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Soneto para usar. Una feligresa del Cura Benito se había tomado muy en serio lo de «pedid y recibireis», y se pasaba más de un tercio del día «pidiendo para recibir». En cierta ocasión se quejó al cura: Vea usted, Padre: pido y pido pero no recibo. ¿Es que no sé pedir?.
E N D
Una feligresa del Cura Benito se había tomado muy en serio lo de «pedid y recibireis», y se pasaba más de un tercio del día «pidiendo para recibir».
En cierta ocasión se quejó al cura: • Vea usted, Padre: pido y pido pero no recibo. ¿Es que no sé pedir?
No es eso, señora. Es que no sabe lo que le conviene. Mire; hace unos días hallé una vieja cuartilla, con catorce versos. No puedo decir si se trata de un soneto literariamente correcto y si es, o no, inspirado; lo que sí aseguro es que es un buen soneto para usar.
En su caso, se lo recomiendo. Lo recita, de corazón, al comenzar el día y, luego, pida todo lo que quiera.
No me otorgues, Señor, cuanto te pida. Cuando mi pobre corazón no acierte a elegir lo mejor para su suerte, desoye mi plegaria confundida. Dame aceptar aquello que me cuida del torpe mal que mi razón no advierte. Sea tu voluntad, Señor, la fuerte y mi querer la voluntad vencida.
No me dejes ganar en la partida si por pedir en dirección perdida, ganar fuera motivo de perderte. Lo que obtenga, Señor, que me despierte. Que no arrastre, conmigo, hacia la Muerte, y me lleve, contigo, hacia la Vida.