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Los Culpables, Los Responsables y Los Perjudicados.

Los Culpables, Los Responsables y Los Perjudicados. Del Libro Los Extremos se Tocan Autor: Joaquín Trincado.

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Los Culpables, Los Responsables y Los Perjudicados.

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Presentation Transcript


  1. Los Culpables, Los Responsables y Los Perjudicados. Del Libro Los Extremos se Tocan Autor: Joaquín Trincado

  2. Los Culpables, en rigor, del mal mundial, son los que fomentan el error, por el cual hemos llegado a la confusión; a la Babilonia ininteligible. Y aunque en realidad de verdad, el error proviene del antagonismo, lo mismo que todo otro mal, no son culpables los instintos que originan el antagonismo, porque aquellos, estaban en su derecho natural de satisfacción; y como vemos que hay mayoría que dominó los instintos, (sin cuyo dominio que si fueron culpables en la primera evolución, en la segunda o la quinta y por esfuerzo, hicieron conciencia, saldaron sus deudas o las están saldando, y por esto, no son culpables y si lo son, los que hoy al fin de la sexta evolución, cuando llegamos al umbral de la séptima, en la que sólo pueden entrar los que han hecho conciencia, sí son culpables, repito, los que no tienen conciencia de la verdad, de la ley del trabajo, de la justicia, de la afinidad, del amor en fin. no puede haber conciencia), quiere decir que todos han tenido los mismos medios para tener conciencia, por el dominio de los instintos; y como todos hemos pasado por ese berenjenal de la confusión de los instintos, los que tienen conciencia, habrán luchado más; habrán trabajado más; se han sacrificado más;

  3. ¿Es fácil conocer a los culpables? Sí. Basta saber con quien andamos, para comprender quiénes somos. Y si hemos visto, que en primer término, toda religión es error, los que de ella viven, los que a ella sirven, son errados; son culpables. Pero en segundo término, hemos comprobado, que la ley entregó el resumen del haber y el debe, a la religión cristiana, como nacida del error de todas, en la sexta evolución, al final, los que de ella viven, los que la sostienen, son los culpables. Hay la misma razón aducida en el punto anterior para la culpabilidad de los encargados de la justicia humana, porque ésta debió convertirse hace mucho tiempo en correccional, sin inutilizar al delincuente; y no sólo no se ha convertido en correccional, sino que impone la pena de muerte, aun en aquellos países donde han pretendido ser cerebro de la civilización, y pomposamente se llaman democráticos; pero, sin embargo, estos culpables, tienen ante la ley, la gran atenuante de la imposición religiosa, que en todo estudio aparecerá primera y única culpable; pero sabemos, que los atenuantes no son eximentes; el cómplice es culpable.

  4. Son culpables los gobiernos todos; y sobre culpables, son reos que se acusan ellos mismos, subvencionando y pagando a los culpables y autores de la culpa; y con ellos son responsables, todos aquellos que, remordiéndoles la conciencia de cooperar al sostenimiento del error, pagan por la conveniencia de mantenerse en la preponderancia y oropel del error, sabiendo que es error; y saben más, saben que ese error que sostienen con los productos del trabajador, es la causa del mal mundial. Es así como el mal acreció a su máximo y no tenía mas arreglo que la conflagración, para quitar todo lo que estorba al bienestar, por lo cual, ningún gobierno ha sido capaz de encontrar remedio al mal, por no tener la decisión de cortar y anular la religión, resultando nuevamente, que los culpables son todo lo que es religión, primando el cristianismo y los sostenedores de él desde el gobierno y la justicia. Hay, con ellos, los responsables que son toda la propiedad privada y los industriales y comerciantes, que a conciencia, comprenden el error y lo sostienen, por mezquina conveniencia.

