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La Palabra de Dios en el encuentro de catequesis. El catequista: “ no buscará de fijar en sí
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El catequista: “ no buscará de fijar en sí mismo, en sus opiniones y actitudes personales, la atención y la adhesión de la inteligencia y del corazón del que catequiza y sobretodo no buscará de inculcar sus opiniones y opciones personales como si éstas expresaran la doctrina y las lecciones de vida de Jesucristo. Todo catequista debería poder aplicarse a sí mismo la misteriosa palabra de Jesús: “Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado” (Jn.7,16). Es lo que hace San Pablo al tratar una cuestión de primordial importancia: “Mi doctrina no es mía”. “ Yo he recibido del Señor lo que os he trasmitido” ( 1º Cor. 11,23 ) (CT. 6)... que desprendimiento de si debe tener un catequista para poder decir: «Mi doctrina no es mía». ( CT. 6)
Catechesi Tradendae establece un principio de la mayor importancia en la catequesis: la necesidad del catequista de ser rigurosamente objetivo en la trasmisión del mensaje. En todo proceso educativo el educador debe poner al educando en relación con la realidad para que éste sea capaz de establecer con ella una relación personal. Tarea del catequista es iniciar en la realidad religiosa, o sea, mostrar en la realidad que nos rodea la presencia de una Persona, de un Amor para que, de este conocimiento nazca una relación personal con Dios.
Las parábolas acerca del misterio de la Vida mostramos el proceso maravilloso de la Vida que se desarrolla de un menos a un más, de un más pequeño hacia un más grande. Es un proceso que cada uno puede observar y frente al cual cada uno puede asombrarse; para esto no es necesario recurrir al Evangelio. Pero en el Evangelio hay un más; él nos dice: en el origen de tan sorprendente proceso hay una voluntad de amor, hay una Persona que nos llama a la Vida y a cuyavoz podemos responder, con quien podemos entrar en relación. Esta Persona es Dios. Yo puedo decirte que hay una voz que te llama, el que tu prestes atención para escucharla no depende más del catequista.
Otro ejemplo. • El tiempo y la historia.Todos se dan cuenta que vivimos en el fluir del tiempo; que en el tiempo hay un pasado, un presente y un futuro. Tampoco para esto es necesario recurrir a la revelación de Dios. Pero la Escritura nos dice algo que la simple observación de la realidad no nos dice: el tiempo está habitado por una Persona , siempre presente en la historia, que tiene un proyecto respecto de ella y que la guía hacia su realización, junto con los hombre y con las mujeres y con todos los niños del mundo. • Esto es cuanto yo, catequista, puedo decirte; en cuanto a encontrar tu lugar y tu tarea en la realización del proyecto de Dios, esto yo no puedo hacerlo.
La única ayuda que podemos dar en el segundo momento es aquella, indirecta, que ayuda a la meditación personal. El tiempo de la actividad, del trabajo, del juego, de la oración, es el momento del paso de la escucha a la respuesta, de la objetividad del anuncio a la subjetividad de la reacción personal ante la Palabra.
El catequista como «servidor inútil»: • El catequista es servidor de la Palabra no su dueño • Anuncia la Palabra y se retira para que el catequi-zando se encuentre personalmente con el único Maestro: Jesucristo. • Prepara el ambiente, crea el clima adecuado a la escucha, hace correctamente el anuncio: objetiva-mente y luego deja lugar a la acción de Dios y a la respuesta personal del hombre.
Pero ¿cómo puede el catequista permanecer en el lugar del “siervo inútil” también en el primer momento, de la catequesis, el del anuncio, en el cual debe, ciertamente estar presente y activo en la trasmisión del mensaje de la fe?
En el ejercicio de su servicio, debe buscar de ocupar el lugar más desapercibido posibleponiéndose aparte para no interponerse en la “conversación interior” que debe nacer entre el único Maestro y el discípulo. En ambos momentos de la catequesis, el catequista debe recordar que es aquel “vaso de barro” que contiene un “tesoro” del que habla San Pablo (2ª Cor. 4,7). Y debe ayudar para que sea hacia el “tesoro” que converja la mirada, sin que se distraiga con elementos secundarios. El “vaso” debe ser lo que estorbe lo menos posible.
