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Tapadas de Silencio. Nadie puede hacerse cargo de llevar el Mundo a sus espaldas. Y sin embargo, todos llevamos la historia de este Mundo sobre las nuestras. Una historia donde lo magnífico y lo horroroso conviven en armonía y en promiscuidad, como amantes apasionados y como perros rabiosos.
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Tapadas de Silencio Nadie puede hacerse cargo de llevar el Mundo a sus espaldas. Y sin embargo, todos llevamos la historia de este Mundo sobre las nuestras. Una historia donde lo magnífico y lo horroroso conviven en armonía y en promiscuidad, como amantes apasionados y como perros rabiosos. Y el asombro, esa capacidad que siempre agoniza y siempre revive, habita en cada momento, en cada instante, en cada suspiro de nuestra soledad y de nuestro desvalimiento.
Esa familia sentada en la centenaria ceremonia de comer juntos en derredor de una mesa real o imaginaria, carga sobre sí esa historia y ese asombro. Y es posible (¿porqué no?) que en esa mesa esté una niña o una joven, sujetos históricos del maltrato más atroz entre todas las atrocidades de la historia humana y destinatarias de los más bellos cantares que los humanos han sabido construir. En esa mesa, esas niñas y esas jóvenes, bellas tal vez, inocentes o plenas y una familia que las ve, que sonríe ante sus miradas. Simple historia de la simpleza. Y un día ya no están en la centenaria ceremonia porque ellas solas, mujeres jóvenes y niñas, deben cargar con la historia y dejar ante nosotros la estela del estúpido asombro, de la bellaquería de la complicidad por el no compromiso, de la cretinada sin nombre que oscurece el cielo y apaga, extingue, la palabra dignidad.
Fernanda Aguirre Florencia Penachi Otoño Uriarte Marita Verón Ellas son desaparecidas para ser comerciadas como carne, para ser sumergidas en el infinito espanto de la esclavitud sexual, en la traición más grande de los humanos a sí mismos, transformando al sexo, esa fiesta de sentido para el corazón y el alma, en un ritual ominoso e inmundo en donde ellas, niñas y jóvenes han sido suprimidas de la vida, han sido descuartizadas de sí mismas, han sido entregadas a cuerpos sudorosos y mugrientos de vergüenza, obligadas a renunciar a ser.
Más de 500 faltan en la Argentina, desaparecidas en “democracia”. Nadie habla de ellas… Callan jueces, policías, ciudadanos comunes, defensores de derechos humanos, partidos políticos, vecinos, funcionarios. Callan los miserables que se regodean en los prostíbulos con el dolor ajeno y lejano de esas mujeres y niñas. Callan y muchos son cómplices. ¿Y vos?
Porque faltan más de 500 de ellas. Y sus gritos silenciosos entre jadeos animales de sujetos sin nombre, sólo son eco para el asombro de lo que no se puede aceptar, de lo que lastima las manos de apretarlas y quiebra los ojos de tanto llorar. Más de 500 chicas desaparecidas en la Argentina para ser comercializadas como si fuesen muebles, piedras, cosas, para ser revisadas como los dientes de un caballo para ver si son aptas... ¿Otra mancha más para el infinito del Horror de la historia?
Puede ser. Es. Y una vez más el silencio. Creemos que el silencio calla lo que no se puede o no se quiere gritar. Y sin embargo, grita… vaya contradicción ¿no? TODAS las sociedades tienen silencios. Mala noticia. Muy mala noticia. Más de 500 mujeres niñas están tapadas de silencio y sin embargo gritan… ¿Escuchás?
Marita Verón Florencia Penachi Fernanda Aguirre Otoño Uriarte Que esto se sepa… Jaque al Silencio… Vamos a romper la cadena de silencio que rodea la desaparición de estas mujeres. Entre todos podemos mover el tablero. Jaque al Olvido… Texto: Carlos Melone cmelone@jaquealrey.org