  5. Los perjudicados, son sólo los trabajadores, material y moralmente; porque, sobre trabajar, han carecido de lo más necesario a la vida, causa por la que ha cometido actos punibles en la ley social, en la que no ha tenido derecho alguno, ni ha sido considerado con los derechos del hombre, siendo él el todo, la riqueza y la fuerza; pero la ley inexorable, dio valor suficiente a los trabajadores que ya militan en la ley de amor, para que así pudieran redimirse muchos de los tenidos por “Clase Alta” y aun de los que viven de la religión; y se han redimido muchos, en el tiempo de la tregua que ya se termina. ¿Mas creéis que todos los jefes de estado que han ido a la lucha y los que irán, son culpables, ni aún responsables? No tal. Son, precisamente, mandados por la justicia inexorable, a levantar las llamas del gran incendio, … Lo que hay es que todo es combustible preparado para el fuego. Los jefes de estado, son hoy los fogoneros de la máquina de la ley; y en verdad que atizan de veras y ninguno podrá recular, aunque quisieran, hasta que acaben el combustible y puedan cantar: “Se acabó el carbón”. Y ya sabéis que será, cuando todo lo que estorba se haya quitado. Entonces, sólo podrá ser la paz sin armas, sin soldados, ni policías, porque cada uno será el policía de sí mismo.

  6. ¡Pero serán tan pocos los hombres que cantarán el primer himno del vencedor, inaugurando la comuna!... Y no hay remedio; no lo podemos evitar, más que proclamándola cuanto más pronto, porque el padre común ya la decretó. Pero como los hombres se oponen, viene la ley de justicia y quita a los opositores que son ínfima minoría en el cómputo total, cuyo pleno plebiscito es hombres y espíritus, del que ya os hice la cuenta en los números 564 y 565 de este Libro. Pero como la comuna es para la tierra, para el espíritu encarnado (porque libre ya vive en comuna), es en la tierra donde está lo que estorba y se quita. Ahora, ya comprenderán los hombres el por qué se mezclan las cinco partes del mundo, y por qué, también, todas sufren sus efectos y los sufrían ya desde el día 5 de abril de 1912, que la justicia se decretó. Por esto, la crisis crecía como la tisis en el tísico que pone tarde el remedio y hoy nadie encuentra solución a sus agobios; y los gobiernos, que aun se mantienen neutrales, están con el arma al brazo, temiendo que de entre los adoquines de sus calles salga algún ultimátum y haya que luchar; y todos lucharán, más o menos, porque en todas partes hay combustible, y lo han de encender los mismos culpables.

  7. El pueblo, perjudicado en todos los tiempos, primero la religión lo embrutecía; más tarde, lo anestesiaba; luego lo encendió en odio por las fronteras y las clases; y cuando el pueblo quiere sacudirse el yugo de su oprobio, se le somete al engaño y se usa la fuerza bruta de las escorias del mismo pueblo (del populacho), dirigido siempre por la supremacía creada por las religiones y por tanto, el verdugo del pueblo, es siempre la religión. Las religiones, astutas, siempre tienen salida en su malicia. Cuando el pueblo, (aun inconsciente de sus derechos sufría sin protestar) tenia poco más o menos las mismas necesidades de hoy; pero en la inconsciencia sufría como el burro y callaba; entonces dicen, (los sacerdotes de sotana y de levita) que había moralidad; y hoy que ese mismo pueblo reclama sus derechos de hombre, los mismos sacerdotes dicen que “la causa del mal es la rebelión del pueblo, su irreligiosidad”, y es verdad. Pero es que antes, era una recua de animales, y hoy es un pueblo de hombres de razón, de sentimientos y conciencia y no admite la esclavitud, ni la ignorancia.

  8. ¿y qué proclama y quiere el pueblo? Proclama su para todos y el usufructo para todos, y esto se lo enseña la naturaleza; lo aprende en el sol, en las lluvias, en el viento y hasta en los animales que en ninguna parte son extranjeros, y sólo al hombre se le ponen vallas y barreras, que hoy, por su fuerza unida en las cinco partes del mundo y por ley de mayoría, quita y quema los mojones y funde las cadenas, ayudado y empujado por la ley suprema; libertad; quiere ley del trabajo y todo lo quitará; y los mismos jefes de estado son los que conducen y también es justicia; porque “Los últimos serán los primeros” y “con la vara que midieres, serás medido”. Y como las religiones han usado todo lo irracional, todo lo inmoral, hasta el escándalo; y entendieron mal y sólo en lo material y criminal la sentencia de Moisés, la justicia divina, no puede usar otro medio que el que presenta el hombre y así llegamos a la liquidación, con el escándalo sumado de todos los escándalos y es cumplido lo de “Ojo por ojo y diente por diente”… porque así lo quiso la religión, que no es regenerable, porque no es cosa.

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