Cada injerencia personal por parte del “vaso de barro”, en detrimento de su contenido y por tanto del “tesoro”, llevaría a un oscurecimiento de su riqueza y de su belleza. Cada injerencia personal del “siervo inútil” correría el riesgo de anteponerse a la voz del único Maestro.
Los contenidos de la catequesis son cosas tan grandes que no permiten posteriores embellecimientos y cada intromisión de carácter personal arriesgaría el ensombrecerlo y malgastarlo. Se requiere del catequista una austeridad absoluta frente a la grandeza del Misterio, una capacidad de hacerse a un lado, para que sólo él ocupe todo el espacio con su esplendor. El se manifestará de manera cada vez más grande y abismal y nos subyugará - a catequistas y catequizados- con fuerza siempre creciente. El catequista se encontrará así en la posición de aquel o aquella que al mismo tiempo actúa y contempla.
La objetividad en la trasmisión de la fe es algo tan importante que caracteriza lo que es la “didáctica” propia de la Iglesia: la liturgia. Romano Guardini escribe: “Es muy importante comprender el carácter más allá de lo personal y objetivo de la liturgia. En la liturgia el alma aprende a moverse en el amplio mundo de las objetivas realidades religiosas”.
La liturgia, en efecto, está constituida por aconteci-mientos históricos de salvación que vuelven a nosotros representando objetivamente en la celebración. Sucedió que Dios creó el mundo, llamó a los patriarcas, liberó a Israel de Egipto; sucedió que Jesucristo murió y resucitó; está sucediendo que esperamos su retorno en plenitud. Esto para un creyente son datos de hecho; son eventos objetivos, que constituyen la fe y la esperanza de toda la Iglesia de Jesucristo. Son la base indiscutible sobre la cual se fundamenta la fe y la celebración está arraigada.
La objetividad de la liturgia no significa despersonalizar la relación del creyente con Dios, sino poner en primer plano aquella historia que Dios viene haciendo con la humanidad y que es también historia de cada uno de nosotros; significa poner en primer plano a Dios y su acción en la historia; significa respeto profundo por Dios y su acción.
El respeto de la objetividad de parte del catequista hará de la catequesis una grata experiencia de li-bertadpara los catequizados, que verán abrirse ante ellos los ilimitados espacios del Misterio. El ser fiel a la objetividad de la catequesis, sin concesiones a intereses y gustos personales, es además un óptimo entrenamiento para aquel espíritu de pobreza que debe ser el del catequista; es una escuela que prepara para el “desapego” al que alude el documento citado.
El catequista encontrará así, en la fidelidad a la objetividad, la fuente de la alegría más grande, porque le será siempre más evidente que cuando nos damos cuenta que nuestras manos están vacías, tanto más maravillosa aparece la “perla” puesta en sus manos.
La catequesis debe ser objetiva. Entiendo decir con esta expresión que el contenido de la catequesis, aquello que nosotros trasmitimos a los niños y que junto con ellos meditamos, profundizamos y gozamos, debe consistir exclusivamente en los datos de la revelación: Biblia y Liturgia. El motivo de esta objetividad es el siguiente: así se ha realizado la primera y fundamental catequesis que más comúnmente se llama “evangelización”.
Es sorprendente pensar que los Evangelio, que contienen el anuncio, el kerigma, no nos dan ninguna noticia respecto de aquellos que han trasmitido aquel anuncio, primero oralmente, después por escrito, después finalmente redactando el texto definitivo que nosotros poseemos.
OTROS ASPECTOS IMPORTANTES PARA TENER EN CUENTA: • EL AMBIENTE EN EL ENCUENTRO DE CATEQUESIS. • EL LUGAR DESTACADO DEL LIBRO DE LA PALABRA DE DIOS: EL ALTAR DEL ENCUENTRO DE CATE-QUESIS. • LA UNIFICACIÓN DEL TEXTO BÍBLICO EN LA CATEQUESIS: QUE EN LO POSIBLE TODOS TENGAN EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS.
CULTIVAR EL AMOR POR LA PALABRA DE DIOS, SER LOS CATEQUISTAS ENAMORADOS DE LA PALABRA DE DIOS QUE ES EL MISMO JESÚS NO EL LIBRO, EL LIBRO SOLO ES UN SIGNO.
