sobre tus hombros, y entre tus brazos cuando la abrazaste…, sentiste toda la maldad, toda la miseria de una humanidad pecadora. Sentiste Señor, mi maldad, mi pecado. Sentiste Señor, mi indiferencia. Sentiste Señor, desde el pequeño hasta el anciano…, sentiste toda esa culpabilidad que se transformó en una cruz pesada, arisca, que Tú abrazaste con tanto amor, que Tú besaste con tanto amor, que despellejó tus hombros, Que ensangrentó tus espaldas. ¡Jesús, gracias por cargar con nuestras cruces! “Te adoramos, Oh cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Jesús, caemos muchas veces, cada día caemos muchas veces, Tú lo sabes. Somos frágiles, somos débiles ante la realidad que nos circunda…, y caemos. Señor cuando sea la primera caída en cada uno de tus elegidos, … dale Tu mano, Levántalo …, y ayúdalo a superar de una vez por todas, su pecado. “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
"¡Hijo mío, ánimo, ánimo! No te detengas. Es la voluntad del Padre la que tenemos que cumplir, Tú y yo". ¡Jesús bueno, Jesús misericordioso! En los momentos de soledad, en los tiempos de dolor y de sufrimiento, no nos niegues la presencia de Tu Madre, la mujer fuerte, la mujer invencible. Madre querida, concédenos la gracia de tenerte muy cerca en todos los momentos de nuestro dolor humano. “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Jesús enséñanos a ser Cireneos, enséñanos ayudarte en nuestros hermanos. En los minusválidos, en los impedidos, en los que sufren. Que sepamos descubrir siempre, Jesús, Tu rostro doliente en el dolor de los hermanos. “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Jesús, que seamos valientes cuando todos vociferan. Que seamos valientes Jesús, cuando sea necesario dar la cara, salir en favor de la verdad, desafiar el mal, a los enemigos, para defender la causa de Dios, para defender la causa del hermano. Jesús, no en una pañoleta…, queremos que ahí en nuestra alma, en nuestro corazón, quede grabada para siempre Tu imagen. Esa imagen adorable que nos debe ayudar a despertar en los momentos de indecisión, en los momentos de somnolencia, y en los momentos de incertidumbre. “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
A mí me falta la fuerza. Cuántas veces he preferido quedarme ahí aplastado por mis pecados, porque para qué continuar. El camino es largo, difícil. Las fuerzas son mínimas y surge en el corazón ese interrogante: Señor, ¿para qué levantarme?, si voy a volver a caer. ¡Jesús bueno! Para todos éstos que lloran sus recaídas, míralos con amor, fortalécelos, tiéndeles tu mano amorosa; y dinos: "¡Levántate y anda!" “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Llorad por lo que amáis, por ese hijo con sida, por ese esposo infiel. Llorad. Llorad por vosotras y llorad por lo vuestro, por lo que amáis. No lo dejéis perder, porque mirad…, si en el árbol verde el Padre ejercita Su justicia de una manera tan fuerte y tan dura, ¿qué no hará con el árbol seco? Y hay muchos árboles secos. Hay muchos cadáveres ambulantes. Llorad. Llorad por vosotras, y no perdáis nada de lo que amáis". “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Jesús qué triste es la vida del hombre sobre la tierra. Tropezamos, tropezamos muchas veces; caemos, caemos repetidas veces. Tropezamos en la misma piedra y caemos en el mismo bache. Señor ayúdame, sálvame, no puedo más. No puedo más Jesús. No puedo con esta costumbre, con este hábito. No puedo con este vicio, no puedo, Jesús, ¡ayúdame! Te levantaste y nos miras. No..., no dijiste nada. Solamente echaste a andar, mirando hacia delante. Que no volvamos nunca la cabeza atrás, Jesús nuestro. Que nos levantemos de cada caída y sigamos adelante, porque Tú estás con nosotros. “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
¡Jesús bueno! Por todos esos hermanos nuestros que siguen desnudándose en las cantinas, en los bares, en los sitios de ocasión; por todos esos hermanos nuestros que se desnudan, y con sus vestidos provocativos incitan al pecado; por todos esos hermanos nuestros que libremente y voluntariamente se despojan de Tu túnica sagrada…, ¡Perdón Señor, perdón! “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Ya está la víctima sobre el altar. Levantan la cruz en alto y la dejan caer con fuerza en el hueco que habían cavado en la roca. Ante aquel golpe se estremece todo el cuerpo de Jesús, se ensanchan las heridas, se renueva el gotear de la sangre. Cristo, mi Redentor, mi Salvador, clavado en una cruz, levantado entre el cielo y la tierra. "Es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado para que lo vean todos". “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
¡Gracias Jesús! Gracias por tu muerte, gracias por tu amor, gracias por tu sacrificio. ¡Gracias! Sobre ese altar, te seguiremos recordando día a día, porque necesitamos seguir haciendo en tu memoria, seguir repitiendo en tu memoria, ese sacrificio de alabanza, de adoración, de reparación y de acción de gracias. ¡Descansa Jesús, descansa en paz! “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Enséñanos. Enséñanos Jesús, a trabajar en cooperación con el Padre. Enséñanos Jesús, a vivir nuestra vida bajo tu mirada divina. Que no desoigamos nunca, Jesús, tus enseñanzas: "Este es mi mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros como yo os he amado". Madre querida, abre nuestros corazones, y Tú que eres la gran Maestra, ¡enséñanos a amar! “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
Queremos aprender a morir como Tu Jesús, para eternamente participar de tu vida divina. Queremos esa felicidad eterna. Sabemos que no se regala a nadie, que hay que ganarla en el esfuerzo diario, en la lucha diaria, en el sacrificio constante, en la mortificación dolorosa. “Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. Madre llena de aflicción de Jesucristo las llagas, gravad en mi corazón”
TU VIVES… …Abre mi corazón y vive en mí. Las imagenes de este Vía Crucis, son lienzos que se encuentran en el Santuario Nacional del Corazón de María, Panamá Producido para Edicones Marycielo por: Image Panama, S.A. 2006