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La muerte y el momento de la muerte

Discurso de Pío XII a los miembros del Instituto Italiano de Genética “Gregorio Mendel” sobre reanimación y respiración artificial 24 de noviembre 1957 (Fuente: AaVv, Pío XII y las ciencias médicas , Buenos Aires, Guadalupe, 1961, 306-311). La muerte y el momento de la muerte

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Presentation Transcript


  1. Discurso de Pío XII a los miembros del Instituto Italiano de Genética “Gregorio Mendel” sobre reanimación y respiración artificial 24 de noviembre 1957 (Fuente: AaVv, Pío XII y las ciencias médicas, Buenos Aires, Guadalupe, 1961, 306-311)

  2. La muerte y el momento de la muerte 7. […] Es propio del médico, y particularmente del anestesiólogo, dar una definición clara y precisa de la “muerte” y del “momento de la muerte” de un paciente que fallece en estado de inconsciencia. Para eso se puede restablecer el concepto usual de separación completa y definitiva del alma y del cuerpo. Pero en la práctica se tendrá en cuenta la imprecisión de los términos “cuerpo” y “separación”. Se puede descuidar la posibilidad de que un hombre sea enterrado vivo, ya que la retirada del aparato respiratorio debe, después de algunos minutos, provocar el detenimiento de la circulación y, por consiguiente, la muerte. En caso de duda insolublese puede recurrir también a las presunciones de derecho y de hecho. En general, se resolverá por la de la permanencia de la vida, ya que se trata de un derecho fundamental recibido del Creador y del que es preciso probar con certeza que se ha perdido.

  3. El momento de la muerte: pregunta del Dr. Haid 10.3 Cuando la circulación sanguínea y la vida de un paciente, profundamente inconsciente a causa de una parálisis central, no son mantenidas más que mediante la respiración artificial, sin que ninguna mejora se manifieste después de algunos días, ¿en qué momento considera la Iglesia católica al paciente como “muerto” o cuándo, según las leyes naturales, debe declararlo “muerto” (cuestión “de facto” y “de jure”)? Otra manera de formular: La muerte, ¿se muestra ya después del traumatismo craneano grave, que ha provocado la inconsciencia profunda y la parálisis respiratoria central, cuyas consecuencias inmediatamente mortales hayan podido, sin embargo, ser retardadas por medio de la respiración artificial, o se produce, según la opinión actual de los médicos, solamente después de la paralización definitiva de la circulación, a pesar de la prolongada respiración artificial?

  4. El momento de la muerte En lo que se refiere a la comprobación del hecho en los casos particulares, la respuesta no se puede deducir de ningún principio religioso y moral, y bajo este aspecto no pertenece a la competencia de la Iglesia.Ella espera; no se cierra.Si bien consideraciones de orden general permiten creer que la vida humana continúa tanto tiempo como sus funciones vitales,a diferencia de la simple vida de los órganos,se manifiesten espontáneamente o aún mediante la ayuda de procedimientos artificiales.Un buen número de casos son objeto de una duda insoluble y deben ser tratadas según las presunciones de derecho de hecho de que Nos hemos hablado.

  5. Posible interpretación del discurso papal (Fuente: Los parámetros de la muerte cerebral desde el punto de vista de la moral católica”, Persona y Bioética 5/11 (2001) 65-71)  La tarea de definir ha de entenderse en sentido clínico. El Papa, refiriéndose al concepto filosófico de separación completa y definitiva del alma del cuerpo, admite que los términos "cuerpo" y "separación" en la práctica resultan inaplicables. En otras palabras, los conceptos filosóficos no se traducen empíricamente en signos unívocos que puedan ser objeto de un procedimiento de diagnóstico y, por consiguiente, no pueden ser usados para ese propósito.  Con respecto al segundo punto (determinación del momento de la muerte), la contestación es coherente con cuanto ha dicho antes sobre las competencias. La respuesta no puede deducirse de ningún principio religioso ni moral y, en este sentido, no es de competencia de la Iglesia. Por tanto, Pío XII rehúsa pronunciarse sobre el dilema de naturaleza científica que le había planteado el doctor Haid. Mientras no lleguen a un acuerdo los científicos,“el problema permanecerá abierto”.  En esta situación de duda científica (1957) el Papa recomienda recurrir a los criterios tradicionales que se aplican en situaciones semejantes, como, por ejemplo, la doctrina sobre la presunción de derecho y de hecho. Dada la naturaleza de su discurso, Pío XII mencionó sólo algunos criterios:

  6. A) Presunción en favor de la vida mientras las funciones vitales se manifiesten espontáneamente o incluso con ayuda de procedimientos artificiales; B) No obstante, la presunción en favor de la vida no tiene valor absoluto: se aplica a la mayor parte de los casos. En otras palabras, la presunción de vida en un paciente en reanimación es una conjetura, clínicamente fundada, pero no una certeza absoluta que no admita prueba en contrario. Para Carrasco de Paula, la doctrina de Pío XII puede aplicarse al problema de la muerte cerebral como procedimiento diagnóstico de la condición de cadáver de un individuo cuya función cardiorrespiratoria es mantenida artificialmente. Esta tesis le parece confirmada por la evolución posterior.

  7. Pontificia Academia de las Ciencias En 1985 un grupo de trabajo elaboró un documento en el que se daba unadefinición biomédicade la muerte: A) Una persona está muerta cuando ha padecido una pérdida irreversible de la capacidad de integrar y de coordinar las funciones físicas y mentales del cuerpo. Criterio diagnóstico sobre el momento de la muerte: La muerte se produce cuando: a) las funciones espontáneas del corazón y de la respiración han cesado definitivamente, o bien b) se ha comprobado la cesación irreversible de todas las funciones cerebrales. Más aún, se concluía que la muerte cerebral es el verdadero criterio de muerte, puesto que la parada definitiva de las funciones cardiorrespiratorias conduce rápidamente a la muerte cerebral.

  8. Para Carrasco de Paula… •  La muerte cerebral debe quedar fuera del debate sobre la suspensión de la nutrición y de la hidratación artificial del enfermo en coma profundo o en estado vegetativo persistente. En efecto, un enfermo comatoso que respira espontáneamente es a todas luces un enfermo viviente. • Cabe preguntarse si es razonable esperar que en un futuro más o menos inmediato la Iglesia decida tomar postura. Mi parecer es que no. Pienso que no lo hará porque no entra en sus competencias decidir si un método diagnóstico es correcto o no. No obstante, podría ocurrir que algún científico afirmara, por ejemplo, que la muerte cerebral demuestra que el hombre no es más que su cerebro, o que un individuo deja de ser un ser humano cuando pierde la conciencia, u otras cosas por el estilo. Esas conjeturas no pertenecen al campo científico sino que son patrimonio de las disciplinas humanísticas.

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