¿Cómo preparar el anuncio? • PREPARACIÓN DEL CATEQUISTA PARA EL ANUNCIO EN EL ENCUENTRO. • LECTURA ORANTE DE LA BIBLIA, RECORRER EL TEMA CENTRAL DEL ANUNCIO QUE SE VA A REALIZAR EN LA MISMA BIBLIA, (PUEDE AYUDAR PARA ESTO EL DICCIONARIO DE DUFFOUR O CUALQUIER OTRO DICCIONARIO BÍBLICO O DE TEOLOGÍA BÍBLICA.) • LA ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA MARCADA POR LA PALABRA DE DIOS: (ORACIÓN CON LA PALABRA, LECTIO DIVINA, ETC.) POR EL SILENCIO, LA ESCUCHA, EL CONOCIMIENTO (EL ESTUDIO) POREQUE ES UN SERVIDOR DE LA PALABRA DEBE CONCOCERLA MUCHO. • PREPARACIÓN DE LOS CATEQUIZANDOS AL INICIO DE LA CATEQUESIS:: LA NECESIDAD DE UN TIEMPO DE ADAPTACIÓN O NORMALIZACIÓN
¿Cómo hacer el anuncio? EL en EN UN CLIMA DE ORDEN Y SILENCIO, NUNCA PROCLAMAR LA PALABRA EN UN CLIMA DE RUIDO O DISTRACCIÓN PORQUE LA SEMILLA PUEDE SER DESPERDICIADA. • EL MODO DE LA PROCLAMACIÓN: SOLEMNE, CON CIRIOS Y SI SE PUEDE Y CORRESPONDE CON CANTO. EL SERVICIO DEL CATEQUISTA ES HACER BIEN EL ANUNCIO.
PONER EL TEXTO EN EL CONTEXTO, ACLARAR PALABRAS QUE NO NUEVAS O DESCONOCIDAS, COSTUMBRES QUE NO CONOCEN Y REQUIEREAN UNA EXPLICACIÓN PARA COMPRENDER EL TEXTO Y LO QUE EL SEÑOR NOS QUIERE DECIR. • EL CATEQUISTA ES DISCÍPULO Y SE PONE A LA ESCUCHA DE LA PALABRA JUNTO A LOS CATEQUIZANDOS • PONE AL NIÑO O AL ADULTO FRENTE A LA PALABRA PURA, OBJETIVA, SIN INTERPRETACIONES SUBJETIVAS. • HACE PREGUNTAS QUE AYUDEN A PROFUDIZAR EL TEXTO Y A ESCUCHAR LO QUE EL SEÑOR NOS QUIERE DECIR A CADA UNO EN PARTICULAR. SIEMPRE PREGUNTAMOS SOBRE COSAS QUE ESTAMOS SEGUROS ELLOS CONOCEN NUNCA DE COSAS DESCONOCIDAS.
NO RESPONDER A LAS PREGUNTAS DE LOS NIÑOS, JÓVENES O ADULTOS, SINO DECIRLES ¿A VOS QUE TE PARECE? DE MODO QUE ELLOS HAGAN EL ESFUERZO DE PROFUNDIZACIÓN. NO SUPLIR EL ESFUERZO Y LA BÚSQUEDA DE LOS CATEQUIZANDOS PARA DESCUBRIR LO QUE EL SEÑOR QUIERE DECIRLES.
LA ACTIVIDAD DE ASIMILACIÓN POSTERIOR AL ANUNCIO DE LA PALABRA DE DIOS ES MUY IMPORTANTE. • SU OBJETIVO ES QUE CATEQUIZANDO SE ENCUENTRE CON EL MAESTRO INTERIOR: JESÚS PRINCIPAL CATEQUISTA.
RECORDANDO: * CONFIAR EN EL PORDER Y LA ACCIÓN DE LA PALABRA DE DIOS QUE OBRA POR SÍ MISMA (ALGUNAS PARÁBOLAS DE JESÚS EXPRESAN ESTA VERDAD), . * LA FE VIENE POR EL OÍDO. * LA PALABRA DE DIOS ES VIVA Y EFICÁZ. PREPARAR EL AMBIENTE PARA LA ESCUCHA Y ENSEÑAR A ESCUCHAR .